Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

﴾38. Bloom﴿





He lanzado al aire

todas mis dudas,

y ha salido tu cara.

Jamás entendí eso de la suerte

y de la fortuna,

así que no sé bien qué quiere decir,

pero me han entrado unas ganas locas

de arrojar flores a los pies de tu cama.

(Elvira Sastre, Baluarte)



NamJoon

     Son casi las ocho, Jin no debe tardar en llegar. La cena que le preparé está lista solo para servir en cuanto él quiera comer. No es la mejor comida del mundo, pero me esforcé lo mejor que pude porque sé que tiene un paladar exigente. Intenté seguir la receta al pie de la letra, con algunos fallos, obviamente. Me corté un par de veces y se me quemó el primer intento de la pasta, todo por estar jugando a ser tan profesional como el mismísimo Kim SeokJin.

     Ya que no puede beber alcohol por la medicación, no puedo consentirlo con una botella de vino para hacer todo más romántico, pero le preparé una enorme jarra de jugo de frutos rojos que yo mismo exprimí y colé, tiene un sabor tan dulce como sus mismos labios y es de color rosado, como sus mejillas cuando sonríe.

     Me siento un poco nervioso por mostrarle mi departamento, ya que es pequeño y no tengo muchos muebles, la sala y la cocina prácticamente están una encima de la otra, sólo divididas por una pequeña barra, en mi habitación apenas cabemos el clóset, la cama y yo. En cambio, el jardín donde cenaremos es bastante amplio y me aseguré de adornarlo con tintes muy románticos, espero que le guste más que el interior de mi departamento escueto.

     No he podido ponerle empeño al arreglo de este lugar porque he preferido usar mi tiempo con Jin, apoyándolo mientras da sus pequeños primeros pasos de vuelta a la normalidad. Desde que se despierta, lo pongo como mi prioridad, me aseguro de que coma bien, lo apoyo tanto como me lo permite con la limpieza de la casa, busco siempre qué hacer con él para que no se aburra, desde platicar hasta ver documentales o cocinar. Por la tarde, cuando no estoy con él, mantengo contacto con los chicos para asegurarme de que no se salte ninguna comida, de que la puerta de su habitación permanezca abierta y no pierda el contacto con los demás. No me arrepiento de haberlo puesto a él antes que mis necesidades porque Jin vale completamente cada segundo gastado a su lado.

     Sinceramente, no creí que Jin y yo terminaríamos enredados. Cuando JiMin me contó sobre él, esperaba una cosa totalmente diferente a lo que encontré. Mi pequeño amigo me había contado que Jin tenía complejo de madre (que es un poco cierto, pero no tan exagerado), que irradiaba energía e imponía su autoridad por donde pasaba. Sin embargo, al llegar a Seúl y encontrar semejante tragedia me hizo entrar en pánico y preguntarme qué pasaría después, sentí por un momento que estaba metiéndome donde no me llamaban y que Jin terminaría por odiarme debido a que me entrometí.

     Es decir, yo era un completo extraño, un intruso que llegó sin permiso a meter mano en un asunto delicado, pero creo que si me hubiese alejado después de que lo dieron de alta, jamás me hubiese perdonado a mí mismo. Sentí que debía hacer algo útil y ser más que el chico que le arruinó los planes de suicidarse. Necesitaba con desespero hacer algo por él, me sentía responsable de alguna forma, como si automáticamente fuese yo el encargado de hacer algo más que los demás chicos.

     Curiosamente, mi objetivo inicial era conocer esa joya preciosa de la que JiMin me habló y tal vez conquistarlo a la antigua, con flores y cartas; canciones y poesía. Pero los planes cambiaron por obvias razones. Ya no tenía intenciones de conquistarlo, sólo quería ser su amigo y ver si podía serle de utilidad.

     Lo curioso fue que el beso que me dio en la cocina lo cambió todo. Aunque en el hospital le lancé un coqueteo tonto para hacerlo reír, digo la verdad al asegurar que fue genuino, porque a veces no mido lo que digo, suelo ser un poco imprudente. En fin, lo inesperado de esto es que nos metimos en un contexto extraño donde mi necesidad de salvarlo se transformó en algo más, algo que me apena mencionar por miedo a caer en el morbo o en un drama típico de algún libro o película, donde el salvado se enamora de su salvador, o donde el héroe se queda con la víctima para seguirlo salvando de las desgracias, llegando a formar un lazo codependiente. Pero esto no es así, estoy más que seguro de eso porque lo estuve pensando noche tras noche hasta el cansancio, mientras veía el precioso rostro de Jin al dormir.

     Al principio, lo sentí como algo superficial que no nos haría ningún bien y terminaríamos hechos un desastre por intentar jugar a tener algo cuando en realidad no teníamos nada. Incluso puedo sentirme culpable porque, de cierto modo, lo presioné a que saliera de su habitación y me mostrara su lado más vulnerable, convirtiéndome en el canal que lo conectaba con el mundo exterior. Tenía miedo de que terminara por hacerlo dependiente de mí. Sí, sé que sigue sonando un poco retorcido, pero solo soy capaz de expresarlo de esa manera, no porque me sienta demasiado importante para él, sino porque Jin estaba vulnerable y necesitaba un puente. Por casualidad, yo terminé siendo ese puente.

     Si me permiten sincerarme, admito que yo no tenía idea de lo que estaba haciendo. Avancé a pasos ciegos con él, a pesar de que me escuchaba muy seguro de mí mismo cuando intentaba hacerlo sentir mejor. No creí que mis acciones tendrían un resultado tan encantador, pero el día que decidió salir al mercado a comprar la despensa, supe que algo estaba haciendo bien. No me quiero adjudicar los créditos, porque él es fuerte como un roble y valiente como un león, no obstante me sentí orgulloso de verlo tan lúcido y despierto, imperioso por salir al mundo exterior aunque fuera aferrado a mí. Sentirme útil para él generó en mí sentimientos de esperanza y ternura, de querer cuidarlo pero, sobre todo, de mostrarle que no solo soy bueno cuidando, sino también amando y admirándolo por lo que es, porque no quiero que lo nuestro gire en torno a su tragedia, a pesar de que pudo haber sido la causa de nuestra etérea conexión.

     Volviendo al punto, cuando volvimos a casa rebosantes de víveres, pude ver lo noble que en realidad es. Cuando lo vi tumbarse en el sofá, agotado y nervioso por la exposición, supe cuánto se estaba esforzando para volver a la normalidad. En contraste con la primera vez que salió, me dejó abrazarlo para calmar su ansiedad, luego nos pusimos a acomodar la comida y, tras ordenar todo, nos tumbamos en su cama solo a besarnos con calma. El sabor era distinto porque estaba tímido, aún perturbado por el qué dirán, pero a medida que se fue desenvolviendo y me permitió la entrada a su boca, probé su verdad. El beso se volvió apasionado, pero respetando los límites de la ternura, me abrazó y lo abracé, nos empapamos el uno del otro hasta que nos cansamos. Jadeando ligeramente, conectamos miradas. Entonces vi en él algo grandioso.

     Vi valentía y ferocidad, vi resiliencia y una calidez amorosa que llenó cada poro de mi piel y me hizo sentir que rozaba el cielo con los dedos. De la ternura, pasé a la admiración, porque él sabe perfectamente que está derrumbado de muchas maneras, pero eso no le impidió pedirme que le coqueteara, que lo besara y le diera abrazos, no solo dándome la oportunidad de amarlo, sino atreviéndose a salir de su caparazón para permitirse amar.

     No existe valentía más grande y admirable que la de abrir tu corazón para otra persona aunque esté roto, por eso sé que sus acciones y sus palabras son tan congruentes y bien pronunciadas. SeokJin es una persona que es fiel a sus convicciones y sentimientos, eso lo he podido ver en tan poco tiempo conviviendo. Incluso en el tema del amor es determinado, porque no ha titubeado para nada conmigo y la mayor prueba de ello es el esfuerzo que está haciendo por salir solo de la seguridad de su casa para venir a tener una cita conmigo.

     Esa independencia suya es la que me tiene tan cautivado también, porque aunque quizá le hace falta dejarse ayudar más, sabe lo que quiere. Y está tan seguro de eso, que da un poco de miedo. Ayer, mientras nos preparábamos para dormir, me dijo que era momento de que yo empezara mi vida en este departamento, hablando desde el cariño, no del rechazo. Quedé desconcertado, pero entonces entendí que yo no represento un estorbo para él ni trata de obligarse a estar solo de un día para otro, solamente está siendo valiente a su manera. Es algo que necesita, así que yo no soy nadie para impedírselo.

     Antes, cuando era más joven, esta situación me hubiera creado un horrible caos interno, sintiéndome rechazado u odiado, pero tras mucha terapia y años de experiencia, he comprendido que las personas son eso, personas. Individuos que necesitan desarrollarse a su manera. El proceso de cada quién es diferente y debe respetarse, por eso no debemos asumir que las acciones del otro están obligatoriamente relacionadas con nosotros. Ese aprendizaje me ayudó a comprender mejor a Jin, a respetarlo por su coraje y la manera tan gentil que me dijo: "No quiere decir que no me sigas gustando, te necesito, pero no quiero verte como un bastón para caminar, quiero que me hagas compañía como mi igual".

     Y justo en ese momento, algo muy intenso nació dentro de mí. Me enamoré y decidí que Jin es la persona con la que quiero estar, a quien quiero conocer de principio a fin y entregarle todo lo que soy.

     Ahora estoy por mostrarle mi lado vulnerable, tal y como él lo hizo conmigo. Mi hogar siempre ha sido mi punto débil, pues soy un introvertido no muy amante de las visitas y, además, él está acostumbrado a tener un espacio más grande, su luminosa presencia no se merece un espacio tan pequeño como este departamento, pero haré todo lo posible por darle comodidad porque, obviamente, no dejaré que se vaya a casa esta noche, lo quiero solo para mí.

     El timbre suena, acelerando mi pulso de un segundo a otro. Casi siento la torpeza vencerme cuando me levanto del sofá y tropiezo con el pequeño tapete. Antes de abrir la puerta, compruebo en el espejo que mi cabello esté bien ordenado y tomo el ramo de rosas que conseguí para la ocasión. No importa si es demasiado rápido, mi decisión está tomada.

     Lo quiero a él y solo a él.






Entender un abrazo por la espalda

como si un cuerpo fuese causa

y el otro cuerpo efecto.

(Elvira Sastre, Baluarte)



SeokJin

     Estoy muriendo de nervios, ya no puedo aguantar la ansiedad. Casi me pasé dos malditos semáforos intentando llegar a la ubicación que Nam me envió y la tapioca estuvo a un segundo de derramarse sobre el asiento debido a lo brusco que frené. A pesar de que vive no muy lejos, llegar es difícil porque los nombres de las calles se parecen y no hay mucho dónde estacionar.

     Busco el número de la casa, dando con ella después de diez malditos minutos. Estoy asustado, a la defensiva, como si todos me observaran y me fueran a atacar en cualquier momento. Salir de casa sigue siendo algo difícil, especialmente en la noche. Pero de cualquier modo agarro valentía para plantarme en su puerta y tocar el timbre.

     Cuando la puerta se abre, mi mandíbula quiere caer al suelo. Está vistiendo holgado, con una camiseta negra y pantalones azules rotos de las rodillas, haciendo de la sencillez la cosa más sensual y única del universo. Me sonríe cálidamente, aminorando un poco ansiedad que sentí por exponerme solo y a oscuras en la calle. Ambos nos quedamos en silencio, contemplándonos como un par de idiotas, su mirada fija en mí me pone a la expectativa. ¿Sentirá por mí lo mismo que siento por él?

     Con la adorable torpeza que lo caracteriza, me muestra lo que está ocultando tras su espalda, es un precioso y sencillo ramo de rosas rojas. Mi corazón late enloquecido cuando acentúa su sonrisa al ofrecerme las flores. ¿Soy yo, o sus hoyuelos están más marcados esta noche?

—Para ti, SeokJinnie —se acerca y toma mi mano libre para colocar el ramo de flores, pero yo sólo lo puedo mirar a él, tiemblo de gusto y casi siento que me va a caer el recipiente de cristal que contiene el postre. Finalmente, mis ganas de abrazarlo me vencen. Con cierta dificultad, me abalanzo hacia él para rodear su espalda con mi brazo que sostiene las flores, él corresponde con fuerza, rodeando mi cintura y acercándome más a él.

—Hola Jinnie, te extrañé —me dice al oído, provocando escalofríos agradables por todo mi cuerpo. La ansiedad que sentí afuera se calma por completo una vez que él se separa de mí y me señala que entre, entonces cierra con llave la puerta de su casa. Me siento seguro ahora.

—Gracias por las flores, Joon —expreso con timidez—. Son hermosas.

—No tanto como lo eres tú, no te llegan ni a los talones —responde, haciéndome sonrojar—. ¿Qué traes ahí? —Señala el recipiente en mi mano.

—Te hice tapioca, para el postre —le ofrezco el recipiente y él lo toma mirándolo con sorpresa.

— ¡Gracias! Qué detalle tan bonito, es mi postre favorito.

—Una fuente muy confiable me lo informó.

—Espero que esa fuente confiable llamada Park JiMin no te cuente mis oscuros secretos o estaré avergonzado.

—Prefiero averiguarlos por mí mismo —coqueteamos, él toma mi mano y la besa, llevándome después hacia la cocina.

     Lo sigo mientras observo alrededor, contemplando los cálidos colores que nos rodean. Su hogar es pequeño y acogedor. Solo tiene un sofá negro para dos personas en un rincón con una pequeña mesa redonda al frente situada sobre un tapete pintoresco, del otro lado está la cocina, hecha un pequeño desastre.

—Disculpa el desorden y... y todo, en general —NamJoon capta mi atención al soltar mi mano, se dirige al horno y saca de ahí un recipiente amplio cubierto de papel aluminio.

— ¿A qué te refieres?

—Pues... este lugar es muy pequeño. No tengo mucho por ofrecerte, de momento —lo miro sonrojarse mientras toma una espátula y empieza a cortar lo que parece ser lasaña, yo dejo con delicadeza el ramo de flores encima de la barra que divide la cocina de la sala y me pongo detrás de él para hablarle al oído.

—No importa, Joonie. Lo que ya tengo de ti va más allá de lo tangible —susurro y le rodeo la cintura con ambos brazos, pegando mi mejilla a su espalda y sonriendo como un bobo al sentir su calor.

— ¿Y qué es eso que tienes de mí, según tú? —Bromea, con su tono de voz un tanto nervioso.

—Las mariposas que siento en el estómago cuando me besas, por ejemplo —aprieto un poco el abrazo, me siento demasiado contento de estar con él, no puedo evitar apretujarlo y decirle cosas cursis. Solo él me provoca ser así.

— ¿Me quieres sólo por mis besos, Jinnie? —Se voltea para quedar de frente conmigo, haciéndome perder el agarre cómodo en el que estaba.

—Y por tu corazón tan noble y sabio —lo miro a los ojos y él se acerca con lentitud hasta que conectamos en un beso suave y un poco húmedo.

— ¿Ah sí? ¿Y qué más?

—De mí no van a salir más cursilerías hasta que me alimentes —bromeo, dándole un pequeño apretón cariñoso en donde nos volvemos a besar con torpeza.

—Entonces acompáñeme, señor Kim —al separarse, toma mi mano como todo un caballerito y me lleva hacia la puerta trasera, ofreciéndome el paso hacia lo que parece ser el tan prometido jardín. Me dejo guiar y cuando salgo, quedo impresionado por el nivel de detalle.

— ¿Te gusta?

—Nam... —apenas puedo responderle, porque estoy embobado. No puedo creer que él mismo hizo todo esto por mí.

     La bonita mesa rectangular está cubierta por un mantel blanco de encaje floreado que parece sacado de la casa de mi abuela, en el buen sentido, porque ella tenía un gusto exquisito para la decoración. Sobre la mesa hay algunas velas y un pequeño jarrón transparente con flores. Hay un cable de luces blancas y amarillas adornando las pequeñas paredes, el pasto parece artificial por lo bien que se ve, en la esquina del jardín hay un pequeño cerezo joven, pero florido, que le da un toque más romántico a este bonito detalle.

—No es mucho, pero quise que te sintieras en una cita real, como si estuviéramos en la terraza de algún restaurante elegante.

—Es perfecto —suelto un suspiro, pues me doy cuenta de que estuve conteniendo la respiración por el asombro. Tanta es mi felicidad, que incluso noto una pequeña lágrima rodar por mi mejilla.

— ¿De verdad?

     Me volteo y lo abrazo con todas mis fuerzas, me siento tan agradecido y cómodo con él. No es solo el lugar, la decoración o la comida, es él. Todo está teñido de su esencia, de la bondad tan intensa que carga con él y me contagia.

—Nunca nadie se tomó la molestia de hacer algo así para mí —le confieso, apenado porque he llorado sin querer, pero es pura felicidad—. Gracias por esto, de verdad, no tienes idea de todo lo que estoy sintiendo ahora, es mucho, como si me desbordara.

—Desbórdate, entonces, déjalo ser —me mira a los ojos, con ese brillo particular que adquiere su mirada cuando va a besarme.

     Y con un poco de descontrol, nos besamos apretando nuestros cuerpos como nunca lo hicimos antes en mi casa, hasta que nos separamos envueltos en risas y sonrojos.

— ¿A esto te referías con ser alimentado? Porque no me molestaría seguir besándote.

—Tonto —le doy un leve empujoncito, pero mi mano termina en su cintura—. No solo quiero comerte a ti, realmente estoy a la expectativa de lo que cocinaste.

—Claro, ven, siéntate mientras yo traigo todo.

— ¿No quieres que te ayude?

—No, eres el invitado de honor, mi deber es consentirte —me toma de la mano, llevándome hacia la mesa para tomar asiento, yo se lo permito porque en realidad me gusta esto de ser mimado, aunque se siente un poco raro porque usualmente soy yo el que da los mimos.

     Mientras él trae todo, yo sigo mirando cada detalle de la mesa y me doy cuenta de que las velas, aún apagadas, tienen un aroma muy agradable a flores. Noto que el encendedor está puesto ahí encima, como olvidado, así que enciendo cada una de las velas, al menos para no sentirme tan inútil.

     Regresa de la cocina con el recipiente de la lasaña, actuando rápido, se devuelve por una jarra con nuestra bebida, platos, cubiertos, unas copas muy bonitas y, por último, lo que parecen ser dos tiramisús individuales aún con la etiqueta de la repostería donde los compró.

—Tranquilo, te vas a caer por ir tan deprisa.

—Ya casi termino, solo me falta una última cosa —emocionado como un niño, corre al interior y regresa con una pequeña bocina que pone en el centro de la mesa y, mirándome con una sonrisa sospechosa, reproduce a Ed Sheeran. A mi parecer, es perfecto para la velada.

— Qué cursi, no creí que fueras fan de Ed.

—Soy fan de todo lo que sea endemoniadamente cursi.

     Finalmente, se sienta frente a mí y comienza a cortar los pedazos de lasaña, de forma tan torpe que me da ternura, pero noto que intenta usar los métodos que le estuve enseñando toda la semana. Con cuidado, aunque con un poco de temblor en sus manos, pone la lasaña en mi plato y me sirve un poco de ensalada.

— ¿Tú hiciste todo? —Tomo mi tenedor y corto un poco de la lasaña, está muy caliente, pero huele delicioso.

—Sí, excepto por estos —señala los postres—. Prueba, vamos.

     Al comer el bocado, quedo muy sorprendido por el sabor. No es que subestime a NamJoon, pero no esperaba que su intento por sorprenderme supiera tan bien.

—Nam, está delicioso —me apena hablar con la boca llena de comida, pero la emoción es genuina—. De verdad, te quedó excelente, la carne está muy bien condimentada y la pasta está en su punto.

  — ¿Ya me puedo casar?

—Solo si es conmigo —respondo en automático, pero me doy cuenta de inmediato de lo que acabo de decir—. Yo... lo siento, no fue mi intención, perdón si fue incómodo.

—No fue incómodo, fue lindo —alcanza mi mano nerviosa con la suya, sosteniéndome con cariño.

— ¿Seguro?

—Claro —acentúa su sonrisa y el agarre en mi mano—. Tú me pediste que te coqueteara y lo hice, así que por lo tanto, tú también puedes hacerlo.

—Lo sé, solo creí que me había excedido, sé que bromeabas, pero sonó serio.

—No bromeemos con casarnos si te parece mucho, pero no pasa nada, yo lo sentí bonito y natural.

—Gracias por verlo así, me dio vergüenza —soltamos nuestras manos y ambos comenzamos a comer, ya habiendo pasado mi bochorno.

—Se notó, te ves muy hermoso cuando te sonrojas.

—Cursi —le saco la lengua, intentando calmarme porque todavía siento muy calientes las orejas y mejillas.

     Él ríe en respuesta, terminando de relajar el ambiente y disipando mis inseguridades tontas. Mientras comemos, elijo centrarme en él, en preguntarle sobre su día y apreciar su belleza de cerca. Entre más me habla, más enamorado me siento, me hace perder la noción del tiempo entre cada bocado y cada conversación. Después de un tiempo, noto que mis mejillas están algo entumidas de tanto sonreír, también mi respiración se siente muy tranquila, como si en automático mi cuerpo se hubiera relajado solo con estar en su presencia y tener este momento solo para nosotros dos, sin nadie que nos interrumpa.

— ¿Quieres comer el postre adentro?

—Sí, empiezo a sentir un poco de frío.

     Ambos nos levantamos de la mesa, yo insisto en recoger los platos sucios, así que él no tiene opción y lo acepta, llevándose el postre y el resto de la comida.

—Ni se te ocurra ponerte a lavar los trastes —me regaña, en respuesta a mi reflejo automático por querer limpiarlo todo, porque en efecto ya me estaba subiendo las mangas cuidadosamente frente a la tarja.

—Perdón, es la costumbre.

—Yo me haré cargo, ve a sentarte en mi remedo de sala.

—No menosprecies tu hogar, Nam —me siento en el sofá, mientras lo admiro servir en pequeños vasos la tapioca y también trae con él los postres que compró. Para mí es mucho dulce porque me empalago demasiado rápido, pero él es amante de todo lo que sea azucarado.

—Sé que no debería, pero me da un poco de pena, todavía no he podido ponerlo más decente —él se sienta a mi lado y me da a elegir entre los postres, yo tomo el tiramisú y pruebo un poco.

—No pasa nada, estás empezando. Vivir solo es un gran paso, es difícil, pero no hay nada de qué avergonzarse. Lo importante es que estás construyéndote tu propia vida aquí y eso es lo más valiente que podemos hacer hoy en día.

—Tienes razón, a veces olvido que tú también pasaste por esto. El proceso de adaptarse a un lugar nuevo siempre es difícil, a veces temo decepcionarme a mí mismo, perder el camino y fracasar.

—Yo sé un poco de eso —me tomo la libertad de acercarme más a él, tornando todo más íntimo—. Es una sensación horrible, pero a diferencia de lo que me pasó a mí, tú no estás solo. Tienes a tus padres, a JiMinnie y a mí.

—Eso sí me hace sentir mucho mejor —coqueta, se acerca a mí cerrando los ojos y me planta un beso suave.

     Luego, tímidamente come de la tapioca y su expresión es todo un espectáculo, quizá un poco exagerado, pero aprecio mucho que le haya encantado el sabor. Como agradecimiento, me da besos fortuitos y traviesos mientras comemos.

—Lo digo en serio, Jinnie, es delicioso. Un día deberías preparar esto para compartirle a mi mamá, también es su postre favorito.

     Me quedo atónito con lo que dice, porque aunque es una frase simple y halagadora, tiene una carga muy importante para mí que no soy capaz de procesar de inmediato.

—No digas eso, no creo que a tu mamá le agrade comer algo hecho por mí.

—Yo creo que sí, además creo que se llevarían bien si se conocen, también le caerías bien a mi padre —guiña, sonriendo como si tuviera planes macabros. Entonces, me siento tenso porque el solo pensar que NamJoon me quiere como para presentarme a sus padres es... demasiado serio.

—Pero... —siento de nuevo la ansiedad recorrerme—. ¿Hablas en serio?

—Sí. ¿Por qué?

—Por obvias razones, Nam, estuve en las noticias y no en el buen sentido —dejo el postre en la mesita y me cierro, ciñendo mis piernas lo más que puedo contra mi cuerpo.

—Ellos no son como el resto de la gente —lo miro con confusión, por lo que él se ve en la necesidad de explicarse—. Sé que te conté que fueron ignorantes y homofóbicos al principio conmigo, pero cambiaron por mí, son personas diferentes ahora. Además, les he hablado de ti.

— ¿Qué tanto les has dicho? —Ahora, no puedo mirarlo a los ojos, estoy nervioso y apenado.

—Solo lo necesario. Saben de la noticia, pero ya he hablado con ellos al respecto. No les di detalles sobre lo que me contaste de tu vida, solo les dije que todo era mentira y que eras una víctima del amarillismo y la ignorancia.

— ¿Saben que me estás cortejando?

—Sí.

— ¿Y no te da pena que sepan que te gusta un hombre con una fama tan espantosa?

—Jinnie —siento sus manos rodear mi rostro de pronto. Al mirarlo, noto lo consternado que está—. Si tu preocupación es que mis padres me juzguen o me deshereden por estar contigo, de una vez te aviso que eso no va a pasar nunca. Y en cualquier caso, a mí me importa una mierda lo que piensen los demás, incluso ellos. A quien yo decida amar es solamente mi asunto, y yo... yo te amo a ti.

—Nam... —mi corazón tiembla de gusto al escucharlo, pero a la vez siento una preocupación enorme—. ¿Estás seguro? Eso que dices... es muy serio.

—Lo digo cien por ciento seguro. Estoy enamorado de ti, lo juro —se pone una mano en el pecho, jurando como un tonto niño explorador, agrandando sus ojos y sonriendo ampliamente mientras yo lloro y río al mismo tiempo.

—Nam, no es que no lo aprecie o no quiera corresponderte, es que yo...

—No tienes que decir nada ahora mismo, está bien —aunque intento cubrir mi rostro, él toma mis manos y me lleva hacia él, donde me envuelve entre sus brazos. Escucho el latir de su corazón acelerado por las emociones cuando terminamos recostados en el sofá, yo con la mitad de mi cuerpo encima del suyo gracias al reducido espacio.

     Nos quedamos en silencio por unos minutos, acariciándonos y viviendo ese instante incómodo, donde están trabadas en mí todas las cosas que quiero decirle, pero no sé cómo hacerlo sin quebrarme o sentirme apenado. Sus palabras realmente me tocaron, me llevaron a un desequilibrio que debo resolver ahora mismo porque no quiero perderme la oportunidad de amar a este hermoso ser humano. A pesar del miedo, decido levantarme, ambos quedamos de frente en el sofá, tan cerca como para tomarnos de las manos.

—Necesito decirte algunas cosas, Nam.

—Te escucho.

—También estoy enamorado de ti —finalmente suelto el nudo en mi garganta, es doloroso y liberador al mismo tiempo—. Y te quiero tanto, te quiero para que seas mi pareja y hagamos todas esas cosas tontas que hacen los novios, pero me da miedo que se me salga de las manos y yo termine lastimándote por querer ir muy rápido. No sé qué hacer con estos sentimientos, realmente te quiero pero tengo miedo de echarlo a perder.

—Yo también quiero todo eso que tú quieres y más —baja su voz para mí, luego besa mi frente—. Pero creo que yo fui quien aceleró las cosas, tal vez no debí confesarme tan pronto. No quiero que te sientas presionado por esto, Jinnie, no es necesario que seamos novios todavía si no quieres. La respuesta con los sentimientos es simplemente sentirlos, vivirlos. ¿Quieres besarme? Bésame. ¿Quieres decirme que me quieres? Hazlo, no lo contengas solo porque te da miedo poner la etiqueta demasiado pronto.

— ¿Pero no sería incorrecto? Actuar como pareja sin llamarnos novios. Sé que apenas nos estamos conociendo y lo que pasó conmigo es todavía muy reciente. Lo que me aterra es que mi cariño hacia ti sea alguna respuesta de mi cabeza enferma por aferrarme a algo para no volver a caer. No sé cómo diferenciarlo ahora, porque estar contigo me hace sentir muy bien, como si me hubieras salvado del abismo, pero no quiero verte solo de esa manera. ¿Me entiendes?

—Lo entiendo perfectamente —me mira con calma a pesar de que estoy llorando—. Creo que puedo tener la solución para eso, pero necesito que estés abierto a considerarlo si lo que quieres es resolver tus dudas.

— ¿Y cuál es esa solución?

—Terapia —contesta sin dudar, yo me retraigo de miedo con solo escuchar esa palabra—. Del hospital te prescribieron algunas sesiones además del seguimiento con el psiquiatra, ¿verdad?

—Sí —me cruzo de brazos, incómodo—. Pero no quiero, Nam, yo... yo no quiero hablar con un extraño sobre lo que me pasó. Van a hacerme preguntas que no quiero responder, me van a preguntar por mi pasado, no quiero, yo...

—Escucha —detiene mi drama con un beso en la mejilla y su suave voz que me tranquiliza—. La terapia le pertenece al consultante, esa es la verdad. Yo tomé terapia un tiempo y si hay algo que respetan los terapeutas, es tu ritmo y tu silencio. Lo que yo te propongo es que tomes esa terapia, pero la uses para tu beneficio, para hacer las preguntas que necesites resolver en el momento, lo que te sea más urgente. Y ya si quieres, después puedes hablar de tu pasado si te sientes cómodo. O no hacerlo, esa será tu decisión.

— ¿Pero y si me quieren obligar a hablar de lo que pasó?

—Entonces te llevaré con otro terapeuta que respete más tu proceso, pero sería bueno que la tomaras. Mira, si por mí fuera, yo te prometería resolver todas tus dudas y ser esa luz al final del oscuro túnel, pero no es lo correcto, Jinnie.

— ¿A qué te refieres?

—Quiero decir que no me corresponde darte las respuestas que quieres, porque yo no vivo en tu cabeza y tampoco quiero influenciarte. Además, tengo sentimientos muy fuertes por ti, yo quiero que me ames, que tengamos algo lindo, pero quiero que tú encuentres por ti mismo la respuesta. Los amores sanos son así, cuando cada uno puede pensar por su cuenta y decidir sin ser manipulado por el otro. Porque si yo te dijera ahora mismo "no pasa nada, lo resolveremos con el tiempo, solo vamos a dejarlo fluir", sería irresponsable. Quizá eso le funcione a otras parejas, pero yo quiero que todo sea claro para ti y que puedas decir un día "quiero que seamos novios" sin sentirte inseguro o temeroso de tus sentimientos, no porque yo sea egoísta y no quiera salir lastimado, sino porque tú me importas mucho, tanto que prefiero mil veces respetar tus decisiones, que presionarte con una confesión de amor.

     Me quedo mudo, mirándolo solo de reojo. Mi cabeza está hecha una maraña de preguntas y sentimientos, donde predomina el amor que le tengo a este hombre y a lo sabio que es. ¿Qué acto de amor podría ser más fuerte que el de respetar al otro? NamJoon es oro puro y tiene tanta razón en todo, por eso es que estoy aterrado de dar un paso en falso y volverme dependiente de él solo porque me salvó. Jamás he tenido un amor sano y de pronto llega él a mover todo mi universo, a mostrarme una perspectiva que se siente correcta, pero me da miedo al mismo tiempo.

—Iré a terapia —resoplo y me dejo caer otra vez en sus brazos, rendido por el esfuerzo mental—. El lunes... el lunes debo ir a que me quiten la sutura, tal vez podría preguntar ahí mismo por las sesiones.

—Me parece una muy buena idea —me aprieta contra él, besando mi sien—. ¿Estás bien? Siento que arruiné un poco la cita con todo lo que dije.

—No la arruinaste para nada, solo me diste el golpe de realidad que necesitaba. Te prometo que lo voy a resolver, pero ahora solo quiero que me abraces.

— ¿Quieres ir a dormir ya?

—Sí, me siento muy cansado como para volver a casa ahora.

—Iluso, en realidad no pensaba dejarte ir aunque quisieras —bromea, yo lo empujo por el pecho y me siento sobre él, dejándolo sometido en el sofá.

— ¿Ah sí? ¿Planeabas secuestrarme?

—Un poquito nada más, es la primera noche que dormiré en este departamento y no quiero estar solo.

—No seas miedosito, Namu. Vamos a dormir, préstame un pijama.

     Entre bromas tontas, cosquillas y besos furtivos, terminamos en su habitación cambiándonos de ropa. Se siente natural desvestirme frente a él porque lo he hecho toda la semana, salvo que ahora existe cierta pizca de morbo cuando nos miramos de reojo, como si por el simple hecho de estar solos significara tener la libertad de explorar todas las posibilidades. Después de todo, somos dos hombres que se gustan, solos en un departamento y en una cama... es un pensamiento que me alborota un poco, pero decido no pensar más en eso para evitar decepcionarme de mí mismo.

     Con las luces apagadas y recostados de frente, nos miramos en silencio. La luz de la calle se filtra por las persianas, así que podemos contemplarnos parcialmente, mientras nuestras manos tocan el cuerpo ajeno con ternura e inocencia.

— ¿Sabes por qué me siento tan aterrado de esto?

—Dime.

—Porque nunca tuve una relación seria, mi vida siempre ha sido caótica con el tema del amor. Lo último que tuve con alguien fue inestable y doloroso, me dejó muy mal.

—Es entendible, Jinnie, el amor es algo muy complejo que la gente cree poder dominar a la primera, pero no es así.

—Siento que eres todo un experto y yo un novato en esto, a pesar de que soy mayor.

—No soy un experto, yo también tuve relaciones caóticas. Si pienso lo que pienso, es porque aprendí mucho de todo ese dolor. ¿Qué pasó con tu última relación? Si no es mucha indiscreción.

—Yo... —aprieto mis labios, nervioso de contarle—. ¿Recuerdas al chico que nos visitó anoche? JungKookie, el que nos presentó a su novio.

—Ah, sí, el de los ojos de Bambi que te visitó también en el hospital. ¿Qué tiene?

—Él fue el último... —espero su reacción, pero permanece sereno—. Sé que esto es raro, pero antes de ser amantes, yo adopté a Kookie y lo cuidé mientras terminaba la escuela y empezaba su vida en la academia. Tenía diecinueve, era muy joven todavía y yo me sentía solo. De alguna manera terminamos juntos, pero estuvo muy mal. Yo era muy celoso y él solo quería divertirse como es normal a esa edad, pero abusó de mi confianza. Lo encontré con una de sus citas en mi casa, a nada de follar en el maldito sillón.

—Vaya... ¿Y cómo es que son amigos ahora?

—No sé si JiMin te contó lo que pasó con él.

—Me contó que salió una vez con un chico que no lo tomó en serio. No me digas que...

—Sí, salieron —él se queda sorprendido, interesado por el chisme—. HoSeok seguía hablando con Kookie, así que nos invitó a su fiesta de cumpleaños y ahí se conocieron.

     Le cuento con detalle cada cosa, cada suceso que él escucha con mucha atención. Me sorprende que JiMin no le contara nada de esto a pesar de lo mucho que le afectó. Al hablar, trato de no generar una mala imagen de JungKook, porque si bien fue un bastardo egoísta, ahora se nota que le está poniendo empeño a esa relación y aprendió la lección.

—No sé qué decir... Mierda, todos anoche estaban haciendo burla con que estamos enamorados, justo frente a tu ex. ¿No fue incómodo?

—Lo fue —río, sin pensar en lo tonta que fue la situación—. Pero me sentí más orgulloso que avergonzado, a decir verdad. Si te soy sincero, no veo a JungKook como un ex novio, lo que me hizo fue horrible y sufrí porque yo lo amaba, pero me di cuenta de que solo estaba encaprichado y necesitaba ocupar mi mente en algo para no sufrir por mi pasado. Después de que lo hablamos y resolvimos la situación, comencé a verlo igual que a Minnie, Tae y Hobi, un polluelo más que cuidar.

—Me alegra que lo arreglaran, pero prométeme que no va a partirme la cara por estar contigo, se veía musculoso.

—No hará eso, descuida —ambos reímos—. De hecho, me dijo que estaba contento por nosotros. No fue ese típico mensaje ardido de "espero que sean felices", más bien me lo dijo desde el corazón, con el cariño de hermano menor que me tiene, solo eso.

—Eso me deja más tranquilo —se acerca para besarme, yo le correspondo y permito que se acerque más a mi cuerpo.

—Y a mí, no hallaba cómo contarte sobre JungKook, pero hoy fue un buen día para eso.

—Lo fue, un buen día en general, me encanta tenerte aquí.

— ¿Ah sí? ¿Por qué será? —Ahora me siento tan libre y cómodo, que no dudo en insinuarme un poco porque está demasiado cerca de mí, tanto que puedo sentir algo crecer allá abajo, entre mis piernas.

—Porque podemos hablar alto sin molestar a los chicos —me dice al oído, pero esas no son precisamente las palabras que quiere decir, porque sus acciones dicen lo contrario. Se pega a mí y mete su mano debajo de mi camiseta, se siente fresco pero agradable, así que le correspondo el gesto mientras nos besamos un poco más intenso.

— ¿Hablar o gemir? —Estallamos en risas y jadeos interrumpidos cuando los besos se hacen más intensos, erráticos.

—Lo que sea que tú decidas.

—No vengo preparado, pero... podemos tocarnos si quieres, despacio.

—Es una estupenda idea —jadea contra mis labios, apretándose más contra mi cuerpo, pero noto que hay todavía cierta timidez entre nosotros, incluso con nuestras manos debajo de la ropa del otro.

     Entonces, decido romper solo un poco esa barrera de inocencia que nos estuvo limitando. Siento mi libido despertar de pronto, como un fuego que se expande salvaje dentro de mi cuerpo y quiere brotar por cada poro de mi piel. Permito que ese calor se apodere de mí y me subo en NamJoon, aún debajo de las mantas, pero abro mis piernas y no dudo en frotarme contra él.

—Jinnie, ah... ¿puedo...? —Ni siquiera lo dejo terminar la oración porque veo sus intenciones al acercar su mano a mi entrepierna. Me bajo torpemente los pantalones y la ropa interior, mientras lo beso con un hambre intensa.

—Tócame —nuevamente devoro sus labios y no dudo en meter mi mano bajo su ropa también. Si bien, no puedo mirar por la oscuridad, me gusta mucho lo que estoy sintiendo. Así es mejor para este primer encuentro, mientras mis inseguridades van sanando, tocarnos debajo de las mantas y a oscuras es lo más apropiado y, hasta cierto punto, tierno.

     Nos tocamos mutuamente, mientras los besos se hacen más erráticos y nos hacemos cargo del orgasmo del otro. Su mano es hábil, tanto que me hace desmoronarme y gemir entre cada beso. La forma en que me toca es única, porque tiene su esencia bien definida. Me da placer de la misma manera en que me trata día a día: con determinación y amor, firme pero delicado al mismo tiempo. Yo trato de imitarlo, de complacerlo de la forma que mejor se me da, hasta que no podemos más y explotamos casi al mismo tiempo. Lo escucho gruñir complacido, su voz grave contrasta con mis gemidos un poco agudos que me apenan, pero no los pude evitar por culpa de lo bien que se sintió derramarme sobre él.

     En silencio, nos miramos y tratamos de calmar nuestras respiraciones. Él me sonríe y atrae mi rostro para besarme de nuevo, pero ahora con cansancio y dulzura. Entre risas avergonzadas, limpiamos el pequeño desastre que hicimos, donde NamJoon fue el único afectado porque todo cayó sobre él. Cuando nos volvemos a recostar el uno frente al otro, logro sentir una ligereza única, quizá en parte producto del orgasmo, pero hay algo más y es muy obvio: su presencia.

—Eso fue lindo —rompe nuestro silencio, besando mi frente.

— ¿Lo hice bien?

—Sí, me hiciste ver estrellitas.

—Y tú a mí —me siento adormilado, así que me tomo la libertad de acurrucarme contra su pecho.

—Duerme bien, Jinnie, te quiero.

     Entonces me abraza, tal y como lo ha hecho durante toda la semana, pero ahora se siente mucho más dulce ese gesto por lo que acabamos de hacer. Siempre me han gustado los mimos y cuidados después del sexo, pero raras veces obtuve eso de alguien. Y ahora, con él, mi corazón tiene la certeza de que siempre será así.

     Mientras me hundo lentamente en el sueño, me permito fantasear en que cada noche apasionada será así, con él tratando mi cuerpo con el cariño que necesito, hasta llevarme al límite y después besar mi frente, acariciar mi espalda, jurarme amor eterno.

     Puede que esto se sienta demasiado rápido y precipitado porque tenemos muy poco conociéndonos; tengo demasiadas dudas y miedos, pero justo ahora estoy seguro de algo: quiero a Nam.

     Lo quiero porque es lo más real que he tenido en mucho tiempo. Tan real como esas hermosas rosas que me regaló, tan real como el esfuerzo que hizo por cocinar para mí, tan real como la forma en que me está entregando su corazón de manera transparente y sin trucos, con los pies bien puestos en la tierra y un respeto hacia mí tan genuino que no me siento merecedor de él.

     Él piensa que no tiene mucho por ofrecerme, pero lo que no sabe es que ya me lo ha dado todo con solo sonreír y empujarme fuera de la cama para darme esa bofetada de realidad que me hacía falta para reaccionar.

     Mi precioso NamJoon, me lo has dado todo, déjame ahora corresponderte. Te prometo que voy a resolver estas inseguridades que siento porque tú vales la pena. Sólo tú mereces este corazón que, a pesar de estar lleno de cicatrices y secuelas debido al miedo y al odio, está dispuesto a latir un poco más para darte todo el amor que tiene para dar.



Fun fact: en la primera edición de este fic, este capítulo NamJin tenía alrededor de 2600 palabras, pero como es mi capítulo favorito de toda la historia, lo extendí para darle un sentido más bonito y detallado a su historia, pero me excedí un poquito con el amor que le tengo a este shipp y terminó con poco más de 7mil palabras uwu


Disfruten UwU

AgustDina

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro