Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

﴾4. El primer día de clases﴿



Omnisciente

—Tenemos que hablar.

—Ah, ya veo. Por eso es que mandaste a Tae y a Minnie a la tienda.

—Sí, por eso necesito que me respondas rápido —SeokJin bate los huevos con cierto desespero en el tazón, sin mirar a su amigo.

—¿Qué cosa? —se empieza a poner nervioso.

—¿Le contaste anoche a JiMin sobre JungKook y yo?

—No —suspira con un deje de enfado—. Le dije que no sabía nada, pero tampoco le dije que no saliera con él.

—Sabes bien que JungKook no le conviene —mientras más se enfada, las gotas de huevo revuelto se escapan del tazón y manchan la encimera.

—Jin... no quiero sonar grosero, pero el hecho de que te haya traicionado a ti, no quiere decir que lo hará con otros. Viste que JiMin se veía cómodo con él. ¿Por qué no lo dejas que al menos tengan una cita y lo juzgue por sí mismo?

—Saldrá lastimado, HoSeok. Minnie es muy inocente para estar con alguien como JungKook —deja de lado el bowl, ya no puede seguir batiendo porque las lágrimas se acumulan en sus ojos.

—Para empezar, ni siquiera sabemos cómo es realmente JiMin, a penas tiene dos días viviendo con nosotros.

—De todas maneras —bufa y se cruza de brazos—. Nadie merece tal trato, tengo mucho miedo de que le haga lo mismo.

—¿Le quieres advertir? —al notarlo llorando, le ofrece un abrazo, pero SeokJin se niega, no le gusta verse débil ante otros, así que limpia sus lágrimas y respira hondo para recuperar su compostura.

—Sí, pero eso implicaría decirle que Kook y yo tuvimos algo, no quiero que se sienta incómodo o que se limite.

—Creo que es más incómodo para ti soportar esto, todavía te duele mucho, ¿no es así?

—JungKook no se disculpó jamás conmigo, solo hizo como si nada hubiera pasado. Es obvio que me duele, la herida se quedó abierta, no pude darle un cierre adecuado a eso.

—Entonces deberías hablar con él también, pero si no te sientes capaz, entonces solo perdónalo por tu cuenta y déjalo ir. Por favor, Jin, a veces esas heridas las tenemos que cerrar de esa forma, aunque sea más doloroso —le toma una mano y le mira con ojos de cachorro—. Hazlo por el bien de nuestra amistad. Y si te preocupa JiMin, creo que es correcto hablar con él. Anoche se veía preocupado por ti, tenía miedo de ofenderte por sentir atracción hacia JungKook.

—Hablaré con él entonces.

—Pero no le prohíbas nada, no es justo, tampoco lo es para ti, Jinnie —una sonrisita amorosa se dibuja en su cara—. Eres la mejor persona que conozco y quiero que seas feliz, por eso necesitas resolver esto ahora, para que dejes de cargar pesos muertos en tu espalda.

—Eres un maldito cursi ridículo —ríe, pero se sonroja a la vez y al final accede a abrazarlo.

     A pesar de que su corazón se siente más tranquilo, más en el fondo, las cosas son diferentes, aún hay dolor y heridas sin sanar. Pero, para SeokJin, no vale la pena concentrarse en eso ahora, porque debe mantenerse fuerte pase lo que pase. Él es el pilar de la casa, quien cuida de otros, por eso es que se siente con el deber de enterrar su pasado, aunque este todavía le provoque pesadillas.







JiMin

     El domingo, todos nos comportamos como si la noche anterior no hubiera pasado jamás. A pesar de que yo me sentía algo incómodo por las dudas que JungKook ahora me generaba, Jin y Hobi se portaron de lo más tranquilos y espontáneos. Ese día, nos dedicamos a limpiar la casa, me ayudaron a poner mis cortinas y a decorar mi habitación, luego fuimos al centro de la ciudad a comprar mis uniformes, bromeamos y platicamos sobre los planes y las rutinas que Jin quiere instaurar ahora que estoy viviendo con ellos.

     Estuve de acuerdo con todo lo que él propuso. Noches de spa los fines de semana, ver películas juntos, salir a tomar algo de vez en cuando, todas esas cosas me parecen de lo más fascinantes, porque jamás pude hacerlas abiertamente en Busan. Todo siempre era a escondidas o con tiempo limitado, porque mi padre nunca me dejó estar más de una hora fuera de casa, incluso cuando sabía que yo me encontraba donde JinSil.

     La primera noche de spa los tres juntos, se sintió como estar en el cielo. Jin cocinó la cena para nosotros, a pesar de que había dicho que él solo cocinaría las comidas de medio día. Fue bonito reír con ellos, bromear, ponernos mascarillas y lavarnos el cabello, pero la espina de JungKook seguía estorbándome. Decidí no tocar el tema todavía, porque no quiero incomodar a nadie, ni siquiera sé si es correcto preguntarle a JungKook.

     Como sea, las señales se sienten un poco ambiguas en este momento, pero sé que se resolverá pronto. Estoy seguro de que JungKook es el indicado, esto se va a desentrañar de alguna manera y podremos ser felices por siempre, porque el destino así lo quiere, estoy segurísimo de ello.






     Por ser mi primer día de clases, Jin me preparó un desayuno especial. Se le ocurrió experimentar con comida extranjera y preparó una tortilla española. Le insistí en que no tenía qué cocinarme nada, que yo podía hacerme el desayuno, pero él estuvo terco y faltó a sus propias reglas. Aunque me siento apenado, agradezco mucho que me trate con tanta amabilidad.

— ¿Llevas todo lo necesario, JiMin? —Me pregunta Jin y se sienta junto a mí, dejándome a un lado del plato un vaso de licuado de fresa.

—Sí, todo está listo.

— ¿Cuadernos?

—Sí —como con algo de frenesí, huele delicioso y sabe aún mejor.

— ¿Bolígrafos, marcatextos?

—Sip.

—¿Tu mochila?

—¡Sí, todo listo! —contesto con la voz algo elevada, ya tengo todo listo, no necesito que me lo esté recordando como si fuera mi mamá, pero no debo enfadarme con él, es la persona más amable del mundo y solo quiere cuidar de mí.

—Bien, te llevaré hoy a la escuela, pero debes aprender a usar los autobuses, puedes revisar los mapas, te ayudarán.

—Gracias, Jin —le hablo con la boca llena, no puedo evitar seguir comiendo porque todo lo hace tan delicioso. Su título de Chef no lo lleva en vano, tiene un gran talento y estoy seguro de que deleita a muchos en el restaurante donde trabaja, y por esa misma razón, es que recién lo ascendieron a jefe de cocina, según me contó.

—Apúrate, nos iremos más temprano para que tengas tiempo de buscar tu aula. Tu escuela es muy grande, yo estudié ahí y me perdí en mi primer día.

     Le obedezco y me apuro con mi comida. Cuando termino, corro a mi habitación por mi mochila, pero no puedo evitar mirarme un poco en el espejo. Mi uniforme azul me queda muy ajustado, haciendo que se note mucho mi trasero, siempre ha sido algo grande para mi gusto. Jin dijo que tengo cuerpo de modelo americano, pero, sinceramente, no me termino de gustar. Me pregunto si en la escuela, alguien me pondrá algún apodo feo o me mirarán demasiado... ay no, aún ni he entrado y ya estoy sintiéndome nervioso por eso.

— ¡Andando, JiMin! —Jin me apresura, así que tengo que obligarme a tragarme mis inseguridades y bajo deprisa, dejando que la emoción del primer día me consuma por completo.

     Estudiar medicina es algo que siempre he querido desde pequeño, y aunque papá es abogado y mamá contadora, se sintieron felices cuando les dije qué carrera quería. Por un momento, creí que me iban a obligar a estudiar Derecho o cualquier cosa relacionada, pero me dejaron escoger mi felicidad, ojalá así fuera con otras cosas...

     Durante el trayecto a la universidad, Jin me repite mil veces cómo llegar a la parada del bus más cercana a la escuela y cómo leer los mapas. Soy una persona algo desorientada, no distingo el norte del sur y a veces ni la izquierda de la derecha, pero me confío en que mi GPS me será de ayuda, así que no me preocupo tanto por el regreso a casa.

—Gracias por traerme, Jin —nos estacionamos afuera de la escuela, hay pocas personas entrando.

—Por nada, eh... cuídate —lo noto un poco nervioso, no me mira, no sonríe y sus nudillos se ponen blancos por la fuerza con la que agarra el volante.

—¿Está todo bien? Te ves nervioso —le hago la observación, entonces noto cómo se obliga a sonreír, soy demasiado sensible y perceptivo como para saber cuando alguien está mintiendo o haciendo un gesto falso.

—Sí, todo bien, no te preocupes —titubea, de pronto siento que está incómodo conmigo. ¿Esto tendrá qué ver con JungKook?

—Siento que quieres decirme algo, ¿es así?

—JiMin... —suspira y al fin me dirige la mirada, se ve preocupado ahora—. Te traje temprano para tener tiempo de hablar contigo a solas... sobre JungKook.

     Mierda... ¿Cómo se supone que debo reaccionar ante esto? Vamos, Park, es momento de hablar, si quieres que JungKook sea el amor de tu vida, como está destinado, debes enfrentar lo que Jin tenga por decirte.

—Bueno, te escucho —pongo mi mano sobre su hombro, tratando de que vea que no estoy incómodo, pero realmente si lo estoy, no puedo evitarlo.

—Lo que presenciaste en la fiesta fue muy feo y siento vergüenza de que me hayas visto actuar así con él, arruiné tu primera salida y no estuvo bien, sobre todo porque noté que JungKook y tú se gustaron, y conociendo cómo es, seguro te abordó en el baño.

—Yo, eh... —me pongo rojo de recordar el beso que nos dimos, ahora estoy apenado, como si hubiera hecho mal al besar a JungKook.

—Lo que haya pasado entre ustedes dos, no es de mi incumbencia, no tienes qué contármelo si no quieres —aclara, habla muy rápido, lo noto más tenso—. Pero sí tienes qué saber que JungKook y yo... bueno, no fuimos pareja nunca, pero tuvimos algo que terminó mal y por eso me comporté de esa manera. No fueron celos, lo juro, yo no amo a JungKook, solo lo aprecio como un hermano y ya. Pero sí me da miedo de que te lastime.

     Todo lo que él me cuenta, me deja pensando con seriedad por algunos segundos que se elongan con incomodidad. Sigo teniendo muchas dudas, pero no sé si es correcto expresarlas... Sin embargo, ahora todo me queda más claro. Empiezo a sentirme mal por esa fiesta, como una tardía resaca moral.

—Jin, lo siento... de verdad —jugueteo nervioso con mis manos, arrancando los pequeños pellejos de mis dedos—. Anoche nos besamos un poco en el baño, él dice que yo lo besé, estaba un poco borracho, luego le dije que fuéramos un poco lento y... pues tengo su número de teléfono y quedamos en conocernos más. Pero si te incomoda, no saldré con él.

     Esto me desilusiona demasiado. ¿Cómo es que, de sentir que el destino me respondía bien, ahora todo parece una mala broma?

—No quiero que dejes de salir con nadie por mi culpa, corazón —con una sonrisa que no llega a tocar sus ojos, me toma una mano entre las suyas y me da caricias parecidas a las de mi mamá—. Lo ocurrido con JungKook ya quedó en el pasado, es algo que tengo qué superar y no me parece correcto que limites tu felicidad por no faltarme al respeto o algo así. Él... no sé qué tanto haya cambiado en estos dos años desde que todo terminó, pero si vas a salir con él, te sugiero que vayas lento y lo conozcas primero, quizá yo lo estoy juzgando mal. Solo quería que supieras la verdad, me sirve a mí, para sentirme mejor, y te sirve a ti para ser precavido.

—Ahora ya no sé si vaya a resultar salir con él, entonces. ¿Y si tienes razón, y me lastima?

—¿Y si no? Quizás ha cambiado y yo solo te estoy sembrando mis miedos irracionales. Sal con él y júzgalo por ti mismo.

—Tienes razón, quizá deba verlo por mí mismo. Pero... ¿Puedo saber qué fue lo que pasó? Es decir... ¿Cómo fue que te lastimó?

—Digamos que la diferencia de edad a veces perjudica demasiado... por cuestiones de madurez, las cosas no se dieron bien. Pero ustedes se llevan pocos años, así que quizá sea diferente.

—Oh, ya veo, tiene sentido, entonces supongo que me daré la oportunidad de conocerlo —para ser sincero, no me queda nada claro, porque eso no me dice de qué tengo que cuidarme. Pero si Jin dice que le dé una oportunidad y además lo está tomando con buena actitud, no necesito otra señal para avanzar, el destino quiere que yo esté con Jungkook, por eso puso a Jin tan abierto al respecto. ¡Ya siento cada pieza encajar en su lugar!

     Al final, nos despedimos con un abrazo, donde le agradezco que sea tan cariñoso y protector conmigo. Estoy seguro de que me encuentro en las mejores manos ahora, porque estos chicos me han hecho sentir parte de una bonita familia desde que puse un pie en la casa, así que confío en ellos, sé que nada malo pasará a partir de hoy.





     La escuela es exageradamente grande para mí, sobre todo porque mi facultad queda del otro lado del campus, según el mapa de la escuela que me dieron cuando acudí a recoger mi horario. Tras diez largos minutos de caminata, llego al fin a la facultad de Medicina, sin saber con exactitud cómo lo logré, pues soy muy malo para orientarme con un mapa. Se supone que mi primera clase es en el segundo piso, en el salón cuatro del edificio "B". No tengo idea aun de dónde está absolutamente nada y no le encuentro sentido a los dibujitos en el papel.

     Al no dar con el edificio "B", empiezo a sentirme desorientado e inseguro, a mi alrededor hay chicos con uniformes quirúrgicos de todos colores, menos azul, como el mío; y algunos visten pantalón negro y bata blanca, no sé a quién acercarme para preguntar, incluso hasta me empiezo a sentir mareado. Debería buscar a alguien para preguntar por el edificio, pero tengo miedo de ser juzgado como un tonto por no saber dónde demonios está mi propia área. No quiero ser el novato molesto y desorientado, no quiero ganarme una mala reputación en mi primer día, no quiero que me hagan bullying.

     Respira, Park, tranquilo... Solo tienes que hacer una pregunta, obtener la respuesta y salir corriendo a tu edificio. ¡Hazlo, deja de tener miedo!

     La única razón por la que me trago mis temores, es porque se me está haciendo tarde. Finalmente, venzo la vergüenza y busco a mi alrededor algún rostro amable que me ayude a orientarme. A unos pocos metros de mí, sentado en una banca bajo un frondoso sicomoro, se encuentra un chico de cabello negro con unas gafas redondas, vistiendo un quirúrgico morado, leyendo un libro. Me llama la atención porque está usando mangas largas bajo su filipina. ¿Quién demonios usa mangas largas en pleno verano? Como sea, no es de mi incumbencia. Opto por acercarme, recordando mis modales.

—Hola... Mi nombre es Park Ji...

— ¿Me hablas a mí? —Su voz es grave y podría asegurar que está molesto, entonces empiezo a temblar y a sentirme estúpido.

—Sí, eh... Disculpa que te moleste, soy Park JiMin, de primer semestre, busco el edificio "B".

—Hay un mapa de la escuela a tu izquierda, novato —oh, mierda, parece que acabo de hacerlo enfadar, a juzgar por su forma de hablarme.

—Tengo un mapa —titubeo, lamento insistir, pero es que no puedo hacerlo de otra manera—, pero no logro orientarme. ¿Crees que tú me puedas dar instrucciones más específicas?

     Al hacerle la pregunta, él cierra su libro, me mira como si me juzgara y finalmente me da la respuesta que estoy buscando:

— ¿Ves esos bebederos que están ahí? —Los volteo a ver y asiento—. Sigue todo ese pasillo hasta que te topes con la estatua del fundador. El edificio "B" está justo a la izquierda.

—Muchas gracias —hago una reverencia y empiezo a alejarme, pero luego recuerdo mis modales, así que regreso con él: —Disculpa, olvidé preguntarte tu nombre.

—Min YoonGi.

—Park JiMin.

—Sí, ya te presentaste —al hacerme la observación, se ríe de mí como si se burlara, entonces me pongo rojo de vergüenza por hacer el ridículo.

     Estúpido JiMin, estúpido.

—Disculpa, yo... me voy, disculpa la molestia.

—No es ninguna molestia, disfruta tu primer día —esta vez me sonríe, pero no logro identificar la intención de ese gesto, tan solo hago una reverencia de casi noventa grados y me largo tan rápido como puedo, siguiendo el corredor que el chico de las gafas me indicó. ¿Cómo era que se llamaba? Da igual.

     Sigo caminando, pero no doy con la maldita estatua del fundador de la escuela. ¿Será que el chico me mintió? ¿Lo molesté a tal grado que me dió indicaciones falsas para que me perdiera? Termino por seguir mi intuición, porque ya ni siquiera el mapa me sirve, no sé donde estoy. Mi cuerpo se tensa debido a la ansiedad y el miedo que me da perderme en mi primer día. Camino en círculos como por cinco o diez minutos más, pero ni la jodida estatua ni el edificio "B" aparecen.

     Me siento como un bicho raro porque tampoco encuentro a nadie que vista de azul como yo. ¿Y si me equivoqué con el color del uniforme? ¿Y si mi hora de entrada era más tarde? ¿Y si entraron a las siete de la mañana y yo no me enteré? Sigo mirando a mi alrededor, pero nada, no hay nadie de azul, nadie de primer año con quien pueda identificarme. ¡Nadie!

     ¿Y si llego tarde y todos se burlan de mí por impuntual? ¿Qué pensarán los maestros de mí, si desde el primer día estoy llegando tarde? Intento conservar la calma mientras camino y miro a todos lados, intentando orientarme. Pero de un momento a otro, las agujetas de mis zapatos me juegan una bromita pesada, así que me tropiezo con ellas y termino con el culo en el suelo, sintiendo un terrible dolor. Por suerte, caí sobre el pasto y no sobre el asfalto.

— ¿Estás bien, nuevito?

     Oh, esa voz me suena familiar... Volteo hacia arriba. Es el chico de los lentes redondos, Min... ¿qué? Sigo sin recordar su nombre, supongo que lo olvidé debido a los nervios.

—Eh, yo...

—Arriba, vas a llegar tarde, el timbre suena en cinco minutos —me tiende la mano para ayudarme a levantarme. La acepto solo porque me tiemblan demasiado las piernas como para hacerlo por mí mismo. Por alguna razón que desconozco, este chico me genera un nudo en el estómago y solo es la segunda vez que lo veo, me siento juzgado, incluso cuando él me ayuda a levantarme de mi torpeza.

—Gracias por la ayuda. Debo ir a clases —digo, sonando agitado y deseoso porque me trague la tierra en ese instante. Camino en dirección contraria a él, sin tener aún una puta idea de dónde está el jodido edificio B.

—Oye, nuevito, vas en dirección contraria —me hace la observación con una sonrisa... ¡Se está burlando de mí, el muy idiota! ¡Ya estuvo, mi primer día ya fracasó!

—Yo... ehh...

—Veo que sigues perdido.

—Sí —agacho mi cabeza apenado, la vergüenza gobierna mi cuerpo, soy una gelatina andante.

—Sígueme, te llevaré a tu edificio.

—¿En serio? ¿No te estoy quitando tiempo?

—Mis clases todavía no empiezan, anda, date prisa —ahora su voz es más amable, pero sigue sonriendo, no puedo evitar sentir que se burla de mí.

—Bien... gracias, de verdad, lamento ser una molestia.

—No lo eres, nuevito, no te preocupes, siempre pasa en el primer día, ya he ayudado a varios como tú.

     No sé cómo debería sentirme ante ese comentario. ¿Tranquilo? ¿Cómo un idiota del montón que se pierde en su primer día de clases? Como sea... me limito a seguirlo, mirando bien por donde camino, pues mis agujetas siguen desatadas y me da vergüenza detenerme a anudarlas. Caminamos en silencio, pero dentro de mi cabeza, puedo escuchar mil reproches hacia mí mismo, lo usual...

— ¿Cuál es tu aula?

—La cuatro.

—Subes las escaleras, está en el ala izquierda.

—Gracias, realmente me salvaste.

—No agradezcas, solo ve a clases, nuevito.

—Park JiMin, mi nombre es Park JiMin —le recuerdo mi nombre, puesto que me está empezando a irritar ese apodo.

—Lo sé, puedo recordarlo, pero vas a seguir siendo nuevito para mí —vuelve a sonreír, ahora se ve coqueto en lugar de fastidioso. ¿Pero qué le pasa? Es tan extraño, prefiero no involucrarme tanto con él, podría ser un posible bully y es lo que menos deseo.

     El timbre suena antes de que yo pueda responderle algo... ¡Mierda! Debo subir pronto. Le doy las gracias una vez más y subo corriendo las escaleras, tropezando con el tercer escalón y quedando con las manos doloridas por el golpe contra el suelo. De nuevo, estúpido JiMin.

     Al levantarme, escucho una risa que ahora sí es odiosa y burlona, que obviamente es de Min como-se-llame. Simplemente lo ignoro y sigo mi camino, pero antes de doblar hacia el pasillo, escucho que me grita:

— ¡Intenta no morir antes del almuerzo!

     Maldito idiota. Si lo vuelvo a ver, me aseguraré de ignorarlo por completo.





















































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro