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Capítulo 10

Había pasado mucho tiempo desde que Jungkook se encontró en una situación similar. Sexualmente hablando, era cierto que llevaba un récord en cuanto a tiempo sin acostarse con alguien, pero no era esa la cuestión o el cambio principal de esa noche. Se trataba de varias cosas que al juntarlas, se volvía una bomba amenazando con estallar.

Para comenzar, estaba el desear a una persona en específico hasta sentir los huesos cobijados por la piel, arder tanto como esta bajo cada toque. El aceleramiento de los latidos, las ganas tan locas y crudas de perderse en alguien. Justamente, como le estaba ocurriendo con su jefe. Sin embargo, el tipo de sexo que Taehyung le estaba ofreciendo, no era algo que había experimentado desde sus primeros años de experiencias, al menos no en esa magnitud. Esa era otra de las razones que hacían el momento tan diferente a lo que estaba acostumbrado. Se podía resumir que cada cosa sucediendo y por suceder esa noche se estaba volviendo un punto de inflexión en su vida privada, en sus preferencias. Principalmente, el hecho de entregarse tan voluntaria y gratamente a alguien como el hombre que besaba su espalda.

Por momentos, podía sentir su piel ser estirada por unos dientes que la aprisionaban sin infligir verdadero dolor, solo presión. Era como un juego para el mayor que tocaba puntos alternos y desorganizados hasta llegar a la línea de su glúteo. Justo ahí, pudo sentir por primera vez la humedad de su lengua más allá de los intercambios de besos. Era húmeda, pero tibia, firme y a la vez suave; ascendió hasta su cuello para recorrerlo de lado a lado, ya completamente seca.

— Mierda... — Ese susurro se escapó de los labios de Jungkook en el instante que la lengua le dio paso a unos labios que lo besaron en la unión de su cuello y hombre, seguidos por unos dientes que mordieron el mismo sitio. La acción se repitió debajo de su mentón gracias a la ayuda de sus manos que giraron al menor. — Ven aquí.

Jungkook lo atrajo un beso profundo y desordenado, al cual el contrario se negó, tropezando casi en el intento, pero encontrando equilibrio con sus brazos a cada lado del cuerpo de Jungkook.

La separación de sus labios le permitió a Kim contemplar su rostro y eso trajo como resultado un silencio algo ruidoso a causa de sus respiraciones entrecortadas.

Era él... Mientras más lo miraba, más sentía que era él, el hombre al cual amó con locura, incluso antes de saber el significado de la palabra amor. Taehyung tuvo una vez una persona que le hacía reír diaria y continuamente. Esa persona tenía ojos marrones y expresivos, su sonrisa podría compararse con la del conejo más tierno. El lunar que tenía en el inferior de su labio era como una obra de arte que le cautivó desde el primer instante en el cual lo vio llegar a su escuela.

Por aquel entonces, Taehyung cursaba su penúltimo año de primaria y el chico transferido, perteneciente al programa social de igualdad de oportunidades para los niños con desventajas económicas estaba en dos grados por debajo. Normalmente, Taehyung no lo hubiese notado, pero estaba justo en la oficina del director cuando el chico entró. Esa misma tarde se cruzaron en la cancha de fútbol del colegio, Taehyung era el sub-capitán pese a no amar tanto las actividades físicas. Estaba ahí porque así sus padres quisieron y él hacía todo lo posible por mantenerlos contentos, no por ser un hijo bueno y obediente, sino, para evitar el fastidio de tenerlos arriba de él todo el tiempo.

Ese rostro que él jamás podría olvidar llegó a los camerinos pidiendo ser parte del equipo después de haber observado el entrenamiento. La mayoría se negó porque no querían tener a uno de clase menor, pero el chico pidió mostrar su valía y así, antes de darse cuenta, comenzó a estar con él la mayor parte del tiempo.

Al principio fue únicamente durante el horario de entrenamiento, después, para ayudarse mutuamente en sus deberes académicos. Eso le dio paso a acompañarse mutuamente a la salida del colegio, a por unas meriendas o videojuegos. La primaria culminó para ambos y después llegó la secundaria, las hormonas y una razón que le hizo hacer algo inesperado, algo que Taehyung jamás hubiera hecho en sus cinco sentidos con alguien más.

Una razón tan ambigua a la que llamó gusto y deseo.

Una razón que un día lo instó a tomarle la mano mientras se dirigían a una sala de videojuegos, la misma razón que le hizo robarle un beso a un chico de quince años cuando él tenía diecisiete. Ese beso fue el primero de muchos y, con la ayuda de su hermano mayor, pudo tener un apartamento que les permitió convivir más. Los padres del chico con cabello color castaño, estuvieron agradecidos con Taehyung por las oportunidades que le brindaba a su hijo, a quienes ellos creían que era su mejor amigo en vez de un novio. Eso les permitió prácticamente vivir juntos hasta ese maldito día en el cual los señores Kim llegaron a su apartamento sin previo aviso y los sorprendió haciendo el amor en la sala.

A ese fatídico día le siguieron otros y, un mes después de decidir tomarse un tiempo para ver cómo podrían enfrentar la negativa de ambas familias, mientras Taehyung regresaba de su primer día universitario, su vida quedó en pausa. Él recibió una llamada telefónica entrada la noche que le avisó que el chico que él amaba se había arriesgado, dejado a su familia por estar con él y que lo esperaba en su apartamento. Taehyung fue la persona más feliz, corrió con toda su fuerza para verlo, pero al llegar a su apartamento, quienes lo esperaban eran otros.

Pudo ver a sus padres irguiéndose en su sala de estar mientras gritaban y lo señalaban, pero todo lo que él podía ver era la abandonada mochila en su sofá junto a un teléfono móvil que pertenecían al chico de diecisiete años que él amaba. Porque sí, ese mismo día había cumplido años, pero todavía no había podido darle sus felicitaciones personalmente. Varios minutos después de estar en su casa, su teléfono volvió a sonar y él lo tomó ignorando los intentos de su madre por arrebatarle el celular y las diatribas de su padre. Hubo una emoción en su pecho que se apagó al escuchar que se trataba de un hospital.

Todo su mundo se apagó en ese momento, porque incluso si condujo en su propio vehículo, ignorando la mayoría de las leyes de tránsito con tal de llegar al hospital lo antes posible. Sin embargo, no fue lo suficientemente rápido y, al llegar, recibió la noticia de que ese chico que él amaba había muerto y ni siquiera se le permitió verlo. Sus padres le gritaron y los de seguridad lo sacaron del hospital cuando se negó a salir por las buenas. Es que él había tenido el mismo derecho que sus padres de estar ahí, ¿por qué lo echaron?

Desde ese día, su vida se detuvo, él dejó de vivir, aunque los años continuaron pasando y su alrededor continuó evolucionando.

Todo hasta ese día en el cual sintió que la última gota de oxígeno abandonó sus pulmones antes de volverse a llenar rebosantes cuando vio, entre varias personas, el rostro de Jungkook. Mucho antes de entrar a esa empresa, él vio al castaño que le permitió volver a respirar por primera vez en tantos años. De alguna manera, volvió a poner su vida en marcha y por esa cuestión, procuraba tenerlo siempre cerca de él.

Ahora, ese mismo rostro estaba frente a él, o mejor dicho, debajo de él, mirándolo sin saber quién era, pero evidenciando también su gusto, su deseo, su atracción. Por un instante pensó en alejarse, de hecho, lo intentó, pero una mano tatuada se afianzó en su cabello para atraerlo a un beso demasiado suave, calmo, relajado. Era como si Jungkook hubiese podido ver a través de su incertidumbre, de sus temores y de ese alto muro que lo acorazaba desde la última vez que vio ese rostro cuando tenía dieciocho años.

— ¿Vas a echarme otra vez a medio camino? — Indagó Jungkook buscando al lado de su cuerpo una de las manos de Taehyung para llevarla a su pecho. Con parsimonia, la fue arrastrando por todo su cuerpo hasta llegar a su entrepierna y, entrelazando sus dedos, apretó lo suficiente para que pudiese sentir su aún endurecido miembro.

— No pienso dejarte escapar hoy. — Respondió volviendo a tomar un semblante decidido que hizo a Jungkook sonreír. — Ven aquí. Creo que todavía queda demasiada ropa entre nosotros.

El sonido de la cremallera resonaba jodidamente fuerte en la habitación, o al menos así pareció para los dos hombres sumidos en el silencio. El mayor se había distanciado algunos centímetros para zafar el botón principal del pantalón que se ajustaba a su cintura para luego descender la cremallera. Fue grande la sorpresa del castaño al ver que, a pesar de haberse entretenido, Taehyung también tenía una erección que chocó contra su propio abdomen al bajar el pantalón y la ropa interior. Parecía un juego de seducción extremadamente elegante. Los metódicos, justos y firmes movimientos de los largos dedos de Taehyung le hicieron morder su labio inferior con deseo contenido.

Joder, en otro momento él lo hubiera hecho tocarse a sí mismo, masturbarse hasta casi correrse antes de él llegar para cortar y extender ese momento. Los deseos de follarlo hasta verlo quebrarse y perder la compostura lo tenía casi eufórico a pesar de saber que, con Kim, al menos esa noche, no sería posible. Ni siquiera sabía si tendría otra noche como esa, pero ya poco le importaba con tal de sentir sus besos y esas manos recorriendo su cuerpo.

— ¿Por qué no me dejas ver eso que tanto ansiabas que tocara? — Inquirió Taehyung peinando su cabello hacia atrás con una mano, mientras con la otra terminaba de desabotonar su camisa, caminando a pasos lentos hacia un Jungkook que no podía apartar la mirada de su pene. — ¿Te gusta lo que ves?

— La respuesta a eso podría emocionar a tu ego. — Taehyung ladeó una sonrisa de manera muy similar a como el menor solía hacerlo. — No termines de quitarte tu camisa, quiero hacerlo yo. Termina de llegar aquí. — Mencionó tirando de la tela, logrando que Taehyung volviese a sonreír.

Jungkook y Taehyung estaban ocupados, concentrados en su tarea, buscando la forma apropiada para desvestir al contrario, todo sin perder tiempo extra. Taehyung notó cómo Jungkook se desajustaba los jeans, inclinándose hacia atrás en la cama. Sin embargo, pronto cambió las manos del menor por las suyas, comenzando a deslizar sus jeans hacia abajo. Similar a lo ocurrido con él mismo minutos antes, la polla de Jungkook saltó casi alegremente. Saltó con tanta fuerza que también chocó contra su abdomen, su rostro se coloreó ligeramente de rubor, y una expresión de alivio se dibujó en su rostro.

Taehyung, a su alrededor, intentó mantener la compostura, mordiéndose el labio inferior para contener cualquier reacción audible. Sin embargo, las imágenes que le impactaron eran completamente erróneas. No era el tamaño de la anatomía de Jungkook lo que le sorprendió, sino más bien la situación en sí misma. No era una cuestión de dimensiones exageradas, sino de la intimidad compartida en un momento inoportuno. Muy parecido a lo que recordaba, pero a la vez diferente. Es que no estaba frente al cuerpo de un adolescente, sino, el de un adulto.

Sin poder evitar la pronta ráfaga de molestia que lo invadió al pensar en este hecho, en un Jungkook adulto, estando con otras personas que no eran él, lo sostuvo fuertemente por su cintura y lo acercó más a él antes de plantarle un beso casi agresivo. Lo único que le permitió controlarse fue su raciocinio, era normal que en esos años hubiese estado con otras personas, él también lo hizo, bueno, algo similar.

La primera vez que lo vio en la oficina tuve el impetuoso deseo de llevarlo a su oficina y besarlo hasta que no quedase saliva en sus bocas. Las circunstancias hicieron que Taehyung reflexionara sobre sus propios límites y respeto mutuo. El entorno laboral no era el lugar adecuado para tales distracciones, y ambos eran conscientes de ello. Sin embargo, piel de gallina que le recorrió permaneció casi hasta la noche, hasta que pudo contratar a alguien para liberar sus contenciones.

Pero esa noche lo tenía a él, a su cuerpo, a su rostro y Taehyung recordaba perfectamente cuándo fue la última vez que en realidad deseó a alguien, que quiso estar con alguien por placer, no por desahogo físico y mental. La última vez que eso ocurrió, él tenía dieciocho años y estaba haciendo el amor en su apartamento.

— Necesito verlo bien de cerca. — Musitó Jungkook sacando a Taehyung de sus pensamientos. Lentamente, estaba acercando su mano a la polla de su jefe para examinarla con detenimiento.

No era demasiado grande. Probablemente, fuera promedio, tal vez un poco por encima de eso, no estaba seguro. No era más grande que él, pero sí más grueso y más oscuro. Su tamaño era muy cercano y joder, Jungkook no estaba seguro si podría con algo así después de tanto tiempo sin morder la almohada. Fue inevitable imaginarlo dentro de él, duro como una roca, justo como en ese instante, follándolo profundamente. Apenas recordaba esa sensación, pero por alguna razón, con Taehyung podía imaginarla perfectamente. Toda su piel se erizó antes sus pecaminosos pensamientos y supo que fueron obvios cuando el propio Taehyung tomó su miembro y lo puso en su mano para que lo estudiara.

— ¿Cumple con tus expectativas?

— Algo se puede hacer con eso, sí. — El menor asintió y Taehyung sonrió, pasando a acariciar su mandíbula con suavidad. — ¿Qué? — El mayor continuaba acariciando sus labios, utilizando su dedo anular para separarlos, buscando llegar hasta su lengua. La presionó, imposibilitándole el hablar, con su saliva embadurnándolo y corriendo más de lo que le gustaría.

— ¿Puedes abrir la boca para mí? — El miembro que Taehyung sostenía para se sentía pesado en su propia mano, frío, deseando perderse en esa boquita que tan pequeña se veía, pero que tan ampliamente se podía abrir. Él lo sabía ya, aunque hubiese pasado una década, lo recordaba como si fuese ayer.

— Sinceramente, no me gusta dar mamadas. — La mueca en los labios de Jungkook hicieron que Taehyung sonriera, pero sin dejar de acariciar sus labios con lascivia. — Aunque creo que puedo hacer una excepción. Pero te lo advierto, voy a mi ritmo, que no se te ocurra atragantarme o presionarme la cabeza, porque lo detesto.

— Algo me dice que podrías odiarlos con todos, pero conmigo comienzas a humedecerte como un loco cada vez que te asfixio con mi pene. — Jungkook sintió su propio miembro palpitar ante esto, algo que era raro, como si Taehyung conociera su cuerpo y gustos mejor que él mismo.

— ¿Te crees adivino? No creo que puedas asegurar eso cuando nunca nos hemos acostado tú y yo, no hemos llegado tan lejos. — Mencionó centrándose en el falo de Taehyung, para luego estirar sus manos y acariciar su cadera, su trasero, sus muslos.

— No tienes que engullir mi miembro, cero mamada. Si no te gusta algo, no tienes un porqué hacerlo. Me hubiera gustado, pero se me ocurren un millón de cosas igual de divertidas que podemos hacer. Si de- — Sus palabras se vieron interrumpidas cuando una lengua curiosa y atrevida se estiró para acariciar su miembro. Una forma sutil de mandarlo a callar. — Mensaje captado...

Las manos de Taehyung se mantuvieron en el aire, luchando contra los impulsos de posarse en la cabeza de Jungkook para dirigirlo, no quería cruzar esa línea cuando no tuvo autorización para eso. Jungkook en un comienzo parecía como un adolescente curioso, algo muy diferente de las memorias del mayor. Recordaba ese rostro lascivo y engulléndolo con gula desmedida, devorándolo como únicamente él sabía. Al parecer, no solamente se había acostumbrado a tomar el papel de activo, sino que, obviamente, esa no era una actividad que hubiese hecho continuamente.

No podía negarlo, una parte de Taehyung que había estado media adormecida, la posesiva y egoísta, se encontraba feliz de saber que todos los encuentros sexuales de Jungkook iban moldeados de forma diferente. Sus amantes, nunca podrían ver este lado de un hombre que estaba acostumbrado a llevar las riendas y que, junto a él, voluntariamente las soltaba.

Sus ojos se cerraron, entregándose a la placentera sensación a medida que el menor se relajaba más, volviéndose más confiado e intrépido. Como si desbloqueara una memoria atrapada en el fondo de su subconsciente. Se ayudó de las manos para jugar con los testículos y llevárselos a la boca para succionarlos con cuidado, apretando la base de su erección para que su lengua se deslizara confiada. El jugueteo con su cabeza descubierta mientras por momentos la perdía bajo la capa de su prepucio, instó a Taehyung muchas veces para controlarlo, obligarlo a que dejara de jugar, pero, en cambio, el mayor se contuvo, empuñando sus manos.

Después de algunos minutos, Jungkook ya sentía que su mandíbula dolía. Por mucho que se ayudaba de las manos y dejaba de chuparle con un nuevo deseo desbloqueado, comenzaba a cansarse. Sin embargo, después de todo ese tiempo, se permitió mirar hacia arriba, olvidando el fuerte golpe que sentía que había sufrido su orgullo. Fue entonces que el cuerpo pulcro e impoluto de Taehyung le pareció una escultura, una estatua que se alzaba ante él, haciéndole sentir que le rendía pleitesía a una deidad muy querida.

Cuando sus miradas se encontraron, esa tranquilidad del mayor le causó molestia. Quería follarlo, quebrarlo, pero si no lo podría hacer a su manera, tendría que encontrar una nueva forma de hacerlo. Entonces, ahí, haciéndole saber a Taehyung que estaba ahí, pero que la entrega tendría que ser proporcional, estiró más su lengua y comenzó a profundizar finalmente, hasta que sus labios rozaron la depilada pelvis de su jefe.

— Mierda... — El ceño de Taehyung se arrugó, sus labios temblar y entreabrieron mientras exhalaba con fuerza. No pudo evitarlo más, sus manos viajaron hasta el cabello de Jungkook, pero no presionó, solo la dejó ahí, como un saludo, un entendimiento tácito a la acción del menor.

Los párpados de Taehyung amenazaron con cerrarse y entregarse completamente. Si pudiera cerrar los ojos, aunque fuese por un momento, sería muy fácil dejarse llevar, pero no podía. Eso sería un problema porque...

— Mierda... — Su flujo de pensamiento fue interrumpido cuando, por su cuenta, Jungkook se ahogó sobre su miembro, salivando sobremanera con cada arcada.

Chupaba torpemente, pero podía ver que esa era la intención de Jungkook, de ese modo, cada vez que profundizaba la mamada, se atragantaba con su polla en el fondo de su garganta y comenzaba a escurrir saliva. Al parecer, le gustaban las cosas sucias y sería un fatal mentiroso si fingía que a él no le gustaba eso. Los dedos de sus pies se encorvaron, sus piernas y su nuca se erizaron en un aviso de lo que eminentemente ocurriría, algo que Jungkook notó, justo antes de separarse.

— ¿Qué haces? — Indagó Taehyung, si bien él estaba pensando en alejarse para no correrse todavía, no esperaba que el menor se levantara del suelo y lo empujase hacia abajo.

— Me dijiste aquella vez que los juegos previos, provocaciones y preámbulos no te incomodaban, únicamente no quieres ser penetrado, ¿no es así?

— Algo similar, sí... — Intentó formular mejor aquello, porque una parte de su persona se sintió disgustada por la pérdida de control momentánea, pero maldición, se trataba de Jeon Jungkook y ese podría ser su talón de Aquiles.

— Entonces devuélveme el favor y disfruta el espectáculo.

— Tú nunca fuiste tan dominante, todo lo contrario, tú.... — Sus palabras una vez más se interrumpieron al notar lo que estaba diciendo justo con el pene de Jungkook apuntando a su entrecejo, como una pistola que le dictaba su sentencia. — Quise decir...

Jungkook se alejó de él por un segundo, caminando por la habitación en busca de una corbata que había estado olvidada en una silla. La reconocía, se la había visto a Taehyung con antelación y debía admitir que siempre quiso atraerlo por sus corbatas y fundir sus labios en un beso. En ese momento, aunque la corbata estaba en su mano, pero no unida al cuello del mayor, se tuvo que conformar con atraerlo a un ferviente beso por su nuca.

Después del rato que pasó chupando su polla, su cuerpo y cabeza se sentían más ligeros mientras disfrutaba de ese beso. Le gustaba el modo en el que Taehyung abrazaba su cintura, firme y demandante, casi como si con esa acción quisiera reclamarlo, decirle algo que con sus palabras no podía. No pudo evitar cerrar los ojos, perdiéndose el modo en el cual el mayor continuaba mirando sus párpados cerrados.

A Taehyung le hubiese gustado estar empezadnos u vida en ese momento, sin que su cerebro tuviese ya tantos recuerdos almacenados que no le permitían entregarse como tal vez le hubiese gustado. Sin embargo, si algo era seguro es que junto a él, por primera vez en mucho tiempo, se sentía tan bien. Una culpa que procuraba enterrar en el fondo de su pecho.

Sus lenguas se unían provocativamente antes de alejarse, una acción que se repitió muchas veces y, en cada vez, dejaron estelas de saliva que los obligaba a unirse otra vez. Pudo sentir como Jungkook en cada beso estudiaba su lengua, recorriendo cada centímetro de la misma. Sus dientes se clavaron en su labio inferior y sus manos apretaron fuertemente sus nalgas antes de unir sus manos en la parte trasera de su espalda y volverlo a arrodillar.

— Desde que tengo memoria, desde mi primera experiencia sexual, yo siempre he sido dominante en la cama. Puedo ser pasivo, ¿pero sumiso? No, eso definitivamente no va conmigo. — Comentó con una sonrisa, acercándose a él para que abriera su boca, una mirada bastó para que Taehyung entendiera.

— Bien. — Fue todo lo que dijo antes de que Jungkook entrara hasta el fondo de su garganta, pero sin presionar. — ¿Esto es divertido para ti?

— Creo que sí, hay un gusto culposo que yace en mi pecho, ver a mi antipático jefe arrodillado frente a mí.

— ¿Antipático?

— Seamos honesto, no creerás que eres una hermosa alma de Dios en el trabajo, ¿verdad?

— Por supuesto que no, soy el mismísimo diablo para todos ustedes y soy feliz manejando ese infierno a mi manera, pero eso no me hace una persona antipática.

— Lo eres, pero eso también te vuelve jodidamente sexy. — En una imitación, acarició sus mejillas, notando que aunque de rodilla, al igual que él, Taehyung no perdía esa aura dominante.

Era raro, nunca tuvo compatibilidad sexual con alguien que fuese tan dominante como él, pero suponía que con Kim era diferente, el simple hecho de dar un paso atrás, permitía que hubiese un pequeño balance entre ambos.

Taehyung no fue tímido o torpe, cada lamida, succión o caricia sobre su pene era consciente, como un cuño que iba dejando en cada parte de su piel. Parecía querer decir "mírame, porque no vas a poder olvidarme." "Mírame, porque aunque vas a ser el pasivo esta noche, seguiré siendo el mejor sexo que experimentarás en tu puta vida." "Mírame, porque nadie más te la va a mamar mejor o más rico que yo."

Y joder, Jungkook podría darle la jodida razón. A diferencia del mayor, él sí cerró sus ojos, entregado al momento. A Taehyung parecía no importarle si él ponía las manos en su cabeza o presionaba hasta su garganta, lo tomaba tan bien, que Jungkook sintió odiar a cualquiera que hubiese experimentado eso antes que él.

— ¡Mírame! — Demandó Taehyung aun sin poder masturbar su miembro como deseaba, todo lo que podía hacer era con su boca.

— Maldición. — Mencionó el menor una vez que bajó la mirada y se encontró con esos firmes ojos. Podía correrse así, le encantaría llenar ese rostro de semen, ver su cabello salpicado y convertirlo en un desastre. Su imaginación era demasiado potente, y esa fue la razón por la cual sus dedos se ciñeron al cabello negro de Taehyung y tiró de él con fuerza para separarlo, porque recién comenzaban y no quería arriesgarse a venirse tan pronto. — Pensé que esa boca solamente servía para mandar.

Taehyung sintió como el menor lo acercó para lo que él creyó sería un beso, pero, en cambio, lo lanzó hacia la cama sin que él pudiera hacer mucho con sus manos atadas a su espalda. Intentó moverse para acomodarse mejor, pero antes de poder terminar de hacerlo, Jungkook estaba a horcajadas en él.

— Quizás estaba equivocado.

La paciencia de Jungkook ya había tocado fondo después de tantos días de abstinencia, de semanas llenas de trabajo, con Taehyung sofocándolo, ya fuera con trabajo o con su simple presencia. Podía decir que su jefe tampoco estaba muy en desacuerdo con su idea cuando podía sentir su erección presionando su parte baja. En cualquier caso, esa insatisfacción sexual era una tortura y, aunque tenía que ser pasivo, iba a acabar con ella esa noche.

Se inclinó para besar una vez más al pelinegro, mordiendo sus labios, meciéndose contra él, frotando sus ablandadas erecciones que pronto recuperaron su máximo esplendor. A decir verdad, esa no era la idea que Taehyung tenía en mente, pero tampoco se negó esta vez, si Jungkook había estado dispuesto a retroceder y ceder en algo, él también podía poner un poco de su parte.

— Siendo el pasivo, ¿estás dispuesto a darme todo lo que desee de ti? — Indagó Jungkook estirando su lengua, lamiendo obscenamente su mentón hasta llegar a su cuello, dejando una pequeña succión en la curvatura del mismo antes de ascender a sus labios y besarlo de manera sucia, demandante.

— Eso puede llegar a ser negociable.

— Puedo prometer que no te arrepentirás, vamos, como regalo de cumpleaños. — Taehyung no pudo decir nada contra esas últimas palabras, algo en su mirada cambió por algún motivo y el castaño se puso feliz.

— De acuerdo, te daré todo lo que desees esta noche.

Podría deberse a su cumpleaños, pero era una satisfacción grande saber que Taehyung estaba dispuesto a darle todo lo que quería. No tenía razón alguna para no aprovecharlo y usarlo a su favor.

Sus manos descendieron por su cuello, acariciaron sus perfectas clavículas y continuaron hasta su pecho. Lo apretó con fuerza y luego lo acarició antes de continuar detallándolo con los dedos hasta llegar a su pelvis. Le parecía ridículo que un pene le pareciera tan perfecto.

— ¿Condones? — La mirada de Taehyung le dio la respuesta señalando el pantalón que había caído en la cama. Rebuscó en su bolsillo, viendo al mayor tensarse cuando tomó su billetera, relajándose cuando la volvió a dejar a su lado sin abrirla. — XXL, ¿en serio? — Sonrió viendo las envolturas negras y doradas.

Con una mano, a sabiendas de que no era lo correcto, llevó el sobre del condón hacia su boca para rasgarlo, mientras su otra mano se acercaba a la boca de Taehyung. Con un movimiento de cabeza le indicó que abriera la boca y con sus dedos libres, índice y medio, se adentró en su boca para lubricarlos con saliva. Se aseguró de empaparlos apropiadamente, viendo el líquido transparente escurrir hasta su muñeca.

— Tengo lubricante en... — Las palabras amortiguadas de Taehyung fueron opacadas por dedos que fueron hasta su garganta.

— Quiero tu saliva, será suficiente. — Sacó los dedos de la boca de Taehyung y lo llevó a su propio trasero, sintiendo la incomodidad que venía con el tiempo pasado sin tocarse allí. — ¿Sabe una cosa, señor Kim? — Mencionó viendo la frente de Taehyung arrugarse mientras sus ojos morían por mirar lo que estaba haciendo detrás de él. — Estoy preocupado por usted.

— ¿Por qué lo estarías? — Preguntó viendo el miembro de Jungkook contraerse, su rostro desdibujarse.

— Seguramente, te arrepentirás más tarde... — Musitó mientras se daba la vuelta, para mostrarle una vista que Taehyung moría por ver. El bien formado trasero del menor siendo abierto y sus dedos estirando suavemente su entrada. Ardía, joder si no lo hacía, dolía, era incómodo, pero por alguna razón, saber que Taehyung estaba tan afectado por este lo excitaba bastante, quería enloquecerlo solo con la vista obscena de su entrada siendo dilatada. — Ya que después de acostarte conmigo, será aburrida cada vez que lo hagas con otros.

Sus dedos se hundieron más y su otra mano tiró más de su glúteo, permitiéndole a Taehyung una mejor vista. Lo escuchó gruñir, su cuerpo se removió debajo del suyo, pero no pudo hacer nada debido a sus manos retenidas. Se dio un poco más de dedo para provocarlo, pero luego volvió a girarse, inclinándose para besarlo. Fue un beso profundo, ansioso y hambriento que terminó después de algunos gemidos, muy pocos segundos después.

Jeon se separó y Taehyung esperaba que hiciera algo con su desatendido y erecto pene, pero todo lo que hizo fue acercarse un poco más y sentarse en su rostro.

— Usa tu lengua para mojarme y dilatarme un poco más. — Sus miradas se encontraron desde ese ángulo y, repentinamente, Taehyung agradeció que no estuviera masturbándolo en ese momento, porque podría haberse acercado prontamente al borde. — Vamos, jefe, usa tu boca para algo bueno.

La última vez que vio, ese cuerpo no estaba tan definido y tampoco tenía esos músculos, no había tatuajes, su abdomen no tenía esos enloquecedores cuadros y tampoco se mostraba tan descarado, al menos no de una manera tan dominante. Era nuevo, pero Taehyung no podía decir que le desagradaba del todo, simplemente era raro...

Su lengua degustó esa entrada y un poco más allá, ayudado por los dedos que le mostraron el camino. Lo absorbió, besó, escupió y penetró con la lengua hasta que la respiración de Jungkook comenzó a descontrolarse.

— Ahhh... — La respiración de Taehyung también se descontroló y por algunos segundos interrumpió su tarea cuando Jungkook se inclinó hacia atrás para masturbarlo, escupiéndose su mano en más de una ocasión. — Tan sucio... — Susurró contra su entrada y, frente a esto, Jungkook sacó sus propios dedos para aferrarse con esa mano al negro cabello. Su cintura se restregó con fuerza contra su boca, imposibilitándole decir algo más.

— Cállate... — Jadeó cerrando sus ojos, pero cuando los abrió, ahí estaba Taehyung, con sus ojos húmedos, cabello desordenado, mejillas sonrojadas y labios hinchados.

Jungkook siempre se consideró bueno en el sexo, aunque no tuviese costumbre de ir abajo, sabía que podía hacer un buen trabajo, pero había un único problema. Ese tipo era enorme, por eso seguía dilatándose, arrepintiéndose un poco de no haber aceptado el lubricante.

— Ah... — Jadeó rozando el pene envuelto en látex contra su entrada.

— Jungkook.

— No me apresures. — El menor maniobraba el mene ajeno, casi enganchándolo en su borde.

Maldición, Taehyung forcejeaba contra la corbata, arrepintiéndose de haberlo permitido, porque de no haberlo hecho, en este momento, hubiera podido ayudar mejor a Jungkook. Su mente pensaba en cómo serle de ayuda, pero la presión alrededor de su polla le obligó a maldecir. Jungkook había comenzado a descender, quizás demasiado rápido, porque tomó más allá de la punta en un solo movimiento y ahora estaba completamente paralizado.

Todo él se estremecía, podía sentir su entrada estirándose al máximo, quería bajar, pero sus muslos temblaba. Su cintura se movió muy levemente de manera circular, pero esto le permitió bajar un poco más, logrando que Taehyung, sin querer, elevara sus caderas y lo embistiera. Ambos se estremecieron al unísono, el mayor casi cerró los ojos mientras jadeaba, pero no lo hizo. Se limitó a tratar de incorporarse sobre sus codos lo mejor que pudo para ver al castaño.

Jungkook sí cerró sus ojos, sudaba caliente y frío, sus mejillas, cuello y pecho estaban sonrojados, su frente arrugada, su abdomen tensado. En su mente maldecía, había pasado toda una eternidad desde que lo hizo por detrás y dolía como el infierno, incluso si se ubicó arriba, creyendo que el controlar la situación y marcar el tiempo, le haría soportarlo mejor. Ardía, joder, podía sentir su pulso ahí, pero eso no le impidió elevarse y dejarse caer, siendo él quien controlaba las embestidas.

— Ah, ah... — Era Taehyung quien jadeaba como un loco. Sus brazos algo entumecidos por el peso de ambos cuerpos, pero su pene y su cerebro parecían no tener la menor preocupación por esto. — Muévete más rápido... — Necesitaba calmar esa desesperación.

— N-No... Será a mi ritmo, ah...—- Se podía escuchar el obsceno chapoteo de sus penetraciones, sus jadeos llenaban esa habitación y la cordura de ambos parecía pender de un hilo.

— Muy... — Taehyung echó la cabeza hacia atrás apretando los dientes y luego volvió a observarlo, — muy estrecho, mierda. — Estaba jodidamente apretado y caliente, su polla ansiaba liberarse, correr en su interior hasta que todo el cuerpo de Jungkook se tensara y amenazara con cortarle la circulación de su miembro reproductor.

— Ya sé que lo que quieres decir es que se siente jodidamente bien. — Bromeó Jungkook ahora que el dolor que persistía le estaba dando paso a un placer descomunal. Una vez más se levantó y bajó no solo con fuerza, sino que iba incrementando su velocidad. El único inconveniente era que provocaba a Taehyung a tal punto que el mayor parecía no poderse quedar quieto.

— Quédate quieto... — Su pedido fue ignorado, Taehyung movía las caderas a su encuentro, el chapoteo se incrementaba, el sonido lascivo también. Ambos jadeaban y Jungkook no podía hacer más que contorsionarse sobre esa polla tan deliciosa. No sabía por qué había ignorado esa parte del sexo durante tanto tiempo, pero joder, sí que le estaba gustando sentir a su jefe. — Ah.

— Maldición, sí, se siente tan bien, Jungie, tan bien... — Había pasado tanto tiempo desde que Taehyung también había experimentado un sexo tan placentero.

Normalmente, solo buscaba calmar sus necesidades sin involucrarse con sus conexiones, era sexo, pero jamás fue íntimo o realmente delicioso. Ahora, con Jungkook, volvía a sentir lo que era disfrutar del sexo de verdad, con su cuerpo buscando espontáneamente un mayor placer a la par del menor que ahora se inclinaba para besarlo.

Sin dejar de moverse, el castaño se inclinaba para besarlo, enredando sus dedos en el cabello de Taehyung para levantando, chupando su lengua, luchando contra esa boca. La carne gruesa de su jefe llenaba su interior, provocándole sonidos vulgares que escapaban de su boca antes de poderlos retener. No tenía tiempo para perderse en sus pensamientos y lo mejor es que podía ver que el mayor estaba en igualdad de condiciones.

Se elevó hasta dejar solo la punta dentro y volvió a descender. No movía todo su cuerpo, únicamente sus caderas hacían el trabajo a excepción del momento en que quería mayor fuerza, ahí sus piernas le ofrecían un poco de apoyo. Podía escuchar el barullo de las sábanas, Taehyung estaba forcejeando.

— Voy a venirme ahora, solo muévete un poco más duro, más rápido. — Jungkook acató el pedido, pero esta vez, con cada estocada, él también comenzó a masturbar su propio miembro, guiando el pene de Taehyung hacia su próstata. — Tan hermoso.

Fue lo que pudo decir cuando lo vio cerrar sus ojos, morderse el labio inferior mientras fruncía el ceño y se quedaba mortalmente quiero sobre él, corriéndose por todo el cuerpo de Taehyung. No pudo con la mamada, pero así, las ráfagas de semen alcanzaron su rostro, su pecho y era una vista tan erótica, que no podía parar de masturbarse. Su interior, varios segundos después, también comenzó a calentarse, podía sentir que el mayor se estaba corriendo y él quiso escurrir hasta la última gota.

Sin embargo, antes de poderse dar cuenta, Taehyung lo había volteado sobre la cama, se había liberado de la corbata y esa libertad le permitió empujarlo. ¿Ya no se había venido? Lo cierto fue que si bien al mayor se le escapó en pequeño chorro, no se había venido adecuadamente, solo su miembro pulsaba locamente buscando liberarse.

— ¡Maldito! — Exclamó Jungkook, encontrándose por primera vez lo que parecía ser la horma de su zapato, alguien que se estaba comportando como comúnmente lo hacía él. — Hijo de puta.

Con una mano, el mayor apretó con excesiva fuerza el estómago de Jungkook, hundiéndolo hasta que pudo sentirse llenando ese cuerpo perfecto. Finalmente, era él quien podía marcar el ritmo de la estocada, haciendo lo que su mente había planeado, así había querido ver a Jungkook, debajo de él. Aunque no podía decir que no había disfrutado todo lo ocurrido hasta el momento.

— Joder, estoy sensible, está comenzando a doler. — Avisó Jungkook, pero la sonrisa que vio en el rostro contrario lo erizó. — T-Taehyung.

— Tu interior está tan caliente y tan jodidamente ajustado después de que te hayas venido.

Sus caderas se incrustaron contra las de Jungkook. Elevó sus piernas hasta que sus talones se apoyaron en la cama y lo penetró con mayor fuerza. Liberaba todo lo que había acumulado por tantos años y que iba destinado únicamente al dueño de tan maravilloso y lascivo rostro.

El menor se agarró a las sábanas con una mano, pero con la otra, perdió los dedos en el cabello que tanto le gustaba, levantándose unos centímetros de la cama para besarlo.

— Mierda, me acabo de venir, si vas a seguir hazlo bien y no seas una maldita bestia. Mueve tu cintura suavemente, de adelante hacia atrás, como si me estuvieras haciendo el amor y pintando mi interior con tu polla.

— Si hago eso, estaré apuntando a tu próstata y ahí sí que vas a ver las estrellas.

— Haz lo que te digo... — Taehyung negó, pero luego sonrió.

— Eres tan porfiado, pero como quieras, después no digas que no te lo advertí.

Su primera oscilación de cadera contra la próstata de Jungkook causó que el menor gritara y su cuerpo se arqueara hacia atrás. Tenía los ojos extremadamente ensanchados y todo lo que estaba agarrando en sus manos, incluyendo los pelos de Taehyung, sintieron este hecho.

— ¿Así? — Maldición, una vez más, Jungkook sentía arrepentirse de sus decisiones esa noche, aunque si tomaba como ejemplo las anteriores, al final, todo salió bien. Taehyung pudo verlo estremecerse con cada chirrido tenue de su cama, pero la falta de respuesta únicamente lo provocó más. — ¿Estoy haciendo bien lo que me ordenaste? — Preguntó atrapando su cuello para acercarlo a un profundo beso. — Si no me lo dices, no lo sabré. Quieres que haga lo que me dices, pero no sé si lo estoy haciendo bien.

— Hijo de puta, sabes que lo estás haciendo bien. — Protestó cuando Taehyung salió completamente para ver su entrada cerrarse sobre la nada, se inclinó hacia abajo para darle una lamida que mitigara un poco la reacción del roce fuerte del condón, sonriendo al escucharlo gritar. Luego, introdujo tres dedos para presionar su próstata y sujetarlo con fuerza, yendo a besarlo. — T-Taehyung.

El nombrado se alejó varios centímetros, su cabello negro caía sobre su rostro mientras se mordía el labio inferior y apretaba las mandíbulas. Tenía la cara del villano de alguna película que Jungkook amó en algún momento de su pasado, el villano perfecto de su imaginación que, cuando menos se lo esperó, volvió a penetrarlo como le había dicho.

— ¿Bien así?

— ¡Sí! — Jadeó Jungkook. — Está bien... Me gusta así. — Taehyung sonrió y Jungkook le encontró su mirada, retándolo. — Hazlo más fuerte.

— Te gusta el jodido peligro. — Fue todo lo que dijo Taehyung antes de hacerle caso una vez más a su pedido, agarrado sus fuertes muslos para embestir contra su entrada. Veía como la cabeza de Jungkook caía hacia atrás, había pedido más fuerte, pero su mano parecía empujarlo hacia atrás.

Las embestidas parecían no tener final, sus locas respiraciones parecían rugidos en una selva, el chapoteo de las penetraciones se les unían como el sonido de un riachuelo. Una, dos, infinitas veces Taehyung pareció penetrarlo antes de que, una vez más, Jungkook se corriera. Esta vez, no fue sobre el cuerpo de Taehyung, sino sobre el suyo propio.

— Ahora estamos a mano. — Mencionó Taehyung saliendo apresuradamente de su interior, quitándose el condón como si quemara antes de comenzar a masturbarse frenéticamente sobre el cuerpo de un Jungkook que se había incorporado para darle un beso.

— Dame todo tu semen, jefe. — Jadeó contra sus labios. — Quiero ver cómo luce junto al mío.

Taehyung se vino con un fuerte gruñido, sin poder dejar de besar a Jungkook y mirar sus párpados cerrados. Se dejó caer a su lado para recuperar la respiración, ambos necesitaban volver a respirar con normalidad, pero parecía que necesitarían unos minutos para controlarla después de eso.

¡Feliz año nuevo! Una vez más aquí les dejo un capítulo que espero sea de su agrado. Ya me conocen, me extendí un poquito e hice un capítulo de casi 7k de palabras de puro sumt🙈😂

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