﴾9. La cita﴿
JiMin
— ¿Me veo bien?
—Es la décima vez que me lo preguntas, JiMin. Ya deja de ser tan inseguro, te he dicho mil veces que tienes un cuerpo divino.
—Lo siento, nunca había salido con nadie, se siente muy extraño, hasta me da miedo que mi papá se entere de esto y...
— ¡Basta ya, Park JiMinnie! No pasará nada, te ves hermoso y tu padre no sabrá esto, estás a salvo.
Ante mis actitudes, Jin me toma por los hombros y me sacude algo fuerte al momento de parar mi discurso, lo cual me molesta un poco, pero también me ayuda a entrar en razón, porque generalmente suelo hacer todo caótico de un segundo a otro.
Respiro hondo y me miro nuevamente frente al espejo, a pesar de que no siempre me gusta lo que veo. Ya mis ojeras se noten menos porque Jin me hizo el favor de mejorar mi maquillaje para cubrirlas. No me veo nada mal, de hecho, me siento muy lindo, pero no me está costando hacerme a la idea de que voy a salir, ahora no me parece tan buena idea porque temo que pase cualquier cosa que pueda hacer enfadar a mi padre y entonces será mi fin, pero debo calmarme, debo hacerlo por JungKook, por mi futura alma gemela, mi amor destinado.
—Está bien, ya estoy calmado —respiro hondo, de verdad intento creer mis propias palabras.
—Recuerda lo que te dije, si te sientes inseguro, solo debes llamarme e iré por ti. ¿Llevas suficiente dinero, llaves y carga en el teléfono?
—Sí, ahora estoy listo de verdad —señalo mi bolisto que llevo sobre mi hombro.
—Te daré algo, solo por precaución, pero no creas que estoy loco, solo quiero cuidarte lo más que pueda.
Jin revuelve entre sus cajones, hasta que da con algo y me lo entrega, es un pequeño aerosol con aspecto de perfume, pero yo sé lo que es realmente.
—¿Gas pimienta?
—Lo sé, sé que es muy loco, pero vas a salir a otro lugar que no es la escuela y solo quiero que estés bien. No estoy paranoico por JungKook, te lo juro.
—Está bien, gracias por cuidarme, de verdad lo aprecio —lo noto algo desesperado por explicarme, así que lo abrazo y él me corresponde. Tener ese contacto con Jin me hace sentir muy bien, él de verdad tiene un cariño muy maternal hacia mí y HoSeok.
En eso, alguien toca la puerta y entonces nos separamos.
—Debe ser él, ve y pásala lindo, Minnie.
—Gracias, nos vemos —me despido de él con una pequeña reverencia y bajo las escaleras tan rápido como puedo.
Mis manos están temblorosas así que intento calmarlas jugueteando con la orilla de mi camisa, antes de abrir la puerta. Respiro hondo, trato de que mi corazón no se salga de mi pecho y finalmente le abro la puerta al amor. Bienvenido seas.
—Hola, JiMinnie, te ves precioso hoy —me sonríe... ¡Me está sonriendo, maldita sea! Se ve tan precioso, incluso con esa ropa sencilla, camiseta y jeans azules es tan divino.
No me estoy equivocando para nada con él, es tan cordial, amable, ese dulce halago me sube los colores a la cara y batallo conmigo mismo para contestar de forma adecuada sin que piense que me voy a desmayar de amor por él.
—Hola, Kookie, tú también te ves muy guapo.
Nos quedamos como idiotas mirándonos y sonriendo por algunos segundos, es un silencio nada incómodo, donde las proverbiales mariposas bailan en círculos dentro de mi estómago y la química que hay al contemplarnos me lleva a la única respuesta posible de lo que hay entre nosotros: amor.
—¿Nos vamos? —pregunta rompiendo el silencio con su bella voz y una risita, espero que no se esté burlando de mí por quedarme viendo su rostro, pero es que se ve mucho más guapo ahora que cuando nos conocimos.
—Sí, vámonos —luego veo que él me ofrece su brazo y yo, muriendo de emoción por ese acto caballeroso, no dudo en tomarlo y juntos caminamos hacia su pequeño auto.
Durante el camino, él es sumamente cariñoso al tratarme, me pregunta por mi día en la escuela, me hace halagos, me cuenta que estuvo muy ansioso por esta cita y que espera que podamos tener muchas más. ¡Estoy muriendo de emoción! Ya caí por él, no hay duda, así que solamente dejo que los pájaros se posen sobre mis hombros y escucho la música del enamoramiento cantar en mi oído. "¡Es él, es él!", me cantan y yo les creo.
El lugar que eligió JungKook para nuestra primera cita es muy hermoso. A pesar de que es pequeño, se puede estar cómodamente. La música en el fondo es un suave jazz (o eso creo) y las ventanas que dan a la calle están decoradas con plantas. Del techo cuelgan lindas series de luces que amenizan el ambiente y lo torna bastante romántico, a mi parecer. Los muebles están hechos de tarimas recicladas con suaves cojines encima, hay en cada mesa una cajita de madera que invita a las personas a poner sus celulares ahí y poder socializar. Este es, por mucho, el lugar más hermoso en el que he estado.
Son las seis de la tarde y el atardecer brilla naranja en el cielo, haciendo que esta primera cita sea aún más especial. Soy una persona cursi que disfruta ver los paisajes y mirar al cielo por mucho tiempo. Ya que hace calor, decidimos sentarnos en las mesas de afuera, tras observar bien el lugar, lo mejor fue estar bajo una de las sombrillas donde nos puede llenar la brisa de la tarde y refrescarnos.
Cuando nos sentamos a esperar a que tomen nuestra orden, él me toma de las manos y se acerca para darme un beso en la mejilla, inesperado, pero que me hace suspirar.
A simple vista, podrían decir todos que ya somos una pareja. Llegué a pensar por un momento "ya quiero que me pida ser su novio", pero recordando las palabras de Jin, creo que lo mejor es ir despacio y conocerlo más, sin precipitarme, aunque mi corazón me diga que él es a quien le entregaré mi cuerpo y mi corazón, aunque las señales apunten hacia él, debo guardar la compostura y ser paciente.
—¿Cómo te ha ido en la escuela? —preguntó mientras veía la carta y decidía qué pedir.
—Ehm, bien, te conté durante el camino que hice dos amigos nuevos y que por accidente conocí al hijo del rector —le trato de refrescar la memoria. Me parece extraño, pues durante el trayecto le conté sobre mi día. ¿Será que tiene mala memoria o es que no me puso atención?
—¡Oh, es cierto! Discúlpame, es que cuando conduzco me cuesta prestar atención, pero tienes razón, ya recordé. Me contaste que te perdiste en la ciudad y que el hijo del rector te salvó, corriste con mucha suerte.
Al hablar y disculparse, se escucha tan genuino, no puedo no creerle porque además... Dios.... esa sonrisa iba a matarme un día de estos. De verdad tiene unos ojos hipnotizantes y unos labios delgados que me hacen querer perder el control en este mismo momento. Tranquilo, JiMin, todo a su tiempo.
—Sí, tuve mucha suerte, la verdad me sentía tan perdido y además no tenía dinero, fue un caos.
—JiMin, si necesitas conocer mejor la ciudad sabes que yo puedo acompañarte a donde lo necesites, incluso puedo llevarte a la escuela o a tu casa si quieres. Para mí no es ningún problema.
Me ruborizo al instante, él se acaba de poner a mi disposición y eso me parece el gesto más lindo y romántico del mundo. Es la primera vez que alguien me trata de esta forma, tan amable y comprensivo. Definitivamente es él. ¡Gracias, destino!
—Gracias, Kookie, de verdad lo aprecio mucho. Te tomaré la palabra un día de estos, así podemos pasar más tiempo juntos, claro, si eso no es molestia, por tus prácticas, debes estar muy ocupado —sueno como un completo bobo, pero no me importa.
—Para nada sería una molestia, JiMinnie, tú me gustas mucho, haría lo que fuera por ti —oh no... ¡me va a dar un paro cardiaco!
Baja el menú y toma mis pequeñas y regordetas manos con las suyas, entonces las dirige a sus labios y besa con dedicación cada nudillo, uno por uno. Sentir esos pequeños y tiernos besos viniendo de un chico tan lindo me hace perder la razón. Al terminar de besar el último de mis nudillos, baja mis manos y les da un ligero apretón.
— ¿Yo te gusto a ti? —su pregunta de pronto suena como si le urgiera tener una respuesta, no entiendo por qué, pero las palabras salieron solas de mi boca, ni siquiera tuve que pensarlo dos veces al contestar.
—Sí, Kookie, me gustas —mi cara ya duele de tanto sonreír, estoy tan enamorado. Si estoy soñando, ¡mataré al primero que se atreva a despertarme!
—Eso me hace muy feliz —suelta mis manos delicadamente y vuelve a tomar el menú—. ¿Ya sabes qué vas a pedir?
¿Qué fue eso? ¿Es todo? ¿A qué hora me va a pedir que sea su novio? Bueno, tal vez él también quiere ir lento, así que no voy a insistir, tan solo voy a dejar que todo fluya.
— ¡Pastel de nuez! Y un americano caliente.
— ¿Con este calor, JiMinnie? Es extraño eso —él me mira como si fuera un bicho raro, pero no me molesta, así que noto que él lo deja pasar con una risita tonta—. El pastel de nuez viene con una bola de nieve, así compensarás la temperatura y no morirás de calor.
—Estoy consciente de eso, pero por más calor que haga, siempre voy a preferir el café caliente antes que el frío.
—Vaya que tienes unos gustos extraños, JiMinnie.
Bueno, ese comentario no me gustó para nada. Surgió en mí el impulso de contestarle algo sarcástico, pero me contengo porque estoy demasiado enamorado como para discutir sobre lo que me gusta y lo que no.
La camarera tomó nuestra orden y Kookie pidió solamente café helado. Por un momento me sentí mal por pedir postre, pero entonces decidí que compartir un trozo de pastel con el amor de mi vida sería maravilloso.
—¿Y desde cuándo conoces a Jin hyung, Kookie? —decido indagar un poco, aunque ya esté más que seguro, de todas formas, es un tema que me compete.
—Desde hace un par de años. Estaba buscando un cuarto barato para quedarme mientras estudiaba en la escuela de danza, y encontré en el periódico una habitación en la casa de Jin. De hecho, tu habitación antes era la mía.
— ¡Fantástico, qué coincidencia! ¿Entonces no eres de aquí?
—No, soy de Busan.
—¡Yo también soy de Busan! —¿podría esto ser más perfecto?
—¡Wow! ¿Y cómo es que no te conocí antes?
—Bueno, eres tres años mayor que yo, supongo que volaste antes del nido y tal vez tú estabas en otra escuela al otro lado de la ciudad. O tal vez simplemente no nos tocaba encontrarnos hasta ahora, quizá es el destino.
Recuerdo entonces eso que me dijo NamJoon cuando tuvimos nuestra primera plática sincera en el parque, cuando hablamos sobre encontrar al amor de mi vida. "Quizá está esperándote en Seúl", dijo él. ¡Y cuánta razón tenía!
— ¿A qué te refieres con eso?
—Bueno, ya sabes... se trata de destino. ¿Crees en el destino?
—Mmh... no lo sé, la verdad es que no creo mucho en esas cosas místicas, además eso del destino no lo comprendo muy bien.
—No realmente, es muy sencillo de entender —sus palabras me desilusionan un poco, pero quizá me toca a mí explicarle y tal vez así pueda entender lo que pasa entre nosotros.
—Explícame entonces —me pide con una sonrisa, se ve impaciente por saber.
Nunca le he explicado a nadie sobre cómo funciona el amor desde mi punto de vista, es un poco complicado, pero debo hacer mi intento.
—Bueno ... Imagina que hay una persona del otro lado de la calle donde tú estás, la miras y te mira, puede que se conozcan, puede que no. Entre tú y esa persona hay algunos obstáculos, como unas vías del tren, algunas personas, baches en el suelo, y todo lo que te puedas imaginar. Esta cosa del destino sucede cuando alrededor de todos los obstáculos hay señales para guiarte hasta el otro lado, sano y salvo para encontrarte con esa persona. Si quieres cruzar la calle para llegar a ella, pasas los obstáculos siguiendo las señales, y si logras llegar al otro lado de la calle, significa que estaban destinados, pero si no puedes hacerlo y es demasiado difícil, por más que lo intentas no puedes alcanzar el otro lado, significa que tú y esa persona no están destinados, y no estarán juntos porque las señales alrededor indican que así debe ser. ¿Me expliqué bien?
Siento que él comienza a mirarme con cara de "Este tipo está loco, alguien sáqueme de aquí, por favor", pero luego parece entender un poco todas las idioteces que acabo de decir.
—Bueno, tiene lógica si lo ves desde ese punto —pero no dice más, entonces nuestra orden llega y me doy cuenta de que solo hay un tenedor en el plato, entonces le pido a la señorita otro para Kookie.
—No te preocupes, no es necesario. Soy alérgico a las nueces.
—¡Oh, no puede ser! ¿Y por qué no me lo dijiste para pedir otra cosa?
—No te preocupes, cómete tu pastel, yo estoy bien solo con mi café.
Me siento entonces muy apenado. Fantástica forma de iniciar una relación: siendo un completo idiota y no tomar en cuenta las alergias de tu amado. Estúpido JiMin, se repite en mi cabeza una y otra vez.
La verdad es que ahora ni siquiera tengo ganas de comer el postre, me siento egoísta y maleducado, pero él me invita a comerlo con palabras amables y una sonrisa que me obliga a decir "sí" a todo.
—JiMin, quiero hablarte de algo importante —dice de pronto, menos mal que no estaba dándole un sorbo a mi café, porque seguro le escupo encima.
—¿Sí? ¿Sobre qué? —trato de no sonar desesperado, pero lo cierto es que sí lo estoy. ¡Aquí viene, aquí viene su confesión de amor!
—Bueno, ya sabes... la otra noche que salimos todo se puso un poco loco, ¿verdad?
Oh no... esa noche. Sus palabras empiezan a hacerme sentir apenado.
—Eh, sí, supongo, bebimos un poco, pero ¿de qué quieres hablar sobre esa noche?
—Pues... estaba pensando que tal vez podamos terminar lo que empezamos esa noche, cuando estábamos muy cerca. Tengo mi departamento solo, mi compañero de piso no está.
Mis mejillas se ponen de pronto rojas y calientes... ¿Me está proponiendo lo que creo que me está proponiendo?
—¿A qué te refieres con eso? Estamos teniendo una cita, vamos de forma lenta hacia una bonita relación, como habíamos dicho.
—¿Hablas en serio? Creí que... oh, no puede ser, creo que me equivoqué contigo —él ríe, pero ahora en lugar de sentir que su risa es encantadora, parece que se burla.
Equivocarse... ¿Qué mierda le pasa? Mis ojos comienzan a nublarse de lágrimas y siento mi corazón romperse en pedazos al instante.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Perdón, JiMinnie, de verdad lo siento, es que creí que podíamos llevarnos de esa forma, ya sabes, como dice la frase de "primero invítame un café" —él sigue riendo de su propia broma estúpida, pero yo estoy enfureciendo poco a poco—. Escucha, lo que te dije es cierto, me gustaste mucho y todavía me gustas, pero yo no soy de los que tienen noviazgos, soy un hombre libre, creí que contigo podría tener una relación, pero de amigos con derechos, tal vez. Pasarla bien juntos y seguir siendo amigos. ¿No prefieres eso? Los noviazgos son aburridos.
¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué el destino se burla de mí en mi cara y me hace sufrir de esta forma? Niego con mi cabeza, de pronto todo me da vueltas y siento unas inmensas ganas de llorar. Es entonces que las advertencias de Jin suenan en mi cabeza y empiezo a arrepentirme de haber conocido a este idiota que solo quiere coger, que no le interesa el amor, que jugó conmigo y me hizo sentir amado para luego solo verme como un objeto al que se quiere tirar. No puedo...
Me levanto indignado de mi asiento, saco el dinero de mi bolsillo y lo pongo en la mesa. Me dispongo a irme, mirándolo a través de mis lágrimas, sintiendo la derrota, pero él toma mi mano y me regresa a mi asiento.
—No te vayas, JiMin, ¿por qué quieres irte? ¿Por qué lloras?
—Está muy claro, ¿no? Al parecer tu solo quieres sexo, yo estaba aquí para algo más que eso, creí que eras un buen chico, pero me equivoqué, Jin me advirtió sobre ti y no le hice caso, debí haberme ahorrado la desilusión.
—¡Pero te veías entusiasmado esa noche! ¡Tú me besaste primero, me provocaste! Es tu culpa por tener ese culo tan bueno —maldito descarado, ¿cómo se atreve?
—¡Estábamos borrachos y tú comenzaste a tocarme! —le reclamo, entonces obtengo algo que no quería: la atención de los peatones y de los otros clientes—. No quiero verte, no quiero acostarme contigo y mucho menos quiero ser tu amigo otra vez. ¡Te odio!
Me suelto de sus manos y en mi mente solo hay una orden: encerrarme en el baño y llamar a Jin.
—¿Hola? ¿JiMin?
—¡Sácame de aquí, Jin!
—¿JiMin? ¿Qué pasa? Respira y cuéntame qué sucede.
—Por favor solo ven por mí. No salió bien la cita, por favor, por favor, por favor —le ruego, quizá estoy sobreactuando, pero mi corazón roto me obliga a llorar y a odiar, odio a JungKook y me odio a mí mismo por haberme ilusionado con él.
—Voy para allá, pero necesito que respires y te calmes, en casa me cuentas, ¿de acuerdo? No salgas del baño para nada, llegaré en quince minutos, di que estás enfermo y permanece allí dentro.
—Está bien, gracias —respondo rendido y cuelgo el teléfono. Algo bueno salió de haber mandado mi ubicación al llegar, como me lo pidió Jin. Al menos no tengo que esforzarme por darle indicaciones ahora, que me siento tan desdichado.
Mientras espero, trato de calmar mi llanto, pero las cosas están muy mal. No puedo dejar de culparme y de preguntar por qué. Creía estar en lo correcto seguí las señales, armé el rompecabezas de las circunstancias que me llevaron a conocerlo... y ahora todo se está yendo por el caño. Él solo me quería para divertirse, eso soy yo. Un triste objeto sexual. Lo odio por culparme, pero yo mismo también me culpo por haber caído. Odio mis ilusiones de niño inocente, odio mi estúpido cuerpo, odio estar llorando en un baño, esperando por ser rescatado.
—¡JiMin! ¿Estás ahí? —oh no, es él.
—¡Vete! ¡Jin vendrá por mí en cualquier momento!
—¡Oye! ¡Tan sólo déjame aclarar algunas cosas! Déjame disculparme, no quise decir esas cosas.
—¡He dicho que te vayas! —le grito aún más fuerte, quizá estoy armando una escena de drama, pero solo quiero que se vaya y no volverlo a ver nunca.
—Joven, por favor guarde silencio, molesta a los demás clientes —una mujer reprende a JungKook, probablemente la camarera.
—Una disculpa —le responde JungKook, y entonces no escucho más su voz. Segundos después, un papel se desliza bajo la puerta del baño y tiene algo escrito:
Perdón por confundir la situación, sí me gustas, pero no como yo te he de gustar a ti. Espero que puedas perdonarme, de verdad me agradas y quiero que sigamos siendo amigos, solo amigos.
JK
Las lágrimas brotan de mis ojos de forma descontrolada otra vez, al leer la nota. ¿De qué otra forma podría entonces yo gustarle si no era para dar y recibir amor? Para mí, gustarle a alguien significa dar muestras de amor y de confianza, no simplemente una atracción carnal, no cosas de una noche, no tener sexo y por fuera actuar como amigos, no... eso no era para mí "gustar de alguien".
Me quedo sentado en el retrete y lloro un poco más, no sé exactamente cuánto tiempo. Luego, el toque de unos nudillos contra la puerta me obliga a ahogar el llanto para poder incorporarme.
—Jovencito, ¿estás bien?
—Sí, saldré de inmediato, disculpe.
—Ya se fue tu amigo, no te preocupes —me dice con su voz suave y comprensiva—. Pero ha llegado alguien más preguntando por ti.
Por fin, mi salvación.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro