Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 12

Una vez más, la de la mañana se filtraba a través de las cortinas cuando Jungkook parpadeó, tomando conciencia de su entorno. No estaba en su propia cama, y en una fracción de segundo, la realidad de estar nuevamente en casa de Taehyung lo golpeó. Dos noches consecutivas compartiendo el mismo espacio parecía increíble, y, a pesar de la familiaridad que se estaba comenzando a construir entre ellos, una parte de Jungkook todavía se sentía extraña.

A su lado, Taehyung yacía, tranquilo en el sueño, el contorno de su rostro suavizado por la luz de la mañana. Jungkook observó por un momento, su mente luchando con las sensaciones encontradas que revoloteaban en su interior. Había algo en la proximidad de Taehyung que despertaba una comodidad que él no había experimentado en mucho tiempo.

Esa noche, él había estado todavía adolorido por el encuentro anterior, así que no hubo nada de sexo, nada de pajas o cosas demasiado subidas de tono. Lo que sí hubo fueron muchos besos. Había perdido la cuenta de cuánto se besaron, lo único que sabía era que, en algún momento, ambos se quedaron dormidos abrazados.

Esa mañana, a diferencia de la anterior, compartieron y sí terminaron su desayuno sin ninguna interrupción. La sencillez de ese acto cotidiano resonó con una intimidad que iba más allá de lo superficial. Cada gesto, cada palabra compartida, Jungkook sentía que tejía una conexión más fuerte entre ellos, aunque no estaba muy seguro del punto de vista de Taehyung.

Después del desayuno, Taehyung lo llevó de vuelta a casa después de casi dos días de ausencia. Sus padres, preocupados, pero sin duda acostumbrados a sus idas y venidas, lo recibieron con alivio y cariño. Se dedicó a pasar todo el día con ellos, almorzaron y salieron a pasear, pero entrada la tarde ya estaban de regreso. Ya bañado y listo para molestar a un Yoongi extrañamente tranquilo que no se había reportado para saber del chisme, su teléfono sonó rompiendo la tranquilidad de su cuarto.

Al ver el número, Jungkook, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo habitual, se apresuró a contestar. La voz de Taehyung al otro lado de la línea tenía ese tono sereno y familiar que hacía que las mariposas revolotearan en el estómago de Jungkook. Maldición, ¿qué mierda le estaba pasando? No podía estar reaccionando así por un mero gusto y no había posibilidad alguna de enamorarse tan fácilmente y en lo que él le parecía tan poco tiempo, así que, ¿qué podría ser?

— ¿Te gustaría dar un paseo, Jungkook? — Fue la pregunta casual de Taehyung.

— ¿Puedo preguntar a qué se debe?

— Es una invitación, aprovechando que me estoy tomando unos días de descanso. Pero si no quieres ir...

— No vayas tan rápido. — Bromeó el menor, escuchando la contenida risa de Taehyung, deseando verlo reír como pocas veces. — Me encantaría ir.

Y entonces, en un giro inesperado que hizo que Jungkook soltara una risa nerviosa, Taehyung reveló que ya estaba estacionado afuera de su casa. Jungkook no pudo evitar la sorpresa y la alegría que se reflejaron en su rostro mientras miraba por la ventana. Ahí, con una sonrisa cómplice, estaba el pelinegro, saludándolo desde el auto.

El menor se apresuró a salir, todavía riendo ante la inesperada sorpresa. La sensación de tener a Taehyung esperándolo fuera de su casa era un eco de emociones adolescentes y un recordatorio de que, incluso en medio de la complejidad de sus vidas adultas, aún podían experimentar la ligereza y la alegría de la juventud.

Juntos, se embarcaron en un paseo, dejando atrás las preocupaciones cotidianas por un momento. No había risas que flotaran en el interior del automóvil, pero sí una tranquilidad cómoda que les permitía disfrutar de la compañía del otro. Así fue su extraño camino por el parque y también su visita a un oculto museo en plena ciudad. Estaba a simple vista, pero era un lugar tan bohemio como peculiar, pues a simple vista parecía una cafetería común, pero en la planta alta, se escondían muchas obras de arte.

Entre esas obras maestras, las conversaciones entre Taehyung y Jungkook fluyeron tan suavemente como las pinceladas en un lienzo. Sin embargo, la armonía se rompió cuando un hombre se acercó a Kim, atrayendo su atención. Jungkook en un principio lo vio alejarse con el sujeto que lo observaba con insistencia. Parecía querer acercársele, pero en cada oportunidad, Taehyung se interpuso. No sabía de qué hablaban, pero las miradas dejaron de ir hacia él hasta que el mayor regresó a su lado.

— ¿Podrías adelantarte a la casa?

Con una expresión desencajada, el mayor sacó de su bolsillo la llave de su auto y de su billetera, sacó una tarjeta también dejó en su mano, allí estaba escrito el número de acceso a su casa y la llave en forma de tarjeta en caso de que hubiese algún inconveniente con los números. Jungkook, sorprendido por la repentina despedida y confianza, titubeó por un momento. El museo parecía haberse sumido en un silencio pesado mientras sopesaba la situación.

— No es necesario, puedo ir a mi casa, — fue la respuesta cautelosa del castaño, su mirada buscando alguna pista en el rostro de Taehyung.

— Ve a mi casa, Jungkook. — Demandó e insistió el mayor sin querer dejar margen a una intercambio mayor de palabras en ese lugar. Jungkook frunció el ceño, no le gustaba su tono, pero una sutil caricia en su mano, como si fuese una silenciosa súplica, le hizo calla. — Espérame allí, siéntete como en tu casa. Si necesitas algo... — Taehyung abrió su billetera para entregarle una tarjeta de crédito, pero Jungkook simplemente dio un paso atrás.

— Voy a ir, pero espero que cuando te calmes y hables conmigo, recuerdes mis palabras. No te pases... — Musitó mirándolo seriamente. — No soy el director de la empresa, pero tampoco me trates como esos amiguitos tuyos con los que te he visto.

— Ninguno de ellos ha recibido la llave de mi casa o mi auto, ¿a qué viene eso? — Antes de que Jungkook pudiera explicarle, Taehyung cerró su saco y palmeó su hombro. — Nos vemos en un rato.

Asintiendo, Jungkook tomó las llaves y el código de acceso, aún intrigado por la repentina muestra de confianza. ¿Lo estaba probando, o simplemente estaba siendo genuino en su ofrecimiento? Mientras se alejaba hacia el auto de Taehyung, observó cómo este se adentraba en la conversación con el otro hombre, dejando a Jungkook con preguntas sin respuesta.

El motor del lujoso automóvil ronroneaba suavemente mientras Jungkook manejaba por las calles. Conducir el coche de Taehyung era como entrar en un mundo diferente, uno lleno de comodidades y refinamiento que estaba más allá de su alcance habitual. Cada curva del vehículo respondía con gracia, y Jungkook se sentía momentáneamente envuelto en un aura de elegancia que contrastaba con su vida cotidiana. Por un momento, el incómodo momento vivido con Taehyung desapareció, la incomodidad se fue disipando con cada kilómetro recorrido.

Al llegar a la mansión de Taehyung, le pareció mentira encontrarse allí por tercer día consecutivo, sin contar todas las veces anteriores que la visitó. Siempre que lo veía volvía a impresionarse, era un lugar que solo veía en películas, no algo que experimentara en la realidad. La entrada amplia y majestuosa le hacía sentir como si estuviera cruzando un umbral mágico hacia un mundo desconocido.

Al recorrer los pasillos, la cautela y el respeto lo guiaban. Se abstenía de curiosear demasiado, aunque la belleza del lugar lo atraía. Se preguntaba cómo sería vivir en una casa tan imponente, con cada rincón meticulosamente diseñado. Sus ojos se posaban en cuadros y esculturas, preguntándose sobre las historias que encerraban. Taehyung le había explicado tan emocionado cada cuadro en la galería de hoy, que la curiosidad por entender más de su persona a través de sus pertenencias, aumentaba cada vez más.

Algo que siempre sentía al caminar por ese lugar era el aire de melancolía y de serenidad que le llegaban como una rara contradicción. Al pasar por el despacho que había visto la otra vez, en donde Taehyung había estado hablando por teléfono, notó que la puerta estaba cerrada con llave, lo mismo ocurría con otra a pocos metros de esa; la curiosidad le picó, pero decidió resistirse. No era su lugar para explorar.

Finalmente, se acomodó en el espacioso salón, tomando un momento para procesar qué demonios continuaba haciendo junto al pelinegro que se había infiltrado en su cerebro. Encendió el televisor, pero su mente estaba ocupada con pensamientos sobre lo desconocido, sobre cómo la vida de Taehyung, tan diferente de la suya, estaba ahora conectada con la suya de una manera que no terminaba de imaginar.

El tiempo pareció perderse en la mansión de Taehyung mientras Jungkook esperaba pacientemente en el amplio salón. La suave luz del atardecer filtrándose por las ventanas creaba un ambiente tranquilo y relajado. Pero el cansancio del día y la comodidad del sofá pronto envolvieron a Jungkook en un abrazo tentador.

