Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cápitulo 4

Desde su niñez, pasando su adolescencia, Jungkook muchas veces tomaba decisiones embargado por sus emociones momentáneas ya fuera alegría, ansiedad, tristeza o alguna otra. Otras veces, factores ajenos a él decidían por él, obligándolo a seguir una ruta trazada que podría o no ser de su interés. En ocasiones, incluso consideraba a cabalidad cada pro y contra, pero lo que la mayoría de todas tenían en común es que usualmente, el resultado no era del todo satisfactorio. Terminaba de un modo u otro metido en algún problema.

Esa noche parecía no ser la excepción, porque quién en su sano juicio aceptaba sin más irse a follar con el nuevo director de su empresa con el que solamente había intercambiado algunas palabras, temas laborales su mayoría. Su vida personal no tenía un por qué influir en la laboral, pero es que normalmente estas no mezclaban entre sí. Sí, no era la primera vez que sin querer o queriendo terminaba envuelto con un conocido, socio o compañero de trabajo.

Podía comenzar por mencionar a Yoongi, era su mejor amigo, así que jamás lo consideró parte de su vida laboral exclusivamente, quizás por eso no contaba el hecho de que en su adolescencia ellos dos hubiesen experimentado un poco. Hansol, ese sí era un compañero de trabajo suyo con el cual se involucró, incluyendo incluso la mujer de este. De cualquier forma, nada se comparaba a verse involucrado con un jefe de rostro estoico y mirada indescifrable que, por mucho que lo mirara, no dejaba adivinar los pensamientos que escondía. En más de una ocasión mientras trabajaban la mirada de Kim Taehyung aterrizó en él, pero siempre sentía que eso era como una advertencia y, tras el menos fallo, se encontraría de patitas en la calle.

Su jefe representaba todo lo que él esperaba lograr algún día, un hombre exitoso reconocido por su trabajo. Bien cuidado, misterioso a ojos de otros que cuchicheaban tras su paso. Quería no solo ascender, sino ser dueño de un negocio que llevase su nombre. A Jungkook realmente le gustaría tener un automóvil como ese en el cual lo trasladaban, aunque hubiese escogido uno de color negro y no gris. Sobre todo, le encantaría comprar una casa como en la que se estacionaron para regalársela a sus padres. No es que viviesen en un mal lugar, pero quería darles mucho más, merecían vivir todavía mejor.

— Hemos llegado... — Aunque era obvio, Taehyung avisó la llegada a su destino mientras observaba detenidamente a un Jungkook que admiraba todo a través de los cristales.

Finalmente, se hizo una pausa dentro del silencio extenso en el cual se sumieron durante todo el trayecto. Desde el momento en el que decidieron irse juntos ninguno volvió a decir palabra hasta ese instante y no dijeron nada después tampoco. Todo un pasillo con cascadas artificiales recibió a Jungkook, caminando por un suelo en el que parecía mojarse debido a la transparencia del cristal y los hermosos peces que nadaban bajo sus pisadas. Un sitio amplio y moderno sin demasiadas decoraciones, solo algunas plantas y cuadros aquí y allá.

Con gestos moderado Taehyung le indicó al castaño que tomara asiento en un pequeño bar con vista a la terraza mientras servía tragos para dos. Se dice que si las miradas mataran más de uno estuviera bajo tierra, pero cualquier poder que pudiesen tener buscaba emerger en medio de esos dos hombres que tan intensamente se contemplaban. Ninguno lucía deseoso de disimular, Jungkook aunque intrigado, provocaba apoyado al bar y bien sentado en la banqueta. El pelinegro, por el contrario, lucía como si conociera todo de él, apaciguado y engañoso como el mar profundo.

Eran dos personas que se miraban a los ojos, pero sin mirarlos realmente, sino que buscaban ver más allá aunque no estuviesen seguro qué era eso con exactitud. El aroma de la casa jugaba a favor del ambiente, ayudando a las luces a media luz y el bajo jazz que por algún lado comenzó a escucharse. Jungkook había intentado captar algún aroma proveniente del pelinegro cuando se dirigían ahí, pero no pudo distinguir un perfume como tal, como si no usara ninguno más allá que cualquier producto utilizado para bañarse o cuidar la piel.

Eso se sintió un poco decepcionante al principio porque le agradaban las fragancias ya fueran fuertes, dulces o agrias. Él opinaba que existía en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras haciendo destellar deseos, pensamientos, sentimientos, miradas e incluso voluntades. No importaba si cien personas juntas llevaban el mismo perfume, cada piel, personalidad y momento daría un aroma completamente diferente. Justamente por eso no le agradó no sentir ni siquiera el aroma de Taehyung, nada parecía delatar secretos de su personalidad.

— Ya has bebido hoy, por lo que te daré algo ligero, casi como un digestivo para que no se te suba a la cabeza. — Comentó Taehyung terminando de colocar sobre la barra una copa de extenso y fino tallo con un cáliz pequeño.

— Gracias. — Agradeció el castaño viendo con curiosidad la copa hasta que su jefe se le unió en la banqueta continua. — Salud. — Agregaba alzando la bebida para brindar, buscando los imperativos ojos del contrario que lamía por reflejos sus labios. Reiteraba en su mente el primer pensamiento que tuvo cuando lo vio aquella primera vez en la oficina, Kim Taehyung le resultaba sumamente atractivo, su físico y todo el enigma de su persona. — ¿Anís?

— Sí, es un suave licor basado en el anís, espero que sea de tu agrado.

— Lo es. — Respondió rápidamente Jungkook sin saber si eso que le agradaba tanto era el licor o quien se lo había servido. — ¿Se me permite dejar de lado los honoríficos al menos por esta noche? La verdad es que no me puedo relajar y tampoco me excito cuando hay tanta formalidad o espacio de por medio. Los juegos de roles son una cosa, la realidad otra muy distinta.

Por primera vez, Jungkook divisó algo que parecía una ladeada sonrisa en el rostro de su jefe. Hasta el momento solo había presenciado labios fruncidos, una línea inexpresiva o los movimientos cuando articulaba palabra. Curiosamente, él no era el único centrado en la boca ajena, Taehyung iba constantemente desde el lunar en su mentón hasta su labio.

— Puedes llamarme Taehyung en estos momentos. — Dijo al fin con calma, notando el alivio controlado en Jungkook.

— Debo admitir que estoy un tanto sorprendido por tu ofrecimiento y este encuentro repentino, Taehyung.

— ¿Por qué?

— Tal vez porque eres mi jefe e incluso en el club de jazz te comportaste tan distante que me tomaste por sorpresa. ¿Puedo preguntarte qué te motivó?

— Tú. — La respuesta fue concisa y directa. — Noté que estabas en busca de un poco de diversión, algo que a mí también me venía bien esta noche.

— Ya veo... — Musitó terminando de tomarse la bebida en su copa para luego levantarse de su asiento y bajo la atenta mirada del mayor acercarse en busca de aquello que le apetecía, un beso. Sin embargo, su intento se vio frustrado cuando fue Taehyung quien interpuso su copa entre ellos.

— Al final del pasillo hay un baño en el que podrás lavar tu boca y tomar un baño. — Jungkook no pudo controlar la mueca dibujada en su rostro, enarcando una ceja, confundido.

— ¿Por casualidad tengo mal olor?

— No, pero has besado a más de una persona esta noche, así que me gustaría que te asearas adecuadamente antes de permitirte besarme. Ya sabes, un poco de higiene y prevención no está de más.

Eso fue extraño e incluso un poco incómodo para el menor, mas de cierto modo comprendía sus palabras. No habló más, se limitó a dejar su copa vacía sobre el bar y, con un leve movimiento de brazos le indicó que se dirigiría hacia el baño. Vio a Taehyung asentir en comprensión para sin más alejarse hacia el baño. Él había tenido muchos encuentros extraños e impredecibles, pero esa noche parecía ganarse el premio pese a parecer normal y tranquila.

El cuarto de baño mostraba su preparación para algún invitado como si de una habitación de hotel se tratara, impersonal, pulcra, pero todavía un poco acogedora. En su cabeza Jungkook continuaba debatiendo su decisión, algo le decía que mezclarse con Taehyung no era lo más sensato, ¿pero cómo le explicaba eso al deseo silencioso que ocultaba desde la primera vez que lo vio? Lo mejor era hacerse la idea de que ese aguardando por él era un ligue más con el que ocasionalmente se enredaba y eso era todo.

A varios metros, Taehyung también se encontraba tomando una ducha intentando dejar su mente en blanco sin mucho éxito porque un conocido nerviosismo estaba comenzando a despertar en él. No era algo notable para cualquiera que lo viese, mas era imposible ignorase a sí mismo.

Ya envuelto en su albornoz y concentrado, Kim salió de su habitación para encontrar a Jungkook sentado en el sofá, luciendo fresco y mucho más joven con su cabello húmedo, cero rastro de corrector o algún tipo de maquillaje. Una piel pura que se mostraba resplandeciente en contraste con unos ojos curiosos que sin divisarlo, detallaba todo el interior de la casa hasta donde su campo de visión abarcaba. Fue casi cuando Taehyung se encontraba junto a él que el castaño reaccionó a su presencia, levantándose para quedar a su altura.

Se detuvieron justo ahí, dos pasos distanciándolos, solo necesitaban estirar sus manos para palpar al otro, pero ellos decidieron solo observarse.

— Acércate un poco más, creo que mis ojos todavía no han podido captar todos tus detalles correctamente. — Musitó Jungkook regalándole una sonrisa a Taehyung quien en respuesta, no pudo evitar elevar sus comisuras porque la imagen tenía un contrapunto de ternura y agresividad. Taehyung dio un único paso, sin terminar de acercarse del todo manteniendo esa tira elástica estirándose al máximo, amenazando con soltarse y causar algo más que dolor. — Más... — Repitió viendo por primera vez algo diferente en el mirar de Taehyung.

Jungkook lo miraba como a un extraño al que nunca había visto alguien y con quien se acostaría por primera vez mientras que, el de negro cabello lo contemplaba como si él fuera un tesoro perdido por más de un milenio, uno que había buscado mucho y por fin encontraba. Raro, intrigante y a su vez excitante porque esa mirada prometía un encuentro intenso.

Hubo otro paso por parte del pelinegro, dejando que la tensión se amontonara entre ellos. Sus solemnes ojos encontrándose con los suyos. ¿Cuánto tiempo más se harían esperar? Jungkook incluso sopesó la idea de hacer una broma como si nada de aquello estuviese ocurriendo, como si no estuviese muriéndose de deseos por devorarlo. Pero ese momento por alguna razón le interesaba demasiado como para bañarlo de sarcasmo, tenía un interés genuino. Se observaron durante unos instantes, olas batiendo contra la orilla, arrastrándolos con la marea y fue entonces que Jungkook finalmente exhaló por su nariz, como si expulsara el resto de su energía.

— Lo siento, jefe, pero muero por probar tus labios. — Fue todo lo que dijo antes de extender su mano para acariciar su cuello y atraerlo a él para chocar sus alientos en antesala de la unión de sus labios.

Oh, solo con el roce y la textura de esos labios, con la forma en que ambos se afianzaron en el cuerpo contrario, Jungkook entendió por qué las catástrofes naturales, las tormentas, ciclones e incluso tifones eran nombrados con nombres de personas. Pasaban tan rápido marcando su presencia y arrasando con todo a su paso haciendo que todos recordaran su nombre.

— Este es el tipo de besos que hace que uno termine desnudo teniendo sexo incluso cuando no lo ha considerado. — Susurró Jungkook sobre los labios del mayor. — Señor Kim, ¿cómo le digo educadamente que lo quiero desnudo y debajo de mí ya? — Habló con una sonrisa que contagió al nombrado que tiraba de su labio inferior. — No he empezado y creo que ya quiero repetir el encuentro.

Maldición, eso debía haber sido exclusivamente un pensamiento, pero Jungkook había terminado diciendo todo eso en voz alta. El beso se detuvo, esa fue la señal para no hablar más. Acercó su boca nuevamente a la de su jefe, mas este lo detuvo sosteniendo su cabeza con ambas manos para observarlo.

— Las repeticiones son buenas mientras los sentimientos no se involucren. — Espetó Taehyung frunciendo un poco su ceño. — No hay que tener sentimientos o enamorarse de personas como yo. Porque este ogro adicto al trabajo es de los que puede hacer un tiempo para llevar a su acompañante a un museo, a escuchar un buen jazz, visitar un parque e incluso monumentos. Soy de los que apasionadamente besa en cada uno de los hermosos lugares de una persona como tú para que nunca vuelvas a otros sin tener el sabor constante de mis besos en tu boca. Te destruiría del modo más bello posible y al marcharme, podrías quedarte maldiciéndome toda una eternidad. Por eso, señor Jeon, disfruta de este momento como si fuera el último sexo que tendrás en tu vida y no planees tener más.

— Tranquilo, no soy del tipo de persona que permanece en un sitio esperando lo inalcanzable, gozo de los instantáneos placeres que la vida me regala. Por ende, señor Kim... — Agregó con un tono relajado acariciando sus labios utilizando su pulgar. — No debe temer que este empleado se quede prendado de usted. Eso no es lo mío. — Terminó de decir lanzándose una vez más a esa boca que tan bien se acoplaba a la suya.

Sus lenguas fingían una calma inexistente, se notaba la ansiedad en la que se enredaban, robándose completamente todo el elixir embriagador que la otra pudiese contener. Ninguno buscaba dominar en realidad, pero tampoco cedía, marcaban su presencia haciéndole saber al otro que estaba ahí, dejando espacio para el reconocimiento. Sus dientes jugueteaban, sus salivas se entremezclaban, sus labios resonaban.

Compartían ese tipo de besos que capturaba el aliento ajeno para llevárselo sin permiso. De esos que hacían sentir a la piel como si esta estuviese cubierta por un invisible campo eléctrico. Besos que dejaban sintiendo una agradable mareo de embriaguez sensual.

Fue como si supieran cuál era el modo inequívoco de besar o tratar al otro, sus movimientos guiados por puros instintos, como si hubiesen transitado por ese camino tantas veces que podrían recorrerlo con los ojos cerrados. Jungkook se aferró a la cintura de su jefe para empujarlo hacia la pared más cercana y luego repetir la misma acción contra el sofá, agarrando con fuerza una de sus manos para llevarla por encima de la cabeza de Taehyung y así profundizar más su beso.

Lo que hacía de esos besos algo exquisito, es que parecía como si ellos buscaran inconscientemente hacer que ese instante significara algo. Como si quisieran más allá de todo que esos besos fueran justamente para el compañero que no podían sacar de su cabeza, del modo en el que cuando sus labios se tocaban, este reverberara por todo el cuerpo como réplicas. Besos tan calientes y penetrantes que hacía rechazar la separación para buscar aire.

Se dice que es imposible engañar u ocultar un primer beso, siempre hay algo que delata que es la primera vez y aunque ellos no se encontraban compartiendo una primera experiencia, seguía siendo novedosos porque hasta hacía poco no se conocían sus cuerpos recién se estaban encontrando.

Taehyung podía sentir la mano que se deslizaba contra su cuerpo buscando colarse bajo la seda que lo cubría, era ávida, segura y tenía en claro su objetivo. Cuando lo encontró, cuando su miembro fue presionado por su empleado, mordió sus labios para contener su gemido. Con sus ojos cerrados imitó esta acción, serpenteando por el cuerpo de Jungkook hasta hacerse con su pene y comenzar a masturbarlo.

Le gustaba la sensación de control, el poder de guiar a alguien más al disfrute. Era agradable ver ese rostro reaccionar por lo que él hacía o causaba, verlo luchar o incluso intentar devolverle lo recibido. Sus cuellos se estiraban invitando a más caricias, ese roce de sus dientes que pretendían morder con fuerza cuando solo anunciaban su presencia. Lentamente, se tornaba desordenado, mandíbulas, orejas que eran obscenamente mordidas o chupadas.

— Vamos a la cama... — Logró decir Taehyung cuando sus pulmones aclamaron por oxígeno. — Por mucho que me gustara continuar aquí, no tengo condones o lubricantes cerca y una vez que avancemos más no querré detenerme. — Avisó abrazándolo, difiriendo de sus palabras no se movía, sólo atraía más a Jungkook para frotarlo contra él, no en busca de alivio, sino todo lo contrario.

Sus manos buscaron camino hasta el trasero del menor por debajo de la tela, amasándolo, abriéndolo para bromear con su dedo, rozando el borde de su entrada, presionándola. Sin embargo, algo agarró su muñeca para detenerla, volviendo a llevarla por encima de su cabeza.

— No estimules la zona que no vas a ocupar. — Comentó Jungkook en un tono serio provocando que todos los movimientos frenaran y Taehyung pusiera algo de distancia en sus rostros enrojecidos y brillantes únicamente para verlo a los ojos.

— Las provocaciones y los preámbulos no me interesan, pero si de penetración hablamos, yo no te recibiré.

— Ya, pero a mí no me apetece ir abajo esta noche y no pienso ceder en ello.

— Supongo entonces que este es el final de nuestro encuentro. — Murmuró Taehyung regresando a ese papel que Jungkook ya conocía, el del director inabarcable. Sin decir mucho más tomó al menor de la cintura para alejarlo aún agitado y ponerse de pie. Ajustaba su bata mientras peinaba su cabello y buscaba recomponerse.

— ¿Por qué cambias tan repentinamente cuando estabas receptivo a cada uno de mis toques?

— Nada ha cambiado, como ya dije, puede pasar casi todo durante los juegos previos. No estás obligado a avanzar, incluso si quieres solo masturbarte o irte también te ayudaré con eso ya sea con mi mano y llevándote de regreso a la dirección que me brindes.

— Quiero avanzar, pero no de ese modo.

— Es el único modo que hay, tienes la opción de aceptarlo o negarte. — Encogiéndose de hombros se dirigió hacia el bar bajo una atmósfera que había cambiado por completo dando un giro de ciento ochenta grados.

Hola nuevamente, he podido actualizar dos días seguidos porque quería aprovechar un poco el impulso, estaba un poquito inspirada. Espero que les estés gustando esta aún reciente historia.

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro