Capítulo 14
Jungkook se sentía como si el suelo bajo sus pies se desmoronara, dejándolo en un abismo de confusión y traición. Taehyung lo había no por quien él era, sino por la semejanza física con una persona de su pasado, como un muñeco sustituto. Incluso el nombre, Jungkyung, el de su evidente difunto novio, lo seguía golpeando con una fuerza devastadora cada vez que lo escuchaba en su mente.
Las calles que antes le parecían serenas se volvieron opresivas, mientras se dirigía de regreso a su casa. La imagen de Jungkyung, un espectro del pasado, ahora cobra una presencia innegable en su cabeza. Se sentía utilizado, no como un individuo único y valioso, sino como una sombra de otro. Odiaba que lo hacía sentir como un usurpador que robaba la identidad de alguien más.
Era cierto eso de que la traición corta profundamente. Cada risa compartida, cada mirada cariñosa, parecía ahora estar ensombrecida por la sombra de un amor pasado. Jungkook sentía que había sido parte de un juego en el que no conocía las reglas, una marioneta en manos de los recuerdos de Taehyung. Se preguntaba si cada gesto, ya fuese cariñoso o amable, cada palabra dulce, era más una conexión con el fantasma de Jungkyung que con él mismo.
El peso de la mentira y la omisión se asentaba en su pecho, haciéndolo sentirse vulnerable y expuesto.
¿Siquiera hubo mentira u omisión?
No tenían una relación, en teoría no eran absolutamente nada. Entonces, ¿por qué se sentía tan traicionado? ¿Por qué siquiera le estaba doliendo eso?
En un principio, estaban supuestos a tener encuentros fortuitos, una que otra noche de pasión y nada más. Pero...
¿Por qué seguía preguntándose cuánto de su relación con Taehyung fue genuino y cuánto fue una representación de un amor que ya no existe, si ellos no estaban juntos, no eran novios, por qué le afectaba? La confianza que había estado construyendo se desintegraba, dejando un vacío doloroso en su corazón.
Había una mezcla de ira y dolor, se enfrentaba al conflicto interno de confrontar a Taehyung o retirarse en silencio. La verdad duele más que cualquier mentira, y el proceso de aceptar que había sido un mero sustituto, en lugar de una elección por sí mismo, se estaba convirtiendo en una batalla emocional abrumadora. El sentimiento que sentía se estaba mezclando ahora con la amargura y la sensación de ser una víctima de la añoranza de alguien más.
Por alguna estúpida razón sentía que estaba robando parte de esas memorias, una vez más, convertido en un ladrón, a pesar de no saber qué estaba robando con exactitud. Tener problemas de pareja sin estar en una relación no era algo que le estaba gustando experimentar.
A decir verdad, sentir que ni siquiera podía reclamarle a Taehyung le molestaba el doble. Tendría que comenzar por decirle que registró su casa, que invadió su privacidad y que incluso le había robado esa fotografía que continuaba sosteniendo mientras permanecía sentado en su cama.
—¿Por qué te pareces tanto a mí? ¿Por qué a la vez luces tan diferente a mí? — Jungkook
Observaba aquel retrato con vehemencia, tratando de ver o notar algo que lo llevara a algún sitio, a pesar de no tener idea de hacia dónde se dirigía con ese exhaustivo escrutinio.
Subiendo los pies en su cama y tras decirle a su madre que no le apetecía comer, se dedicó a continuar mirando aquella fotografía. Detallaba cada centímetro de su facción, cada cabello visible, su alrededor, intentaba ver algo pasado por algo a pesar de no tener la menor idea de lo que deseaba encontrar. El hecho de que existió alguien tan idéntico a él no le gustaba, no le temía, pero tampoco es que no tuviese miles de preguntas en su cabeza. En cualquiera de los casos, necesitaba pensar, pensar mucho, aunque también quería liberar su mente en su totalidad para no tener ningún pensamiento.
+++
Por enésima vez durante ese día, Taehyung controlaba su teléfono en busca de una señal por parte de Jungkook. Cuando regresó a la casa esa mañana, le sorprendió que el menor se hubiera marchado sin avisarle apropiadamente. Le hizo una llamada y luego le escribió, pero hasta ese momento, no había recibido respuesta alguna. Por alguna razón que desconocía se sentía inquieto, una sensación que desde hacía mucho no sentía en su pecho.
Mientras miraba una película con su sobrina, se dio cuenta de que toda su atención estaba centrada en un hombre que se encontraba a varios kilómetros de su casa y no en los dibujos animados o en su sobrina. Le gustaba prestarle toda la atención cuando cuidaba de ella, pero en ese instante, todo lo que pudo hacer fue acariciar suavemente su cabeza y ponerse de pie. Con pasos lentos caminó a la cocina por un vaso de agua, al regresar, sonrió en dirección de la menor.
No parecía ser la niña que horas atrás había llorado por haber entrado sin permiso a la habitación en donde su tío no le permitía jugar. Había estado corriendo y se tropezó, dejando caer el helado en el suelo, justo en el mismo lugar en donde Jungkook también había derramado algo esa mañana. Ella lloró mientras su tía limpiaba el desastre, a pesar de su tensa sonrisa y sus palabras de calma. Le costó un tiempo lograr que se tranquilizara, asegurándole que estaba bien y que solamente tenía que prestar un poco más de atención, no correr y respetar los espacios para los mayores.
Le comentó a su sobrina que estaría haciendo algunas cosas en su despacho, así que tras un asentimiento de Hanseo, dirigió sus pasos a su despacho, pero, inconscientemente, se dirigió a la que él consideraba la habitación de Jungkyung. Lo que Taehyung no sabía era que, esa misma mañana, los pasos de Jungkook también lo llevaron a ese rincón lleno de nostalgia. Abrió la puerta que guardaba secretos profundos y se sumergió en el mundo íntimo de Taehyung y Jungkyung. No fue su sobrina la primera en irrumpir, tampoco la primera en ensuciar, gracias a eso, todo lo que vio fuera de lugar, incluso la suciedad en el suelo fue achacado a la menor y no al hombre que pasó la noche ahí junto a él.
No tenía una relación con Jungkook, tampoco pensaba tener una. Estar con él a ese nivel sería como una traición perpetua hacia una persona que amó a un nivel inexplicable, alguien que perdió la vida por su causa. Sería traicionar por completo su recuerdo, su persona. Estar con Jungkook podría darle una felicidad que no merecía y no sabría si sería real a fin de cuentas. Ellos nunca hablaron de una relación y él se lo dejó claro en un principio, podrían compartir gloriosos momentos, pero su tiempo juntos era finito.
A pesar de todo esto, se encontraba una vez más, pensando en su persona todo el tiempo.
¿Lo llamaba?
¿Le volvía a escribir?
Al final, optó por no hacer ninguna de las dos cosas, ya le había escrito lo suficiente y no sabía qué decir exactamente si lo llamaba. Todo estaba bien, simplemente se había ido a su casa y podría verlo el lunes en el trabajo, tal vez, encontrarse en su casa. A lo mejor, no hablarse por un tiempo estaba bien también, ya habían pasado demasiado tiempo juntos, la distancia era buena.
Lo que Kim Taehyung no se esperó fue la ausencia de Jungkook al llegar el lunes. Llamó reportándose enfermo y, por los siguientes días, tampoco estuvo presente o respondió sus mensajes. En un comienzo, se preocupó, incluso sopesó la idea de preguntarle a Yoongi por él, mas cuando se acercó al mayor y lo escuchó hablando con Jungkook, confirmando su bienestar, desistió por completo. Si estaba bien y no le respondía, significaba que su relación había vuelto a ser lo que debía ser, jefe y empleado, nada más.
Al parecer, las cosas estaban volviendo a donde pertenecían. Jungkook se había aburrido y vuelto a sus andanzas. Quizás sus pensamientos iban más allá de lo que realmente era, pero no le importaba en este punto. Jeon Jungkook podía no responderle nunca más.
+++
Jungkook se encontraba solo en su habitación, con la foto en la mano y la mente llena de incertidumbre. La revelación de parte del pasado de Taehyung y el rostro de esa persona idéntica a él, desencadenado una tormenta de pensamientos en su cabeza, como un enjambre de mariposas que revoloteaban sin rumbo. Se preguntaba si debía abordar el tema, enfrentar la verdad que había permanecido oculta por tanto tiempo.
Sin embargo, ¿cuál era esa verdad?
¿Había algo que enfrentar?
¿Por qué seguía dando tanta vuelta sobre un mismo eje?
El miedo a lo desconocido se cernía sobre él. Se preguntaba si estaba preparado para las respuestas que podrían surgir, para enfrentar la realidad que había permanecido en las sombras.
Después de la cena, con el corazón latiendo fuerte en su pecho, Jungkook se armó de valor. La decisión de enfrentar la verdad tomó forma dentro de él, como un impulso irrefrenable. Sabía que no podría seguir ignorando todo lo que estaba ocurriendo. No se trataba de Taehyung en este punto, sino de él, de su persona, porque había muy pocas razones para tener un parecido tan fuerte con alguien. Podría ser uno de los tan llamados dobles de la vida, esos que, supuestamente, todas las personas tienen en algún lugar o en algún tiempo, ya fuera pasado, presente o futuro.
Ingresó a la sala de estar con determinación, la foto en la mano como un recordatorio tangible de la verdad que buscaba. Miró a sus padres, también les regaló una sonrisa fingida cuando ambos lo invitaron a sentarse para ver el televisor. Aunque la oferta parecía tentadora para olvidarse de todo por un instante, no tuvo más remedio que rechazarla. En cambio, los invitó a hablar, sentándose frente a ellos en el suelo y entregándoles la foto.
Un nudo se formó en su garganta, sintiendo la mirada expectante de sus padres sobre la imagen. Se preguntó si alguna vez habían visto a alguien que compartiera su rostro, su esencia.
La angustia marcaba el rostro de sus padres, sus miradas se cruzaron, comunicándose en un lenguaje silencioso. El silencio llenó la habitación antes de que sus padres, con miradas entre nerviosas y comprensivas, asintieran. Pudo ver las lágrimas que asomaban en los ojos de su madre antes de que ambos finalmente se dignaran a verbalizar alguna palabra. Estaba a punto de sumergirse en un viaje hacia lo desconocido, dispuesto a desentrañar los misterios de su propia historia.
— Por su expresión puedo ver que están conscientes de que este no soy yo, ¿cierto? — Sabiendo que a ambos les estaba costando y luchando contra su propio miedo, decidió ser quien iniciara la conversación, dirigiéndola en dirección a la verdad que él quería saber. — ¿Lo conocen? — Quería mantenerse calmo, pero sus labios mudos estaban jugando con su paciencia, la ansiedad lo estaba consumiendo. — ¡Hablen!
— Y-Yo... — Su padre fue quien habló, sosteniendo la mano de su esposa para intentar que esta dejase de llorar. — Nosotros, deberíamos hablar.
— Sí, eso es lo que estoy esperando.
— Tu madre necesita un momento.
Jungkook se levantó del suelo y descalzo como estaba, se encaminó a la cocina en busca de dos vasos de agua para sus padres. A su regreso, observaba a la mujer que le dio la vida observar el retrato en silencio.
— Tu madre y yo nos casamos muy enamorados, teníamos claro que queríamos formar una familia al año de nuestro matrimonio. Desafortunadamente, no tuvimos éxito con ese plan. — El ceño de Jungkook se frunció al escuchar esto, sintiendo que estaba comprendiendo mal.
— Jungkook, — su madre, con manos trémulas, extendió los brazos para acariciar su mejilla — después de tres años de intentar concebir sin éxito, tu padre y yo tomamos la decisión de adoptar, — comenzó su madre con voz suave. — Pero el proceso era agotador y no garantizaba la adopción al final. Fue entonces cuando una vieja amiga mía, que trabajaba en un hospital, nos habló de un caso peculiar.
Sus padres compartieron una sonrisa nostálgica antes de continuar, recordando esos días llenos de incertidumbre y esperanza. — Nos enteramos de una joven enfermiza, sin familia, que estaba cerca de dar a luz. Sabíamos que no sobreviviría el parto, y ella, valiente y decidida, estaba dispuesta a dar a sus dos hijos en adopción, — espetó el padre de Jungkook, con la mirada fija en el recuerdo.
— Esta joven mujer, con el corazón lleno de amor por sus hijos no nacidos, tomó la difícil decisión de dárnoslos. Fue un acto de generosidad y amor inigualable, — continuó su madre, con la voz entrelazada con emociones intensas.
La historia continuó, develando más detalles sobre la conexión entre Jungkook y su familia biológica. Los padres de Jungkook compartieron cómo conocieron a la joven madre personalmente, decidida a darles una oportunidad a sus hijos no nacidos, y cómo se formó el vínculo que cambió la vida de todos.
— Conocimos a la joven madre, quien, entendiblemente, quería asegurarse de que sus hijos fueran a un buen hogar. Nosotros, sin embargo, no estábamos inicialmente en condiciones de adoptar a dos niños, solo planeábamos adoptar a uno, — explicó su padre con cautela.
El primer bebé, que estaba destinado a ser adoptado por ellos, nació enfermo, recibiendo noticias desalentadoras sobre su salud futura. Ante esta situación, los padres de Jungkook tomaron una decisión que cambiaría el curso de sus vidas.
— Cuando nos dijeron que el primer niño tendría dificultades en su niñez y que posiblemente ni siquiera llegara a ella, tomamos la decisión de adoptarte en su lugar, — compartió su madre. Lamentablemente, la tragedia persistió en la narrativa. — Tu madre biológica falleció en el parto, como ya todos esperábamos, y las perspectivas de vida del otro bebé no eran muy esperanzadoras, añadió, marcando el trágico giro que completó esta historia de amor y pérdida.
— Ustedes simplemente... — Jungkook los miró fijamente, sintiendo sus ojos arder. — Egoístamente, escogieron al más sano de los dos, ¿no es así?
— No, hijo, no fue así. Influyó, claro que sí, pero no fue... — Sus palabras se cortaron en el momento en el cual la mujer se lanzó para abrazarlo, llorando en los brazos de su hijo. — Te amamos, lo hicimos desde que te vimos y también lo quisimos mucho a él. Nosotros...
Silencio.
Los pensamientos tumultuosos se arremolinaban en la mente de Jungkook, una tormenta emocional que amenazaba con llevarse consigo todo lo que pensaba que sabía. La revelación de que los padres que él consideraba propios no lo eran biológicamente desataba una serie de preguntas y emociones que hasta ahora habían permanecido ocultas.
En primer lugar, estaba el choque de descubrir que sus padres, esos con quien creció y vivió toda su vida, no eran sus padres biológicos, una revelación que desafiaba la base misma de su identidad. En segundo lugar, la existencia de un hermano gemelo perdido, una conexión de sangre que nunca llegó a conocer, dejando un vacío en su corazón y su historia. El peso de haberle "robado" la oportunidad a su hermano de ser parte de esa familia se posó sobre sus hombros, creando una sensación de culpa.
El pensamiento de ser un ladrón de oportunidades, sueños y esperanzas resonaba fuertemente en su mente. Se enfrentaba a la idea de haber arrebatado, sin intención, la posibilidad de que su hermano gemelo creciera en ese hogar. Una vez más, el destino parecía haberlo marcado como un ladrón, pero esta vez no de cosas materiales, sino de experiencias vitales.
Y finalmente, la dolorosa verdad de que su hermano gemelo fue el amor de la vida de Taehyung. Se imaginó a su gemelo, a quien nunca conoció, amando a Taehyung con la misma intensidad que él mismo casi lo hacía en el presente. No, no amaba a Taehyung, pero no podía negar que hubiese sido alguien de quien hubiera sido fácil enamorarse, alguien a quien su corazón hubiera podido amar sin duda. En esos momentos, Jungkook se sentía a punto de robarle incluso eso a su hermano, el amor romántico que compartía con Kim, una sombra trágica que oscurecía su propia conexión con Taehyung.
La habitación estaba llena de un silencio denso, interrumpido únicamente por el resonar de las emociones en el corazón de Jungkook mientras intentaba procesar la complejidad de su identidad y relaciones.
Los padres de Jungkook compartieron más detalles sobre su angustiosa historia. Durante muchos años, cargaron con la culpa de su decisión, visitando al gemelo enfermo en el hospital hasta que finalmente fue dado de alta y llevado a un orfanato. A pesar de la separación, siguieron vigilándolo de cerca, sin revelar su verdadera identidad ni la existencia de su hermano gemelo.
A lo largo de los años, continuaron con las visitas, observando desde las sombras mientras su gemelo crecía en el orfanato. Mantuvieron su secreto, decididos a proteger a ambos hermanos de la confusión y el dolor. Sin embargo, cuando el gemelo de Jungkook fue adoptado a la edad de diez años, perdieron todo contacto con él. La privacidad y seguridad del niño adoptado se volvieron prioritarias, y la información sobre su paradero se mantuvo en reserva.
La revelación de esta parte de la historia dejó a Jungkook con una mezcla de emociones. Por un lado, apreciaba el esfuerzo de sus padres adoptivos por cuidar a su gemelo enfermo. Por otro lado, la sensación de pérdida y desolación creció al saber que su hermano gemelo fue adoptado por otra familia, perdiendo así cualquier oportunidad de conexión directa con él.
Se encontraba en una encrucijada emocional. Aunque sus padres adoptivos le mostraron amor a lo largo de su vida, la sombra de la ahora conocida existencia de su hermano gemelo enfermo lo dejó sintiéndose como un sustituto, una réplica que servía como un consuelo ante la pérdida de su hermano.
A pesar de la comprensión racional de que sus padres siempre lo amaron genuinamente, Jungkook no pudo evitar sentirse eclipsado por la figura de su gemelo. Era como si todos quienes afirmaban amarlo en realidad amaran al gemelo que no pudieron tener. La angustia se instaló en su pecho, creando un complejo de inferioridad frente a la figura de su hermano fallecido. Era absurdo, no debía sentirse así por un difunto, pero no podía evitarlo.
Incluso el hombre que le gustaba, Taehyung, se encontraba vinculado emocionalmente a su pasado, a la persona que era prácticamente su reflejo. Jungkook se debatía en la dualidad de sentirse querido y, al mismo tiempo, ser consciente de que, de alguna manera, siempre fue una sombra, una versión alternativa, un ladrón.
+++
La tenue luz de las lámparas colgantes iluminaba el elegante bar de la ciudad, creando un ambiente íntimo y refinado. Taehyung y Namjoon, primos unidos no solo por la familia, sino también por una amistad sólida, se encontraban sentados en un rincón estratégico del local. La música suave y los murmullos de la clientela proporcionaban el fondo perfecto para su encuentro.
Ambos disfrutaban de la compañía mutua mientras degustaban sus copas de licor selecto. El cristal tintineaba suavemente cada vez que llevaban las copas a sus labios, marcando el ritmo de la conversación entre risas y anécdotas.
Namjoon, con su característica seriedad matizada por la sonrisa, compartía detalles de sus proyectos y avances en el trabajo, mientras Taehyung respondía y también revelaba algunos cambios en su vida laboral.
El mayor de los Kim observó a Taehyung a través de la tenue luz del bar, y entre sorbos de su bebida, decidió abordar un tema que parecía pesar en su mente.
— Oye, Tae, me encontré con Jimin hace unas semanas. — La bebida que Taehyung estaba dispuesto a beber se quedó suspendida en el aire durante algunos segundos antes de llegar a los labios del empresario. — Intenté contactarlo después, pero no conseguí su número, y no está en ninguna red social que haya revisado. ¿Tú sabes algo de él?
Taehyung levantó la mirada, sus ojos expresando una cautela evidente.
Jimin, con su cálido y comprensivo corazón, llegó a la vida de Taehyung justo cuando los pedazos rotos del duelo aún no se habían asentado. La sombra de Jungkyung estaba presente, pero Jimin, respetuoso y considerado, nunca intentó penetrar en esa oscura nube.
La relación entre ellos dos se forjó en el segundo año universitario, en medio de pocas risas compartidas y momentos de complicidad. Aunque Jimin no conocía la historia completa, intuía que había una cicatriz profunda en el corazón de Taehyung. Su delicadeza y respeto se convirtieron en un bálsamo silencioso para las heridas no dichas.
Jimin aprendió a leer los silencios de Taehyung, entendiendo cuándo el pasado se volvía una sombra alargada sobre el presente. Evitaba las preguntas incómodas y nunca forzaba a Taehyung a compartir más de lo que quería. Sabía que existía un dolor antiguo, pero también veía a la persona frente a él, no solo al hombre marcado por la pérdida.
En su papel de salvavidas, Jimin se convirtió en un faro de luz, recordándole a Taehyung que la vida también podía ser luminosa después de la tormenta. Y, aunque no hablaban explícitamente del pasado, Taehyung encontró en Jimin un apoyo sólido, alguien con quien compartir risas y alegrías, construyendo un nuevo capítulo sin borrar por completo los anteriores. Era por eso que, en la actualidad, todavía se sentía agradecido, listo siempre para entregarle su amistad y todo lo que llegase a necesitar. No podría jamás traicionar la confianza y la amistad entregada por parte de Jimin.
— Nam, no puedo darte su número sin su permiso. Y, además, Jimin es un tema delicado. — Namjoon asintió, pero la curiosidad parpadeaba en su expresión.
— ¿Delicado en qué sentido? ¿Pasó algo entre ustedes dos? — Taehyung soltó un suspiro, su gesto, revelando lo poco que quería hablar de ese tema, puesto que él también estaba preocupado por Jimin a pesar de no saber lo que realmente ocurría con él.
— Pasó algo, sí, pero no entre nosotros dos. — Vio la expresión del mayor, pero se apresuró a proseguir para no recibir ninguna pregunta. — Aquí lo importante es que, después de la separación de ustedes dos, todo el mundo quedó mal parado, nos sentimos mal. No quiero volver a estar en medio de eso. —Namjoon apoyó la copa en la mesa, suspirando también.
— Tae, lo siento. No quiero revivir viejas heridas, pero Jimin y yo compartimos mucho. Quisiera saber que está bien. — Taehyung le sostuvo la mirada, firme.
— Lo que sea que haya pasado entre ustedes dos es asunto de ustedes. Pero, entre tú y yo, prefiero que eso no afecte nuestra amistad. Ya me encontré en el medio una vez, y no estoy dispuesto a hacerlo de nuevo. Si quieres saber de su persona, que él mismo te lo cuente si se ven, a su tiempo y bajo sus condiciones. Soy tu primo, él es mi mejor amigo. No es mi lugar hablarte a ti de él ni a él de ti. — Namjoon asintió, respetando la decisión de su amigo.
— Entendido, Tae. No quiero complicar las cosas.
Taehyung forzó una sonrisa.
— Aprecio eso, Nam. Sigamos adelante, hablemos de cosas más ligeras. ¿Cómo ha sido tu trabajo últimamente?
Y así, entre charlas menos delicadas, los primos continuaron su reunión, esforzándose por mantener la ligereza en la conversación mientras dejaban a un lado los asuntos más oscuros que amenazaban con emerger. Los dos sabían que algo estaba ocurriendo en la vida de Jimin, pero era difícil saber cuando el protagonista se negaba a revelar cualquier ápice de información.
Namjoon, después de unos minutos, cambió el tono de la conversación. Sus ojos se llenaron de curiosidad al mencionar otro tema.
— Y, ¿qué hay del chico que es idéntico a Jungkyung? ¿Es también un tema vedado?
Taehyung apretó ligeramente los labios, sintiendo el peso de las palabras de Namjoon. Esa imagen que había estado tratando de alejar de su mente volvía a emerger hacia la superficie, casi burlándose de él por creer que no lo había pensado. No sabía cómo abordar el asunto de Jungkook, era una situación complicada.
— Sí, Namjoon, Jeon Jungkook es un tema vedado. Hay cosas que preferiría no discutir. — Decidió ser directo. Namjoon asintió, captando la molestia e incomodidad en la respuesta de Taehyung.
— Entiendo. No quiero meterme donde no me llaman. — A esto, Taehyung le lanzó una mirada agradecida.
— Gracias por entender. Hay ciertos capítulos de la vida que son mejor dejar cerrados. — Namjoon sonrió comprensivamente, reconociendo la sabiduría en esas palabras.
— Claro. Todos tenemos nuestros secretos y nuestros fantasmas. No estoy aquí para desenterrarlos.
¡Saluditos! 💜
LORED
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