﴾50. Let you go﴿
[♥]
Ni todos los lugares de los que uno se va
se pausan
ni todas las personas que uno abandona
se quedan
(Lugar, casa, hogar. Elvira Sastre)
[♥]
YoonGi
— ¿Cuándo vas a volver, Yeo? —JiMin le pregunta a mi hermano.
—Cuando a mi estúpida madre se le antoje —responde él, furioso y con las lágrimas a punto de salir por sus ojos. JiMin, en respuesta, lo abraza y ese gesto es bien recibido, lo cual es curioso porque Yeo nunca fue así de afectuoso. Supongo que es el efecto que JiMin provoca en la gente.
El día llegó para mi hermano e insistió que JiMin estuviera presente para despedirse de él. Curiosamente, se han llevado muy bien toda la semana desde que fuimos al cine. YeoSang ha presionado para que lo llevara a todo lo que hicimos, así que toda la semana estuvimos juntos. Fuimos a los bolos, otra vez a cine, a molestar a los patos en el parque, lo llevé a comprar libros e incluso a jugar videojuegos. Dijo que quería llevarse mi consola, lo cual no me molesta, porque si se queda aquí me va a recordar todos los momentos que pasamos juntos jugando y seguro me pondré nostálgico.
Y la compañía de JiMin me ha sentado bastante bien, a pesar de que el plan era solo estar con mi hermano. Debo admitir que no esperaba que él y mi hermano se llevaran tan bien, y tampoco esperaba que él entendiera lo que significa esta partida para mí.
Pero llevó todo el asunto con una madurez que no creí que tenía. Me preguntó varias veces si de verdad lo quería conmigo esta semana, pues entendía que mi deseo era estar con mi hermano y pasar suficiente tiempo con él, y eso me da una nueva perspectiva de él, pues ya no parece tanto un niño berrinchudo y sentimental, sino una persona comprensiva.
Y eso me hace sentir en confianza casi completa con él. Empiezo a pensar que no fue tan mala idea incluirlo en mis planes familiares. Tal vez sí podamos durar, pues entiende lo que significa la familia para mí. Es decir, él mismo sabe lo que significa separarte de tu familia, pues me ha contado que extraña mucho a su hermana y que ve muchas cosas de ella en YeoSang. Sí, definitivamente no es tan inmaduro como yo creía.
— ¿Estás listo? —Los observo abrazarse desde el umbral de mi habitación, JiMin acaricia su cabello como si fuera su propio hermano y noto que ha llorado también. Al parecer se encariñó de él en tan poco tiempo, no lo culpo porque YeoSang tiene un brillo especial que te hace amarlo aunque sea un imbécil rebelde a veces. Supongo que en eso nos parecemos más.
—Nunca estaré listo para esta mierda —rezonga y se sale de los brazos de JiMin para acudir a los míos.
—Volverás, nos vamos a asegurar de eso. Y cuando vuelvas, recuperaremos el tiempo perdido —lo abrazo tan fuerte como puedo, conteniendo las ganas de llorar.
—Si es que vuelvo —solloza, hundiendo su rostro en mi pecho, mojándome de lágrimas la camiseta. JiMin nos observa desde la habitación de mi hermano y sonríe un poco cuando nos volteamos a ver. Su mirada comprensiva me da algo de soporte en este momento tan difícil, no puedo negar que sus grandes ojos brillantes están llenos de ilusión y cariño, como los de YeoSang.
— ¿Puedo llevarme algunos de tus libros? —Veo que se esfuerza por contenerse, limpia su rostro lleno de lágrimas y adopta una postura erguida.
—Los que quieras —él reacciona feliz y se cruza para hurgar entre mi librero por algo de su agrado. Mientras él hace eso, yo me paso a la otra habitación y me siento junto a JiMin en la cama.
—Te adora —lo rodeo con un brazo para acercarlo a mí.
—Me siento bastante honrado —se acerca para darme un beso en los labios y se lo recibo gustosamente, lo hacemos duradero y un poco profundo mientras nos tomamos de las manos.
Me he acostumbrado casi por completo a toda la cercanía que él me da y ya no me molesta que me abrace sin avisar, o que me plante besos en la boca de forma sorpresiva. Es adorable y terriblemente sensual. Su cuerpo cálido me llena ese vacío que estuvo presente durante muchos años, y aunque sólo hemos tenido sexo una vez, ha sido suficiente para engancharme a él, física y emocionalmente.
Lo veo y me deshago por dentro, aunque no suelo demostrarlo. Su risa infantil es contagiosa, sus besos son reparadores y acogedores, especialmente cuando toma mis muñecas cicatrizadas y las besa. Últimamente hace mucho eso y a mí no me molesta la intrusión.
En otras circunstancias, tal vez ya lo hubiese mandado a la mierda por tocar una parte tan sensible de mí, pero supongo que mi estado mental no es tan malo como para impedirle que lo haga. Es el efecto JiMin.
— ¡Ugh, no en mi cuarto! —Rezonga YeoSang al vernos, su cara de disgusto me da tanta risa que no suelto los labios de JiMin sólo para molestarlo más, entonces tira los libros al suelo y se acerca para separarnos, empujándonos a lados contrarios. JiMin y yo no paramos de reírnos de él por su rostro ruborizado.
— ¿Por qué te molesta un besito? —Me burlo de él y revuelvo su cabello a propósito, odia que haga eso.
—Par de asquerosos, eso no era un beso, casi se estaban apareando en mi cama —responde riendo esta vez, regresa a tomar los libros del suelo y me los muestra—. ¿Me puedo llevar estos?
En sus manos tiene dos de mis libros de Nietzsche, uno de Hermann Hesse y el libro sobre sexualidad humana que ni recordaba que tenía.
—Todos tuyos, pero los quiero de vuelta.
—Espero poder cumplir eso —su mirada se oscurece un poco y va directo al suelo.
— ¿A qué hora?
—Ya no debe de tardar —responde afligido.
—Todo saldrá bien, Yeo —JiMin se levanta de la cama para darle un último abrazo antes de que mi hermano se vaya a la habitación de mi padre, donde está terminando de empacar.
— ¿Cómo te sientes? —JiMin se acerca y me rodea la cintura con ambos brazos, acurrucándose en mi hombro.
— ¿Cómo te sientes tú?
— ¿Respecto a qué? —Pregunta confundido.
— ¿Qué se siente que mi hermano a sus quince ya lee a Nietzsche y tú sigues leyendo literatura basura para adolescentes? —Bromeo, provocando que me empuje sobre la cama y se sonroje. Se ve tan lindo cuando se enoja.
— ¡Ya sé que tengo que leer más! —Hace su milésimo berrinche del día debido a mis bromas y es precioso. Tan inocente y sensible.
—Deberías empezar ya, no seas un burro y empieza a cultivarte —me burlo nuevamente y lo jalo para tirarlo en la cama junto conmigo.
—Deberías prestarme libros, entonces. De tantas cosas que hay, no sé por dónde empezar —ahora está coqueto, rozando sus labios contra los míos, pero huyo de su beso.
—Ahí hay muchos —señalo hacia mi cuarto cruzando el pasillo—. Puedes llevarte los que quieras.
—Gracias —esta vez, logra robarme un beso.
Estábamos por profundizar sin pensar en las consecuencias, hasta que escucho la puerta principal abrirse y la voz de mi padre resuena por toda la casa en un enorme y estruendoso "Hola". Nos levantamos rápido de la cama y vamos a su encuentro, antes de que venga a encontrarnos en una cama por segunda vez.
—Hola, viejo —saludo sin más, pero JiMin se coloca tímido detrás de mí.
—Un gusto en volver a verlo, señor Min.
—Habla más fuerte, muchacho, ya te dije que no seas tímido —bromea mi padre, entonces sale de su escondite y saluda decentemente, ofreciendo su mano de manera formal, pero mi padre lo jala hacia él y le da un cálido abrazo. JiMin termina sonrojado cuando se separa, haciéndolo lucir tremendamente tierno.
— ¿Dónde está tu hermano?
—Terminando de empacar en tu habitación.
Mi padre pasa de largo para dirigirse con mi hermano. La puerta se cierra tras él, dejándolos en privacidad para despedirse. De inmediato escucho los sollozos fuertes de mi padre y los pequeños hipos del llanto de YeoSang. Tengo ganas de desbordarme porque sé lo mucho que están sufriendo, pero me contengo.
—Ve a unirte —pide JiMin, tomando mi mano sorpresivamente—. Yo puedo esperar aquí tanto como quieras.
—No, ellos tienen su propia manera de llevar el asunto, yo ya me despedí.
Pero siento las lágrimas invadirme nuevamente, así que me aferro fuerte a la mano de JiMin. Por lo visto nota mi tensión, así que me ofrece sus brazos que no dudo en aceptar. Lo aprieto fuerte contra mí, dejándome llevar por su delicado olor y su tamaño perfecto para mi cuerpo. Soy sólo un centímetro más alto que él, pero aun así se siente como si él fuera mucho más pequeño y yo pudiese aferrarme cómodamente. En silencio reprimo mis lágrimas para no hacer tanto drama y me separo de él cuando escucho un fuerte claxon sonar afuera de la casa. Es ella.
La puerta de la habitación de mi padre se abre y los deja salir, afligidos y ciertamente molestos porque ya no hay más tiempo para despedirse. No hay más tiempo tampoco para una última ida al cine, un último helado o una última sesión de molestar-al-hermano-menor.
Tomo la mano de JiMin casi de forma automática cuando veo a YeoSang y a mi padre con sus rostros congestionados por el llanto, el sonido de las ruedas de la maleta me derrumba por dentro, pues es la prueba de que realmente se va.
Y no sabemos cuándo volveremos a verlo.
— ¿Estás listo, hermanito? —Él sólo se dedica a asentir y caminar hacia la puerta, seguido por mi padre. Pero antes de eso, suelta de golpe sus cosas y corre a abrazarnos a JiMin y a mí con tal fuerza que casi me deja sin respiración. Ambos lo contenemos como podemos, intentando que dure lo más que se pueda.
Pero el claxon vuelve a sonar repetida y furiosamente.
—Cuídate mucho. Te estaré llamando, recuerda que te quiero.
—Adiós —se resigna, sus enormes ojos están más tristes que nunca.
Mi padre le ayuda con sus cosas, lo dirige hacia la puerta, dejando entrar el aire fresco de la noche húmeda. Afuera la lluvia apenas ha cesado y huele a tierra mojada. El olor de la nostalgia, el olor del adiós.
Mi padre sale detrás de YeoSang y cierran la puerta tras ellos, dejándonos solos en un silencio incómodo.
— ¿No irás a saludar a tu madre?
Qué pregunta más estúpida. ¿Cómo demonios voy a saludarla con todo el odio que le tengo? Pasamos prácticamente toda la semana diciéndole a JiMin cuánto odiábamos a esa mujer, incluso le conté superficialmente las cosas que me hacía. ¿Y ahora sale con esto? Creí que había madurado, que me estaba escuchando, pero al parecer no. Es solo un niño tonto.
— ¡Claro! ¡Tengo muchas ganas de abrazarla y besarla porque la amo mucho, JiMin! —Mi sarcasmo lo exaspera, noto el miedo en sus ojos, pero no me interesa, no puedo creer que haya dicho eso.
—Lo siento —balbucea, odio que se trabe al hablar—. No recordaba... perdón, yo...
—Olvídalo. Vamos a llevarte a tu casa, no queremos que te regañe tu padre.
— ¿Te enojaste?
—No, Park, estoy perfectamente bien —me alejo de él y voy a mi cuarto para buscar las llaves de mi auto. Necesito un poco de soledad en este momento.
Al regresar, JiMin está cabizbajo en un sillón, así que llamo su atención al hacer tintinear las llaves. Se levanta silenciosamente, su rostro se ve un poco enrojecido. Por favor que no empiece a llorar o a hacerme un drama, porque me voy a enfadar más.
Mi padre entra a la casa y se sorprende cuando nos ve acercarnos para salir.
— ¿A dónde van? —Su voz está ronca, sus ojos rojos y su cabello desordenado.
—Iré a llevar a JiMin a su casa, es tarde para él.
—Vuelve temprano para cenar —arrastrando los pies, pasa a sentarse en el sofá mientras nosotros salimos.
—No prometo nada.
En silencio, salimos de la casa y entramos al auto. Arranco el auto y la música se enciende. Dejo correr la música melancólica de The Black Keys mientras conduzco. Las calles están mojadas, así que tengo que ir lento por seguridad.
JiMin no habla, seguro está todo estresado, pero es mejor que no diga una sola palabra porque no estoy dispuesto a hablar con nadie en este momento. Lo único que quiero es dejarlo en su casa y correr a donde sea que nadie me encuentre. No sé qué haré sin mi hermano.
Me pierdo en mis pensamientos, en mi dolor, tratando de asimilar en silencio todo esto que estoy viviendo, pero empiezo a sentirme incómodo cuando escucho a JiMin sollozar. No, por favor. Todo iba tan bien, creí que por un momento no me haría más dramas y entendería mi situación. ¿Por qué ponerse a llorar ahora? Sencillamente no lo entiendo, yo soy quien sufre ahora y él decide hacer su berrinche, no puedo con esto.
— ¿Qué te pasa? —Y no debí preguntar, porque solo llora más fuerte que antes.
—Perdón, no recordaba lo de tu madre —se limpia las lágrimas con las mangas de su suéter azul, desvía su mirada hacia la calle, como si intentara ocultarlo, pero es inútil.
—Así déjalo, JiMin, no pasa nada.
—Sí pasa. ¿Cómo vas a amarme si no cuido lo que digo y no soy considerado?
—Sí eres considerado. ¿Crees que no te amo sólo por eso? —Empiezo a compadecerme, verlo llorar me derrumba, lo odio y lo amo al mismo tiempo en este momento.
—Y no sólo por eso —sube un poco su voz, noto que se frustra—. Soy un inculto, un tonto que no sabe muchas cosas y temo aburrirte con mis pláticas. No siento que soy suficiente para ti y eso me aflige mucho todos los días cuando no encuentro de qué hablar contigo, yo de verdad lo intento. Debes estar avergonzado de mí, ahora entiendo por qué no querías presentarme con tu familia, no soy suficiente.
—Hey, cierra esa boca. ¿De dónde sacas que no eres suficiente para mí? —Sinceramente, ahora en lugar de lástima, me da risa.
Se queda en silencio y viendo hacia la nada, las lágrimas se ven correr nuevamente. Yo tomo su mano mientras que con la otra sigo conduciendo.
— ¿Por qué crees eso, JiMin? —Insisto, al ver que se queda mudo después de una tremenda verborrea sentimental.
—Porque no te llego ni a los talones. No soy igual a ti.
— ¿Y quién dice que tienes que ser igual a mí para que te ame?
Silencio nuevamente, acompañado de su mano apretando más fuerte la mía y una ligera sonrisa en sus labios se dibuja por fin.
—Perdón. Soy muy tonto a veces, quisiera no sentirme inferior junto a ti.
— ¿Te hago sentir inferior? —Bien, eso es nuevo, nunca me había dicho algo así.
—A veces. Cuando dices que debo leer más o que no voy a entender un chiste por no haber visto tal o cual película, a veces esas cosas me hacen sentir mal.
— ¿Te molestan mis bromas?
—Un poquito. No digo que dejes de bromear, pero sí que tal vez pudieses ser un poco más amable contigo, así como yo intento comprenderte y conocerte más. Siento que no me quieres tal cual soy, cuando yo acepto todo de ti y te amo por completo.
—Claro que te quiero como eres —afirmo y llevo su mano a mi boca para darle un pequeño beso.
— ¿De verdad? —Como un pequeño gato asustado, se acerca con cautela a mí y planta un suave beso en mi mejilla.
—Sí, tontito. Deja de pensar lo contrario, son sólo bromas y no tienen que ver con lo que piensas. Además, eso que dijiste de sentir vergüenza de ti y lo de mi familia, es una tontería, esa no fue la razón.
— ¿Entonces cuál fue la razón? Dime, nunca pudimos hablar de eso antes.
Oh no, aquí vamos de nuevo. Bueno, es ahora o nunca, estoy harto de ese tema así que será mejor decírselo ahora, ya que estamos tocando temas incómodos.
—Porque no estaba seguro de esto —confieso al fin—. No sabía si lo nuestro tenía potencial para durar tanto como para involucrarte con mi familia. No me avergüenzas, para nada, es solo que soy cuidadoso porque mi familia es importante para mí, JiMin, no me gusta que cualquier persona se entrometa en eso. Esa es la razón.
—Oh, está bien —genial, ahora se retrae otra vez, lo noto tenso. No me gusta que haga eso, es desesperante que de la nada se cierre, como si quisiera decirme algo pero se lo guarda. Al menos me gustaría que se enfadara o algo, pero no, solo se arrincona como un gato asustado.
—Dime qué piensas de eso, estuviste pidiendo respuestas sobre eso sin parar y ahora solo dices que "está bien". Sé sincero conmigo, JiMin, yo lo he sido contigo.
—No sé, yo... creo que es lindo. Es decir, si ahora conozco a tu papá y a tu hermano, ¿eso significa que lo nuestro durará?
—Eso creo —sinceramente, no sé. La interacción de JiMin con mi familia fue por mera insistencia y coincidencia, pero supongo que no salió tan mal como esperaba. Ellos lo aman.
—Entonces estoy feliz con esa respuesta —me besa de nuevo, esta vez con más fuerza que antes.
— ¿Seguro?
—Sí. ¿Tú estás feliz?
— ¿Estás bromeando?
—Me refiero a si eres feliz conmigo, sé que estás triste y enojado ahora.
—Ah, bueno, creo que sí, JiMin.
— ¿Seguro?
—Sí, esto salió mejor de lo que esperaba.
— ¿Por qué? ¿Esperabas que saliera mal?
—Sinceramente, sí.
Ya no hay vuelta atrás, ahora sí que estoy desnudándome emocionalmente frente a él. Justo cuando nos estacionamos frente a su casa, empieza a llover y, por mera coincidencia, "Too afraid to love" empieza a sonar.
— ¿Es porque no soy tan buen novio?
—No —me recargo en el asiento, tomando su mano—. Es... es como esta canción que está sonando, puede que me sintiera con miedo de amarte porque creía que no me comprenderías, por eso fue difícil abrirme contigo. No he tenido una vida fácil y el amor es un tema complicado para mí, por eso quería ir lento sin etiquetar nada. Solo era... miedo, supongo, de exponerme y salir herido.
—Mi amor, Yoon —su mano se cierne en la mía con más fuerza, al verlo a la cara, noto que está llorando pero con una sonrisa.
— ¿Me entiendes ahora?
—Claro que sí, pero no debes preocuparte. Yo jamás te juzgaría ni te haría daño porque te amo demasiado. Y me siento halagado de que me cuentes todas estas cosas, significa que confías en mí y eso me hace sentir tan feliz.
—Gracias por entender —beso su mano y abro mi brazo para invitarlo a recostarse en mi pecho, aunque sea incómodo a él le gusta hacer eso.
—Te amo y te prometo que voy a cuidar de ti. ¿Puedes perdonarme por hacerte enfadar hoy?
—No pasa nada, todo está bien, Minnie —cierro mis ojos, abrazándolo en comodidad. Ya no quiero hablar más de mis sentimientos, ha sido suficiente por hoy.
— ¿Me amas?
—Claro que sí.
— ¿Y m prometes que cuidarás las bromas que dices?
—No prometo nada, tal vez lo olvide mañana.
— ¡YoonGi! Hablo en serio —ahora ríe, haciendo un pequeño berrinche que me causa gracia.
— ¡Yo también! —Y reímos juntos, relajando un poco el ambiente entre ambos. Ya no está llorando y eso me calma un poco los nervios.
Bien, este drama no me lo esperaba. Sinceramente no entiendo por qué se pone así a veces, tan sensible que a veces me desespera, pero cuando termina llorando no puedo evitar ponerme sensible también e intentar consolarlo.
Sigo molesto porque mi madre acaba de arrebatarme a mi hermano por no sé cuánto tiempo, la odio demasiado. Me molestó el comentario de JiMin porque es obvio que si la detesto, no querré ir a saludarla, pero él tiene un sentido curioso de la familia: para él, aunque odies a tus familiares debes mostrarte feliz, dispuesto y agradable. Pero yo no soy así, si no me cae bien alguien, aunque se trate de mi familia, sinceramente los voy a mandar a la mierda sin importar quién sea.
Pero total, ya pasó el enfado por ese comentario.
—Gracias por quererme como soy —besa mis labios y luego se prepara para irse.
—No es nada —sonrío, lo miro directo a sus ojos llenos de ilusión.
—Para mí, lo es todo.
—Nos vemos mañana, niño cursi.
—Nos vemos, te amo. Trata de dormir bien hoy.
—También te amo —él cierra la puerta y corre a su casa para refugiarse de la lluvia.
Debo admitir que ya no me siento tan mal, a pesar de tener aún un profundo dolor por la partida de YeoSang.
No sé cuándo lo volveré a ver, pero al menos tengo a JiMin, que además de ayudarme a no sentirme solo, me alegra el día a pesar de sus dramas. Acabo de notar que mi pecho se siente menos oprimido, después de hablar con él de algo tan serio como mi miedo a las relaciones profundas. Después de todo, no es tan inmaduro como yo pensaba, solo un poco impulsivo, pero tiene un gran corazón,
Estar enamorado se siente extraño a estas alturas, pues después de todo lo que viví, nunca creí que podría querer a alguien de esta forma. Y admito que sí amo a JiMin, pues tiene esa ternura y amabilidad que nadie me dio antes. Es un poco torpe con sus palabras y con sus acciones, pero se lo perdono porque es aún un chico inmaduro de dieciocho años, con poca comprensión sobre muchas cosas en la vida.
Pero su corazón es puro, infantil e inocente; cariñoso, amable y lleno de vida.
Y su cuerpo.
Joder, su cuerpo. No he podido sacármelo de la cabeza desde que tuvimos sexo hace unos días. Tan terriblemente caliente, con ese trasero perfecto que no me esperaba que tuviera, esa piel suave que me colma de excitación con tan solo quitarse la camiseta.
A pesar de que fue algo torpe la primera vez, siempre hay manera de mejorar. Es novato, así que se adaptará pronto. Además me he dado cuenta de que es susceptible a excitarse con facilidad, pues varias veces ya nos hemos escondido detrás de la puerta para besarnos profundamente hasta que casi nos desvestimos a base de caricias. No veo la hora de volver a estar a solas y poder cogérmelo una vez más. Una, y otra, y todas las veces que sean posibles. Esto es una buena señal, eso creo, porque hace muchísimo que no me sentía así, con la libido a tope por una persona.
Debo estar loco, o ser demasiado irresponsable, como para decir esto, pero no he tomado mis antidepresivos desde hace más de un mes y me he sentido mucho mejor a pesar de que a veces me cuesta conciliar el sueño. No hay efectos secundarios, no hay náuseas ni irritabilidad tan constante como antes. Y parte de ello se lo debo a JiMin, a pesar de que estoy consciente de que en cualquier momento volverá y será peor.
Pero mientras tanto, no quiero saber nada de esas estúpidas píldoras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro