﴾25. 5HiT! 3/5﴿
NamJoon
Aunque no esperaba quedarme solo en la planta baja, disfruto del silencio y la tranquilidad que se siente cuando todos se van. Me permito descansar en el sofá por un rato, ya que he tenido días demasiado ajetreados y estar en Seúl me reconforta, pues aquí con las esperanzas de mi nuevo empleo y la compañía de mi pequeño JiMin, siento que estoy cumpliendo un sueño muy lejano que jamás creí alcanzar.
Aunque el trabajo que voy a tomar en esa galería es sencillo por ser recién egresado, de todas formas estoy orgulloso. Dando clases de arte y apoyando durante las exposiciones, es algo incluso mejor de lo que pude haber pedido. Siempre he sido una persona paciente, no espero comerme el mundo a mordidas, solo hago lo que me da paz, así que no me complico demasiado la vida tratando de llenar expectativas ajenas, solo intento ser yo, vivir a mi manera.
Es extraño cómo a veces terminamos en los lugares menos esperados incluso teniendo todo planeado, aunque quiera controlar mi propio destino, es imposible, las puertas se van abriendo a medida que uno crece y conoce personas y lugares nuevos. Esa ha sido mi manera de vivir desde hace mucho y es el tipo de pensamiento que enseñé a JiMin cuando lo conocí, siendo apenas un niño recién salido del clóset.
Realmente estoy orgulloso de él y de la persona tan bondadosa y llena de luz en que se ha convertido, también estoy feliz de que al fin haya encontrado el camino hacia su primer amor. Sin embargo, aún le falta mucho por aprender sobre estas cosas del amor, necesita darse un par de topes con la realidad para entender que no todo es como pensábamos cuando éramos más jóvenes. Puede que yo haya contribuido con bastante fuerza en lo que él cree del amor en la actualidad, pero estando aquí puedo apoyarlo mucho más en caso de que tenga dudas. Digo, no soy el gurú del amor, pero mi deber es protegerlo y guiarlo, siempre lo vi como al hermanito menor que nunca tuve. Así que deseo que le vaya muy bien con YoonGi, solo me ha hablado maravillas de él, pero sé que cuando uno está enamorado, tiende a idealizar al otro y a justificar muchos actos que a veces no son adecuados. Sin embargo, sé que sabrá diferenciar todo eso mientras vive con pasión su primer amor.
Mis ojos empiezan a pesar debido al sueño, aunque todavía es algo temprano. Me daré un baño, solo que primero debo averiguar si Jin ya salió de su baño de tina, no quisiera importunarlo por el tema del agua. Con algo de pesar en el cuerpo, subo las escaleras para tomar mis cosas de la maleta, pero una vez arriba, algo al final del pasillo oscuro llama mi atención: la puerta del baño está cerrada y la luz encendida, indicando que Jin aún está adentro, pero hay algo más. Noto un charco afuera, lo cual me parece extraño porque es demasiada agua, como si la tina se hubiera derramado.
Todo está demasiado silencioso, no escucho ni el chapoteo del agua ni alguna señal de SeokJin. Un poco alarmado, me acerco lentamente a la puerta. A pesar de la oscuridad en el pasillo, logro notar algo extraño fundiéndose con el agua.
Sangre.
Maldita sea, no. No puede ser posible.
— ¿SeokJin? ¿Estás ahí? —Toco la puerta, exasperado, pero no hay respuesta—. ¿Me escuchas? ¿SeokJin?
Nada. Solo silencio absoluto que es interrumpido por mis jadeos de pánico. Por más que toco y lo llamo, no hay respuesta. Mi corazón se empieza a acelerar y la adrenalina fluye rápidamente por mis venas, de inmediato pienso lo peor. Esto no puede estar pasando, no, no, no. ¡No! Frenético, intento abrir la puerta, pero tiene puesto el jodido seguro. ¡No, mierda, no!
Vamos, NamJoon, piensa...
Busco en mis bolsillos alguna cosa que pueda ayudarme a forzar la cerradura. Nada. Corro casi a tropezones al cuarto de JiMin buscando un algo puntiagudo y delgado. Tras revolver desesperadamente sus cajones, doy con un par de pasadores para el cabello y corro de nuevo hasta la puerta para empezar a maniobrar con el mecanismo, buscando el punto donde puedo hacer ceder el seguro, pero me tiemblan las manos y se me caen un par de veces los malditos pasadores. Ya estoy llorando. Tengo miedo de que sea demasiado tarde.
Mis estúpidas manos temblorosas no pueden forzar la puerta, así que no me queda de otra, tengo que usar la fuerza bruta, no importa si me rompo el jodido hombro, debo sacar a SeokJin de ahí. Tomo suficiente vuelo a pesar de que el espacio en el pasillo es reducido, cuido mis pasos para no resbalar. Entonces me estampo contra la puerta una y otra vez, pateo con fuerza, hasta que la madera vieja cede y el picaporte se cae, permitiéndome al fin entrar en el jodido baño.
Aunque tengo miedo de lo que voy a encontrar, entro. Y lo que me encuentro me deja helado por completo, siento mi corazón desgarrarse, estoy al borde del desmayo. Hay mucha sangre.
No, no puedes desmayarte ahora, NamJoon, haz algo, mierda, ¡haz algo!
— ¿Qué demonios haces, SeokJin? ¡No, no, no!
Rápidamente me abalanzo sobre él y le quito la jodida navaja cuyo filo estaba presionando sobre su muñeca, dejando salir un montón de sangre que baja por su brazo y tiñe carmín el agua que se desborda por la tina.
Su mirada está perdida, ni siquiera se inmuta cuando le grito y le quito la navaja. Parece estar en shock. Cuando arrojo la navaja lejos, él ya está cerrando sus ojos y dejando caer hacia atrás su cabeza, desmayándose y dejando ver el blanco en sus ojos medio cerrados, se hunde poco a poco en el agua. ¡Mierda, mierda, mierda! Necesito actuar ya, pronto, no tengo tiempo.
Me quito la camiseta, partiéndola en dos para envolver torpemente sus muñecas cortadas, apretando con fuerza para impedir que siga desangrándose, pero sigue saliendo. Busco alrededor algo que pueda ayudarme a hacer un maldito torniquete, los cepillos de dientes son lo único a la mano. Envuelvo la tela en el mango del objeto y giro tanto como puedo, anudando tan fuerte como puedo hasta que noto que las heridas han dejado de sangrar, pero de todas maneras ha perdido demasiada sangre. Estoy en pánico, siento que me voy a desmayar.
Hundo mis manos en el agua, no sé de dónde ha surgido tanta fuerza, pero logro sacarlo y lo recuesto en el piso mojado. Trato de mantenerlo consciente dando palmadas en su rostro, pero no responde, está casi inconsciente, apenas emitiendo un leve y moribundo jadeo.
SeokJin, no, por favor, SeokJin, despierta, no nos dejes, por favor, SeokJin, SeokJin, SeokJin.
Jalo una toalla colgada en la pared y de inmediato lo levanto para envolverlo. Lo cargo en mis brazos hasta su habitación y lo coloco con suavidad en la cama, mojando todo alrededor y manchando de sangre el edredón. Pego mi oído a su pecho húmedo. Su pulso sigue ahí. Está respirando, está vivo.
Estoy aterrado. ¿Y si tomó pastillas y se muere en poco tiempo? ¿Y si se envenenó de alguna forma? ¡Mierda! Relájate, NamJoon. Es poco probable, iba a cortarse las venas solamente, tranquilízate... muy bien, respira, respira y actúa.
Tomo su mano con fuerza, tratando de mantenerlo despierto y con la otra mano llamo a emergencias. Mientras el teléfono timbra, SeokJin balbucea cosas que no entiendo, probablemente quejándose de dolor.
—Buenas noches, ¿cuál es su emergencia?
—Un intento de suicidio, él se cortó las muñecas, está a punto de desmayarse, tienen que venir ya.
—De inmediato, no cuelgue para poder rastrear su llamada, trate de mantenerlo consciente, llegará en menos de cinco minutos. Por favor, trate de detener el sangrado con vendajes o lo que tenga a la mano, necesita apretar fuerte alrededor. Le instruiré cómo hacer un torniquete mientras la ayuda llega.
—Ya lo hice, parece que paró de desangrarse, pero está casi inconsciente.
—Mantenga la calma, la ambulancia va en camino, por favor, permanezca en la llamada.
Dejo el teléfono en el piso y le hablo, sacudo su hombro y lo cubro tanto como puedo en esa toalla. Entonces, comienzo a llorar otra vez, aterrado de solo pensar que no lo logrará, que la ambulancia no llegará a tiempo.
¡Mierda, cállate! ¡Ni se te ocurra pensar de nuevo que podría morir!
Necesito hacer algo o voy a volverme loco, así que lo único que se me ocurre es buscarle algo de ropa para que se vista una vez que esté en el hospital. Tiene que sobrevivir y tengo que proteger su dignidad y su vida, no puedo dejarlo así desnudo, no es justo.
—Jin, por favor, háblame.
—Idiota.... —lo escucho balbucear con voz ronca, parece que está luchando por permanecer consciente.
—Voy a buscarte ropa para llevar al hospital, la ambulancia ya viene.
—Lo arruinaste —eso que dice es doloroso, claro que interrumpí su intento de suicidio y debe estar muy enfadado conmigo.
—Cualquiera que fuese la razón por la que hiciste esto, no te culpo, SeokJin, pero tu vida es valiosa, vas a estar bien, no te preocupes.
—Te odio.
Claro que me odia, pero no lo culpo. Para no enloquecer, me concentro en buscarle ropa. Revuelvo lo que hay en el clóset y doy con una maleta vacía, entonces comienzo a guardar ahí lo que parece ser pijamas y luego tomo de la cajonera algo de ropa interior. Me mantengo hablándole, él sigue diciéndome con voz ronca que me odia, pero no me importa. Aunque mis lágrimas no paran de salir y mi corazón está muy acelerado, sigo rezando para que sobreviva, que la ambulancia llegue rápido y lo salven. No puede irse, no así.
Termino de hacer la maleta y me arrodillo junto a su cama, tomando su mano fría y lo sacudo para que se mantenga despierto.
—Quédate conmigo, SeokJin, no te duermas, no te mueras, quédate conmigo.
Y entre mi llanto sus balbuceos llenos de resentimiento, escucho una sirena acercarse y de pronto, los colores azul y rojo penetran por la ventana, anunciando que la salvación llegó.
YoonGi
El niño este no para de hablar sobre el jodido libro de Maze Runner y la comparación con la película, ya me tiene hasta la jodida coronilla. Pero... es tan adorable que le quiero apretar sus enormes cachetes hasta hacerlo llorar.
Estamos haciendo una larga y tormentosa fila para comprar las palomitas y el refresco, de verdad odio las jodidas filas y las multitudes. JiMin luce un poco nervioso, se tambalea de una pierna a otra y se sonroja cada vez que cruzamos miradas. Mierda, ¿de verdad le gustaré? ¿De verdad podría ser yo capaz de sentir algo por él? No lo sé.
Quiero calmar mis dudas pensando que hago esto solo para compensar mi culpa por haberle hecho pasar la peor noche de su vida, pero no puedo negar que algo me está pasando con este bobo niño. Es infantil, se expresa de forma tan rosa sobre la vida, a pesar de la chinga que le pusieron en la fiesta. ¿Cómo es que no decidió mejor matarse después de lo que le pasó? Además, físicamente incluso se ve como si no le hubiese pasado nada. Con el maquillaje que trae ni se le notan las ojeras y el moretón en su pómulo. Y además huele dulce, no sé si es su perfume o el suavizante de telas, pero su aroma se asemeja a la vainilla, al helado, a muffins recién horneados.
—Entonces —le interrumpo su bobo discurso sobre las malas adaptaciones de libros que Hollywood hace—. ¿Tus amigos cómo tomaron lo que pasó? ¿Les dijiste lo que acordamos?
—Eh, sobre eso... —lo noto nervioso, agacha la cabeza y frunce el ceño—. No pude mentirles, YoonGi, ellos me cuidan mucho y además soy muy sensible y transparente. Hobi fue el primero en preguntar por mi moretón, les conté todo a él y a Tae, después a Jin hyung y luego a Nam.
— ¿Nam?
—Oh, olvidé contarte sobre él. NamJoon hyung es mi mejor amigo, llegó de sorpresa desde Busan porque le dieron un trabajo en una galería, así que vivirá aquí en Seúl desde ahora.
—Ah, entonces es otro jodido niño salmón como tú —intento burlarme aunque sé que sueno chocante. Además, ¿ese "mejor amigo" qué?
—Bueno, sí, ¿pero podrías no decirme así? Quizá podrías... tratarme un poquito mejor a partir de ahora.
—Lo pensaré —resoplo un poco aburrido de la fila—. Pero sobre lo otro, ¿ellos qué pensaron? Por algo quedamos en contarles otras cosas, porque seguro van a pensar mierda de mí.
—Claro que no, yo les dije solo la verdad. Que me cuidaste, me trataste con respeto y que dejarme en la fiesta solo no fue a propósito.
Bueno, de la que me salvé. Es decir, sí lo hice a propósito, pero me arrepentí a los dos minutos y remendé mi error.
—Como sea, mientras no me quieran demandar o algo, da igual lo que les hayas contado.
—No te preocupes, ellos piensan que eres genial, igual que yo —exagera un poco su sonrisa, me siento culpable de hablarle mal, pero es que el aburrimiento me mata.
Cuando al fin nos toca, avanzamos hasta la caja y hacemos el pedido. Yo quería palomitas de mantequilla, pero JiMin prefiere las de caramelo. Al final lo dejo elegir a pesar de lo mucho que me empalaga ese jodido sabor, total, esto es para compensarlo, más que para mi propio gusto. Con la comida en las manos, nos adentramos en la sala hasta hallar nuestros asientos, casi hasta arriba en la penúltima fila. Nos sentamos y JiMin otra vez no para de hablar. Joder, ¡la mamá de este niño, venga a callarlo ya!
— ...Y es por eso que Minho es un personaje tan importante en el libro, pero en la película no lo hicieron igual y tampoco a Teresa, ella...
— ¿Te das cuenta de que ya me arruinaste la trama?
—Oh, perdón, yo... lo siento, de verdad, no era mi intención —noto cómo se pone tenso y se aferra con ambas manos al asiento, tal y como cuando se sube a mi auto, quizá lo hace de forma inconsciente, pero es cierto, es demasiado transparente con sus emociones. ¿Por qué no puedo dejar de ser imbécil y simplemente tratarlo bien?
—No pasa nada, disculpa —respiro hondo y le revuelvo su cabello lacio—. Solo me aburrí demasiado en la fila. De todas formas no voy a leer los libros nunca, solo quiero ver la película. Anda, come tus palomitas.
Trato de sonreírle levemente y él responde a ese gesto mío, sonriendo el doble y comiendo con gusto sus palomitas dulces. Afortunadamente en la oscuridad de la sala, no puede ver que me acabo de sonrojar. Aunque todavía no logro comprender estos sentimientos y peleo conmigo mismo por estar haciendo estas cosas que se asemejan a un cortejo, trato de dejarme llevar por la corriente.
Entonces la película empieza y JiMin se queda atento, como si fuera la primera vez que la ve, ¿qué es lo que le pasa que tiene tanta vitalidad? Ya quisiera yo tomar la vida con tanto entusiasmo, pero solo puedo ser gris e indiferente. Aunque con él... olvídenlo.
Tras unos minutos de película, comienzo a sentir la mirada de JiMin fijarse en mí en varias ocasiones. Entonces nos miramos de reojo algunas veces, él a veces sonriendo y yo lanzándole palomitas para que deje de distraerme o definitivamente perderé el hilo de la jodida trama.
— ¿Te está gustando? —Me pregunta en voz baja.
—Sí, guarda silencio o van a sacarte de la sala —le regaño, pero con una sonrisa para que no se ponga de dramático.
Y aunque trato de mantener mi atención otra vez, nuevamente el mocoso este tiene que arruinarlo con ese molesto tono que lleva en el celular.
Did you see my bag? Did you see my bag?
La gente se le queda viendo y lo regañan. El chico saca su teléfono del bolsillo y lo silencia, entonces sale a contestar.
—Volveré en un minuto, es mi amigo Nam.
—Claro, ve —cuando él se va, mi atención ya ha quedado dispersa, así que pobre de mí cuando el mocoso este se ponga a preguntarme sobre la película.
Además, otra cosa está en mi cabeza, como un molesto mosquito que no se calla. ¿Tan importante es su amigo ese, que no puede esperar a que la película termine para devolverle la llamada? Después de unos breves minutos, JiMin entra a la sala y se vuelve a sentar a mi lado, pero sus ojos se ven cristalizados, como si hubiese llorado. Se acerca y me susurra al oído.
—Por favor, llévame al hospital.
— ¿Por qué? ¿Te hizo daño tanta azúcar en las palomitas?
—Es Jin hyung, intentó suicidarse, Nam lo encontró se lo llevaron en ambulancia, está en cuidados intensivos. Por favor, por favor, la próxima vez yo pago el cine, pero tienes que llevarme ya.
Oh, no...
—Andando —sin pensarlo dos veces, me levanto y ambos salimos rápidamente de la sala. Algo dentro de mí se enciende como dinamita, como un botón de pánico que me muestra en automático la imagen de mis propias muñecas desangrándose.
Ambos abordamos rápidamente el auto, yo actúo en automático y a penas cruzamos palabra cuando le pregunto a cuál hospital se lo llevaron. A penas acelero el auto, lo escucho sollozar. No puedo soportar su dolor, es demasiado para mí, necesito consolarlo o preguntarle, lo que sea.
— ¿Qué fue lo que pasó?
—Se cortó las muñecas, Nam dijo que... que había mucha sangre en la bañera —suelta un llanto desgarrador y se cubre la cara con las manos, donde quedan ahogados sus gemidos de dolor. Mierda, me estoy poniendo peor. ¿Por qué tenía que ser precisamente un corte de venas dentro de una bañera? Se me forma un pesado nudo en la garganta, como si tuviera ganas de llorar, necesito hacer algo por él.
—Shh, calma, todo va a estar bien, acércate, no puedo abrazarte pero puedes llorar aquí —le ofrezco mi hombro para que pueda desahogarse. Realmente quisiera abrazarlo, pero todavía no puedo. En cambio, él se aprieta a mí desesperadamente, rodea mi torso con sus brazos y suspira pesado, sus lágrimas traspasan la fina tela de mi camiseta negra. De vez en cuando logro acariciar su cabello y darle palabras de aliento, pero sé que eso no es suficiente.
—Está bien, está bien, todo va a estar bien, JiMin.
— ¿Por qué, por qué? No lo... no lo entiendo, no lo puedo creer, ¿por qué?
—Tranquilo, JiMin. Si está en el hospital significa que lo encontraron a tiempo. Ya casi llegamos.
—Gracias, YoonGi, muchas gracias por hacer esto por mí. Te debo mucho ya.
No, yo te debo a ti mucho más.
Se queda llorando en silencio por el resto del camino, pero no deja de aferrarse a mí, yo intento hacer tanto contacto físico como pueda, a pesar de que no me guste tener tan cerca a alguien, esta vez es necesario, no puedo ser un hijo de puta ahora.
Llegamos al hospital luego de veinte silenciosos y largos minutos. Cuando JiMin se separa de mí, con su rostro enrojecido y sus ojos hinchados, me estiro para sacar de la cajuela una caja con pañuelos y se los ofrezco.
—Gracias —su voz está ronca y triste—. Ya puedes irte si quieres, lamento mucho haberte molestado con esto y arruinarte la película.
Mierda, ¿debería irme? No me parece justo, sé que tiene a sus amigos allá adentro para apoyarlo, pero esto ya se tornó personal. No puedo evitar sentir la necesidad de quedarme a ayudar. Después de todo, yo pasé por eso, sólo que me tocó estar del otro lado. De solo pensar que mi padre, mi hermano y mis abuelos sufrieron tanto por mí, como JiMin está sufriendo por su amigo, mi corazón se rompe en mil pedazos.
—No digas eso, no es una molestia. Me quedaré hasta que te sientas mejor, si eso tarda toda la noche, aun así lo haré.
— ¿De verdad? —Tartamudea mientras se limpia las lágrimas, dejando ver el pequeño moretón en su pómulo—. Ay no, llené tu camiseta de maquillaje, perdón.
—Eso no importa, vamos ya, te deben estar esperando. Y... JiMin...
—Sí, dime.
—Lamento lo que le pasó a tu amigo, quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que necesites.
—Gracias, YoonGi hyung —me ofrece una sonrisa forzada, pero sé que está sufriendo y le cuesta reponerse.
Bajamos del auto y entramos directo a la sala de urgencias. Apenas entramos, tres chicos se levantan rápidamente para atrapar a JiMin en un abrazo, todos están llorando y se abrazan mutuamente. Después, el del cabello rojo se desprende y los invita a sentarse. Yo solo me quedo viendo, con las manos en mis bolsillos y muy consternado por la situación. El pelirrojo se acerca a mí.
—Eres YoonGi, ¿no es así?
—El mismo en persona, mucho gusto —le ofrezco mi mano y él la estrecha con suavidad.
—HoSeok, el gusto es mío. JiMin nos ha hablado de ti, realmente estamos agradecidos contigo por ayudarlo el día de la fiesta.
—Hice lo correcto, JiMin no merecía pasar por eso —me incomoda un poco el comentario, pero claramente JiMin les habló solo flores de mí. ¿Por qué?
— ¿Te quedarás? —Pregunta, sus ojos están enrojecidos y su cabello muy revuelto, como si lo hubiera estado jalando de desesperación.
—Hasta asegurarme de que todo mejore, le haré compañía a JiMin, si no les incomoda. Lamento mucho lo de su amigo.
—También lo lamentamos, pero gracias por estar al pendiente. Ven a sentarte.
Él me lleva con los demás y me los presenta, ellos se ven tan destruidos como JiMin y los comprendo por completo. JiMin me abre un espacio junto a él, así que me siento silenciosamente a su lado y mi primer reflejo es rodearlo por los hombros con mi brazo, jalándolo hacia mí. Él se apoya en mi hombro y vuelve a abrazarme como lo hizo en el auto, pero esta vez más cerca. Siento su cálido aliento golpear contra la piel de mi cuello, se me pone la piel de gallina, además me siento extraño porque aunque me gusta el abrazo, sus amigos nos miran de reojo, como juzgándome.
—Gracias por quedarte conmigo —susurra solo para mí.
—No hay nada qué agradecer, JiMin.
Le doy un pequeño beso de consuelo en la cabeza y le pongo mi mano libre sobre su mejilla para acariciarla con mis nudillos. Entonces, él fija su vista en mi mano, arrugando el entrecejo y quitando su cabeza de mi hombro. Toma mi muñeca y levanta mi manga larga, dejando a la vista solo una pequeña parte de la cicatriz que me dejó hace años mi intento de suicidio.
Rápidamente alejo mi mano, esperando que no haya notado nada, porque de haberlo hecho, no sé cómo voy a explicarle que hace años, yo también intenté borrar mi existencia de este podrido mundo.
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