Capítulo 1
Su cabeza daba un millón de vueltas, ya estaba despierto, pero abrir los ojos suponían una tarea difícil aunque bueno, lo verdaderamente difícil fue procesar lo que vio cuando sus párpados finalmente se elevaron. Esas paredes no las reconocían, lo que le otorgaba la obviedad de estar fuera de su casa o cualquiera que visitara con regularidad. Un hotel, una habitación de lujo, posiblemente una junior suite por el tamaño.
— Mierda... — La voz de Jungkook apenas fue audible, era como si su garganta estuviera resintiéndose todas las actividades de horas antes.
Esa mañana se había levantado con la idea de otro día regular cuando se preparó para un "brunch", esa combinación de desayuno tardío y almuerzo en donde ya era posible ingerir algunos tragos de alcohol no tan fuertes. Esperaba beber una o dos copas de lo que sirvieran en el cumpleaños de la hermana de un compañero de trabajo. Un sujeto nuevo que buscaba integrarse y era extrañamente, demasiado amigable y abierto, incluso para un estadounidense como él.
Todo lo que pedía era a alguien que le ayudara pasar por la primera hora para luego escabullirse, Yoongi era su persona ideal para ello. Como algo típico de su mejor amigo, este ni siquiera se apareció en el lugar, lo más probable, que se quedara dormido con su teléfono apagado para que nadie le interrumpiera el sueño durante todo el sábado. En cambio él, no pudo negarse o simplemente decir voy y luego no llegar como Min lo hizo. Ese brunch terminó justo como estaba Jungkook ahora, desnudo en una cama de hotel con un compañero de trabajo dormido a un lado y la mujer de este abrazándolo por el otro lado.
— Mierda... — Repitió cerrando sus ojos, porque si una regla tenía él, era justamente no enredarse con nadie de su entorno laboral para evitar los dramas e incomodidades innecesarias en el sitio donde sin querer se pasaba la mayor parte de su tiempo.
— Buenos días. — Jungkook escuchó una voz femenina y adormilada a su lado, un aliento cerca de su cuello seguido de una presión de labios le hizo volver a abrir sus ojos.
— Lo siento, yo tengo que...— Murmuraba Jungkook incorporándose en la cama, peinando con la mano su cabello castaño mientras veía a su compañero de trabajo abrir los ojos.
Hansol tragó un poco de saliva al incorporarse también, alejándose con cautela de Jungkook y realizando una mueca cuando sus rápidos movimientos lanzaron fuertes punzadas la zona baja de su cuerpo. Simplemente no podía observar directamente al castaño y tampoco a su esposa. Ahí estaba ese tipo de incomodidad que Jungkook prefería evitar, por esnob se enredaba con conocidos y mucho menos compañeros de trabajo.
— Espera, ¿ya te vas? — La mujer se apresuró para acercarse a su esposo , besándolo mientras le daba una mirada casi suplicante. — Creo que Jungkook podría quedarse a pasar la noche, después de todo, la habitación está reservada hasta mañana a medio día que debemos pasar a hacer el check-out.
— Solar, creo que ya es hora de que él se marche. Seguramente debe estar cansado y nosotros deberíamos volver a casa. — Hansol Chwe miró seriamente a un Jungkook que cero deseos tenía de esa tensión innecesaria y que ya comenzaba a vestirse.
— Vaya, ya entraste en modo Vernon. — Se burló su mujer al ver la intimidante mirada. — Como sea, yo no pienso irme de aquí esta noche, aprovechemos que pagamos algo como esto aunque tu amigo se vaya.
— Que se diviertan y pasen una buena noche.
La despedida fue escueta, rápida. Salió de aquella habitación y hotel a gran velocidad todavía procesando el hecho de haberse acostado no solo con Hansol, su colega, sino también con la esposa de él. Si dijeran que fue una noche loca, todo tendría un poco más de sentido, pero perdieron los estribos incluso antes de que el anochecer llegara. Era la primera vez que algo así le ocurría, no querría repetirlo. Al menos no con personas conocidas, la experiencia estuvo lejos de ser desagradable.
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— Me gustaría saber cómo terminó mi apartamento con una plaga de roedores. — La voz de Min Yoongi llegó junto con sus piernas, pateando a Jungkook para que este cayera de su sofá creando un ligero estruendo.
— Hyung, no soy un roedor, merezco un poco más de tu cariño y comprensión.
— Cómo es que no eres un roedor cuando invades un apartamento que no te pertenece para comerte toda la comida, dejándola tirada por los rincones mientras te apropias incluso de los muebles. Hay solo dos palabras para eso, ladrón o roedor. — Rodando los ojos ante estas palabras. — Ni siquiera me avisaste que vendrías.
— Sí te avisé, pero queda claro que no lo sabes porque ni siquiera te tomaste el tiempo de revisar tus mensajes o lo sabrías en estos momentos. Supongo que estabas viéndote con este... ¿Cómo se llamaba?
— Hoseok y sí, estaba viéndome con él aunque no es asunto tuyo. Lo que debería ser tu asunto es el reguero que tienes en esta sala y seguramente la cocina. Ya no compartimos apartamento, si antes no tenía motivos para soportar este chiquero, ahora tengo menos.
Algo agotado, Jungkook asintió levantándose del suelo al que había sido lanzado para ponerse a recoger todo lo que ensució cuando quiso sentarse a ver una película. Después de toda una semana de trabajo, lo ideal sería ir a su casa, pero con la tensión que sus padres tenían últimamente, prefería mantenerse alejado. Quizás, ahora que su madre volvía a estar saludable, debía retomar sus planes de mudarse y no a un apartamento compartido como el que tuvo con su mejor amigo, uno propio aunque fuese pequeño era lo que necesitaba. Todavía no sabía, cómo volver a decirle a su madre que se iría de la casa, pero cuando tuviera todo organizado entonces le diría para como siempre, evitar dramas innecesarios.
— Oh por dios, ese maldito teléfono tuyo no deja de sonar, ponlo en silencioso o vibración, no sé, solo no quiero sentir el tin tin tin de las notificaciones a cada minuto. — Yoon se quejó mirando con desespero al menor que silenciaba su teléfono frunciendo su frente y frotando su sien. — ¿Es ella nuevamente? — Jungkook asintió ignorando sus mensajes. — ¿Cuánto ha pasado ya, tres meses? Deberías bloquearla, para empezar, ni siquiera debiste haberte acostado con ella y Hansol para empezar, mucho menos volver a acostarte con ellos otras dos veces. ¿En serio, Jungkook?
— No lo planeé así.
— La primera vez, lo comprendo, la segunda y tercera vez, ya esas fueron elecciones que tomaste muy consciente. No creo que tu polla se haya metido en el trasero y vagina de esas dos personas por un accidente tan orgásmico.
— Gi... — El nombrado se encogió de hombros y él resopló vencido porque el mayor tenía toda la razón. — La primera vez todo fue auspiciado por el alcohol, ninguno se esperó eso y menos que se repitiera, luego del shock transitorio en el que despertó Hansol.
— Bueno, no todos los hombres "heterosexuales" terminan compartiendo a sus esposas con un tipo que se los folle a ambos por igual. Debió haber tenido una crisis, cosa que es normal, ya sabes. Aunque bueno, le quedó gustando, de lo contrario no hubiese vuelto a morder la almohada debajo de ti.
— No necesitas darme tantos detalles para decirme las cosas. — Suspiró cansino. — La cuestión aquí es que Solar se me confesó y, aunque la he alejado de mil maneras, ha estado contactándome sin que su marido tenga una idea y ya esas cosas no me gustan, por eso no permití que nada más ocurriese con ellos. Yo buscaba divertirme, los tres lo hacíamos, pero ya fue suficiente, prefiero evitarme complicaciones.
— Creo que deberás ser un poco más severo si no quieres que eso vuelva a traerte problemas, solo digo. — Jungkook lo miró sin saber qué más hacer, se sentó hablar con el matrimonio, incluso les dijo que no lo contactaran más de ese modo y Hansol estuvo de acuerdo, lo único que le pidió fue que se alejara de Solar y él estuvo feliz de hacerlo.
Ella era una mujer encantadora, hermosa y con muchas cualidades más allá de las físicas u obvias. El contraste que producía tener la agraciada feminidad y sutileza de una mujer como ella junto al atractivo cuerpo de un hombre que por mucho que se relajara o entregara seguía marcando una fina diferencia era sencillamente magistral para él. Se convertía en un acto divertido para todos los involucrados si realmente se dejaban ir.
Existía algo muy satisfactorio en poner a una chica en medio y volverla una reina merecedora de absolutamente toda la atención sexual a su alrededor que hasta el momento no fuera esperado o siquiera imaginado por ella. Encontrar al otro hombre perfecto que no tema junto a él, entregarle todo a la dama que compartiera su cama, dejando por momentos su propio placer para concentrarse en el de ella.
La primera vez, nada fue hablado o planeado. Bebieron, se rieron y de algún modo terminaron besándose, yendo hacia un hotel que reservaron de forma presencial. Fue todo muy desordenado, como no quería incomodarlos espero a que fuesen ellos quienes iniciaran nuevamente el juego y Solar puso todo en marcha. El sexo fue por separado, primero con ella mientras esta se encargaba de no dejar completamente desatendido a su esposo, después Hansol con su mujer besándolos a los dos por turnos. Sencillo, sin muchas posturas o pensamientos extravagantes.
Para la segunda ocasión, las cosas fueron preparadas con antelación. Una noche cuando casi se preparaba para dormir recibió un mensaje de Hansol en donde para su sorpresa, le proponía a petición de su mujer, otro encuentro. Hubo más comunicación, más juegos previos. Ella quería también experimentar el sexo anal, por lo que el matrimonio en conjunto se preparó para esto. Por primera vez desde su adolescencia hizo una doble penetración junto a su compañero y le encantó escuchar en ese momento la manera en como Solar lo describió cuando todo acabó. Un clímax con la capacidad de hacerla desmayar y, aunque doloroso, mucho más satisfactorio que muchas veces en donde solo una persona se la cogía por esa zona.
Cuando la bruma fue bajando, una sensación rara lo embargó a él también cuando vio al otro hombre mirarlo sin mucha contención como hasta el momento había hecho. Estaban exhaustos al momento de terminar, con esa perenne sensación de que habían hecho algo demasiado pervertido. No estuvo mal, luego de eso, uno o dos días después lo volvía a repetir en su cabeza aquella noche con mayor claridad que la primera. Lo revivía mientras se masturbaba, pero no es que fantaseara con volverlo hacer con ella u otras chicas. Solo fue pura adrenalina sin una conexión profunda, tampoco era algo saludable para hacer de manera regular.
El tercer encuentro fue muy similar al primero, la única diferencia fue el hecho de que Hansol se mostró un poco más territorial y celoso cuando Jungkook estuvo dentro de ella. Lo notó, por eso, con una sonrisa y todavía agitado, simplemente salió para que su esposo terminara lo que hacía por mucho que se percató del hecho de que Solar, parecía un poco decepcionada con su decisión. Eso bastó para que definitivamente, Jungkook decidiera hacerse a un lado, no estaba interesado en meterse en medio de esa pareja. Ni siquiera si ellos le ofrecieran más que eso, no era lo que él buscaba para su vida. Como una aventura divertida, sí, para algo serio, un gran no.
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— ¡Te dije que te mantuvieras alejado de Solar! — Exclamaba su compañero de oficina, encerrados en el área de descanso, ahí donde estaba la despensa. — Es mi esposa, ¿cómo te atreves a poner tus ojos en la esposa de un compañero? Pensé que eran simples cuentos eso de que te gustaba robar novias ajenas y te ofrecí mi amistad, te abrí las puertas de mi casa y mira como me pagas. Eso solo fue una maldita aventura, estuvimos de acuerdo con terminar todo, pero seguiste yendo por ella.
— ¡Ya te dije que estás equivocado! — Se zafó de su agarre y lo empujó arreglándose la corbata. — No tengo ningún interés en tu esposa Hansol, jamás la he mirado como algo más que tu mujer. Sí, me gustaron los dos, por eso follé con ustedes, pero nada más. Hablé claro contigo, no me interesa Solar o tú, no será quien se meta en ese matrimonio. No sé por qué motivo surgieron tus paranoias a este extremo, pero repito, no me interesa Solar.
— ¿No te interesa? ¿No sabes de lo que hablo? — Preguntó furioso. — ¿Entonces por qué ella quiere separarse de mí?
— ¿Y yo cómo coño se supone que lo voy a saber? Eso es cosa de ustedes y no me pienso meter ahí. Arregla las cosas con tu mujer, cálmate y cuando se te pase el ataque vienes a hablar conmigo.
Estaba tan casado de estar siempre involucrado en problemas maritales o de novios sin siquiera haber mirado a la persona con la que lo acusaban que ya se estaba acostumbrando a lidiar con ello. Este caso era un poco diferente, aquí su error fue que sí estuvo con los dos, pero solo fue sexo y de eso ya habían pasado meses, seis desde la primera vez, tres desde la última.
Eran muchos los años que Jungkook vivía con esa mochila tras su espalda, pero no dejaba de ser incómodo cuando esto ocurría entre conocidos o amistades. Tomó su café y caminó hacia la puerta, pero las palabras de su amigo lo hicieron detenerse.
— Solar me pidió el divorcio confesándome que no sabe en qué momento ocurrió, pero se había enamorado de alguien más. En su mente existe alguien más y ese alguien eres tú. Me dijo que se enamoró de ti. ¿Cómo una mujer se va a enamorar de alguien que no le ha dado alas para creer que puede ser correspondida?
— Porque está loca, ¿tal vez? — No quiso decir aquello, obviamente no era una mujer loca, pero le incomodaba ser tachado como el responsable aunque esta vez tuviese un poco de culpa por haber permitido aquel trío en primer lugar. El contrario lo miró furioso y volvió a buscar ese aire que escaseaba en sus pulmones con una profunda inhalación. — De acuerdo, lo siento. Pero yo no tengo la culpa de lo que está ocurriendo en tu matrimonio. Si no tenían la madurez y confianza necesaria para lo que hicieron, no soy yo quien debe pagar las consecuencias. Yo soy una persona cordial y amigable con todo el mundo por igual y eres testigo de eso. Jamás la traté a ella de forma que la hiciera pensar diferente. De hecho, nuestras interacciones son casi nulas y solamente la he visto en las tres ocasiones en que nosotros tres nos enredamos. No hablaba con ella antes y no he hablado con ella después de lo ocurrido, de aquella misma noche en que me senté a hablar con los dos y les dije claramente que no me buscaran más.
— ¿Entonces por qué ella tiraría nuestro matrimonio por la borda?
— No lo sé, eso deberías preguntárselo a ella. Ser amable no es sinónimo de coqueteo, una sonrisa no significa me gustas y un saludo no significa que estoy intentando aproximarme a alguien. Son modales que el mundo ha dejado de lado, estamos tan jodidos y necesitados de afecto que terminamos confundiendo las cosas.
— No te has puesto a pensar que si todos se confunden contigo, el culpable eres tú. — Su molesto semblante había regresado dejando de lado al abatido.
Sí, lo pensó muchas veces y por ello intentó ser alguien diferente, pero simplemente no pudo dejar de ser quien era por complacer a las demás personas. Al final del camino todos vivían su vida como les parecía y el único que no la disfrutaba era él.
— Aquí mi única culpa fue permitir y formar parte de esos encuentros, pero jamás les he faltado el respeto a ninguno de los dos.
No era coqueteo sino amabilidad, en un mundo con tantos problemas, con tantas cosas tristes que debían experimentar a diario, ¿por qué no sonreír? Era tan gratis como los sueños, curativa y energética. Una sonrisa bastaba para arreglar el día de alguien más, el suyo propio. Saludar y desear buenos días, ceder un asiento, sostener la puerta para que otros pudiesen pasar no era señal de querer estar con alguien sino de educación básica.
— Las personas siempre piensan y creen lo que desean sin importar lo que uno haga y diga. No hago cosas buenas que parezcan malas y tampoco lucro emocionalmente con las personas. Si ellas se confunden es por gusto propio además, por si no lo sabías...
Acarició el puente de su nariz y exhaló cansado. Estaba tan cansado de explicarse, de disculparse y aclarar su persona que ya no sabía qué hacer o decir. Prefería dejar que pensaran lo que quisieran, pero siendo relativamente buenos conocidos y compañeros de trabajo, no quería dañar innecesariamente el ambiente.
— Si bien he estado con mujeres y soy bisexual, después de lo que hicimos sigo prefiriendo a los hombres. Cuando estoy con una mujer solamente es porque realmente me cala y me gusta más su persona que cualquier otra cosa. Ambos sabemos que las circunstancias en las que me mezclé con tu esposa, no tienen nada que ver con esto, fuiste tú quien propició todo eso. Con los hombres no es diferente, pero puedo dejar las cosas de forma más superficial y sexualmente hablando, me siento mucho mejor con ellos, por eso la pasamos tan bien tú y yo, por eso te follé más a ti que a ella. No voy por ahí buscando personas envueltas emocionalmente con alguien más, al menos no a sabiendas. El mundo está desbordado de personas solteras que desean momentos de compañía, ¿por qué voy a complicarme con alguien que tiene a alguien más en su vida? El trío se dio porque ustedes dos, en conjunto y de mutuo acuerdo así lo decidieron, fue un paso que dieron como matrimonio, solo por eso acepté.
— ¿Todo bien por aquí? — El sonido de la puerta seguido de la voz del jefe de equipo los hizo regresar a la realidad del lugar en donde se encontraban. Juntos asintieron, pero el mayor y recién llegado pudo percibir la tensión en el lugar. — Entonces regresen a la oficina ya ha llegado el nuevo director del departamento de marketing y ustedes son los únicos que faltan, no estamos en el tiempo de descanso.
— De acuerdo, señor Min. — Ambos caminaron hasta la puerta, pero el aludido una vez que Hansol salió, detuvo a Jungkook.
— ¿Seguro que está todo bien, Kook? — Cuestionó a su mejor amigo y compañero sabiendo que algo había sucedido.
— Todo bien, solamente la misma bobería de siempre. Alguien que piensa que le robo el afecto de alguien más, pero ya todo está arreglado. — Palmeó su hombro regalándole una sonrisa tranquilizante sin querer admitir que había tenido razón desde la primera vez que le dijo que no se involucrara más de la cuenta con ellos.
— Pues eso espero porque no nos conviene que el equipo de planificación se quiebre y esté en la mirilla del nuevo director. De por sí ya nos quedamos atrás este mes frente al equipo de investigación, si comunicación y evaluación también nos superan debido a los conflictos internos, estamos fritos.
Juntos caminaron en silencio y a veloz ritmo hacia la oficina del equipo, encontrándose con el resto de sus compañeros de pie, saludando a quien ambos supusieron se trataba del nuevo director que entró casi a la par de ellos. Este les daba una mirada de reproche y ambos supieron que estaban comenzando con el pie izquierdo.
Una parca, eso parecía el nuevo director, una muy elegante parca que llegaba para llevarse a todos por los pies hacia el otro mundo. Su traje se veía demasiado caro como para ir a trabajar diariamente como un trabajador más de una gran compañía. Era ropa de diseñador, sus zapatos, discretos accesorios e incluso el aroma que emanaba no parecía el de un asalariado ordinario a pesar de estar en una compañía de renombre.
Estando su escritorio tan cerca de la entrada donde estaba parado, Jungkook podía estudiarlo a detalle sin dificultad. Por un segundo, con su sola presencia, todo el innecesario drama que estaba teniendo Jungkook desapareció de su cabeza, eso y todo lo demás, su mente quedó totalmente en blanco. Tan pulcro como intimidante. Su negro cabello estaba peinado hacia atrás dejando descubierta su frente, a juego con el resto de su atuendo y su mirada.
Un ligero codazo a un costado de su torso por parte de Min lo hizo centrarse en la realidad. Fue entonces que se percató de hecho de que sus ojos estaban tan fijos en el nuevo director como los del contrario por un segundo lo miraban a él.
No estaba solo, de hecho, detrás de él estaba parado, un hombre de menor estatura también vestido con pantalones de traje rectos a juego con su saco y una camisa blanca un poco más abierta de lo que cualquier empresario llevaría. Al parecer, era el asistente del nuevo director, alguien que hasta el momento tampoco había estado trabajando en esa empresa. Imponía tanto como su jefe directo, detrás de ellos dos había otra pequeña comisión, pero para Jungkook, solo estaba el hombre que parecía el ángel de la muerte.
— Como ya les habrán comentado a partir de hoy yo seré el nuevo director de este departamento. Mi nombre es Kim Taehyung y espero... No lo espero, estoy seguro de que trabajaremos bien porque para eso es que estoy aquí.
¿Podría el silencio ser mayor? Esa quietud era un bullicio camuflado porque todos los presentes quisieron revolear sus ojos al momento de escuchar sus palabras. Lo último que necesitaban era un jefe narcisista llegando a sus oficinas, pero sus sonrisas difirieron de sus pensamientos y con una rápida venia, pasaron saludarlo educadamente.
Una vez incorporado, una vez más la mirada de Jungkook se encontró con la de aquel pelinegro y aunque la desvió en cuanto entraron en contacto, podía jurar que lo había estado observando desde el momento en que regresó con Yoongi. Fue una presentación corta, prácticamente, el nuevo director solamente mostró su gélido rostro ante todos sus subordinados y se marchó sin más, dejando a todos en su sitio sin siquiera dispensarlos. Cada jefe de equipo se encargó de reanudar las actividades junto a sus compañeros, pero Jungkook continuaba mirando hacia la puerta por donde Kim Taehyung había desaparecido.
— Hyung, estoy molesto por alguna absurda razón por su descortesía, pero también... — Se relamió los labios. — Estoy jodidamente duro. — Yoongi ensanchó los ojos mirando a su alrededor, esperando que nadie hubiese captado aquella confesión. — ¿Acabo de excitarme por las palabras, mirada y aspecto de ese tipo?
Hola... Aquí les comparto el primer capítulo de esta historia, espero que sea de su agrado.
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