22
Jisoo no recordaba donde había escuchado esta frase:
«La única manera de acabar con el caos es meterse en su interior, conocer sus sentimientos, compartir con ellos y eliminarlo»
Tal vez era de algún escritor, algún cartel que vio por la calle o una publicación en alguna página de una red social.
De algo si estaba segura, estaba decidida. Decidida a meterse dentro del caos, en su caso era tocar el timbre de la casa de la antigua reina de ARA.
Se lo pensó mucho antes de tocar el diminuto botón justo al lado de la puerta. Hasta que recordó a todas esas mujeres, habían terminado muy mal y algo en ella le decía que no dejaría que le siguiese ocurriendo a otras.
Entraría ahí y le plantaría cara a Jihyo. Le diría que sabe su secreto y entonces, esta la llevaría frente al causante del caos. Lo liberaría de alguna forma, lo conocería y por último, lo más importante lo mataría.
El plan se veía tan perfecto en su cabeza, cualquiera diría que funcionaría, pero la realidad era otra, pues Jihyo negó conocer a Dimitri.
—No se de que me hablas —repitió nuevamente—. Nunca he visto a un vampiro en mi vida. Esos bichos no existen y no se quien es Taehyung.
—No mienta.
La ex reina dejó de mirar el cuadro frente a ella, estaba evitando mirar a Jisoo a los ojos.
—No tengo necesidad de eso porque lo que te digo es cierto —puso su pierna una encima de la otra.
Una de sus sirvientas trajo una bandeja con tazas de té de manzana.
—¿Quieres ? —brindó —. Te aconsejo beberlo, es bueno para la piel. Además te hacer ver más joven. Yo lo bebo mucho.
—No —bufó—. Ya me voy. No quiero seguir perdiendo el tiempo.
—Siempre serás bienvenida, no lo olvides.
...
Jin caminaba por los alrededores del casino Castle, estaba acompañado de Hoseok. Ninguno de los dos iba a dejar que continuaran ocurriendo esos asesinatos.
El pelinegro recibió una llamada de Soojin, de inmediato respondió y la puso en altavoz.
—Jin, ya tengo los resultados de las pruebas de ADN. Pertenecen a Vicente Suarez. Un vampiro de descendencia mexicana y quien se mudó hace unos días a Las Vegas.
—Lo conozco. Gracias. Nos mantenemos en contacto—colgó de inmediato.
Vicente tenía como costumbre visitar el casino los domingo y casualmente ese día lo era. No hubo problema en saber en qué parte del casino estaba porque siempre se le veía en el bar.
El D&S se acercó a él y lo saludó. Se sentó en el taburete que tenía a su lado y pidió un vino de plasma.
—¿Cómo están las cosas? —preguntó el hombre mayor, aparentaba cincuenta años.
—Podrían estar mejor. Necesito un favor tuyo.
—¿Cuál?
—Quiero que me digas ¿por qué mataste a Fiona Gómez? —su pregunta iba directa al grano, pero Vicente desconocía ese nombre.
—No se quien es esa.
—Ella trabajó aquí. Era la chica muerta del callejón.
—Jin somos amigos de años, me conoces, nunca haría algo así.
—Porque te conozco lo sé. Se que eres otro de esos vampiros que no pueden controlarse a la hora de alimentarse, pero lo que no entiendo es porque fuiste tan monstruoso al descuartizar a esa pobre mujer.
—No lo hice yo —reveló al fin— Te cuento esto porque no me gustaría que se me incriminara por algo que no hice. Yo solo me iba alimentar de lo que pague.
—¿Cómo qué pagaste? —agradeció su bebida y bebió de ella.
—Si, la dueña del lugar tiene puesto un negocio para nosotros los vampiros.
—¿En qué consiste?
—Las chicas de aquí piensan que trabajan como prostitutas, pero su labor verdadera es servir como fuente.
—Explícate mejor.
—Mordemos su cuello y chupamos una cierta cantidad de sangre. Hay varios precios. Una absorción son $100 000 . Dos el triple de eso y así va subiendo.
Jin tenía ganas de estrellar a Vicente contra la pared y golpearlo hasta sacarle los ojos, por la libertad con que le informaba de algo tan grave como eso, pero debía controlarse si quería seguir sacándole información.
—¿Por qué nunca me entere de eso?
—Nadie confía en ti desde que se enteraron que tuviste contacto con los cazadores. Ahora piensan que tienes un pacto con ellos para capturarnos.
—¿Tú piensas lo mismo?
—No, sino no estaría hablando contigo —rio entre palabra y palabra.
—¿Fiona fue tu dama de compañía? —continuó indagando.
—Si, pero no estaba muy segura. Como dije ellas piensan que las usamos para tener relaciones sexuales, pero solamente buscamos alimentarnos. Ella se arrepintió de rechazarme y me busco cuando me iba. No recuerdo que ocurrió después, solo que la vi toda destrozada y a otra chica.
—¿Quién?
—No lo se, solo me dijo que era un siervo de Dimitri —sacó de sus bolsillo unas monedas para entregárselas al joven que le servía alguna especie de bebida en su copa.
—¿Cómo era?
—Se veía como una adolescente. Tenía el pelo castaño o negro. No recuerdo bien. Sus ojos eran rasgados, su piel era blanca y tenía un piercing en la nariz, de esos que se ponen en el medio —señaló
Al terminar de hablar con su antiguo colega, llamó a Jisoo para ponerla al tanto de todo, pero no contestaba.
—Jin, si conoces más vampiros —aseguró Hoseok— ¿Por qué mentiste?
—Me refería a los cercanos. En estos últimos años he conocido a un montón de vampiros.
—Están a punto de llegar los que mandaste a llamar.
—Ya te dije, no llame a nadie.
—No mientas, vamos.
—¿Donde están? No tengo mucho tiempo, debo buscar a Jisoo.
—Mira arriba.
Al alzar la vista, veía a lo lejos como llegaban los murciélagos con agilidad. Hasta posarse sobre el suelo y tomar su forma supuestamente humana.
Estaban vestidos y peinados con el estilo de Jin en su época de vivir en Reinold. Sus figuras detonaban autoridad y sus semblantes eran serios y dos de ellos abrían su boca para dar vista a sus afilados colmillos y sus lengua puntiagudas.
—¿Ya te acuerdas? —preguntó Hoseok algo preocupado.
—No se quienes son estos. Nunca los había visto.
Uno de esos vampiros, llevaba una serpiente enroscada en cuello. Ese fue el que decididamente se acercó al par que no tenía idea de quienes eran.
—Somos el escuadrón Black Blood. Hemos venido a capturar a Kim Seok Jin, ya que nos ha llamado para entregarse por el delito de estar trabajando con los humanos en contra de los de nuestra especie ¿Cuál de ustedes es?
—¿Cuando hice eso? —se delató.
Lo miró de arriba abajo y su serpiente sacó su fina lengua para pasársela por la mejilla y provocarle que se sonrojara.
—Veo que eres tú —dejó escapar una risita—. A mi serpiente le gustas.
—No podemos decir lo mismo —respondió Hoseok con una cara de asco al ver a la serpiente.
—Tenemos prisa, coqueteemos otro día venenosa Lou —hablaba con el reptil como si fuese otro de su especie—. ¡Blackis capturarlo! —se refería a los miembros de su manada.
—Mira a la de tres corremos y nos transformamos en murciélagos —aconsejó Hoseok viendo que Jin seguía estático en el lugar.
—No creo que nos dé tiempo llegar al tres. Vienen hacia nosotros. Deberías irte, esto es conmigo.
—Vale, me voy. Te deseo la mejor suerte del mundo —se transformó en murciélago y salió volando, nadie se metió con él porque no era a quien buscaban.
—Menudo amigo tengo —suspiró.
Los Blackis estaban a punto de caerle arriba, lo tenían rodeado. Solo tenía una alternativa.
—¡Uno! —comenzó a susurrar para si mismo—¡Dos! —el tres no lo dijo porque se transformó en ese momento y voló en alto para que no lo alcanzaran.
El chico de la serpiente bostezo y dio la orden de que lo siguieran y no pararan hasta capturarlo.
———
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