El silencio de la casa fue roto solo por los susurros distantes de la mansión y el tenue zumbido de algún electrodoméstico. La televisión, que alguna vez estuvo encendida, ahora estaba apagada, sumiendo la habitación en un tranquilo letargo.

Cuando finalmente Taehyung regresó, encontró a Jungkook dormido en el sofá, como una imagen de serenidad en medio de la elegante sala. En lugar de despertarlo, decidió cuidadosamente recogerlo en sus brazos, llevándolo hacia la cama como si fuera un tesoro frágil. El único inconveniente es que casi sintió que le daría una hernia discal, pues Jungkook no era un peso demasiado ligero para él.

El suave crujido de las sábanas recibió a Jungkook mientras el mayor lo acomodaba en la cama. Sin mucho alboroto, ambos se sumergieron en el acogedor abrazo de la cama. Taehyung, aún vestido, se deslizó bajo las sábanas junto a Jungkook durante varios minutos. En la penumbra de la habitación, intercambiaron un adormilado "buenas noches", y la mansión, ahora llena de susurros suaves, se sumió en la quietud de la noche.

+++

Jimin había pasado semanas con su mente dando vueltas, tratando de encontrar la manera de comunicarle a su novio que necesitaban un poco de espacio. Las palabras fluían fácilmente en su mente, pero resultaba curioso cómo terminaban transformándose en nuevas mentiras cuando no podía poner fin a lo que estaba sucediendo.

Juyeon siempre había sido carismático, con la habilidad de imponer sus ideas, y Jimin había olvidado cómo actuar por sí mismo. Era injusto, y comenzaba a resentir lo que vivía junto a su novio, a pesar de que las cosas habían estado sorprendentemente tranquilas últimamente. No había discusiones, ni golpes... Casi como si todo fuera tan perfecto como en los primeros meses de su relación. Era increíble como semanas atrás tuvo que ausentarse del trabajo y ahora, todo parecía ser miel sobre hojuelas.

— ¿Deberíamos ir al cine? — Juyeon, saliendo de la ducha, preguntó con una sonrisa amplia—, hace mucho que no tenemos una cita, ¿verdad? Compraré las entradas.

Jimin observó a su novio por un instante, soltando una profunda exhalación mientras apartaba su teléfono. — La verdad es que no hay nada que quiera ver, así que no te preocupes.

— Vamos, será divertido, tú y yo —insistió su novio, y Jimin hubiera querido reír al escucharlo, porque unas semanas sin peleas serias no cambiaban lo ocurrido en los últimos dos años, y Juyeon parecía incapaz de comprenderlo.

— No entiendes — respondió, notando la tensión en la mandíbula de su novio —, no quiero ir al cine contigo, Juyeon.

— ¿Qué rayos quieres decir? ¡¿Acaso no valoras el esfuerzo que hago por hacerte feliz?! —Golpeó con fuerza el muro más cercano, sorprendiendo a Jimin por un momento, pero el rubio se mantuvo en su lugar, resistiéndose a ceder. — ¡Sales con tus amigos, regresas a trabajar y crees que puedes hacer lo que te dé la gana!

— Mis amigos no tienen nada que ver —contestó calmado, agarrando con fuerza su teléfono mientras buscaba su abrigo, — simplemente no tengo ganas de ir al maldito cine, no es tan difícil de entender.

Antes de poder reaccionar, sintió la mano de Juyeon estrellarse contra su rostro y el sabor metálico en su boca. Respiró profundo, levantándose para tomar su abrigo con la mayor tranquilidad que pudo encontrar, intentando liberarse cuando Juyeon sostuvo su brazo para detenerlo.

— ¡¿Dónde diablos piensas que vas?! ¡Estamos hablando, Jimin! — Gritó, pero Jimin no pudo evitar reír ante esto mientras sentía el delgado hilo de sangre que corría desde la comisura de su boca—, ¡¿Qué es tan gracioso?!

— ¿Hablando? — Con un movimiento brusco, liberó su brazo de su novio, dando unos pasos para poner distancia. — ¡Acabas de golpearme otra vez! ¡¿No te das cuenta?! ¡No quiero ir al cine contigo porque sé que haré algo que no te va a gustar y no quiero que me golpees en público también!

— ¡Entonces actúa como una persona decente!

— ¿Decente? — Limpió la sangre con el dorso de su mano, sonriendo con dificultad por el dolor, — da igual. No quiero ir al cine... Iré a caminar... ¿O también vas a prohibirme salir? — Quiso saber, consciente de que Juyeon no se atrevería a encerrarlo, — eso pensé. Regresaré pronto.

— Tu ubicación — le recordó, enviando un escalofrío por la espalda de Jimin con su mirada.

— Voy al parque, Juyeon, no voy a salir de la ciudad, — respondió, suspirando profundo cuando no recibió más respuesta que una mirada fría y llena de juicio, recordándole que no estaba ahí para rebatir sus órdenes, — de acuerdo.

Caminando por las calles cercanas al apartamento que compartía con su novio, se preguntó si realmente sería capaz de escapar de ese lugar en algún momento. Si una simple discusión por una cita había descontrolado a Juyeon de esa manera, ni siquiera quería pensar en lo que sucedería si terminaban esa relación. Estaba cansado, pero se sentía aún más estúpido al saber que, en lo más profundo, seguía esperando que las cosas volvieran a ser como antes.

¿Cómo había llegado a equivocarse tanto? Siempre había sido una persona cautelosa, pero Juyeon lo absorbía y lo hacía desaparecer en cuestión de segundos, reduciéndolo a una presencia insignificante. No importaba lo molesto que se sintiera, Juyeon siempre ganaba. Estaba solo e incapaz de abrirse con quienes lo querían, todo por vergüenza y miedo.

Joder, todavía recordaba cómo huyó despavorido de la farmacia cuando se encontró con Min Yoongi, lleno de vergüenza porque notara lo que estaba pasando. Con miedo porque su novio había estado cerca y mirado, lo que podría suponer una reprimenda para Jimin, una pelea con uno de los trabajadores de la empresa o las dos cosas. Hubiese sido tan fácil decirle, porque tenía la sensación de que sospechaba, lo mismo ocurría con Seokjin, pero era demasiado cobarde para realmente hacer algo.

Cubrió su rostro con las manos al llegar a un parque cercano, respirando profundamente antes de enviar la ubicación a su novio, odiándose por no poder resistir ese impulso. Se sentó allí, observando a la gente pasar, cuestionándose sinceramente si merecía estar en una relación como la que tenía con Juyeon. Después de todo, ya lo había perdonado una vez, ¿no? Si había alguien a quien culpar, era a él mismo...

— ¿Park Jimin? — Parpadeó un par de veces al escuchar su nombre, mirando a su alrededor hasta que vio al hombre alto que lo observaba con el ceño fruncido, intentando confirmar que era él, y que, al encontrarse con sus ojos, sonrió hasta que sus mejillas se hundieron en dos hoyuelos. — ¡Sabía que eras tú!

— ¿Namjoon? —Sus comisuras se alzaron, ignorando el ardor del golpe antes de salir del apartamento. — ¿En serio eres tú?

Namjoon se acercó a él, sentándose a su lado como si tuvieran toda la confianza del mundo, con sus manos hundidas en los bolsillos de su abrigo. — ¿Cuánto ha pasado? ¿Cuatro años?

— Hmn... Algo así — respondió, bajando su mirada a su regazo por un momento antes de permitirse observar a Namjoon, sorprendido de ver que el otro hombre lo miraba también, — creí que estabas en Estados Unidos.

— Lo estaba, he terminado de especializarme —sonrió orgulloso y Jimin odió la forma en que su estómago se retorció por esto —, conseguí empleo aquí, así que estoy de regreso de manera definitiva.

— Supongo que la mejor decisión fue regresar entonces. — Su comentario no llevaba ningún tipo de malicia en realidad, porque le alegraba saber que Namjoon había podido cumplir sus metas, pero aquello lo hacía cuestionarse si su propia decisión de quedarse en Corea había sido algo correcto.

— No diría que fue la mejor, pero supongo que valió un poco la pena — Namjoon suspiró, frunciendo el ceño de pronto cuando notó al fin la zona inflamada en el rostro de Jimin, llevando su mano hacia su mentón para poder verlo de mejor manera. — ¿Qué rayos? ¿Te golpearon?

— ¡Qué dices! — Rio, liberándose con suavidad de su agarre, avergonzado de que Namjoon hubiese visto aquello, — choqué con algo, pero seguro mañana amanece mejor... Uhm, creo que debo irme, pero fue bueno saber que estás bien, bienvenido a Corea, supongo...

— ¡Minnie! —Namjoon llamó antes de que Jimin pudiera alejarse, tomándolo por sorpresa por su apodo, algo que salió demasiado natural pese a los años que habían pasado desde su último encuentro —, disculpa... Bueno... Supongo que sigues hablando con mis primos, ¿no?

— ¿En serio? — Jimin rodó sus ojos.

—Sí, yo... Sé que es así, solo no quiero parecer un acosador... — Rascando su nuca, se levantó para ir frente a Jimin, sonriéndole con amabilidad. Y por Dios, en serio Jimin podía recordar cada instante junto a Namjoon con una sola sonrisa.

— Claro, creeré que has preguntado por mí en serio — bromeó, pero la expresión de Namjoon perdió toda alegría —, ¿Nam?

— Pregunté, pero no sé si tú puedas decir lo mismo, Jimin. — El castaño esperó un par de segundos en silencio por una respuesta, pero Jimin no tenía una excusa lo suficientemente buena como para disculparse. La verdad es que desde el momento en que su relación con Namjoon había acabado, se dijo que no permitiría que eso fuese tema entre sus amigos y él... Luego Juyeon había llegado y el recuerdo de Namjoon había terminado relegado a lo más profundo de su mente.

— Terminamos, por supuesto que no iba a hacerlo — dijo con calma, pese a estar sintiéndose ligeramente culpable.

—Tienes razón... De todos modos no tienes que seguir fingiendo que no existo, menos ahora que estoy de regreso en Corea — sonrió, llevando su mano hacia la mejilla de Jimin de manera inconsciente, acariciando su piel con suavidad, con la confianza que su relación anterior le entregó.

—Tengo novio — soltó de pronto, sin saber si estaba recordándoselo a él mismo o a Namjoon.

— Tierno — Namjoon rio, porque lo primero que sus primos le habían dicho cuando Jimin comenzó su relación, es que dejase de ilusionarse, — ya lo sé. Fue bueno verte, Jimin. Quién sabe y nos reencontramos por causalidad una vez más.

Cuando Namjoon volvió a dejarlo a solas, la piel donde Namjoon había acariciado parecía quemar. No comprendía cómo es que podía estar dejando que su corazón reaccionara de esa forma si sabía perfectamente que Juyeon lo esperaba... Pero de cualquier forma, fue incapaz de contener la sensación burbujeante de alegría de haber visto una vez más a Namjoon, incluso aunque únicamente fuese para recordarle que, en algún momento, alguien le había entregado amor real. Algo muy diferente a lo que su relación con Juyeon se había transformado luego de la primera bofetada.

+++

Una nueva mañana embargó a Jungkook mientras yacía en las sábanas de Taehyung. Al despertar, se encontró con una sensación agradable, un confort que solo experimentaba en aquel lugar. A su lado, una nota simple, pero afectuosa, le deseaba buenos días.

Se estiró, dejando que la realidad del día entrara lentamente en su conciencia. Al bajar sus pies de la cama para encaminarse al baño como ya se le estaba haciendo costumbre, chocó con algo que salió disparado hacia el medio de la habitación. Se apresuró a tomarlo entre sus manos para saber qué era. Sus ojos cayeron sobre la billetera de Taehyung, y en un rincón de su mente, la curiosidad comenzó a agitar sus hilos. La tentación de abrirla titilaba en su interior, una invitación sutil a explorar el contenido de la billetera. Un momento de vacilación lo envolvió, debatiéndose entre la ética y la curiosidad.

Finalmente, cedió. Al abrir la billetera, la sonrisa que estaba en su rostro lentamente comenzó a desaparecer, la sorpresa y la confusión lo envolvieron como una densa niebla. Entre los compartimientos, una fotografía atrajo su atención, y fue como si el tiempo se suspendiera por un instante. Era una imagen de él mismo, pero no de ahora, sino de una época más joven, una foto que no recordaba haber visto antes.

Los detalles en la foto eran vívidos: el brillo inocente en sus ojos adolescentes, la sonrisa despreocupada que no conocía el peso de los años. No reconocía la ropa, tampoco el lugar, aunque no había mucho que pudiese distinguir debido al ángulo en el cual la fotografía fue tomada. ¿Por qué Taehyung tenía una foto suya? Mejor dicho... ¿Cómo podía Taehyung tener una foto suya de tanto tiempo atrás? ¿Qué conexión desconocida los unía?

Pudo escuchar los pasos de Kim saliendo de la cocina, lo que le hizo cerrar la billetera que tenía en sus manos. En silencio, dejó la billetera de nuevo en su lugar, pero la incógnita quedó suspendida en el aire. La sorpresa aún resonaba en sus pensamientos mientras se dirigía al baño, buscando todas las razones por las cuales su jefe tendría una foto suya de cuando era adolescente.

Buenas, buenas...... Otro capítulo que he publicado, pero esperando algunas horas de los otros dos porque después no se dan cuenta de todas las actualizaciones y se las saltan. Espero que las hayan disfrutado.

Lored

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro