﴾37. Friday I'm in love﴿
Todos estamos enamorados.
Solo algunos estamos despiertos.
(Elvira Sastre, Baluarte)
Omnisciente
Un crudo despertar le da la bienvenida a un nuevo día. Con ojos hinchados y dolor de cabeza, enfrenta su realidad y revisa su teléfono, deseando que la noche anterior solo hubiera sido una terrible pesadilla, pero no es así. Esa conversación con YoonGi fue real al igual que su dolor y el hecho de que sigue bloqueado.
Aunque duele y siente más ganas de llorar, permanece positivo. Si esto es una prueba del destino, el día de hoy enmendará su error y le demostrará a YoonGi que no se equivocó en su decisión de ser novios. Porque el destino no se equivoca.
Abajo, los chicos lo esperan para desayunar. Por falta de insumos, SeokJin volvió a preparar panqueques, NamJoon hizo café y HoSeok cortó la fruta.
—Buenos días —se presenta, tallando sus ojos por el cansancio.
— ¿Por qué tus ojos están tan hinchados? —NamJoon le acerca una taza de café, saludándolo con una palmada en la espalda.
—Me quedé hasta tarde estudiando —al menos tiene una excusa válida, nadie cuestiona a un estudiante dedicado como él cuando se trata de desvelos.
—Ten cuidado con tus horarios, corazón —advierte SeokJin al entrar al comedor, con el plato de panqueques humeantes y esponjosos—. Sé que tienes que estudiar mucho, pero intenta dormir lo suficiente. ¿De acuerdo?
—Sí, lo intentaré —finge una sonrisa, entonces todos se sientan a desayunar.
—Chicos, hoy iremos Nam y yo al mercado por despensa, si hay algo en específico que quieran que les prepare, díganlo ahora.
— ¿Estás seguro? —Pregunta HoSeok, un tanto desconcertado—. Es decir, de salir, ¿cómo te sientes con eso?
—Estoy bien, si voy acompañado no tendré miedo. Además, llevo un buen acompañante —mira a NamJoon, sonrojándose ligeramente, lo cual levanta las risitas de los otros dos.
—Uy~ —les molesta HoSeok, haciendo un corazón con sus manos—. ¿Hueles eso, JiMin? Aquí apesta a amor.
— ¡Jung HoSeok! —Regaña SeokJin—. Cállate y termina tu desayuno, se te hará tarde para ir a la escuela.
NamJoon solo se ríe silenciosamente, disfrutando del escándalo que han armado esos dos. Además, está al tanto de que SeokJin ya les ha dicho que gusta de él, por lo que no podría estar más orgulloso de que esa atracción sea tan evidente. Le encanta la idea de que SeokJin lo vea como una compañía placentera y lo presuma ante los demás.
Entre sonrojos y risas, todos terminan el desayuno y se dispersan para comenzar su día. A pesar de que está cansado, JiMin hace esfuerzos por tomar una ducha y alistarse para enfrentar lo que le espera.
Al salir de casa para tomar el autobús, queda pasmado cuando ve a YoonGi ahí afuera, como siempre con la música alta y esta vez, unos lentes de sol. Dudando y con miedo, entra al auto y su novio baja el volumen, pero arranca el auto con un poco de brusquedad que JiMin no vio venir, ni tiempo le dio de ponerse el cinturón.
—YoonGi... —llama con su voz casi inaudible.
— ¿Qué? —YoonGi responde frío, rayando en lo molesto.
—Perdón por lo de ayer —no puede contenerse, así que rompe en llanto—. Yo no sabía que ese equipo era tan importante para ti, de verdad discúlpame, yo...
—Ya, cálmate —desesperado, YoonGi lo toma de la mano y besa sus nudillos con sus labios ásperos—. No pasa nada, estamos bien.
JiMin, no muy convencido, entrelaza sus dedos con los de YoonGi y sonríe, pero sus lágrimas siguen saliendo.
— ¿De verdad estamos bien?
—Sí, Park, estamos bien.
— ¿Entonces vas a desbloquearme?
—Sí, no hagas tanto drama por eso —ahora es él quien ríe y se quita los lentes de sol, arrojándolos al asiento trasero. Sus ojos, al igual que los de JiMin, están hinchados por la falta de sueño.
—No esperaba que vinieras por mí, gracias —derrotado por el esfuerzo de llorar, recuesta incómodamente su cabeza sobre el hombro de YoonGi.
—Bueno, quedamos en que lo haría para pasar tiempo juntos, ¿recuerdas?
—Cierto —suspira, al fin calmando su llanto, a pesar de que hay en él tantas preguntas, decide callar para no alterar el precioso momento.
—Te quiero —de pronto, YoonGi pronuncia esas palabras que suenan irreales.
— ¿De vedad? —Siente las mariposas volar alborotadas en su interior, más enamorado que ayer, confirmando que, en efecto, el destino solo le puso una prueba.
—Sí —aunque las respuestas de YoonGi son cortas, para JiMin eso es suficiente—. ¿Quieres ir a comer después de la escuela?
—Sí quiero —se levanta de su hombro y lo mira como un cachorro esperando por un premio—. ¿Pero qué hay de tu hermano?
—Eh, papá irá por él, no te preocupes.
Conforme y enamorado, acepta esa respuesta porque no necesita más. Sabe que todo ocurrió por una razón. Si bien, sufrió bastante la noche anterior, tiene el presentimiento de que todo va a mejorar, solo tiene que esforzarse en prestar más atención a YoonGi para entender sus señales y todo estará bien.
JiMin
Ya es algo tarde, debería estar preparándome para dormir, pero tengo demasiadas energías y a la vez lo único que puedo hacer ahora, es mirar por la ventana la luna llena y pensar.
Si pudiera definir este día en una sola palabra sería "perfección". No podría estar más contento y enamorado, sobre todo porque ahora que puedo llamar "novio" a YoonGi me produce unas cosquillas hermosas en mis labios y todo mi cuerpo se estremece de felicidad.
Sé que lo que pasó fue confuso, pues no esperaba que YoonGi me bloqueara tan drásticamente y al siguiente día apareciera en mi puerta tal y como lo ha hecho las últimas semanas, pero a pesar de que anoche no la pasé muy bien, el día de hoy remedió todo eso, incluso la discusión algo dramática que tuvimos en la heladería.
Desde que pusimos un pie en la escuela esta mañana, no soltó mi mano en ningún momento. A pesar de que yo estaba alerta porque la gente nos miraba extraño, por obvias razones, a él pareció no importarle en absoluto. Y comprobé eso porque cuando me dejó en la puerta de mi salón, me dio un beso en los labios. ¡Un beso en los labios, frente a por lo menos la mitad de mi clase! No pude con el sonrojo, pero me importó una mierda porque él sonrió y me dijo "te quiero" una vez más antes de irse a su clase.
Por supuesto que mis compañeros me miraron raro, unos gritaron "felicidades, Park", otros se callaron y, obviamente, mis amigos hicieron un alboroto y me obligaron a contarlo todo. Yo, sin dudarlo, les conté la misma versión que a mis amigos el día de ayer, porque no quiero que se hagan malas ideas de él. Además, quitando la discusión y su mal humor, él es un chico dulce y amoroso, no se merece esa mala fama que le han creado las personas prejuiciosas de la escuela.
Durante la mañana, nos estuvimos mensajeando con memes tontos, descubrí que su humor es lo que llaman "políticamente incorrecto", pero no entiendo qué significa eso, yo solo me reí de las cosas que me mandó, aunque mis amigos me regañaron por no prestar atención. ¿Pero cómo podría? Si estoy enamorado, es natural que mi cabeza esté volando en las nubes.
Aunque no lo vi durante el almuerzo, él me buscó en cuanto salí de clases y me llevó lejos, igual que ayer, me besó frente a mis amigos y me llevó de la mano hasta su auto, donde me besó más y más, casi sentí que empañaríamos los vidrios por lo intenso de ese besuqueo. No pensé que me excitaría tanto un momento así, pero terminé con una incómoda erección que oculté con mi mochila mientras él conducía a un restaurante tailandés cerca de la escuela.
Le insistí en que yo quería invitarle la comida, pero él no lo permitió y pagó por mí, lo cual me pareció romántico. Sé que al ser hombres, eso de la caballerosidad es confusa, pero eso que dijo sobre ser el "activo" en la cama, me hace pensar que él quiere ser quien se haga responsable de la "caballerosidad" en la relación, lo cual no me molesta para nada porque me hace sentir feliz, me cuida, se preocupa por que no gaste el dinero que mis padres me envían, es muy considerado y amoroso.
Esta vez, en nuestra cita, dejé que las cosas fluyeran de otra manera. No saqué mi libreta de preguntas ni lo presioné de alguna manera. De hecho, él por sí mismo empezó a contarme sobre su vida sin que yo le preguntara. Estuve callado, reposando mi rostro en mi mano y viéndolo con ojos de amor todo ese rato, aprendiendo de él mientras comíamos.
Entre todas las cosas que me contó, descubrí algunas curiosidades sobre él. No le gustan los libros románticos o demasiado ficticios, tampoco las películas cursis, básicamente todas esas historias para adolescentes que tengo acomodadas en mi estante y mis películas favoritas, él las detesta porque dice que no te enseñan nada y están alejadas de la realidad, por eso prefiere leer novelas o libros de autores con pensamientos menos simples, entre ellos, ese que me prestó y no he podido terminar de leer porque, en efecto, es complicado y tiene referencias históricas que no entiendo. Tampoco le gustan los grupos de k-pop, prefiere la música extranjera, siendo Pink Floyd su grupo favorito, así que me aseguraré escuchar toda esa música y la que me pasó en su USB.
Y entre toda esa charla comprendí, al fin, la razón por la que su manera de ser fue tan cambiante los últimos días. Ya antes me había contado que tenía depresión, pero esta vez profundizó un poco en eso. Resulta que sufre de depresión desde los doce años y ha sido medicado por temporadas, dice que los medicamentos lo ponen de mal humor, a veces le dan dolores de cabeza, insomnio, lentitud y dolores de estómago, que es justo de lo que Jin hyung se ha quejado desde que empezó a medicarse.
Todo esto me puso a pensar en lo delicado que es el humor de YoonGi, en lo mucho que necesita ser cuidado y amado. Si bien, no me contó la razón de su depresión, dijo algo que llamó mucho mi atención y me hizo sentir más enamorado de él.
—He podido dormir bien casi desde que te conozco, Park, funcionas como mis antidepresivos. Y si duermo mejor, me siento bien casi todo el día.
Entonces, todo hizo clic en mi cabeza. Desde aquella vez en el hospital, él había tratado de decirme algo así pero con otras palabras. ¡Y yo fui tan tonto al no darme cuenta! Ahora entiendo que esto es algo más que amor, no fue una simple casualidad conocernos, porque si yo funciono para él de esa manera, significa que estoy aquí con él para hacerle bien, para amarlo con paciencia y sin condiciones. Eso es lo que significa el destino ahora.
Quizá es justo lo que sucede entre Nam y Jin hyung. Él estaba muy mal, pero luego llegó mi mejor amigo a atenderlo, cuidarlo y besarlo, ahora Jin ríe y se ruboriza cada que cruzan miradas, tiene ganas de salir y ahora mismo, los escucho reír en la habitación de al lado.
Ahora me doy cuenta de que el amor es para reparar. No importa cuán destruido estés, si llega alguien a tu vida para darte amor, tus piezas se unirán y serás feliz para siempre. Y yo voy a ser ese amor para YoonGi.
Otra vez no vi a YoonGi en la hora del almuerzo, no sé si se estará quedando en la biblioteca para estudiar o sucederá algo más, pero todo eso pierde importancia cuando lo veo caminar hacia mí.
A penas me despido de mis amigos, él repite ese curioso y nuevo ritual de besarme y jalarme lejos de ahí, solo que esta vez nos escondemos detrás de un salón y saca una rosa roja de la que no me percaté cuando me llevó arrastrando.
— ¿A qué se debe esto, Yoon? —Tomo la flor entre mis manos, es tan delicada y perfecta.
—Sólo la vi y pensé en ti. ¿Quieres ir a comer conmigo hoy?
— ¿Estás seguro? Tu hermano...
—Ya está resuelto —calla mis preocupaciones con un beso fugaz—. ¿Vamos o qué?
—Bien, pero yo pagaré mi cuenta. Has estado gastando mucho en mí estos días.
—No, ya te dije que yo te invito, cariño.
—Está bien, gracias —no puedo ocultar el sonrojo y la sonrisa, solo me dejo ser y antes de irnos al auto, él me besa de nuevo.
Mi piel se eriza terriblemente, es la primera vez que me pone un apodo así de cariñoso. Este es, sin duda, otro día perfecto igual que ayer.
Y, si todo marcha bien, cada día a su lado será perfecto.
Omnisciente
—SeokJinnie, ¿viste mi camiseta azul? La que tiene el logo de la galería en la manga.
—La lavé, tenía una mancha de pasta dental. Debe estar colgada afuera.
—Gracias, te debo una —mientras el otro acomoda los platos, NamJoon lo abraza por la espalda, besando su hombro.
—Me debes una buena cena el sábado —juguetea, deteniendo su tarea para entrelazar sus dedos entre los de NamJoon.
—Espero complacer a tu paladar.
— ¿Seguro que no quieres que yo te cocine? Sabes que no tengo problema con eso, me gusta.
—Déjame consentirte —ambos quedan de frente, ruborizados como siempre—. Yo te invité a una cita, debo ser un buen anfitrión. Aunque si quemo la cena, tendremos que pedir a domicilio.
—Está bien, pero no quemes nada —ambos ríen, entre pequeños y tímidos besos.
—Haré mi mayor esfuerzo —le da un último apretón a su cintura.
Tras apartarse de esos adictivos labios, NamJoon va al patio y regresa con su camiseta limpia, la huele y descubre que el aroma es confortante porque SeokJin y su habitación huelen a ese suavizante.
— ¿Qué planes tienes para hoy?
—Voy a hacer llamadas —suspira, apretando un trapo entre sus manos—. Necesito buscar un empleo.
— ¿Estás seguro? Creí que no lo necesitarías por ahora.
—Y es verdad, no necesito el ingreso de dinero ahora, pero sí necesito hacer algo, me siento inútil aquí en casa todo el día, solo buscando qué limpiar o acomodar. Creí que podría adaptarme a descansar así, pero no puedo.
—Hey, ven aquí —NamJoon deja la camiseta sobre la mesa y va hacia él, jalándolo hacia el sillón para conversar cómodos—. Sabes que no es necesario que te presiones para hacer algo, Jinnie. No eres inútil, estás recuperándote de lo que te pasó, necesitas el descanso y la paz.
—Pero me siento incómodo —abrumado, se recuesta en las piernas de NamJoon y toma fuerte su mano—. Siento que está mal esconderme, que debería estar haciendo algo allá afuera.
—No te estás escondiendo, ya salimos a la tienda dos veces esta semana.
—Sí, pero salí cubierto hasta las narices y pegado a ti como una garrapata, eso no está bien.
—Está bien por ahora, Jinnie —acaricia su hombro, como si lo arrullara para darle calma—. No te presiones, en serio. Ahora más que nunca debes ser compasivo y comprensivo contigo mismo. No pasa nada si las primeras salidas al mundo exterior son vestido de negro y con lentes de sol, con el tiempo la gente se olvidará de esto y podrás andar tranquilo.
— ¿Pero y qué si nunca se olvidan? ¿Y si tengo que vivir encerrado o enmascarado para siempre?
—Nunca lo podremos saber, son cosas que estarán siempre fuera de tu control, pero lo que sí puedes hacer es enfrentarlos con valentía y demostrarles que te importa una mierda lo que piensen.
—Ojalá fuera tan fácil.
—Mira, hagamos una cosa —SeokJin se levanta, prestándole atención sin soltar sus manos—. Si te hace sentir mejor, haz esas llamadas, manda tu currículum a donde tú quieras, si necesitas compañía para ir a las entrevistas, iré contigo, pero no tengas expectativas. Te quedes o no en un trabajo, eso no determina tu valor como persona, sigues siendo valioso e importante. Aquí, para nosotros, lo eres y quiero que tú también puedas sentirte así, te apreciamos no por tu comida o tus actos de servicio, sino porque eres una persona maravillosa, llena de talento y amor.
Su mirada no tarda en enturbiarse de lágrimas, porque cada palabra de ese hombre le mueve las emociones de una manera dolorosa, pero en un buen sentido, porque se da cuenta de que se ha hecho tanto daño al ponerse expectativas altas todo el tiempo.
—Gracias, Joonie —se abraza de él con fuerza, hasta que sus mimos y caricias terminan en besos y en un NamJoon casi llegando tarde al trabajo.
Pero vale la pena, porque cada beso que le da a SeokJin es un escalón más cerca a ese pedazo de cielo que es su amor.
Otro día perfecto, sin duda alguna.
Desde que abrió los ojos en la mañana, lo primero que hizo fue revisar el celular, encontrándose con un mensaje de buenos días de YoonGi, avisándole que pasaría por él más temprano para pasar por un café antes de la escuela. Se puso eufórico y muy despierto, incluso se sintió mucho más lindo y atractivo a pesar de usar su simple uniforme azul. Su trasero, que usualmente le avergüenza por ser algo grande, le gustó mucho cuando se vistió frente al espejo. Solo pudo pensar "es el efecto del amor en mí", así que disfrutó esa sensación.
En cuanto entró al auto de YoonGi, besos. En cada semáforo en rojo, besos, mientras esperaban su café, besos, antes de separarse en el aula de JiMin, más besos. Descubrió entonces que estaba haciéndose adicto a esos delgados labios que a veces están un poco deshidratados, pero nada que un poco de saliva no pueda arreglar. Todo el día estuvo pensando en él, en su sonrisa, en la manera que se ríe al reírse de chistes que a veces JiMin no entiende, pero le fascina verlo así de feliz.
Y ahora, la agradable víspera del fin de semana los bendice con una salida inesperadamente temprano de la escuela debido a una asamblea de profesores. El ritual que YoonGi instauró es repetido, dejando a SeulGi y TaeMin un tanto desconcertados porque, si bien JiMin está feliz, les parece un tanto descortés que el hijo del rector ni siquiera los salude o pida la opinión de su novio para arrastrarlo lejos de ahí. Además, su amigo actúa como una marioneta últimamente. No lo culpan por estar enamorado, pero hay algo en YoonGi que no les termina de convencer por la forma en que lo jala como un titiritero. Sin embargo, JiMin es feliz como un pequeño ciervo saltando en una pradera de flores y le parece romántico ser llevado de la mano cada que sale de clases, rumbo a una dulce sesión de besos en el auto o un restaurante nuevo donde la comida es deliciosa solo porque está con la compañía de la persona que ama.
Tras probar un restaurante italiano esta vez, YoonGi lo lleva de nuevo al parque donde se besaron por primera vez. Compran en el puesto de la entrada algo de comida para los patos y se sientan en la orilla, aventando las migas de alimento hacia los animalitos que se reúnen alrededor de ellos.
—JiMin-ah.
— ¿Sí? —El mencionado mira fijamente a YoonGi, interesado por su tono de voz.
— ¿Traes tu libreta? Esa donde escribiste las preguntas.
—Sí, la tengo. ¿Por qué?
— ¿Quieres que conteste las demás preguntas?
— ¿De verdad? —Asombrado, deja de lado la comida de los patos y gira todo su cuerpo hacia el otro.
—Sí —a penas lo mira, pero sonríe y avienta más comida al agua para los patos.
—Está bien —sus manos tiemblan cuando saca la libreta de su mochila y busca la página donde empiezan las preguntas—. Pero si te aburres o alguna pregunta no te gusta, la podemos omitir y pasar a la siguiente. O puedes ver la libreta y elegir las que quieras contestar, hay muchas.
—Bien —deja de prestarle atención a los patos y se sienta frente a frente con su novio, le sonríe y JiMin se sonroja terriblemente.
—Aquí vamos —se aclara la garganta—. ¿Qué es para ti un día perfecto?
—Uno donde no tenga que ir a la escuela —responde sin pensarlo mucho—. Tiene que estar lluvioso y hacer frío para poder pasar todo el día en la cama viendo películas o jugando videojuegos. ¿Y para ti?
—Un día parecido al tuyo, con lluvia y mis cobijas calentitas. Sería perfecto si pudiera pasarlo contigo y dormir juntos, tal vez —al decir "dormir juntos", el calor sube a sus mejillas con más intensidad, siente su pecho temblar de felicidad.
—Eso sería lindo —acerca su mano hacia la mejilla contraria y le regala una caricia que se siente como una agradable brisa reconfortante—. Continúa.
— ¿Cuándo fue la última vez que...? —Se detiene para poder disfrutar un poco más de esa caricia—. ¿Cuándo fue la última vez que cantaste a solas? ¿Y para alguien más?
—Esta mañana canté a solas en la ducha, pero para alguien más... Creo que alguna canción para mi hermanito cuando era bebé, realmente no me gusta que me escuchen cantar. ¿Y tú?
—Canté una tontería para mis amigos ayer —ríe al recordar—. Hobi y yo molestamos a Jin y Nam porque se gustan, además Nam hyung se está quedando en casa para hacerle compañía por las mañanas, duermen juntos, Jin hyung le hace comida, estoy seguro que pronto serán novios.
—Oh, ya veo. Es lindo, ¿no? Que se gusten, no me habías contado eso.
—Es que es muy reciente, pero van muy bien, Jin hyung se ve más feliz cada día.
—Continúa con las preguntas —le corta de pronto la emoción que JiMin siente al hablar sobre sus amigos. Se da cuenta de que se desvió demasiado del tema, así que vuelve a su libreta.
—Mencióname tres cosas que creas que tenemos en común —tartamudea un poco, nervioso, pero son nervios de felicidad.
—Mmh, el helado de menta con chocolate.
— ¿Y qué más? —Insiste, sus ojos brillan expectantes.
—No lo sé, no se me ocurre nada más en este momento. ¿Tú qué crees que tenemos en común?
—La carrera que estudiamos y la música.
—Pero a ti te gusta el K-pop y a mí el rock, es completamente diferente.
—Sí, pero me di a la tarea de escuchar todo lo que venía en la memoria que me prestaste y todo me gustó, así que guardé toda la música en mi teléfono, también me tomé la libertad de ponerte algunas canciones que me gustan a mí, no es k-pop, son algunos grupos de rock que escuchaba cuando era más chico.
—Más vale que me gusten o contaminarás mi conducción —lo molesta dándole un leve empujón en el hombro, ambos ríen.
—Espero que sí, pero las puedes borrar si no te gustan. ¿Sabes qué otra cosa tenemos en común? Este libro que me prestaste, todavía no lo termino, pero me gustó mucho.
—Vaya, eso me sorprende —sonríe, un tanto orgulloso de haberlo contagiado de sus "buenos gustos" —. Vas madurando en cuanto a gustos, te voy a dar un libro de ese mismo autor que seguro te va a gustar.
—Gracias, Yoon —se acerca para darle un pequeño beso y después prosigue con las preguntas, estratégicamente cambiadas de orden para su propia conveniencia.
— ¿Cuál es tu recuerdo más preciado? —Al hacer la pregunta, deja a un lado la libreta en el pasto y mira sonriente a YoonGi, esperando por una gran historia.
—Ahm, no lo sé, no tengo muchos.
—Piensa en alguno, debes tener algo por ahí, puede ser cualquier cosa, por más pequeña que sea.
—Bueno... —comienza titubeante, lento—. Mi recuerdo más preciado es de cuando tuve sexo por primera vez, estaba muy enamorado y fue divertido, teníamos quince.
Si sus mejillas estaban recuperando su tono normal, esa respuesta las regresó al rojo vivo porque no se esperaba eso, pero finge no sentirse alterado por eso, quizá un poco celoso porque YoonGi ya ha tenido esa clase de intimidad con otras personas, eso le hace sentir que deberá ser mil veces mejor para satisfacerlo.
— ¿Y el tuyo? —YoonGi lo trae de vuelta, pues se quedó un tanto ido sin saber qué responder.
—Eh... Mi recuerdo más preciado, hasta ahora, es esa vez que me cuidaste la noche de la fiesta y dormimos juntos.
—Vaya... ¿Lo recuerdas todo? —YoonGi se sonroja al recordar esa vergonzosa noche.
—Sí, a pesar de lo mal que estaba, puedo recordar cada detalle. Desde que me levantaste del suelo hasta que me vestiste y me arropaste. Me sentí muy bien cuando tomaste mis manos y te di las gracias por salvarme. Yo... quisiera hacerte una pregunta sobre esa noche.
De inmediato la tensión se instala en los hombros de YoonGi, un poco desconcertado porque no se esperaba que el recuerdo más preciado de JiMin tuviera que ver con él, como si su mundo girara en torno a esa relación.
— ¿Qué quieres saber?
—Tú, bueno... me viste desnudo y todo eso...
—En realidad no completamente —interrumpe, antes de que la conversación se torne más incómoda—. Cuando te tiraste en la cama, te cubrí con la toalla para no verte y te puse la ropa interior. Tampoco te toqué indebidamente, lo juro.
—Yo sé que no —lo toma de ambas manos para calmar su repentina exaltación—. Te dije que recuerdo todo, sé que no me tocaste de ninguna manera que fuera incorrecta. Lo que yo quiero preguntarte es si... Si te gustó mi cuerpo, lo que alcanzaste a ver.
—Pues... sí, me gustó, es lindo, tienes unas piernas bonitas.
— ¡Min YoonGi! ¡Eres un pervertido! —Es todo lo que puede contestar, demasiado impresionado y avergonzado, se ríe con tanto ímpetu que termina tirado en el pasto.
— ¡Tú preguntaste! —Ríe con él, recostándose a su lado.
—Lo sé, solo te estaba molestando. ¿Así que te gustan mis piernas, pervertido? —Tonteando, le pica la barriga a YoonGi y este le regresa el gesto, hasta que terminan picoteándose hasta reír a carcajadas.
— ¡Ya, calmado, Park! —YoonGi da un último toque, pellizcando ligeramente sobre el pezón de su novio, lo cual le genera al otro un leve escalofrío y se detiene en seco.
—Yoon, no hagas eso...
— ¿Por qué? —Pregunta con malicia, riéndose, intenta volver a tocarlo, pero JiMin lo detiene con ambas manos.
—Porque siento... rarito.
— ¿Se te paró porque te pellizqué un pezón? —Suelta las carcajadas e intenta hacerle cosquillas, logrando su cometido, pero sin meterse nuevamente con sus pezones.
— ¡YoonGi, grosero! ¡No digas esas cosas aquí! —No puede con las carcajadas, así que decide usar la fuerza y somete a YoonGi suavemente contra el pasto, recurriendo a un beso profundo para calmar la euforia del momento.
—Qué besos tan jodidamente buenos das, JiMin-ah —le hace saber en voz baja una vez que se separan.
—Tú también —lo besa de nuevo, esta vez con más paciencia y cariño, hasta que el silbato de un guardia del parque los obliga a separarse, gritándoles y, nuevamente, son amenazados con una llamada a la policía.
—Vámonos, aquí apesta a homofobia —ordena YoonGi, es el primero en levantarse, ayuda a JiMin a ponerse de pie y ambos toman sus cosas, caminando de vuelta al auto.
Durante el trayecto a casa de JiMin, son más risas y tonterías. El menor pone la USB de YoonGi en el reproductor del auto y de inmediato sale una de las canciones que agregó a su lista de reproducción.
— ¿Qué es eso? —Frunce el ceño, algo extrañado por lo que escucha.
—Three Days Grace —responde un tanto apenado—. ¿No te gusta?
—No sabía que tenías gustos de niño rata —lo molesta y con sus dientes hace sonidos de ratón, haciendo reír a JiMin, pero eso no quita que se sienta un poquitito ofendido por la crítica a sus gustos. Sin embargo, lo deja pasar, no es para tanto, ¿verdad?
—Las puedes borrar si no te gustan.
—Las dejaré, no hay problema.
Por suerte, la música que sigue es más de lo que YoonGi suele poner, lo cual alivia a JiMin porque no le agradaría incomodar a su novio con su música algo molesta y un poco "inculta" ante los ojos de él. Al llegar a casa, YoonGi alcanza su mochila del asiento trasero y saca el libro prometido, entregándoselo al otro.
—La Broma.
—Es un excelente libro —se lo entrega y le da un beso en la mejilla—. Ahora mira la última página, en la esquina hay algo escrito para ti.
Emocionado y con las manos temblorosas, obedece. Lo que encuentra, acelera su corazón a mil por hora, incluso siente ganas de llorar por lo hermoso que se siente al leer esa frase una y otra vez, no puede creer que sea real.
Pude haberte encontrado diez años antes o diez años después, pero apareciste justo a tiempo para que me enamorara de ti.
—Yoon... —su voz apenas sale, casi incapaz de hablar—. ¿Es en serio? ¿Estás enamorado de mí?
Su novio solo asiente con una sonrisa en los labios. Finalizan ese perfecto día con besos, palabras correspondidas y toques superficiales en las espaldas ajenas, demostrando el hermoso sentimiento que florece entre ambos: amor.
Disfruten el Yoonmin bonito... mientras dure jejeje
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro