26
—Por el mismísimo Drácula —comentó Hoseok con espanto, al ver lo que había frente a él.
Las extremidades de Jihyo estaban en el suelo bajo un enorme charco de sangre, no había rastro de su cabeza, pero su cabello estaba completo en el suelo.
—Esto parece un sacrificio —afirmó Soojin al ver un poco más de cerca y examinar.
—Yo diría que es una venganza —aseguró Tae y dirigió su vista a las sirvientas de la casa, las cuales temblaban por estar cerca del cuerpo de su difunta ama—. Tranquilas señoritas —habló para tratar de hacerlas mantener la calma—. No creo que la bestia que hizo esto se lo haga a alguna de ustedes.
—¡Usted no sabe lo que dice! —una de ellas dijo escandalizada, su cara se puso roja y de sus ojos salieron lágrimas que trató de ocultar la compañera a su lado.
—¿Qué trata de decir? —preguntó confuso el antiguo cazador.
—Nada, no es nada —respondió la que trataba de ocultar la tristeza de la joven.
—Si pasa algo deberían hablar, así las podremos ayudar —habló Hoseok, tratando de ayudar—. No están solas.
—¡Qué sabe usted! —dijo la más seria.
—Si hablamos moriremos —soltó la llorosa— como la señora o quizás peor.
Soojin se acercó a las dos doncellas y sacó su identificación, removió su pelo y la volvió a guardar con rapidez.
—Por si no leyeron bien, soy policía. Yo puedo ayudarlas.
—Los policías no pueden acabar con el demonio, señorita Seo —bufó la llorosa.
—No soy una policía cualquiera, sino una que solo se encarga de meter a vampiros en la cárcel. Me uní a este oficio con un único objetivo hacer pagar a cada criatura sobrenatural por sus delitos —miró a Tae—. No importa lo complicado que sea, siempre daré lo mejor de mi, así termine muerta porque vivo por mi oficio. Así que, ustedes dos me dirán ¿Qué pasa?
...
—Te reto a un duelo —afirmó Jin, decidido—. Si gano dejarás en paz a Jisoo —Dimitri dejó escapar una risita.
—Ahora dirás que si pierdes, yo me quedare con Jisoo —volvió a reírse—. La tratas como si fuera un trofeo.
—No creo que tú hagas algo diferente. La quieres tener en contra de su propia voluntad —defendió y eso provocó que la sonrisa de Dimitri se desvaneciera.
—Tengamos el duelo, pero si gano quiero algo más.
—¿Qué?
—Es un secreto —guiñó un ojo.
Cada uno se paró en laterales diferentes y en cuanto los dos terminaron de contar del tres al uno, se abalanzaron uno al otro. Rodaron por el piso dándose golpes y tratando de arañarse alguna parte de sus cuerpos.
La cabeza de Jin fue a parar bajo el brazo de Dimitri y le mordió esta parte, provocando que este diera una arcada de dolor y le golpeara la espalda con el puño cerrado.
Jin no retiró sus colmillos siguió mordiendo con tal fuerza que su adversario gritaba y se removía para quitárselo de encima, pero tal era su fuerza al morder que era imposible quitárselo de encima.
—¡Parad ya! —Jisoo salió de su escondite, el olor de la sangre que provenía de su brazo hizo que ambos vampiros se detuvieran—. No soy un trofeo —miró a Jin—. No soy una presa. No soy de ninguno de los dos —miró a Dimitri—. No necesito que peleen por tenerme o ayudarme. Yo sola puedo escapar.
—Ridículo —bufó Dimitri, sus colmillos y la saliva de su lengua estaban expectantes a cada movimiento de su comida.
—¿Eres estúpida? Podemos matarte si te apareces así —comentó Jin, estaba de espaldas a Jisoo y con el brazo tapándole los sentidos del olfato y el gusto.
—No tengo miedo, solo quiero que esto termine de una vez. No quiero que más nadie sufra. Dimitri , si quieres solo tómame ¡Me rindo!
—¡No! ¡Jisoo no digas eso!
—Sus palabras son una orden para mí, mi querida leche.
Rápidamente Dimitri llegó hasta Jisoo, la tomó de la cintura, retiró su pelo negro para un solo lado y puso sus colmillos en su cuello.
Jin no podía intervenir, ya que si ella se había entregado al vampiro y él intervenía, sería algo indecoroso. Por mucho que el D&S quisiese defender a la chica que ama, el honor y la educación se lo impedían.
Jin calló de rodillas al escuchar sólo el silencio, se puso las manos en su frente, las fue bajando hasta que llegaron a su boca, se retiró la sangre negra proveniente de ese mismo vampiro que de seguro ya se había metido dentro del cuerpo de Jisoo y palideció al escuchar un grito.
Alzó su vista y se encontró a Dimitri gritando porque le ardía la boca, el humo salía de esta como si estuviese fumando hasta que finalmente calló en el suelo inconsciente.
—¿Qué ha pasado? —preguntó sin entender.
Obviamente Jisoo no se iba a entregar. Por fortuna, encontró un ajo en su escondite y se lo pegó por el cuello, el pecho, la boca y el pelo. Eso sería suficiente para debilitar a Dimitri, quien calló redondito en la trampa.
—Pensé que te perdería —dijo Jin, todavía desde su misma posición—. No me acercó porque no quiero caer en tu trampa también. Sabes....deberías taparte esa sangre, es peligrosa. Ahora más para mí que para ti.
Jisoo se tapó el brazo por acto reflejo con su mano contraria.
—Tienes razón —sonrió por primera vez en mucho tiempo.
...
—Dimitri usaba los cuerpos de las sirvientas de la casa de la reina para moverse en la ciudad y alimentarse —anunció Soojin.
—Pero si ellas no eran vampiros ¿Cómo es posible? —Jisoo estaba sentada en su cama, con una taza de café en la mano, dio un sorbo corto y pasó su lengua por sus labios.
—Eso debo preguntárselo. En cuanto despierte lo sabremos si coopera. Hoy me lo llevo a Corea del Sur. Aquí no lo puedo mantener encerrado —afirmó— ¿Cuando piensas regresar ?
—Saque vuelo para dentro de dos días. Quiero vacacionar un poco antes de irme.
—¿Vacacionar o acosar?
—¿Acosar? ¿A quién?
—No lo se, puede ser Taehyung o Jin....quizás YoonGi.
—YoonGi y Jin son la misma persona —contestó y levantó de la cama.
—Eso es cierto —Soojin se cruzó de piernas— Pero mujer ¿quién te gusta de esos dos: Jin o Tae?
—Ni yo misma se, tal vez no sea el momento de decidirme. Tae prefirió defenderse así mismo, no me contacto en mucho tiempo y casi me entrega a Dimitri —suspiró—. Por otro lado, Jin me quiere y se le nota, pero a mí no me gusta lo suficiente —se rasco su espalda.
—¡Claro!— dijo con sarcasmo— ¡No te gusta! Quisiera entender ese corazón tuyo que no se da cuenta de lo que siente.
—El amor —suspiró nuevamente—...es así, complicado, tonto e inmaduro.
—Y también te hace suspirar varias veces.
—Exacto.
—Por cierto, Tae regresará conmigo a Corea. Quiere volver a ser cazador.
—Bien por él— volvió a suspirar.
—¿Podrías parar de hacer eso? —pidió— Ya me voy.
Al irse Soojin, la cintura de Jisoo fue rodeada por unas manos masculinas que las atrajeron a aquel cuerpo. Sintió el aliento caliente en su cuello y al retirarse aquellas manos de su cintura y pasar por sus manos, brazos y cuello sintió las yemas de los dedos tibias y en su estómago empezaron a formarse las llamadas mariposas.
Ese mismo dedo la invito a ladear su cabeza, obligándola a ver el rostro de aquel ser. No era más que Jin, quien condujo su rostro a sus labios, pero se detuvo.
—¿Es esto lo que quieres? —susurró, la voz ronca de Jin le añadió un ligero sonrojo en sus mejillas y él la volteó completamente hacia él, la acercó y la cercanía entre sus bocas era mucha, un solo paso y ambas estarían juntas.
—Ni yo misma se lo que quiero....
—¿Entonces?
Sin soltar otra palabra, Jisoo pegó sus labios a los de Jin, no se aguantaba un minuto más sin poder hacerlo.
—Esto es culpa tuya —dijo al despegar sus labios.
—No es solo mía. ¿Quién te manda a ser tan guapa? Diablos, deberían bendecir a tu mamá por tener una hija tan bella.
—Es un muy bonito alago —se mordió el labio inferior.
—¿Me dejas besarte de nuevo?
Ella asintió.
...
Corea del Sur,
Seúl.
Con cada paso de Soojin se sentía el sonido de las llaves que colgaban de su cinturón. Al estar frente a la puerta de hierro inoxidable sacó una de estas y la abrió dándole dos vueltas.
De inmediato al entrar, la temperatura cambió, se abrazó, la frialdad era muy fuerte. Busco el interruptor de la sala y subió la temperatura para que no hiciese tanto frío.
Camino un poco, aquel salón era muy amplio y habían tres salas cerradas con candado, en una de ellas estaba Dimitri.
Soojin abrió su celda y lo invitó a salir.
—Al fin despiertas, bello durmiente —comentó seria—. Pensé que estabas muerto.
—No muero tan fácil.
—Quisiera saber por qué y por eso estoy aquí.
Delante de las celdas había un pupitre donde sentaban al vampiro y le realizaban el interrogatorio.
—Eso es una pregunta que no le responderé— se sentó en el pupitre y miró los grandes trozos de metal que cubrían sus manos, era imposible quitárselos—. A menos, que me quite esto.
—No lo haré, conmigo el chantaje no funciona. ¡Hablas o te congelo! —Soojin se cruzó de brazos.
Él se mantuvo callado.
—Bien, me iré y te congelaré. Regresarás a ser la misma piedra de siempre, pero en esta ocasión te romperé en trocitos y luego te moleré ¿Te gusta eso?
—¿Tienes otra pregunta?
—Tengo muchas, pero todas van en una sola dirección ¿Cómo es posible que puedas tener tantos poderes? —Soojin caminaba a su alrededor, intimidándolo—. ¿Cómo te podías meter en los cuerpos de esas chicas y que las mismas tuvieran tus habilidades de vampiro?
No respondía.
Soojin golpeó la mesa del pupitre, estaba cansada de que no le respondiera.
—¡Habla!
Desde afuera se escucharon unos pasos fuertes que venían a toda prisa. Cuando la figura proveniente de esto entró en la sala los ojos estaban inyectados en sangre. Sus manos estaban enmarcadas con sus venas y sus puños estaban dispuestos a golpear cualquier cosa.
—¡Qué le hiciste a Giselle! ¡Qué le hiciste! —Tae estaba envuelto en cólera, apartó a Soojin y le calló a golpes a Dimitri. Le destrozó la mandíbula, pero ese hombre seguía en silencio.
—¡Ya basta! —Soojin lo apartó—. No puedes matarlo, ni siquiera le dolerá por mucho tiempo lo que le haces. Quien termina lastimado eres tú —dijo viendo su puño con rasguños— ¿Qué ha pasado?
—Giselle ha desaparecido. No ha ido a casa desde hace días. Su mamá y su hermano creían que estaba en casa de una amiga porque incluso había dejado una nota y ayer debía regresar, pero no lo hizo —Tae se tocó la frente, Soojin le tocó el hombro intentando que se calmara—. Hoy en la mañana encontraron su ropa tirada en el piso con mechones de su pelo y sangre de ella ¡Seguro este chupa sangre le hizo algo!
—Giselle era tan tontita, fue fácil meterme en su cuerpo —soltó una risita.
Tae fue a por él y lo agarró del cuello de su camisa.
—Te pegaría otra vez, pero veo que no te duele y no quiero perder mi tiempo, así que te congelare...
—Y luego me harás polvo —dijo chistoso y Tae le volvió a pegar.
—¡Detente ya! —pidió Soojin—. Estás haciendo lo que él quiere —lo alejo—. Cálmate. Dimitri —miró al depredador— si no hablas ahora, no me dolerá matarte en este mismo momento con ajo. Te llenaré la celda con eso ¿Entiendes? Así que habla.
Dimitri levantó sus manos en alto a modo de decir que se rendía. Tae lo golpeó de nuevo al ver su acto tan payaso.
—Pero ya está bueno ya —pidió Soojin. Esta vez ayudó al depredador a levantarse, estaba todo magullado y tenía una hemorragia en la nariz—. ¡Habla!
—No tengo idea qué pasó con Giselle. Hace mucho tiempo, me despedí de su cuerpo.
—¡Mientes! —rugió Tae, Soojin lo aguantaba para que lo dejara hablar.
—Todo mi poder —ignoró las palabras del cazador— y mis capacidades se las debo al Corazón del León.
Continuará....
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