—¡Me lástimas! —Tae agarraba a Jisoo con fuera por su brazo—. ¿Qué haces? —dijo en cuanto la sacó de la casa sin la boina puesta.

—¡Miren! —atrajo la atención de todos los que pasaban por la calle—. Es una chica. Ahí se las dejo para que hagan con ella lo que quieran.

—¡¿Pero qué?! —soltó histérica. Cómo podía hacerle eso, no le dolieron las palabras que le había dicho hace unos minutos.

—No arruinarás mis planes por tu simple calentamiento vaginal —se resumió a decir. ¿A qué planes se refería? Acto seguido cerró la puerta de su casa.

La había dejado sola con un montón de hombres hambrientos por coger a una mujer. Ellos la miraban sedientos, podrían imaginarse que parecían leones preparándose para cazar a su presa. Estaba acorralada, ya la tenían encerrada en un círculo.

Si no fuese por la intervención de su hermano, las cosas hubiesen ido a otro nivel.

—Cuidado con tocármela, no quieren ver a un Kim cortando cabezas —advirtió.

La llevó hasta su casa. Ella temblaba, nerviosa, se sobaba los hombros una y otra vez como si tuviese frío.

—Tranquila, ya pasó —calmó su hermano, ella lo miró asustada— ¿Qué ha pasado?

Comentó pausadamente todo lo sucedido. Samuel estaba vuelto una furia, caminaba por la sala, desde la puerta hasta el sillón y del sillón hasta la puerta.

—Pero ¿cómo se te ocurre ir tú sola? ¡Estás loca! —resopló tratando de mantener la calma—. Si yo no hubiese estado en casa, sabe dios lo que te hubiesen hecho esos hombres.

—No me regañes más, ya se que fue una estupidez de mi parte, pero —la mirada se le iluminó— al menos lo encontré Samu, encontré al amor de mi vida.

—¿Y qué? —bajó y subió sus hombros— Esta congelado, prácticamente muerto.

—Puedo, no, quiero sacarlo de ahí.

—Jisoo, ese hombre no debe estar por gusto ahí y si ese tal Taehyung no quería que supieras sobre porque esta ahí debe ser por algo, me imagino que no nada bueno.

Suspiró —Hermanito, pero algo me dice que él es bueno, sus cartas eran tan cariñosas.

—Por favor, piensa con la cabeza. No seas tonta , seguro solo quería usarte—comentó con enfado y eso hizo enfadar a la pelinegra.

—Debería irme, veo que no compartimos el mismo criterio después de todo.

—Jisoo no quise decir e- fue interrumpido por un fuerte golpe en la puerta.

...

Caminaba por los pasillos del palacio real ya vestida como doncella. Todo estaba muy silencioso, extraño para ser mediodía. Buscaba a la reina para compartir una taza de té como hacían siempre a estas horas, eso la hacía pensar correctamente, necesitaba un plan para sacar a su admirador de ese cubo de hielo sin que Tae se diese cuenta.

Tomó el pomo de la puerta que daba al salón de reuniones, un guardia anteriormente le comentó que la reina estaría ahí. No llegó a entrar porque había una reunión, al parecer muy seria, entre los reyes, los consejeros y un extranjero pelirrojo. Esperando a que acabara se quedó a escuchar en silencio.

El pelirrojo estaba exponiendo una idea relacionada con el semen de hombre y el ovulo femenino. Jisoo le pareció bastante extraño y más al ver la atención que prestaba la reina, siempre había dicho que esas dos cosas no debían ser mencionadas en la región de mujeres.

Siguió escuchando y se tapó la boca al oír el nombre de un proyecto, Reproducción mecánica. Consistía en la unión del semen (del cual se extraería el espermatozoide masculino) y este se le uniría el ovulo femenino, todo esto mediante una máquina aún no puesta en práctica.

Jisoo no estaba de acuerdo con esto. Siempre había pensado que del amor únicamente tendría que nacer un descendiente.

—¿Están de acuerdo? —preguntó el extranjero. El rey iba a responder, pero la chica se adelantó e interrumpió.

—Lo siento, he estado escuchando detrás de la puerta y en mi posición como la voz del pueblo creo que esto es innecesario.

—¿Qué hace ella aquí? —dijo escandalizado uno de los consejeros—. Esto no se puede hacer y menos por parte de una mujer. ¿No le han enseñado modales a esta señorita? —miró a Mick Daniels—. Perdone la interrupción señor Daniels, no volverá a ocurrir.

—No le falte al respeto a mis doncellas, Jung —defendió.

—No peleen, por favor. No se preocupen, no me molesta, ella tiene razón, es la opinión del pueblo la que importa —dijo educadamente el extranjero —. ¿Por qué crees eso? —la reina miró a Jisoo curiosa por su respuesta, sabía que ella tenía las ideas claras.

—En primera, nadie va a estar dispuesto a participar en un proyecto que no ha sido confirmado como que no tendrá resultados graves. ¿Tiene usted sujetos de prueba para confirmar que no habrá problemas después de la operación?

—No —negó con la cabeza—, pero eso podemos arreglarlo.

—No es ese solo el problema —levantó una ceja—. Desde pequeña mi mamá me enseñó que un bebé nace del amor de sus padres . Enserio creen que la población va estar de acuerdo en intercambiar partes importantes de su cuerpo para crear a un niño sin siquiera conocerse y ni saber de donde salieron.

—Tiene razón —asintió el rey— Estoy de acuerdo con ella. Lo mejor es que volvamos a unir los reinos.

—Sobre mi cadáver —negó la reina—. Lo que quiere decir mi doncella es que esto no se realizará y todos podemos volver a como estábamos antes. El problema de la natalidad se solucionará atrayendo personas a nuestro reino.

—Perdón si la interrumpo —habló Jung arrancándose la nariz—, pero si hombres y mujeres no pueden estar juntos como cree usted que se acerquen los turistas.

—Podemos dejar que ellos entren normal y se hospeden donde deseen —sugirió la doncella.

—Tarde o temprano esto se convertirá en un reino lleno de turistas —comentó Jung.

—Me gusta la idea —la reina descruzo sus piernas y se levantó de la silla—. Hemos terminado.

—Pero eso no ayuda a la natalidad —siguió diciendo Jung, pero no recibió atención.

—Bien hecho Jisoo —aplaudió Jihyo.

La de piel tan blanca como la leche no estaba muy contenta con la conclusión de su gobernante, pero después de que se le negó  ver a su padre y a su hermano se produjo una distancia entre la gobernante de la región de mujeres y ella, esas palabras las habían vuelto a juntar.

...

—¿Cómo se te ocurre? —golpeó el vientre del castaño por segunda vez—. Ahora echaste todo a perder.

Botó sangre por la boca —. Es que estaba tan desesperada, no me quedo otra opción —recibió otro golpe.

—Me dan ganas de matarte —lo jalo de sus pelos y le hablo muy cerquita: —pero no lo voy hacer porque me debes algo. Tienes un día para matarla.

—¿Qué? —preguntó en cuanto fue soltado— ¿So-lo un día? —tartamudeó—, pero debe odiarme.

—Pues dale lo que quiere, descongela al bicho ese y mátalos a los dos. No podemos dejar clavos sueltos.

—Pero todavía... —susurró

—Haz lo que te digo o el escuadrón tomará represalias contigo —bufó— Odio que está historia se repita una y otra vez.

—¿Samuel de qué estás hablando?

—No digas mi nombre —volvió a golpearle el vientre—, estoy cansado de decírtelo. Un día y punto.

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OMG! Samuel por qué haces esto? Es tu hermana :/

¿Qué estará pasando aquí?

Si les esta gustando la historia no duden en dejar su voto, así me lo hacen saber. Gracias ;)