Capítulo 6
Ese hombre no era raro. Hombre, después de todo, el ser humano era indescifrable, pero a Jungkook le parecía gracioso el modo en el cual Taehyung actuaba. Apenas hacía dos días que ellos dos habían cruzado momentáneamente esa línea divisoria entre lo profesional y personal cuando fueron a casa del Director Kim. Pasaron dos días en donde su frustración mermó hasta desaparecer, pero ahora que lo volvía a ver se preguntaba quién era en realidad Taehyung. No debería importarle, mas su curiosidad ahí estaba, merodeando por su mente.
— Oye... — La voz de Yoongi y el golpe de unos papeles sobre su hombro lo hicieron elevar la mirada. — Recoge tus cosas, trabajarás fuera esta tarde.
— ¿Yo? ¿Por qué? ¿Me toca la investigación nuevamente? Paso de eso, Min, prefiero la elaboración. — Se negaba Jungkook en un tono que únicamente su superior directo podía oír. — Dijiste que este mes enviarías a alguien más.
— Sí, pero el jefe te pidió. — Contestó encogiéndose de hombros sin comprender muy bien sus palabras. — No lo sé, como su asistente no está, me llamó a la oficina para la revisión de los planes para la próxima campaña y me avisó que hoy tendrían una reunión, investigarían y se pondrían de acuerdo con algunos proveedores. Así que no se puede discutir su pedido.
— ¿Estás seguro de que pidió que yo lo acompañase? — Indagaba Jungkook mientras miraba de soslayo en dirección a donde se encontraba la oficina de Taehyung. — ¿Qué? — Preguntó una vez que observó a Yoongi y se encontró con el mayor mirándolo sospechosamente.
— Nada, ve en quince minutos a su oficina. Apresúrate con lo que estás haciendo y envíame un email con los últimos esquemas.
Pasados los quince minutos que su superior y mejor amigo le indicó, Jungkook se levantó de su puesto de trabajo para dirigirse a la oficina de Kim Taehyung. Dio varios toques a la puerta antes de finalmente escuchar su voz.
— ¡Adelante! — El castaño entró una vez que se le indicó, viendo al contrario hablar por teléfono, indicándole sutilmente que tomara asiento. — Ese virus te debe haber pegado fuerte cuando ni siquiera puedes hablar correctamente. — Sonrió Taehyung de una manera tan cálida que a ojos de Jungkook parecía alguien diferente. — Me las apañaré sin ti durante unos días, no te preocupes y descansa.
— Yo puedo hacer algunas cosas desde casa. — Respondió Jimin al otro lado de la línea.
— Descansa de manera correcta para que puedas incorporarte más rápido. — Insistió sabiendo que si no lo detenía con firmeza, Jimin continuaría trabajando.
— Te estoy enviando en este momento una actualización de tu agenda, revísala y apégate a ella. Si hay algún cambio te dejaré saber. Lamento no poder ir contigo a la reunión de mañana, pero seré tu salvador la próxima semana en la cena de beneficencia organizada por tus padres.
— Por favor, si no estás, te despediré. — Sonrió Taehyung una última vez. — Descansa, ya debo marchar. — La sonrisa que había estado en su rostro hasta segundos antes desapareció una vez que finalizó la llamada. — El señor Min seguramente ya te ha informado, durante dos días estarás trabajando directamente conmigo dentro y fuera de la oficina. — Hablaba con suavidad mientras le entregaba a Jungkook dos carpetas. — Ahí tienes el informe de las personas con las que nos reuniremos hoy.
— ¿A qué hora será dicha reunión? — Indagó mientras hojeaba la carpeta sostenida.
— En aproximadamente una hora. Salimos en treinta minutos y el viaje tardará otra media hora.
— ¿Se supone que debo investigarlos y aprender quiénes son en ese corto tiempo? No me avisaron previamente de esto.
— ¿Cómo es eso posible si yo te estoy avisando ahora? — La mandíbula de Jungkook se tensaba frente a la cínica respuesta, o más bien pregunta, dada por su jefe. — Para poder hablar con ellos apropiadamente y saber cómo presentarles nuestras propuestas, debes ser capaz de conocer y analizar cada uno de los individuos. Es una parte crucial de tu trabajo.
— Sé perfectamente lo que es crucial para mi trabajo, Director Kim. No obstante, el tiempo es demasiado corto y...
— Jeon. — El nombrado guardó silencio y después lo observó. — Ve a prepararte, sigues perdiendo un tiempo que corre sin parar. Te espero dentro de veinticinco minutos en el ala este del estacionamiento.
El tema estaba siendo zanjado sin dejar un ápice de espacio para las quejas, Jungkook pudo notarlo en el mundo que escuchó esas palabras. Taehyung incluso había comenzado a mirar algunos documentos, evidenciando todavía más el fin de su conversación.
— Con permiso.
— Adelante. — La respuesta de su jefe llegó automáticamente, mas ni siquiera volvió a mirarlo.
Mientras caminaba por el pasillo de regreso a su puesto de trabajo, ignoró las curiosas miradas que recibió, lo único que podía pensar en ese momento era en sus ganas de pedir un aumento de salario después de toda la presión y trabajo recibido en el último tiempo. Sin soltar la carpeta recibida, recitaba la información que por momentos leía y a su vez, recogía sus pertenencias, terminando lo poco que le quedaba por cerrar ese día.
A la distancia, Yoongi observaba con detenimiento cada uno de sus movimientos. Quizás porque conocía a su amigo y lo había visto incontables veces en cada una de sus facetas amorosas. Cuando simplemente jugaba, cuando le atraía o gustaba alguien de verdad, cuando follaba o frecuentaba a alguien por más de una noche. Lo vio enamorarse y desenamorarse más de lo que cualquiera pudiese imaginar. Mismo, si Jungkook no era alguien que se aferraba a otra persona, si se enamoró sin llegar a amar a alguien, Yoongi creía poder identificar cada una de las señales que el castaño daba cuando se interesaba en alguien.
Evidentemente, Jungkook estaba lejos de enamorarse de su jefe, sin embargo, cada vez que lo veía mirándolo o se pronunciaba su nombre, todo en su mejor amigo le dictaba que allí, había algo más de lo sabido. Estaba pasando o había pasado algo de lo que él no tenía idea o prueba que la sustentase, pero que continuaba como una hipótesis rondando en su cabeza.
De Kim Taehyung él sabía poco o nada, casi como cualquier persona en ese mundo, pero lo que conocía de él, lo poco que escuchó sobre su persona, levantaba sus niveles de alerta hacia Jungkook. Ese no era un lugar en el cual Jeon Jungkook debiese entrar. Esperaba que su amigo fuese, como siempre, lo suficientemente inteligente como para ahuyentar lo que sea que estuviese incitándolo a ir por una presa que lo terminaría por cazar a él.
— ¿Te espero en casa esta noche? — Ese era un día de la semana en el cual ellos muchas veces compartían comida y apartamento, mas Jungkook negó.
— Por cortesía de nuestro flamante director, tengo mucho que hacer, así que finalizando la reunión iré directo a casa a terminar los pendientes para mañana. — Yoongi asintió viéndolo tomar su portafolio. — Mejor el fin de semana. — Girándose para darle una última mirada a su amigo, Jungkook se percató de que este también había comenzado a recoger sus cosas. — ¿Te vas ya?
— Sí, debo llevar a mis padres a la estación de trenes porque irán a Daegu por varios meses. Seguramente regresarán para cuando cabe la temporada de manzanas y ferias textiles. — Mencionó echándole una rápida mirada a lo que Jungkook leía. — Ya después iré a la farmacia a recoger algunos parches para el dolor de espalda y me guardaré en mi cueva hasta mañana. Como no irás, pediré algo a domicilio, tal vez recoja algo en algún restaurante para comer en casa sin mover un solo dedo.
— Ese es el plan que me gustaría seguir, lamentablemente, será para otra ocasión, hyung.
Los dos salieron juntos de la oficina y descendieron hacia el estacionamiento sin decir mucho más. Yoongi vio a Jungkook casi correr hacia el vehículo en el que se encontraba Taehyung junto al chofer que muy pocas veces había visto, mientras él se dirigía a su propio automóvil.
— ¿Debería ir a la farmacia después de llevar a mis padres o ahora? — Yoongi se preguntó a sí mismo una vez que se sentó.
La decisión fue sencilla, optó por primero ir a la farmacia y después buscar a sus padres. Fue ya cuando salía que se encontró con un rostro muy familia y que, a su vez, lucía completamente diferente. En un principio no lo reconoció, pues se había estado escondiendo debajo de su gorra, pero cuando chocaron sin querer, pudo reconocerlo.
— ¡Perdón! Perdone, no lo he visto, mil disculpas.
— ¿Señor Park? — Jimin se paralizó al escuchar su apellido, con rapidez intentó mover su rostro en otra dirección, pero no pudo evitar que Yoongi lo mirase estupefacto.
— ¡Por Dios! ¿Qué le ha pasado? — Preocupado, Min intentó acercarse, pero vio al contrario casi temblar, mirando hacia el exterior de la farmacia con preocupación.
— Estoy bien, no ha sido nada, un pequeño accidente.
¿Un pequeño accidente? Los ojos y labios hinchados, hematomas por todo su rostro, con una bien grande justo a su boca partida. Fue entonces que sus ojos felinos buscaron evidencia de más marcas en su piel, pero no pudo ver alguna. Es que, a pesar de la buena temperatura, Jimin iba vestido con un pantalón negro y un suéter del mismo color que le cubría hasta el cuello.
Esos golpes no parecían provocados por algún accidente, aunque él no era médico para asegurarlo. Por lo tanto, su primer pensamiento fue que se había visto envuelto en una pelea. La súplica de silencio en la mirada de Jimin, la manera tan torpe, tensa y asustadiza en la que corrió hacia el otro extremo de la farmacia luego de mirar por vigésima vez hacia la puerta. Imitándolo, Yoongi también miró en esa dirección, encontrándose con un sujeto que le dio una mirada casi amenazante antes de seguir a Jimin.
Una vez más, sus alertas se dispararon, creyó que el asistente de su director podría estar en peligro, mas cuando se acercó, vio al sujeto abrazarlo, indicándole cual era el mejor medicamento. Los dos tenían sus manos entrelazadas cuando fueron a pagar y también cuando abandonaron el lugar. Muchas cosas pasaron por la cabeza de Min a la misma vez, pero para cuando reaccionó y salió, ya ellos estaban arrancando el vehículo estacionado detrás del suyo.
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Jeon Jungkook había pasado todo el trayecto hacia esa reunión estudiando la información que le había sido entregada. No intercambió palabra alguna con su jefe, fue como si ellos dos no estuviesen compartiendo los asientos traseros de ese auto. Las veces que lo había visto, Taehyung siempre condujo por su propia cuenta, esta era la primera vez que lo veía utilizar un chofer. Tuvo curiosidad, quiso preguntarle el motivo, pero el corto tiempo de preparación le obligó a concentrarse en lo que hacía.
Por suerte para él, todo salió satisfactoriamente. Pudieron reunirse y llegar a varios acuerdos verbales con los presentes, quedando así la firma de contratos que se llevaría en la empresa la semana siguiente. Después de eso, esperó tener algunos minutos a solas con Taehyung, pero esto fue imposible. Antes de notarlo, el conductor se estaba estacionando delante de su casa. Preguntar cómo sabía su dirección si no escuchó a Taehyung siquiera decirla, fue algo que no hizo. Podía sumar y obtener el resultado, su dirección estaba en los documentos entregados en la firma, en algún momento que no pudo ver, su jefe seguramente la había compartido y voilà. Si Taehyung lo llevó a su casa aquella vez, ¿cómo no lo haría su chofer?
— Buenas noches, Director Kim. — Se despidió antes de descender del auto.
— Buenas noches, Jungkook. Mañana pasaré por ti alrededor de las 07:30 P.M. Por favor, estate listo y vístete acorde para la reunión. Piénsalo como una gala mejor, así habrá menos chances de que falles.
— De acuerdo, ¿algo más? — Taehyung negó en respuesta, pasando a mirar su teléfono. — De acuerdo, entonces pasaré a retirarme.
Jungkook ni siquiera había abierto la reja de su casa cuando el vehículo ya estuvo en marcha. No parecía que él y ese hombre hubiesen casi llegado al final de una noche caliente. Era normal, Jungkook era profesional en separar el momento de calentura del resto de los encuentros con cualquier persona, Taehyung no era la excepción, pero aun así, tener que verlo regularme y con tantos protocolos entre ellos hacía que todo se sintiera increíblemente incómodo.
Poniendo todos sus pensamientos atrás, se decidió a entrar finalmente a su casa. La imagen de sus padres dormidos frente al televisor colocó una sonrisa en sus labios. Intentó no hacer ruido, pero su madre abrió los ojos y se levantó rápidamente del sofá.
— ¿Acabas de llegar, Jungkook-ah? — La respuesta a esa pregunta era bastante obvia, pero no le dijo nada, se limitó a asentir. — Te calentaré rápido la comida.
— Mamá, puedo hacerlo solo, además, no tengo hambre, ya comí en el trabajo. — Musitó acercándose para abrazarla y besar su frente. — Lleva a papá al cuarto, yo me encargo de recoger toda la sala.
— No hay nada que recoger, solamente unos vasos y apagar la tele, ya lo hago yo. Mejor ve a tomar una ducha y descansa, luces agotado.
— Esté bien, mamá. Buenas noches.
Sí, el agotamiento laboral era un hecho, pero lo siento es que no estaba tan agotado como con falta de energía. Normalmente, él estuviese aprovechando para quedar con alguien, liberarse y poder regresar a dormir ya con mejor ánimo, pero ni siquiera tenía deseos de salir de la casa esa noche. Una ducha y su cama fue todo lo que utilizó hasta que se quedó dormido revisando los perfiles de algunas de las personas con las que trabajarían. Aunque bueno, en el proceso, también buscó a Kim Taehyung. No fue sorpresa no verlo en ninguna red social, pero sí pudo encontrar uno que otro artículo sobre él y su familia.
Ahora Jungkook sabía que su jefe era el menor de dos hermanos, que tenía una sobrina y que sus padres eran casi leyendas en el mundo empresarial del país. Ya tenía una ligera idea, pero fue curioso ver esas fotografías tomadas sin consentimiento y que flotaban en la red. El resto de las fotos fueron siempre de eventos oficiales. Lo único que le llamó la atención fue en muy pocas fotos Taehyung aparecía junto a sus padres. Su hermano y él o sus padres y hermano, pero no ellos cuatro juntos o él solo con sus padres. Eso fue algo que rondó en su mente hasta que sus ojos finalmente se dieron por vencidos.
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Jeon Jungkook había hecho caso a las palabras del director Kim. En casa tenía buenos trajes que servirían para cualquier evento laboral o formal, incluso bodas, pero no tenía algo que tuviese aire de gala. Debido a este pequeño inconveniente, tuvo que llamar a Jackson temprano en la mañana e ir a su casa para que este le prestase algo. Lo cierto era que odiaba pedir prestado, pero siendo un caso imprevisto, no tenía muchas alternativas. Comprar algo que solamente utilizaría una vez también estaba fuera de discusión.
No tenía la más remota idea del lugar de la reunión, pero a la hora acordada, salió de su casa para encontrarse un Phantom Extended esperando por él. Al acercarse, el mismo chofer del día anterior descendió del auto para abrirle la puerta con cortesía. Lo primero que observó fue la imagen de Taehyung, este llevaba unos audífonos mientras escuchaba algo de su teléfono. No fue hasta que se sentó a su lado que el mayor abrió los ojos, guardó su teléfono y de paso los audífonos.
— Buenas tardes. — Saludó cortésmente a Jungkook, dándole una rápida mirada de pies a cabeza, pero sin dejar entrever sus pensamientos.
— Buenas tardes, director Kim. — Correspondió su saludo poco después de que la puerta a su lado se cerrase, viendo al chofer bordear al auto. — ¿Puedo preguntar qué tipo de reunión exactamente tendremos que requiere estos atuendos?
No le había pasado desapercibido que Taehyung también estaba vestido muy elegantemente. No era el mismo estilo que utilizaba para la oficina, pese a ser también un traje. Desde el peinado hasta su aroma y estilo, todo era diferente.
— Asistiremos a un evento benéfico que le será de utilidad para la empresa y también en mí.
— ¿Un evento de caridad? — Jungkook casi bufó. — ¿Eso realmente requiere de mi presencia?
— No estarías aquí de no ser necesario. Señor Kang, ya podemos irnos.
La gran entrada al acto benéfico desprendía un aura de elegancia y sofisticación. Un salón de baile lujosamente decorado esperaba a los invitados, con sus paredes adornadas con brillantes arañas de cristal que proyectaban un cálido resplandor sobre la sala. El aire se llenaba de una sinfonía melódica interpretada por una orquesta en vivo, que añadía un toque de sofisticación al ambiente.
Cuando el director de la empresa, Kim Taehyung, bajó del elegante vehículo, su expresión estoica y su imponente presencia permanecieron inalterables. A su lado estaba su chófer de confianza, Kang, a quien se le había asignado la tarea de acompañarle toda la noche. Segundos más tarde, Jungkook también se colocaba a su lado con un semblante muy similar al de su jefe.
Era de cierta forma excitante estar en un lugar así, entre tantas personas y que ninguno de los presentes supiera que, esos dos hombres compartían un secreto, un lapsus momentáneo que casi podría haber alterado el curso de una relación profesional. No obstante, ellos sabían cómo separar su vida profesional de la personal, además hoy estaban obligados a dejar de lado su encuentro del pasado y centrarse en el acto benéfico que les esperaba.
Con la fresca brisa del atardecer susurrando entre los árboles, Kim Taehyung y Jungkook se dirigieron hacia la entrada. Para la sorpresa de este último, allí se había congregado una multitud de fotógrafos, ansiosos por captar la llegada de los distinguidos invitados. Jeon, momentáneamente desconcertado por la inesperada atención, detuvo todos sus movimientos, pero una mano inesperada se posó en su hombro, descendió hasta su espalda baja y volvió a ascender hacia su cintura.
Fue como un tácito apoyo, una muestra de empatía que Kim hasta el momento no había mostrado. De soslayo lo observó, pero el pelinegro que tenía por jefe tenía la mirada centrada en los fotógrafos. Inhalando profundamente, Jungkook recuperó rápidamente la compostura, decidido a no dejar que el escrutinio le afectara. Esto ocasionó que la mano que lo había estado animando por cortos segundos se retirara, dejando una leve sensación fantasmal en su cuerpo.
Cuando atravesaron las ornamentadas puertas dobles, el esplendor del lugar se desplegó ante ellos. Un inmenso salón de baile con suelos de mármol, pilares tallados y arreglos florales que desprendían una fragancia embriagadora saludó sus ojos. Fuentes de agua cristalina tintineaban en cascada, creando una melodía relajante que complementaba los tonos dulces de las conversaciones que llenaban el ambiente. Todo parecía un insoportable cliché televisivo, pero no dejaba de ser impactante para alguien que iba a un evento de tal magnitud por primera vez.
Personalidades conocidas se mezclaban sin esfuerzo, sus risas y gestos animados añadían un toque de vitalidad a la refinada atmósfera. Las mesas, adornadas con exquisita platería y delicados centros florales, estaban elegantemente dispuestas a la espera de los invitados que pronto tomarían asiento. El suave resplandor de la luz de las velas bailaba por la sala, proyectando encantadoras sombras en las paredes.
El acto benéfico prometía una velada de generosidad y buena voluntad, con filántropos y líderes de la comunidad reunidos para apoyar una buena causa. Sin embargo, Jungkook no sabía qué tanto podría permanecer en ese ambiente tan ficticio y fingido. A medida que ambos se adentraban en el evento, no podían evitar sentir el peso de la ocasión. Los dos estaban al tanto de que se trataba de algo más que una reunión de negocios: era una oportunidad para marcar la diferencia, para contribuir a mejorar la sociedad y ponerle algunas estrellitas a los nombres de todos los presentes.
La tensión momentánea entre ellos se desvaneció en el fondo, sustituida por un sentido compartido de propósito y determinación. Dejaban a un lado su historia personal y se centraban en la tarea que tenían entre manos, canalizando sus esfuerzos colectivos hacia el apoyo a la causa que les había reunido en aquella extraordinaria tarde. Eso era lo esperado, pero a Jungkook le hubiese encantado ir con su ropa casual y sentarse cerca de un bar a conversar con cualquiera hasta que llegase la hora de irse. Lamentablemente, esa no era una opción.
Con renovada determinación, Taehyung y él se fundieron con elegancia entre la multitud, dispuestos a hacerse notar y a participar en una velada que podría dejar una huella indeleble en sus vidas. En ese mar de elegancia y generosidad, siempre cualquier cosa podría pasar. Quizás era por esto que Kim miraba a cada lado con sutileza, pero calculando a profundidad el panorama.
— Oh, señor Kim. — Un hombre desconocido para Jungkook se acercó hacia ellos y su mesa, tomando asiento cerca de ellos. — Debo felicitarlo, sus padres nunca decepcionan y siempre organizan los mejores eventos dentro de nuestra sociedad. ¡Congratulaciones!
— Muchas gracias, señor Oh. Estoy seguro de que mis padres estarán felices de saber que cuentan con su presencia. Por favor, disfrútela.
Jungkook contempló esa conversación en silencio, pero dentro de él la sorpresa de saber que todo eso había sido organizado por la familia de Taehyung lo tenía un poco perdido. ¿Por qué no le había dicho que era un evento de su familia? Quiso preguntarle, pero sus palabras se interrumpieron cuando el presidente de su propia empresa se les unió, rindiéndole una pleitesía algo exagerada a Taehyung cuando este no era más que uno de sus varios directores. Sin embargo, podía comprenderlo, viendo el alcance de la familia de Taehyung, lo entendía perfectamente.
Ya había escuchado los rumores, incluso leyó sobre ellos la noche anterior, pero presenciar todo en persona era muy diferente.
El evento se fue dando sin ningún inconveniente, el tiempo pasaba y las actividades continuaban. No fue hasta que hicieron una pequeña pausa antes de servir la cena que Jungkook pudo escapar por un momento al baño, dejando a Taehyung solo.
El pelinegro siguió sus pasos con la vista hasta que se perdió por las puertas de los aseos y alguien más llegó junto a él.
— Pensé que no vendrías. — La voz de Seokjin llegó para hacerle posar su mirada en algo más que no fuese el camino por el cual Jungkook se había alejado. — Madre y padre estaban preocupados.
— No es un evento familiar, sino benéfico, es algo a lo que asistiría, siempre que sea por una causa a la que apoyo. Además, es importante para mi trabajo. — Su hermano mayor asintió, pero no dijo mucho más.
— ¿Sabes quién está de regreso en Corea del Sur? — Jin preguntó para cambiar la dirección de la conversación. — Kim Namjoon, he escuchado que será el nuevo director del departamento de urgencias para adultos. El propio Director General del hospital estuvo intentando por más de un año que viniera y al parecer lo logró.
— ¿Namjoon? — Seokjin asintió con una sonrisa al ver la alegría de su hermano ante esta noticia. — Ese maldito no me dijo nada.
— Me parece que he arruinado una sorpresa. — Mencionó divertido, instando a su hermano para un brindis.
Los hermanos conversaron e incluso rieron durante varios minutos hasta que la mirada de Taehyung volvió a posarse en el castaño que salía del baño y se acercaba a ellos. Casi por inercia, el mayor de los Kim siguió su mirada, notando a la persona que, poco después, se detuvo en frente de ellos. Todo rastro de alegría desapareció del rostro de los dos hermanos, Jungkook se inclinó para saludar a Seokjin, pero este se limitó a mirarlo sin siquiera parpadear.
Jeon vio como la tez del hermano de su jefe iba palideciendo por segundos mientras todos se sumían en un incómodo y profundo silencio en medio de tantas personas. Mirando a Taehyung, Jungkook dio un nuevo paso, mas Seokjin también dio varios pasos hacia atrás, dejando incluso caer la copa que sostenía en su mano.
— T-Tú.
Ha pasado un buen tiempo desde que actualicé esta historia, es agradable estar de regreso a pesar de que es la casa para muy pocos lectores y para mí. Espero que disfruten de este capítulo y de los venideros también. Me gustaría que todo fluya bien para poder actualizar seguido, dado que esta no es una historia muy extensa.
LORED
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