﴾31. Let's no fall in love﴿
JiMin
Por favor, que alguien me pellizque, debo estar soñando. ¿Estoy soñando? ¡No! ¡No estoy soñando! Mi corazoncito agitado se quiere salir de mi pecho para gritar a los cuatro vientos lo loco que estoy por YoonGi, necesito que todos lo sepan.
Estoy tan feliz, eufórico, nunca había entrado un estado de ánimo tan intenso como ahora, justo en esta segunda cita. ¡Le gusto! ¡Maldita sea, le gusto! ¡No puedo esperar! Quisiera besarlo, abrazarlo y hacerlo mío, pero debo mantener la postura, no quisiera ahuyentarlo, sobre todo porque ahora sé cosas muy importantes sobre él. Le cuesta un poco expresar sus sentimientos, pero de cualquier forma lo hace. También ese otro tema de la depresión y de lo que creí ver la noche del hospital bajo su manga, pero son cosas que no le puedo preguntar ahora, no quiero hostigarlo. Por otro lado, es tan sabio, inteligente y directo, muy sincero, una persona que me escucha y no me juzga, que es tan seguro de sí mismo y sabe responder de forma adecuada y profunda cuando es necesario. Yo... yo creo que en definitiva enamorado de YoonGi. ¿Suena loco y demasiado apresurado? Sí, tal vez así sea, pero no me importa. Es el destino, no es mi culpa sentirme así en estos momentos, ya estábamos destinados sin saberlo y solo tuvo que pasar una serie de eventos desafortunados (y también afortunados) para que el momento de enamorarnos llegara... ¡Y ese momento es hoy!
Y aquí estoy, en el baño de la pizzería, intentando calmar mis nervios y mi euforia mientras él se quedó pagando la cuenta. Veo mi rostro enrojecido en el espejo, tengo una estúpida sonrisa de idiota enamorado surcando mi cara, casi doliéndome toda la felicidad que estoy sintiendo. No hallo qué hacer para sacar esta frustrante energía que está sobrepasándome, así que aprovecho que estoy a solas para soltar un par de chillidos y brincotear por todo el maldito baño como un cachorro, una y otra vez hasta que me duelen los pies de tanto impactar contra el suelo. Cuando por fin logro controlarme, recupero la cordura y me arreglo el cabello frente al espejo, salgo del baño y busco a YoonGi entre la gente, él se encuentra recargado en la ventana principal, mirando su celular y riendo un poco. Lo contemplo por un minuto, tan perfecto, sonriente y escultural. ¡De verdad no estoy soñando! ¡Él es real!
Camino a pasos lentos y temblorosos hasta que me pongo frente a él, llamo su atención y me da una tímida sonrisa. Se guarda el teléfono en su bolsillo y me abre la puerta para permitirme el paso hacia la calle. Tan caballeroso él, me encanta.
— ¿Listo, Park?
— ¡Listo, hyung!
Tan amable, tan perfecto. No puedo esperar a que me pida ser su novio, lo necesito ya. Me abre la puerta del auto y espera a que me suba para cerrarla, luego entra él y enciende el auto.
— ¿Te gustó la comida? —Pregunta mientras sale del estacionamiento y conduce por la avenida.
— ¡Sí! Estaba deliciosa, deberíamos volver a ese lugar.
(Nótese mi falta de discreción y la forma en la que sin vergüenza alguna le insinúo que quiero volver a salir, espero que no piense que soy un empalagoso).
—Sí, suena bien, aunque podemos explorar otros lugares —me responde—. Oye, ¿qué quieres hacer ahora?
Wow, ¿de verdad quiere hacer otra cosa conmigo? Espero no hartarlo, normalmente tiendo a fastidiar a la gente porque soy demasiado... ¿Encimoso? ¿Empalagoso? ¿Invasivo? No sé, son cosas que me han dicho y, aunque el destino me acaba de dar este hermoso regalo, no puedo evitar pensar en que debería ir un poco lento para no asustarlo.
—Mmh, no lo sé, ¿no te has aburrido de mí?
—No, Park, ¿por qué piensas eso?
Porque siempre lo arruino todo.
—Es que hablo mucho, podrías fastidiarte de mí muy rápido.
—Claro que no, eres lindo.
Mierda, mierda, mierda. ¡Piensa que soy lindo! Bien, tal vez no soy tan fastidioso después de todo.
—Bueno, pero sí llegaras a aburrirte de mí, por favor sé sincero y dímelo, no quiero ser un fastidio.
—Vamos, Park, ya dime si quieres hacer otra cosa hoy o no, yo no tengo problema, tenemos tiempo.
— ¿A ti se te ocurre algo más?
— ¿Quieres que te muestre uno de mis parques favoritos?
— ¡Sí! Suena bien —mi respuesta quizá es demasiado alta y enérgica, pero a él parece gustarle porque me sonríe. Luego, cambia el rumbo, saliéndonos de la concurrida avenida para transitar por un lugar menos poblado.
Con su mano me revuelve el cabello que cae en mi frente, desajustándome las gafas y alcanzando a tocar mi frente. Dios, su toque se siente tan bien, tan tierno. Sus grandes manos son muy suaves y finas, ágiles y precisas... No puedo evitar ponerme rojo al pensar en todo lo que podría pasar si esas manos me tocan otras partes del cuerpo... ¡Basta, Jimin! ¡Eres un indecente!
Me concentro en la música que YoonGi tiene puesta e intento alejar esos pensamientos pervertidos de mi cabeza porque estoy consciente de que es muy pronto para fantasear así, pero al momento de reprimirme, empiezo a ponerme nervioso, como si esto que estoy haciendo y pensando fuera demasiado incorrecto. Y, como si fueran mis fantasmas personales, las voces de mis padres me atormentan, censurando todo pensamiento o imagen que va contra sus mandatos. No puedo evitar que se filtren en mi cabeza y me invadan, haciéndome sentir un hueco en el estómago y un malestar muy grande en el pecho. ¿Es culpa? No puede ser... ¿De verdad me estoy sintiendo culpable en un momento tan bonito?
Esos homosexuales están muy mal, JiMin.
Ellos enferman nuestra sociedad y a la familia tradicional.
Todos son un montón de degenerados.
Qué bueno que tú eres normal, JiMin.
Eres un hijo ejemplar, esperamos que te cases y nos des muchos nietos.
Maldita sea, ¿por qué ahora? Desde que llegué a Seúl esos pensamientos estaban muy callados, pero ahora que tengo la libertad de ser yo mismo, de pronto llegan a opacar lo mejor que me está pasando en la vida. Intento alejarlos de mi cabeza, pero entre más los intento callar, más fuertes se hacen.
¿Qué está pasándome? ¿Estoy dudando de mi sexualidad? No, estoy muy bien siendo gay, ¿pero qué carajos? ¡Fuera de mi maldita cabeza! ¡No necesito su jodida moral y su homofobia en este momento! Intento callarlos, pero solo consigo callarme a mí mismo y no volver a hablar en todo el camino al parque.
YoonGi
— ¿Te gusta el lugar? —Le pregunto al enano, está sentado a mi lado observando a los patos nadar con una concentración que a mí me encantaría tener en la escuela, ha estado extrañamente callado desde que nos subimos al auto y durante casi media hora desde que llegamos al parque. ¿Estará enojado? Él asiente con su cabeza y luego voltea a verme con una tierna y forzada sonrisa.
—Me encanta, hyung —responde con su voz un poco apagada.
— ¿Por qué de pronto te quedaste tan callado? En el restaurante no parabas de hablar y ahora estás como... raro. De verdad, no me molesta que hables mucho, me gusta escucharte.
Noto que intenta sonreír, pero se ve incómodo.
—Estoy bien, hyung, es solo que... —voltea su rostro nuevamente hacia los patos y sube sus piernas a la banca para apoyar su barbilla sobre sus rodillas, luciendo como un niñito asustado—. Es que me empecé a sentir muy agobiado de pronto.
— ¿Se trata de mí? ¿Hice algo mal?
¿Por qué siquiera habría de importarme si hice algo mal? Pero sí me importa. ¿Por qué me importa? Su expresión cambia inmediatamente, reaccionando al igual que un charco de gasolina al contacto con el fuego. Voltea a verme y me responde con agitación en su voz y sus ojos abiertos de par en par.
— ¡No, hyung! ¡Yo me siento muy cómodo contigo! Es... Es otra cosa que tiene que ver con mis padres.
— ¿Te gustaría hablarlo? —Le ofrezco mi mano, él la mira dubitativo, pero finalmente baja sus piernas de la banca y la acepta. Su mano es suave y calentita, sus dedos regordetes son tan adorables y pequeños. Siento un ligero escalofrío cuando nuestras pieles hacen contacto, mi mano fría contra la suya, me transmite cierta... ¿Paz?
—Bueno, sabes que mis padres no saben que soy gay y tengo miedo de no poder ser yo mismo, aun estando aquí donde no pueden verme. Es la primera vez que tengo una cita de verdad y me siento bien, pero a la vez... como si estuviera haciendo algo malo.
— ¿Pero qué es lo que te preocupa exactamente? ¿Temes te descubran?
—Sí, sería una catástrofe si eso pasara, pero además de eso, están todos estos pensamientos caóticos en mi cabeza que no se callan, son las voces de todas esas cosas horribles que mis padres han dicho de la gente como yo.
—Pero si no les dices, no creo que tengas por qué preocuparte. Además, estás lejos, estamos solos, no es como que puedan espiar cada paso que das.
—Es que... ahí es donde entras tú.
— ¿Yo? ¿A qué te refieres?
—Es que... tengo miedo de que, cuando se dé algo entre nosotros, tengamos que ocultarnos y no podamos ser felices. ¿Me entiendes?
Esperen, pausa, ¿qué mierda? Alguien detenga a este chico porque me estoy mareando. ¿Cómo es que apenas llevamos dos citas y ya está pensando en eso? Joder, vaya catástrofe que se crea en su cabeza en tan poco tiempo. ¿Quién habló de que se diera algo entre nosotros? Es decir, solo nos gustamos, sentimos atracción, pero el parece estar hablando de algo más serio, ¿y ahora qué jodidos hago?
—Con calma, Park —me limito a responder lo más controlado que puedo, no quiero ser grosero cuando él está hablando de algo difícil—. Recuerda que estamos viendo a penas qué pasará, no tienes que preocuparte por el futuro o por tus padres, aún no sabes si aquí se dará algo serio o no.
Veo cómo su rostro se oscurece un poco hacia la tristeza, joder, creo que acabo de lastimarlo. Él me abre su corazón y me cuenta sus preocupaciones y heme aquí, siendo cruel como siempre.
—Oye —intervengo antes de que empiece a llorar o algo peor—. Te diré una cosa, no te preocupes por nada de eso ahora, ¿está bien? Que te importe una mierda lo que piensen tus padres sobre ser gay, si tú te sientes bien contigo mismo, la opinión de terceros no merece importancia. Además, vives con gente igual a ti, si ellos te aceptan, ¿qué más da?
Sus ojos estaban por empezar a derramar lágrimas, pero por suerte pude evitarlo. Menos mal, ya estaba por entrar en crisis por verlo llorar otra vez. Él asiente, me regala una tierna sonrisa y aprieta mi mano.
—Gracias, eres muy comprensivo conmigo, tienes razón —balbucea y luego se acerca más a mí, dejando entre ambos una distancia casi nula, permitiéndome alcanzar a oler su dulce y discreta fragancia—. Tengo un poco de miedo, de otra cosa.
— ¿Miedo de qué? —No puedo evitar sentirme un poco incómodo ante su acercamiento tan inesperado. Además, siento que está adentrándose a hablar de temas que no quiero tocar.
—A que yo te deje de gustar.
—JiMin... creo que te estás adelantando un poco a los hechos.
Frunce el ceño y ladea su cabeza, como si no entendiera lo que estoy diciendo. ¿Se hace tonto o lo es? Bien, al parecer con él tendré que ser más simple con mi lenguaje.
—Lo que quiero decir JiMin, es que vayamos con calma. Estabas hablándome de la situación de tus padres y ahora me dices que tienes miedo de que me dejes de gustar, un tema a la vez, no necesitamos hacer esto tan complicado.
—Perdón —su reacción es alejarse, junta sus manos y las frota, como si le dolieran—. Discúlpame por ser tan tonto, no soy tan maduro en estos temas como tú.
¡Ah, maldita sea! ¿Por qué se victimiza de esa forma? Bueno, admito que he sido un poco rudo con él. No puedo negar que me gusta, pero tengo miedo de sus actitudes tan apresuradas.
—No eres tonto, Park, sólo que aún eres joven e inexperto, te hace falta aprender un poco más de la vida.
— ¿Qué cosas debería aprender?
—No tomarte todo demasiado en serio, por ejemplo —suspiro para reunir un poco de paciencia, no me gusta verlo retraído y triste, es como mi debilidad, supongo que debo hacer algo o arruinaré todo, como siempre.
— ¿Hablas de nosotros?
—No —antes de que se ponga más intenso, vuelvo a tomar su mano, entrelazando nuestros dedos, eso llama su atención y se sonroja, me mira con ojos de cachorro—. Hablo de la vida en general, piensas demasiado. No creas que no noté que te quedaste mudo y te mordías las uñas en el auto, sé que este tema de tus padres es difícil, pero vive un día a la vez. Ahora estamos aquí, teniendo una cita, conociéndonos y estamos bien. Piensa en eso, no en lo que pueda pasar mañana, solo trata de disfrutar lo que pasa en este preciso instante.
Entonces, ladea su cabeza y me sonríe tan ampliamente que no puedo con tanto. Me cae tan mal que se victimice y que sea tan intenso, pero... es una ternura. Supongo que no le hará daño que yo le enseñe un par de cosas para que se calme un poco.
— ¿Y qué otras cosas sobre la vida me puedes enseñar?
—No lo sé, sobre la marcha podemos ver eso —nos quedamos viendo fijamente, él levanta mi mano que sigue apresada en la suya y me hace abrazarlo, me exalto al principio, pero percibo su tierno calor invadirme... no puedo evitar ceder.
—Me gustaría mucho eso, eres tan inteligente, déjame ser tu aprendiz —suaviza su voz al recargarse un poco en mi hombro.
Aunque me he estado resistiendo un poco a su cercanía, debo admitir que no se siente tan mal, es parecido a la vez que lo dejé dormir en mi cama o la noche en el hospital, se siente como si él necesitara con desespero a alguien para aferrarse. Y, por lo que acabo de presenciar esta tarde, él está esperando que yo sea ese "alguien". ¿Qué sería lo peor que podría pasarme ahora que le he permitido acercarse de esa forma? No tengo idea. Recuerdo las palabras que me dijo BaekHyun el otro día.
—Tienes más poder sobre él de lo que crees.
¿A qué se refiere con eso? ¿Quiere decir que prácticamente puedo hacer con JiMin lo que me dé la gana sin salir perdiendo? No, suena demasiado cruel. Estoy tan confundido ahora, pero no puedo dejarme llevar por culpa de todas esas dudas que me acechan.
Después de lo que pareció una eternidad, vuelvo al presente y me doy cuenta de que JiMin me está abrazando por la cintura con ambos brazos y está mirando el lago con su cabeza reposada ahora sobre mi pecho, puedo sentirlo escuchando mis latidos y siento su respiración. ¿En qué momento me invadió tanto el espacio personal? Lo volteo a ver con curiosidad, entonces él levanta su rostro y quedamos tan cerca que lo escucho respirar. Examino su rostro completamente y me doy cuenta de que él hace lo mismo, pero tiene sus ojos bien clavados sobre mi boca, después hacia mis ojos y nuevamente a mis labios. ¿Qué está haciendo?
—Tienes unos lindos labios, hyung —su inocente voz ahora suena provocativa, ¿por qué?
—Gracias, tú... tú también tienes unos labios bonitos —las advertencias rondan por mi cabeza, gritando que me aleje de su rostro, necesito huir antes de que algo pase.
Pero esos intentos internos de contenerme le importan un carajo a él. Ni siquiera alcanzo a reaccionar para cuando ya tiene sus labios tan cerca, que siento su suave aliento sobre los míos, esperando a que yo ceda al acercamiento. Mi corazón se acelera cuando nuestras respiraciones se funden, las manos me sudan y mi cabeza está hecha mierda.
Ya no puedo hacer nada. He caído.
Esa milimétrica distancia que nos separaba termina por desvanecerse cuando cierro mis ojos y me dejo llevar. Siento sus labios suaves y humedecidos hacer contacto con los míos, pegándose poco a poco hasta que las puntas de nuestras narices se rozan. Él ladea un poco su cabeza y se le ocurre la maravillosa idea de tomar mi labio inferior y apresarlo suavemente entre los suyos. Sin pensarlo dos veces, lo tomo de la nuca y lo acerco más para profundizar el beso. Se hace húmedo e intenso, nuestras lenguas hacen contacto un par de veces y le doy un pequeño mordisco en su carnoso y suave labio inferior, él reacciona de inmediato ante eso, rodeando mi cuello con sus brazos hasta que quedamos totalmente entrelazados y compartiendo este beso.
Tiene un sabor dulce, una inefable sensación que me da paz. Al probarlo por primera vez, siento un cosquilleo, pero no necesariamente algo sexual, sino una vibración extraña en mi pecho, que se siente palpitar tan rápido como el de un ratón. Caigo en cuenta de que estoy besando a alguien después de mucho tiempo solo y se siente como si estuviese saciando una sed de la que no me había percatado.
Le doy a su labio inferior un suave mordisco antes de que se separe de mí lentamente. Me mira a los ojos y pega su frente a la mía mientras le da una risita nerviosa, contagiosa. Termino riéndome como un idiota junto a él. No puedo decir nada, estoy pasmado, impresionado por su temerario acercamiento a mí, a quien todos temen por la agresividad con la que trato a la gente. ¿Cómo es que pudo hacerme esto?
BaekHyun estaba equivocado. Yo no tengo poder sobre él, sino todo lo contrario. JiMin logró atravesar tan solo la primera coraza con la que me protejo y que llevo años reforzando y engrosando. Tanto esfuerzo en vano, todo para que llegara este niño forajido del cual no conozco lo suficiente y se atreviera a tocar la puerta, a quitar la primera capa así de fácil, con solo su maldita inocencia y ese beso.
Me gusta, mierda, ¡me gusta! Pero no puedo permitir que esto avance rápido. Al menos no por ahora. No quiero alejarlo, pero tampoco quiero que se acerque demasiado. Debo actuar ahora antes de que algo más pase.
—JiMin —le llamo en un susurro, separa su frente de la mía y me mira a los ojos.
— ¿Sí, Yoon?
—JiMin... no nos enamoremos...
Lo siento tensar su cuerpo y alejarse un poco de mí, vuelve a mirarme con esos ojos tristes que tanto me debilitan.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Quiero decir... aún no nos conocemos bien.
—Pero... por eso es que estamos saliendo, para conocernos.
Dios, no, está empezando a llorar. No JiMin, no hagas eso.
—En realidad estoy un poco asustado, JiMin —le susurro y me alejo de él, liberándome de su agarre y volteando a ver a los patos nadar lejos de aquí. Se hace de noche poco a poco, el cielo ya está naranja.
— ¿A qué le tienes miedo? ¿Quieres hablar de eso? —Se acerca un poco, imita mi postura y en su voz se instala un tono de preocupación.
—Te lo contaré en otra ocasión, pero... por lo tanto no nos hagamos promesas, JiMin, nunca se sabe lo que pasará mañana.
—YoonGi, ¿no te gusto de verdad? ¿O es que el beso estuvo mal? Perdón, fui un tonto —ahí está de nuevo, victimizándose, haciéndome sentir peor. ¿Por qué no puede entender que no quiero hablar?
— ¡Joder, JiMin! No sé, es que yo...
—YoonGi —su voz tiembla debido al llanto, siento su mirada quemar en mi rostro, me volteo a duras penas para hacer contacto visual.
— ¿Qué?
—Si no te gusto en verdad, puedes decírmelo ahora.
— ¿Por qué me quieres obligar a decírtelo?
— ¿Por qué siquiera te molestaste en invitarme a salir si no te gusto?
Suficiente, estoy harto.
— ¡Joder, JiMin, que sí me gustas! ¡Entiéndelo de una puta vez! ¿Qué no puedes darte cuenta? —Grito tan fuerte que lo espanto, se aleja unos centímetros de mí y baja su cabeza para mirar sus manos nerviosas en su regazo. Maldita sea, la cagué, él está llorando mucho ahora. ¿Ven de lo que hablo? Nada bueno puede pasarme, porque lo arruino todo siempre.
—JiMin... discúlpame, no quise gritarte así —me acerco lentamente y le pongo la mano en el hombro.
—No, fue mi culpa, no debí insistirte, tal vez deba irme ya a mi casa.
—Mírame, JiMin —aunque está llorando, hace su esfuerzo por verme, su mirada triste y asustada me duele tanto—. Me gustas, JiMin, y me gustas mucho, pero hay cosas que no entiendes aún y necesito que vayamos lento.
— ¿Qué puede ser tan difícil como para que no me puedas explicar? Puede que no sea muy maduro todavía, pero puedo intentar, quiero saber qué te sucede.
—Escúchame —respiro hondo, no debo gritarle más—. Debes darme tiempo para abrirme, no es tan fácil, ¿sabes? No me conoces bien, yo quisiera que fuéramos tranquilos y sin etiquetar nada hasta que estemos seguros, ¿entiendes lo que digo?
Se queda mudo por un instante, contrae sus labios, supongo que para evitar llorar más. Respira hondo, limpia sus lágrimas y con sigilo y algo de temblor, toma mis manos.
— ¿Eso quiere decir que podremos seguir saliendo para conocernos mejor?
—Claro que sí, ese fue el punto desde el principio.
—Promételo —ahora alza su meñique, su expresión cambia de un segundo a otro, intenta sonreír, tan volátil, es todo un raro.
— ¿Qué quieres que prometa? Te dije que no quería hacer promesas...
—Promete que seguiremos saliendo para conocernos mejor y me hablarás poco a poco de ti, ¡no es tan difícil! Solo son más citas.
¿Dejarás que te enganche de esa forma? Maldita sea, ¿por qué estoy cediendo?
—De acuerdo, pero no quiero etiquetas ni...
—También quiero que prometas que no me volverás a gritar así —me interrumpe, pero hay cierto temblor en su voz cuando me pide eso. Supongo que es lo justo, en primer lugar, jamás debí exaltarme de esa manera.
—Lo prometo —tomo su meñique y respiro hondo—. No volveré a gritarte jamás, no estuvo bien.
Entonces, me roba un maldito beso rápido que me hace querer golpearlo al instante, pero al separarse de mí lo veo sonreír mientras el rubor cubre su cara y no puedo evitar devolverle la sonrisa.
— ¿Qué fue eso? —respondo balbuceante y con una risa nerviosa.
—Es una promesa.
—No tienes remedio, Park —ahora se siente todo más ligero, ambos reímos un poco, como si hace un par de minutos no hubiéramos estado en caos.
—Se hace tarde, ¿y si nos vamos ya?
—Sí, porque seguramente el más ñoño de ñoñolandia tiene una montaña de tarea qué hacer. ¿Verdad?
— ¡Oye! —Al levantarse de la banca, me da un pequeño empujón y se ríe—. Pero es cierto, tengo tarea.
—Entonces admites que eres un ñoño.
—Si yo soy un ñoño y estoy aprendiendo de ti, entonces tú eres más ñoño.
—Claro que no, yo soy genial —y reímos otra vez, él toma esas risas como pretexto para descontrolar su cuerpo y tomarse de mi mano, pero no me molesta.
De vuelta a su casa, nos envuelve un silencio muy cómodo, solo interrumpido por la música de la radio. De vez en cuando, entre cada semáforo, él me mira sonriente como si esperara algo de mí, yo le devuelvo los gestos y lo molesto jalando un mechón de su cabello. Cuando por fin estamos frente a su casa, él se acerca para despedirse, intentando besarme de nuevo. Pero yo le evado el beso y pongo mi mejilla antes de que alcance a tocar mis labios. No puedo dejar que me bese otra vez o esto se me va a salir de las manos, si lo dejo hacer lo que le pegue su gana, voy a terminar en crisis aquí mismo. No puedo con tanta confusión.
—Nos vemos el lunes —susurra contra mi mejilla y vuelve a besarme. ¿Por qué de pronto se toma tantas libertades? ¿Y por qué me encanta tanto que lo haga?
—Claro, nos vemos —pero antes de que abra la puerta, lo jalo de su camiseta para molestarlo un poco—. Si te portas bien, lo siguiente que aprenderás será a besar.
— ¿Tan mal lo hice? —Pregunta con un puchero divertido en sus labios.
—No estuvo mal, pero necesitas aprender.
—Practicando lo haré, supongo —genial, ahora me coquetea, hace sus cejitas insinuadoras que le quedan tan bien.
—Vete, tienes tarea —como un niño travieso, me saca la lengua y se retira, despidiéndose sin dejar de verme hasta que se mete a su casa.
Una vez que él desaparece, yo apago mi teléfono, no quiero saber de nada ni de nadie, ni siquiera me importa la hora. Conduzco lejos, sin saber a dónde ir, solo quiero ir lejos. Estoy en un terrible conflicto interno con este niño meloso que me está abriendo dolorosamente el corazón. Ese maldito y perfecto beso me hizo perder la cordura, nunca debí dejar que pasara. ¿Ahora qué hago? ¿Dejarme llevar o sólo alejarme? Sería muy fácil alejarme sin decir nada, después de todo, las personas no son necesarias en mi vida. Así como vienen, así se van y no me afecta en lo más mínimo.
La contradicción problemática aquí es que no puedo alejarme así nada más porque JiMin me gusta y, muy para mis adentros y sintiéndome idiota, admito que no quiero romper esa promesa que le hice de conocernos más. Lo que le dije es cierto, no me gustan las etiquetas de "novio" ni todo lo que conlleva, no me gusta prometer que estaremos juntos por siempre ni comprometerme a ese grado, pero hay algo que me está empujando hacia este chico y diciéndome "quizá es él en quien debas confiar". Pero ese pensamiento es problemático, porque confiar significa mostrarle ese lado de mí que no es agradable, ese que salió a relucir hoy de forma agresiva. Si le muestro más de ese lado oscuro, ¿se quedará conmigo? No quisiera enamorarme, pero al parecer ya está empezando y tengo miedo. Mucho miedo.
¿Qué tan lejos podremos llegar hasta el punto en que termine rompiéndole el corazón? Intentaré seguir mis propios consejos por ahora y no pensaré en el mañana. Por ahora, solo quiero desvanecerme y no saber nada de nadie.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro