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Capítulo 3

— ¡Maldición! — Exclamó Jungkook cuando abrió los ojos pasadas las ocho de la mañana. Había olvidado poner la alarma para una hora antes debido a su nuevo horario, pero la salida de la noche anterior lo había distraído demasiado.

Corriendo se dirigió al baño y luego hacia su clóset, agradeciendo que su madre le había lavado y planchado algunos trajes. Esa era unas ventajas de volver a vivir con sus padres. Con gran prisa se vistió y salió sin siquiera detenerse a desayunar. El metro estaba atestado, las personas parecían hormigas locas que se le metían en el camino sin dejarlo avanzar como quería y eso comenzó a frustrar su mañana.

No podía creer que llegaría tarde en su primer día con el nuevo director, con todos los cambios que estaba haciendo, no quería que su puesto o sueldo peligraran. Tal vez eso era demasiado por algunos minutos tardes, pero igual no quería tener la vista encima de un nuevo superior desde le comienzo.

— El jodido mundo está en mi contra hoy. — Maldijo buscando por todo su traje la tarjeta de empleados, recordando que posiblemente la dejó en el que llevaba el día anterior. — Perdone... — Girándose, le hizo una seña a los custodios que lo conocían para que le permitieran al menos pasar la barrera principal. — Gracias.

Agradeció corriendo hacia el ascensor y, una vez en su piso, igual comenzó a mirar por los alrededores para que alguien le abriese la puerta de su departamento.

— Lo sé, es por eso que dije que este semestre no se aceptarían pasantes. Necesito poner todo en marcha y establecer algunas cosas, para el próximo semestre las cosas serán diferentes.

A lo lejos, Jungkook pudo reconocer una voz que si bien no había escuchado demasiado fue lo suficientemente clara como para hacerlo maldecir. Con una mano en el bolsillo de su pantalón negro y la otra sosteniendo su celular, el director Kim Taehyung permaneció cortos segundos mirando a Jungkook antes de mirar su reloj y ver que eran las 09:10 a.m. Jungkook cerró los ojos con una leve mueca en su rostro antes de inclinarse y disculparse con su superior.

En silencio y sin decirle nada como Jungkook esperaba, el pelinegro se acercó para pasar su tarjeta y abrir la puerta permitiéndole también la entrada. Bueno, realmente no tenía mucho que decir, con solo ver su reloj le dejaba saber su inconformidad con su retraso. Sin volverlo a mirar siquiera, Kim Taehyung pasó de largo, dejándole en la puerta sintiéndose un completo idiota.

— Jeon... — La voz de Yoongi atrajo la mirada del nombrado que recién se sentaba en su escritorio. — ¿Ya terminaste la nueva estrategia de promoción para el producto que se te asignó.?

— Casi, en diez minutos debo darle los últimos toques. ¿Por qué?

— Pues el director te llamó directamente a su oficina, ya que acordaste presentarlo a las 09:15., te está esperando. — Jungkook ensanchó sus ojos maldiciendo una y otra vez.

— Fantástico.

— ¿Qué sucede?

— Simplemente, reza por mí, hyung. — Fue todo lo que dijo poniéndose de pie para encaminarse hacia la oficina del director. Afuera Jimin lo saludó con una sonrisa, haciéndolo pasar directamente. — Buenos días, señor Kim. — Saludó una vez en la oficina, quedando totalmente bajo una mirada que lo tenía a él como cazador sintiéndose presa. — Aquí está el...

El director Kim extendió la mano para recibir los documentos logrando que las palabras de Jungkook murieran antes de abandonar su boca. En silencio lo vio indicarle que tomara asiento mientras hojeaba todo detenidamente. No dejaba entrever sus pensamientos y esto tenía Jungkook un poco nervioso porque esto volvía a su nuevo jefe alguien impredecible. Cuando finalmente pareció terminar, el señor Kim colocó los papeles en la mesa y lo miró.

— Señor Jeon, estos documentos no están finalizados, quedan varios detalles por añadir que no pasaron desapercibidos para mí por mucho maquillaje que le aplicó. La empresa no se puede adaptar a sus tiempos, es todo lo contrario. Esta mañana ha llegado tarde, los documentos que tenía que entregarme están incompletos. No importa lo que usted haga de la puerta de esta compañía hacia afuera, pero su vida personal no puede interferir en la laboral. Debe manejar mejor sus tiempos, si hubiese llegado a la hora que el resto de sus colegas, le hubiese dado tiempo presentarme algo decente. Ahora, debido a que necesitará más tiempo para culminarlo yo también me atrasaré y así sucesivamente. ¿Cree que es justo que por su causa tantas personas se vean perjudicadas?

— No es justo, señor. — Asintió bajando su cabeza, encontrándose al mirar de soslayo con una mirada fija en él. — Lo lamento mucho, daré lo mejor de mí de ahora en adelante y no permitiré que esto vuelva a pasar.

— Diré esto porque es su primera vez cometiendo errores conmigo, pero no lo repetiré en un futuro. Eres el responsable de todo tu equipo de traerme los documentos a mi oficina y eso se hace en el horno establecido, no semanas, días o siquiera minutos después. Todos los trabajadores influyen en las subidas y bajadas de las acciones de esta compañía, un documento, una firma, todo es relevante. Soy estricto, me gusta que las cosas se hagan al pie de la letra porque mi trabajo, imagen y nombre no se pueden ver afectados por las negligencias de otros, si eso significa que tengo que arruinar la carrera de los ineptos para evitar que esto ocurra, lo haré. Si tengo que despedirte a ti o cualquier otro por incompetencia laboral, también lo haré.

Sinceramente, Kim Taehyung había tenido la intención de despedirlo desde que lo vio llegar tarde esa mañana, pero más allá de las segundas oportunidades invadiendo su cerebro, iba en contra de los derechos de los trabajadores despedirlos sin al menos una advertencia. Lo menos que quería eran estúpidas huelgas innecesarias que harían gastar más presupuesto del necesitado solo para limpiar las repercusiones que pudiesen ocasionar.

En la actualidad, no era el dueño o dirigente general de la empresa, pero en sus planes estaba adquirirla aunque para todos, incluyendo al presidente actual él simplemente estuviese trabajando ahí gracias a un acuerdo con su familia para una pseudo inversión que necesitaban. Kim Taehyung estaba haciendo un estudio interno, una auditoría silenciosa porque quería que todo funcionara a la perfección para cuando se dignara a meter el sablazo. Iba a convertir esa empresa en la más grande y exitosa del país, no había lugar para los errores. Ahí quería trabajando únicamente a lo mejor, eficiencia, calidad y beneficios, esas eran sus metas. Todo lo que estorbara, sobraba.

— Al salir, Park te entregará una advertencia que eres libre de firmar o no, pero quedará constancia de todos los errores cometidos en menos de una semana. Al próximo error, quedará despedido, Jeon.

¿Le estaba hablando en serio? Ese hombre hablaba como si Jungkook hubiese cometido errores garrafales dentro de la compañía. No le correspondía decir que el nuevo director era una especie de sangrón exagerado y mucho menos llamarlo estúpido, pero en su mente los calificativos generados por su molestia eran mucho más grotescos. Sin embargo, gracias a que la hipocresía era parte de la educación y cultura general, Jungkook asintió bajando su cabeza como muestra de gran respeto, abandonando de este modo la oficina de quien continuó observándolo hasta que desapareció.

Park Jimin lo aguardaba con aquel documento que terminó firmando y, al regresar a su oficina, pudo notar el interés de varios revoloteando por los alrededores, pero los ignoró, comenzando rápidamente a rectificar todos los errores que el señor Kim le había señalado. Pasó toda la mañana en eso, llegando al mediodía le volvió a entregar la nueva estrategia a Park para que se la hiciera llegar a su jefe. No podía cometer errores, vivía sin deudas, pero tenía cuentas que pagar, gustos que darse y ahorrar para sus planes futuros, necesitaba dinero, algo que ese maldito trabajo le entregaba.

Jeon ni siquiera pudo comer en su pausa, permaneció pegado a su ordenador adelantando la mayor cantidad de trabajo posible mientras esperaba una respuesta del nuevo director. Ya entraba la tarde para el momento en el cual recibió el correo electrónico que le confirmaba que las mejoras realizadas fueron un éxito y solo entonces, el castaño sintió que volvía a respirar.

Esa tarde llegó a su casa, comió incluso en su cuarto mientras continuaba trabajando hasta la hora en que debía irse a la cama y así continuó su rutina durante los siguientes tres meses. Fines de semana, fiestas, socializar, todo descartado, para lo único que se dio tiempo una que otra vez, fue para liberar sus deseos ya cuando sus manos y otras ayudas artificiales no daban abasto.

— Te invito a comer a casa esta noche, Seokjin hyung también vendrá. — Comentaba Taehyung yendo hacia el estacionamiento con Jimin. — Deberías tomarte un descanso, hablar sobre algo que no sea trabajo, estos meses han sido un poco estresantes para todos, me vendría bien tu compañía.

— Realmente me encantaría, pero ya he hecho planes. — Comentaba Jimin mirando a los alrededores hasta que unos parpadeantes intermitentes captaron su atención. — Ya han venido por mí, nos vemos el lunes en la oficina. Cualquier cosa, puedes llamarme o mandarme un correo, estaré pendiente durante lo que resta de fin de semana.

— Está bien. — Asintió Taehyung observando al chofer del vehículo que aguardaba por Jimin, con un asentimiento de cabeza lo saludó y luego se dirijo hacia su propio automóvil. Si la recta de trabajo continuaba igual, tendría que volver a hacer uso de su chofer en los días laborales porque estaba terminando demasiado cansado.

La visita de su hermano mayor esa noche significaba que tendría que hacerle unas pequeñas modificaciones a su rutina nocturna, pero estaba dispuesto a hacerlo. Condujo todo el camino en un pulcro silencio y al llegar tuvo un pasional encuentro con su tina, realmente necesitaba relajarse. Él no llevaba un diario personal, pero sí uno en donde resumía las actividades laborales sobre las que debía reflexionar o modificar para los siguientes días y de este modo no dejar ningún evento al azar.

Planificó no solo su fin de semana, abarcó todos los días venideros hasta el martes para que su mente estuviese lista para actuar desde el momento en el cual abriera sus ojos. Esto lo ayudaba siempre a tener una mejor gestión de su tiempo, esa era la clave para lograr muchas cosas a lo largo del día. La alarma en su reloj fue el indicador de que debía dejar todo listo porque en cuestión de minutos su hermano llegaría.

Al salir a la cocina saludó a su empleada doméstica, ella normalmente no trabajaba hasta tan tarde, pero dado la presencia de su familia esa noche, debía quedarse para cocinar y luego recoger todo. Utilizando su teléfono le envió algunos documentos a Jimin, sonriendo en cuando sintió el resonar de unos pasos que se acercaban a gran velocidad. Casi no tuvo tiempo a guardar el aparato en su bolsillo, el terremoto que tenía por sobrina se había abalanzado hacia él sin siquiera cerciorarse de que Taehyung estaba mirándola y listo para cargarla.

— Señorita Kim Hanseo, un día de estos vas a matar a tu tío. — Se quejó fingiendo dolor excesivo en su espalda haciéndola reír. Con sus dedos apretó sus cachetes y tras abrazarla durante varios segundos, volvió a descenderla. — Uy, estás más grande desde la última vez que te vi.

— Siempre me dices lo mismo, tío.

— Eso es porque creces cada día un poquito. — Mencionó con una cálida sonrisa viendo finalmente entrar a su hermano. — Hyung...

— Pensé encontrarte concentrado tras tu ordenador y debo decir que me sorprende haberme equivocado. — Bromeaba Kim Seokjin mientras abrazaba a su hermano y le extendía una pequeña cesta decorada con dos botellas, algunos dulces y varias frutas. — Gracias por hacer un poco de tiempo para mí.

— Sin reclamos, porque ya te veo venir con el mismo discurso de papá y la verdad es que prefiero ahorrármelo.

— Tranquilo, no te daré ningún discurso, vinimos en son de paz para pasar un poco de tiempo contigo, Tae. — Jin sonrió y el menor no pudo evitar hacer lo mismo.

Debido a sus responsabilidades, solían tener muy poco tiempo libre para reunirse, al menos no reuniones que abarcaran más de varios minutos. Taehyung vivía inmerso en el trabajo, así que era casi siempre su hermano mayor quien se encargaba de contactarlo y organizar encuentros para ellos. Kim Seokjin dirigía una de las empresas familiares, era viudo y tenía una niña de diez años. A pesar de ser quince años mayor que su hermano, ambos mantenían una relación bastante estrecha y por momentos, Jin se comportaba como alguien al final de sus veintes, al igual que su hermano. Eso sí, esto solo ocurría cuando jugaba con su hija, su hermano y a veces alrededor de las amistades de este.

La verdad es que eran pocas, Jimin y Namjoon eran sus únicos amigos, siendo Namjoon un poco más cercano a Seokjin que al propio Taehyung. Bueno, no siempre, él era un buen amigo de ambos, pero lamentablemente se encontraba viviendo en el exterior. Park era su más allegado desde la niñez, pero durante el último año él y Taehyung parecían volverse más distante de algún modo. Trabajaban juntos y pasaban la mayoría del tiempo juntos, pero eso se estaba tornando todo, una relación exclusivamente profesional.

De este modo eran los hermanos Kim, reservados, con pocas amistades, unidos y un poco adictos al trabajo. La relación con sus padres podría considerarse buena y normal, pero el mayor era un poco más distante con ellos.

Durante la cena se pusieron al corriente, algo tranquila y su vez divertida. Cuando la niña se durmió abrieron una copa de vino y se sentaron a continuar sus pláticas hasta que Jin recibió una llamada y poco después se marchó. Taehyung estuvo un largo rato junto a su ordenador mientras escuchaba audios que lo tranquilizaban, luego abrió el último libro publicado de Namjoon para leerlo hasta que el sueño hizo su aparición y finalmente se durmió.

+++

— ¿Desea algo más de beber, señor?

Kim Taehyung decidió pasar su noche de sábado en ese club de jazz que frecuentaba. Esta vez se encontraba solo, no tenía ánimos para estar acompañado, así que ese fue su refugio y escape para alejarse un poco de su rutina. No se concentraba en el sonido de las notas correctas, sólo en aquellas que eran agradables y hermosas a sus oídos, esas que borraban el polvo del día y permitía flotar entre estrellas armoniosas.

— Lo mismo de siempre, gracias. — El sujeto que tomó su orden se retiró con elegancia, dejándolo observando desde su sitio todo el lugar hasta encontrarse por segunda vez con una cara conocida e inesperada.

Jeon Jungkook se encontraba en una mesa regular en vez de un VIP como la última vez, en compañía exclusiva de un trago y nada más. Quizás por el peso de su mirada, pero el castaño que tenía por empleado en algún momento se volteó para observar sus alrededores hasta quedar prendado de su vista. El contacto visual no fue demasiado extenso, se interrumpió tras varios segundos, pero pocos después Jungkook volvió a mirar en su dirección elevando su vaso para un brindis a distancia que Taehyung ignoró.

No podía seguir ahí, necesitaba abandonar ese sitio lo antes posible, así que sin terminar la bebida que poco tiempo atrás le volvieron a servir, sacó algunos billetes y se dispuso a salir. Sin embargo, no se esperó el pelinegro que al abrir su puerta Jeon se encontrase frente a él. Había una sonrisa dibujada en su rostro, el brillo en sus ojos y accionar dejaron entrever los tragos que ya había consumido esa noche.

— Oh, Taehyung, ¿ya te vas? — ¿Taehyung? El nombrado enarcó una ceja con desaprobación mientras estudiaba su comportamiento atrevido.

— Señor Kim, estamos fuera de la empresa, pero usted y yo no somos amigos, Jeon. — Le aclaró con seriedad cerrando su traje. Jungkook chasqueó su lengua en respuesta y luego rio con desinterés.

— Lo siento, señor Kim. — Se disculpó con una venia para luego beber otro sorbo de su trago y hacerse a un lado. — Venía a saludarlo, pero dado que no le apetece fraternizar y por lo visto ya se va, me disculpo por importunarlo. — Otro sorbo a su bebida llegó mientras observaba a su jefe.

Sin tomarse la molestia en disimular, Jungkook admiraba al mayor confirmando sus observaciones pasadas. Hasta ahora, por lo poco que había visto de él le parecía alguien joven, mas de alma vieja. Desde su carácter y vestimenta hasta las pocas costumbres que lograba divisar en la oficina cuando se cruzaban o en el exterior, ahí, en ese club de Jazz. Jungkook iba simplemente por acompañar a Jackson, salidas gratis de las que si tenía suerte, podría terminar sacando algún provecho como conexiones o contactos que a futuro serían beneficiosas cuando decidiera emprender su propio negocio.

No obstante, su jefe era diferente, se notaba su disfrute en esos viejos estilos y, aunque la música no tenía edad, parecía amar esas que desde décadas atrás dejaron de escucharse regularmente. Tal vez se equivocaba, era muy pronto y algo atrevido hacer un juicio firme con datos tan circunstanciales, pero eso era lo que veía.

— Aquí estabas... — Una voz proveniente del pasillo hizo que ambos desviaran sus miradas del otro para posarse en el dueño de la misma. — ¿Qué te dije que venir hoy a esta zona? — Musitó Jackson al oído de Jungkook, frotando con disimulo su espalda para que caminara y dejara de incomodar a uno de los clientes preferidos del lugar. Si bien sabía que Taehyung era el jefe de su amigo, mientras estaban en el club, este era solo un cliente por el cual debía velar. — Le ruego que nos disculpe, señor Kim.

Un movimiento leve de su cabeza le dejó saber que podían retirarse, así que Jackson no perdió tiempo y tiró del castaño para salir de la zona reservada a los VIPS. Ya en el pasillo, no pudo evitar darle un leve regaño a Jungkook, pero un beso del mismo bastó para que finalmente callara. Tenía que trabajar, no podía pasarse toda la noche junto a él, pero Wang hubiese querido poder disfrutar de ese Jungkook problemático que estaba siendo auspiciado por varios tragos y la alegría de estarse relajando luego de meses en donde estuvo prácticamente trancado entre su casa y el trabajo.

Era agradable, mas definitivamente ese no era el ambiente en el cual Jungkook deseaba terminar su noche de sábado. Por esto, se despidió temporalmente de Jackson, si terminaba temprano y con ánimos, si ninguno se complicaba, podrían encontrarse en un bar gay que no quedaba muy lejos de ahí.

Bebidas, luces, música, personas, eso era lo que Jungkook necesitaba, por eso se encontraba bailando alegre junto a dos chicos que no conocía de nada. Hubo provocación, incluso uno que otro beso mientras los tragos continuaban llegando. En medio de todo su teléfono vibró en sus bolsillos cuando estaba en el baño, notando que no había sentido las llamadas y mensajes antes recibidos. La oferta era tentadora, esa foto y los mensajes que Solar le había enviado desde su nuevo número realmente lo tentaban, pero decidió rechazarla únicamente porque quería evitarse dramas innecesarios.

Guardando su teléfono una vez más salió hacia donde el tumulto y la música eran más notables, caminando entre las personas hasta llegar a la barra para pedir lo que él consideraba su último trago de la noche, encontrándose con un sujeto alto y de aspecto rebelde que le dedicó una sonrisa ladeada. Ahí lo supo, después de esas últimas cuatro semanas de pornografía barata y su mano, finalmente podría tener un poco de diversión real.

El chico de la barra le avisó que su bebida ya estaba pagada, el pelinegro que no le quitaba la vista de encima levantó su vaso a la distancia y él le correspondió el brindis dándole un sorbo que marcaba una invitación abierta. Obviamente, fue aceptada, el hombre caminó hasta llegar a él y colocar una mano en su cadera que Jungkook golpeó suavemente para que subiera.

— Me llamo Juyeon. — Mencionó el hombre potenciando su voz cerca de su oído. — ¿Podría saber tu nombre?

— ¿Para qué quieres saber mi nombre si tu único interés es follar? Podemos dejarnos de preámbulos e ir a lo que nos interesa. Voy arriba, ¿interesado? — El hombre pareció dudar con su última oración, ladeaba la cabeza mientras bebía rápidamente lo que restaba de su bebida. — ¿Sí o no? No me hagas perder el tiempo.

— Interesado.

— ¿Tienes lugar? — Juyeon asintió, esta vez lanzándose a los labios de Jungkook con necesidad, compartiendo un beso bastante obsceno, pero agradable. — ¿Vamos?

— Sí, vámonos. — Respondió el hombre agarrando la mano de Jungkook para salir del establecimiento, ya en el exterior, ambos volvieron a besarse, pero en el momento que Jungkook agarró su trasero y ambos rieron, todo pareció cambiar. — Mierda... — Murmuró el desconocido en el oído de Jungkook mientras miraba por encima de su cabeza. — Oye, lo siento mucho, pero acaba de surgirme algo urgente, me debo ir. — Sin decir nada más, se subió la capucha de su sudadera y trotó lejos del castaño que frustrado maldijo.

— ¿Es en serio, idiota? — Masculló por lo bajo mientras se volteaba, encontrándose con una figura familias que descendía de un llamativo automóvil. —¿Jefe? — Efectivamente, el hombre que caminaba en su dirección era su nuevo jefe, Kim Taehyung.

Sin saber el motivo, Jungkook pasó a arreglarse, limpiando sus labios y peinando rápidamente su cabello con los dedos. ¿Por qué se arreglaba luego de ver a su jefe? De verdad no tenía idea, mas lo hizo.

— Señor Kim... — Murmuró una vez que el nombrado se paró junto a él mirando en la dirección que el otro chico se había ido antes de leer el letrero del lugar en donde había estado bailando.

— ¿Estás buscando un compañero sexual?

— ¿Perdona? — Jungkook estaba procesando sus palabras, su mirar estoico y directo sin sacar las manos de los bolsillos de su traje.

— Si estás en estos momentos buscando a alguien para tener sexo esta noche, eso te pregunté.

De acuerdo, si fuese un sujeto cualquiera Jungkook hubiese podido dar dos respuestas, una afirmativa y otra en donde preguntaba qué demonios le importaba. Sin embargo, no era alguien equis, sino su jefe y, pese a no estar en la oficina, seguía sintiendo que debía guardar cierta compostura, mucha más luego de haber intentado acercarse a él horas atrás y haber sido puesto en su lugar. Por consecuente, se encontraba en una disyuntiva en donde no sabía qué respuesta dar.

— ¿Quién me está haciendo esa pregunta? — Indagó mirando sutilmente a su alrededor antes de fijar por completo su mirada en el contrario. — ¿Mi jefe el señor Kim o Taehyung?

— Kim Taehyung. — Respondió sin romper el contacto visual, contemplando como Jungkook se relamía los labios y prácticamente lo devoraba con la mirada.

— Salí a divertirme, pero si pudiese encontrar a alguien con quien pudiese tener sexo cerraría con broche de oro.

— Bien, entonces acompáñame.

— ¿Qué?

— ¿Entro entre tus estándares para tener sexo? — Ni modo que Jungkook lo negase, no tenía deseos de mentir o jugar, así que asintió. — Entonces acompáñame, acabas de encontrar a alguien con quien tener sexo esta noche, Jungkook.

Hola, hola por aquí... Pasando a dejarles una nueva actualización y desearles que tengan un buen 2022.
LORED

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