﴾21. Fxxk it﴿
Omnisciente
JiMin se despierta con una dolorosa punzada en la sien que le obliga a abrir los ojos con extremada cautela. Confundido y aturdido, se pregunta en dónde está y con quién demonios pasó la noche anterior. Al frotarse los ojos, su vista se aclara gradualmente, revelando una habitación desconocida. También se da cuenta de que la ropa que lleva no es suya, el pánico comienza a adueñarse de su mente. Observa a su alrededor: a su izquierda, un alto mueble repleto de libros con títulos desconocidos; frente a él, un pequeño televisor y a su derecha, una ventana que apenas deja pasar luz debido a las cortinas oscuras. Intenta incorporarse, pero sus piernas y espalda están débiles por la deshidratación, vuelve a caer en la cama, desesperado porque la resaca lo consume y el dolor de cabeza no se va.
Al intentar recordar los sucesos de la noche anterior, en su mente persiste la desagradable peste de su propio vómito y la forma en que los estudiantes mayores le hicieron prácticamente restregarse en él. El recuerdo es traumático, su cabeza es un caos de preguntas, ansiedad y mucha vergüenza, sobre todo cuando revisa bien su cuerpo y se da cuenta de que ni siquiera la ropa interior que lleva es suya. ¿Quién lo trajo aquí? ¿Quién lo desvistió anoche y lo miró desnudo? ¿Quién, quién, quién?
Unos ruidos metálicos en el exterior de la habitación interrumpen el vórtice de emociones turbulentas en el que estaba por caer, enfocándose ahora con inquietud en la pregunta del "quién", aterrado de la posibilidad de que al otro lado de la puerta, pueda encontrarse con su agresor. A pesar del inmenso dolor que siente al moverse, se baja tembloroso de la cama y gatea hasta la puerta, acerca su oído y lo pega contra la madera para ver si puede alcanzar a escuchar alguna voz familiar, pero inesperadamente la puerta se abre y termina por golpear su cabeza con fuerza.
— ¡Auch! —Ahora no solo le duele la cabeza por la resaca, sino también por el golpe seco.
— ¿JiMin? —La persona detrás de la puerta se asoma ligeramente y lo encuentra hecho bolita en el suelo, sobándose la cabeza con los ojos cerrados y casi llorando de dolor.
Se agacha para intentar levantarlo, pero JiMin se resiste un poco hasta que se da cuenta de quién está ahí. Detiene su llanto y permite que el otro lo levante, ayudándolo a sentarse a la orilla de la cama.
—Lo siento, no sabía que estabas del otro lado, debí tocar antes, ¿te lastimé? —Al escuchar la voz compasiva de YoonGi, todos los recuerdos de la noche anterior se rebobinan casi violentamente, generándole tanta angustia que no es capaz de mirarlo a la cara.
—No te preocupes, no me pasó nada —son las primeras palabras que logra articular, su voz está ronca y grave, su garganta seca no le permite decir más. Y de hecho, no fue una buena idea hablar, porque de inmediato la punzada que lo despertó vuelve a doblegarlo de dolor y termina por recostarse en posición fetal y frotar sus sienes, rogando que el malestar termine.
—Claro que sí, ese golpe se escuchó terrible —YoonGi se lamenta demasiado de verlo así, por lo que pone manos a la obra—. Te traeré el desayuno y algo para el dolor, no te levantes o te sentirás peor.
Aunque no contesta, JiMin por dentro no puede parar de estar agradecido por ser YoonGi quien lo rescató. Al recordar todo, no puede creer que la misma persona que lo estuvo regañando y burlándose de él al principio, fuese quien lo lavó y vistió con cariño la noche anterior. Parte de él, quisiera estar eufórico por haber pasado la noche con él, pero no puede dejar de sentirse angustiado por la imagen tan pobre que seguro YoonGi está presenciando de él, viéndolo como un débil y tonto novato que se dejó emborrachar y humillar.
Para cuando el otro regresa con el desayuno y unas pastillas, JiMin ya está llorando desconsolado, los espasmos generados por el llanto solo le hacen doler más el cuerpo, pero no puede parar.
—Hey, tranquilo, todo está bien, solo es resaca —deja las cosas sobre la mesita al lado de la cama y se sienta a la orilla para consolarlo un poco, acariciando su hombro.
—No es... no es la resaca... es todo...
— ¿Recuerdas todo lo que sucedió anoche?
—Creo, casi todo...
—Ven, levántate poco a poco, mientras comes, quiero que me cuentes qué fue lo que pasó, ¿bien? —Le ofrece su mano, JiMin la toma con cautela. Le cuesta demasiado sentarse, pero lo logra a pesar de lo mal que se siente. De hecho, se da cuenta de que tener la compasión de YoonGi le hace sentir un poco mejor.
El mayor toma el cuenco de sopa y se lo ofrece, JiMin lo acepta a pesar de que le tiemblan las manos, es capaz de sostenerlo. También le ofrece una pastilla para el dolor de cabeza, no duda en tomarla y a penas el agua toca su boca, siente un alivio inmediato, pero las ganas de llorar aumentan porque el sentirse cuidado por otra persona le desata todavía más las ganas de desahogarse hasta quedar seco.
—Recuerdo que... de pronto desapareciste cuando entramos a la casa —YoonGi reacciona con una mueca, develando lo culpable que se siente por las consecuencias de su indiferencia—. Entonces comencé a buscarte, esperaba al menos encontrarte a ti o a TaeMin o a tu amigo BaekHyun, salí al patio y encontré a TaeMin ya muy borracho, sus amigos más grandes me obligaron a tomar algo de un vaso, luego me dio mucho sueño y perdí la consciencia de un segundo a otro.
—JiMin... dios, lo siento tanto —YoonGi se da cuenta entonces de lo horrible que fue todo realmente—. Te drogaron, ¿estás consciente de eso?
—Sí —sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas, pero se esfuerza por comer su sopa—. Yo realmente no quería tomar nada anoche, te juro que me obligaron, yo no quería.
—Lo sé, no tienes que disculparte por nada, los mayores son bastante abusones en las fiestas, no miden las consecuencias. ¿Qué pasó después? ¿Qué más recuerdas?
—Desperté sobre un sillón, luego volvieron a obligarme a beber, uno de ellos me dijo que si no bebía, me golpearía mucho, así que tuve que hacerlo, todavía estaba muy mareado y anestesiado, además me pusieron un maldito embudo en la boca y ahí vaciaron todo hasta que me hicieron vomitar. Estuvieron burlándose por un rato, hasta que... hasta que llegaste.
—JiMin, perdóname —con el corazón destrozado, YoonGi toma su mano—. No debí dejarte solo, debí haberte cuidado, no era mi intención que esto pasara. Yo sabía que las cosas se ponían salvajes en esas malditas fiestas de mierda y no te cuidé. Ibas conmigo, se supone que los mayores debemos hacernos cargo de los novatos y fallé, dejé que te lastimaran.
JiMin lo ve a los ojos y no puede evitar sentirse cautivado por la mirada ahora emblandecida de YoonGi, pidiendo disculpas y mostrando un lado sensible que no esperaba conocer tan pronto. A decir verdad, al principio sintió resentimiento hacia él y para sus adentros lo culpó de lo que había sucedido, pero viéndolo hablar de esa manera, no puede sentirse más agradecido con él y con el destino por haberlo llevado a ese momento, donde el lado sensible de YoonGi decidió aflorar para bien, demostrándole que sí tiene un corazón, sentimientos y empatía.
—No, YoonGi, yo te pido disculpas por causarte tantas molestias, tuviste que traerme a tu casa, me cargaste estando todo borracho y... ¡oh, por dios! Tuviste que bañarme anoche por lo jodido que estaba. Yo te debo una disculpa y estoy en deuda contigo, tú me salvaste, tú...
—No, JiMin, tú me salvaste a mí.
El recuerdo de la noche anterior ahora es más claro y esa frase que YoonGi le dijo antes de dormir fue como una revelación tremendamente fuerte. ¡Por los jodidos siete infiernos! ¿Qué significaba eso?
—Solo hice lo correcto, no podía dejarte así, realmente me siento mal por todo lo que pasó, para mí no fue una molestia ayudarte, aunque sí estabas bastante gruñón anoche, me venías regañando en el camino y no te dejabas atender —YoonGi aligera un poco el ambiente con su comentario, haciendo reír a JiMin.
—En mi defensa, no estaba en mis cinco sentidos, perdón por reclamarte y por ponerme tan difícil.
—Te perdonaré cuando te termines el desayuno, te traeré pan y café, eso te ayudará a reponerte.
—Gracias —sonríe sonrojado por tales atenciones, aunque su cara duele por el golpe, su felicidad le sobrepasa.
— ¿Primera resaca?
—Sí —contesta avergonzado y continúa comiendo su sopa—. Me duele todo, siento que se me van a caer los brazos.
—Es por la deshidratación, pero vas a estar bien. Ya vuelvo.
Ahora que todo se siente más ligero y tranquilo, JiMin puede tomar las cosas con más calma. La sopa le sienta excelente y cuando YoonGi vuelve con pan tostado y una taza de café, se siente casi soñando, pues nunca imaginó que el destino le llevara a esa situación tan penosa donde su futuro novio, su alma gemela, le atendería de esa manera.
YoonGi se une a él en el desayuno, silenciosamente acaban con la comida, pero JiMin nota que en algún momento el otro se gira para buscar un frasco de píldoras y toma una, no alcanza a ver la etiqueta por lo rápido que lo hace, pero decide no entrometerse por ahora, quizá solo tiene algo de gripe o alguna otra cosa común. Además, ya suficientemente culpable y avergonzado se siente después de lo sucedido, pues ahora que YoonGi lo ha visto en esas penosas condiciones, nada podría salir peor.
— ¿Ya estás mejor? Tu remedo de mamá me pidió anoche que te llevara temprano a tu casa.
—Ugh, realmente quisiera dormir todo el día, pero supongo que ya es momento de irme, no quiero preocupar a mis amigos.
—Dormirás en tu casa todo lo que necesites, pero levanta, anda —entonces, el lindo momento que estaban pasando esa mañana, se ve mermado por la prisa y por la vuelta a la realidad.
—YoonGi —lo detiene de la muñeca al ver que está por irse con los platos sucios.
— ¿Qué pasa?
—Tengo... tengo miedo de lo que vaya a suceder ahora en la escuela. ¿Qué si me vuelvo a topar con esos tipos? ¿Y si me hacen daño de nuevo?
—No lo harán —dice con una seguridad cas irreal—. No olvides que soy el hijo del rector y me vieron llevarte conmigo, todos me conocen. Además la casa donde fue la fiesta es propiedad de la escuela y no les conviene hablar sobre lo que pasó ahí, confía en mí, verás que nada va a pasarte.
—Gracias —le regala una sonrisa inocente y de ojos brillosos. Aunque tiene miedo de que el lunes llegue y tenga que enfrentar a sus compañeros, decide confiar a pesar de que siente que abusa un poquito del título de "hijo del rector".
YoonGi deja la habitación, llevándose los platos y vasos sucios, mientras JiMin hace sus esfuerzos por levantarse, realmente le gustaría que el otro le ayudara más, pero sabe que pedir esas cosas quizá ya es exagerar y lo último que quiere es importunar a su chico, su lindo héroe.
Tras lograr levantarse, se dispone a alzar la cama, al menos dejarla ordenada como gesto de agradecimiento por las lindas atenciones que recibió. Mientras arregla y alisa las sábanas, no puede dejar de sonreír porque esta nueva faceta de YoonGi le gusta. Sabía que no estaba equivocado al asumir que tenía un corazón lleno de ternura y preocupación, pero que quizá no con todas las personas lo muestra. Se siente tan afortunado de ser una persona merecedora de esa atención. Además, no deja de pensar en las últimas palabras que se dijeron antes de dormir, no está loco, sabe bien que no las alucinó, por más borracho que estuviera, recuerda cada palabra, cada gesto y acción de lo sucedido.
Y algo tan impactante como el "tú me salvaste a mí" definitivamente no lo puede dejar pasar. No puede evitar sentir que todo está donde debe estar, que todas las piezas se movieron de manera misteriosa para darles la oportunidad de estar juntos pues, de una u otra forma, las situaciones siempre los han llevado a encontrarse desde el primer instante.
Toc toc. ¿Quién es? ¡Es tu amor inolvidable, JiMin!
YoonGi
No puedo dejar de pensar en lo que pasó, me está carcomiendo por dentro. Anoche hice algo que jamás había hecho en mi vida: preocuparme por el bienestar de alguien que apenas conozco. No fui plenamente consciente de lo que estaba haciendo, hasta el momento en que estaba con JiMin en el baño y él balbuceaba y decía estupideces mientras lo bañaba. ¿Cómo debía cuidar de alguien si no podía siquiera cuidar de mí mismo? Lo único que puedo deducir es que fue una especie de instinto, una necesidad de hacer algo por otra persona, quizá impulsado por la culpabilidad, porque sé muy bien que fue mi culpa pues, si bien yo no lo llevé con sus agresores, lo abandoné en una casa llena de salvajes aprovechados, donde sabía perfectamente que había alcohol y drogas. Pero no solo fue la culpa, pues cuando lo vi ahí tirado sobre su propio vómito, algo en mí se disparó. Fue la rabia, el dolor, los recuerdos de esa maldita fiesta de novatos de la cual me niego a hablar.
Cuando tuve a Mingyu otra vez frente a mí, luego de mucho tiempo sin toparme con él, sentí unas ganas tremendas de golpearlo, pero contuve las ganas de hacerle justicia a esa fiesta traumática solo por JiMin, no podía arriesgarme a quedar inconsciente como él, tenía que hacer algo. Me importó un carajo mostrarme vulnerable frente a BaekHyun o demasiado pretencioso al amenazarlos con la imagen de mi padre, lo único que quería era salvarlo, sacarlo de ahí antes de que su inocencia y su dignidad quedaran más manchadas, él no se merecía eso. Nadie lo merece.
Al verlo en mi tina, desnudo y vulnerable, con los ojos tristes y el cuerpo lastimado, solo pude recordar una imagen más joven de mí. Tenerlo frente a mí en ese estado me regresó años atrás, cuando me encontraron en esa misma tina con las muñecas soltando sangre a borbotones, mi piel más pálida que de costumbre y los ojos en blanco. Todo a mi alrededor se volvió oscuro y sombrío, sin sentido, no había razón para seguir vivo. Yo quería morir, de verdad tuve esa intención cuando empecé a enterrar la navaja contra mis muñecas, pero cuando estuve casi inconsciente, sentí mucho arrepentimiento por hacerme eso.
No pude hablar ni gritar por auxilio porque estaba débil, había perdido mucha sangre y me encontraba rozando el infierno con la punta de mis pies, a punto de caer al precipicio y no saber más de mí. Pero entonces un milagro ocurrió: mi padre entró al baño y me sacó tan rápido como pudo, me llevó al hospital y estuvo conmigo hasta que recobré la consciencia al día siguiente y no se separó de mí incluso cuando estuve un mes entero en el psiquiátrico. No le dije nada cuando desperté y jamás se lo he dicho, pero le agradeceré por siempre que haya salvado mi vida.
Todos esos pensamientos y sentimientos caóticos se arremolinaron en mi cabeza y tuve que contener el pánico mientras me hacía cargo de JiMin, sentí que tenía que salvarlo, cuidar de él y no permitir que su noche terminara tan mal. Tal vez él no estaba al borde de la muerte como lo estuve yo, pero esa necesidad de ayudar surgió en mí como una explosión y de pronto, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba vistiendo a JiMin con mi propia ropa, buscando entre mis mejores harapos, preocupado de que durmiera cómodo. Tenía los niveles de adrenalina tan altos en mi cuerpo que no pude reflexionar sobre lo que hice hasta justo antes de dormirme; no pude creer que realmente yo había cuidado de alguien. ¿Por qué lo hice? ¿Fue una forma inconsciente de compensar lo que mi padre hizo por mí? ¿Fui impulsado por la culpa y la lástima? ¿Fue algo más?
Y otra cosa que no puedo entender: anoche compartí mi cama con él y no sentí la más mínima molestia. Nunca compartí mi cama con nadie, protejo mucho mi espacio personal y además odio sentir un calor ajeno mientras duermo, solo puedo tolerar el mío. Pero JiMin... él se sintió diferente. Lo vi acostado, mirándome, y pasó algo extraño. Primero, sentí un agradable sueño natural, quizá producto del cansancio de haber maniobrado con su cuerpo, fue un adormecimiento diferente al de los medicamentos, sentí paz de verdad. Y después, tuve el impulso de decirle algo, lo que fuera, cualquier cosa que lo confortara a él o a mí, pero él me ganó, pues cuando me dio las gracias por salvarlo, solo pude decirle que él me había salvado a mí.
¿Por qué él me estaba salvando, cuando fui yo quien lo sacó de un momento miserable y humillante? No sé por qué le dije eso, pero creo que fue porque, al estar en cama con él, me di cuenta de que todavía puedo sentir algo más que desprecio, odio y culpabilidad. Mientras esperaba a que el sueño me venciera, fui más profundo dentro de mis pensamientos y me di cuenta de que cuando este mocoso apareció, empecé a sentirme diferente, con interés sobre algo diferente. ¿Está él salvando la poca vida emocional que me quedaba con solo su presencia y sus niñerías? Es probable, pero me da miedo acercarme y destruirlo, tal y como lo hago con todo lo que toco, incluyéndome.
—Estoy listo para ir a casa —estaba sentado en el sofá, esperando por él, pero terminé tan absorto en mis pensamientos, que casi brinco de susto cuando escucho a JiMin, está parado junto a la mesa de la cocina, luciendo tan bien con mi camiseta negra de Avenged Sevenfold que hace años no uso, su cabello está algo revuelto por estar recién levantado... dios... ¡Mierda, YoonGi, concéntrate!
Me levanto del sofá y le indico la salida, él camina en silencio, mirándome de reojo cuando cruza hacia afuera de la casa. Salgo después de él y cierro con llave. Mi corazón se siente un poco acelerado, no sé cómo ni por qué, pero su presencia altera mis nervios en un buen sentido, me siento emocionado, curioso, con ganas de conversar con él. ¿Qué mierda me está pasando? Esto no está bien, no puedo estar sintiendo cosas por JiMin.
No.
Él solo es un chico débil e infantil. Podrá ser lindo, podrá tener unos ojos hermosos, podrá hacerme reír un poco con lo simple que es, pero no es mi tipo. Además estoy pasando por una etapa difícil con mi jodida depresión, no tengo tiempo para estupideces de este tipo.
El camino a su casa es silencioso, pero no tranquilo para mí porque tengo palabras atoradas en la garganta, preguntas que quiero hacerle para conocerlo un poco más. Otra vez me disocio de la realidad y otra vez, JiMin me trae de vuelta con su suave voz y una pregunta que me desequilibra.
— ¿A qué te referías con lo que me dijiste anoche?
— ¿De qué hablas? Dije muchas cosas anoche.
—Sobre que yo te había salvado a ti.
— ¿Qué? —Mierda, ¿se acuerda de eso? Ahora sí estoy jodido, no quiero dar explicaciones que ni yo mismo puedo entender, además me es muy difícil hablar sobre sentimientos y todas esas cursilerías—. Seguro lo imaginaste, estabas muy borracho, esa resaca que traes no es gratis.
—Bueno, sé que no estaba en mis cinco sentidos, pero estoy seguro de haber escuchado eso. ¿Puedo saber qué querías decir con eso?
—Nada en particular, estaba muy agotado.
Para evitar entrar en más conversaciones incómodas, evado el tema reproduciendo la música que se quedó en un volumen un poco alto. Pero cuando me doy cuenta del tipo de música que dejé puesta, realmente me quiero ir a la mierda porque a Sam Smith solo lo escucho cuando estoy solo y realmente en la mierda.
Noto que JiMin hace una cara extraña, como de sorpresa cuando escucha la música, lo cual me hace sentir inseguro porque si hay algo que odio es sentirme juzgado. Y cuando me siento juzgado, tiendo a ser una mierda de persona.
—No tenías que hacer esa cara si no te gustó la música —apago la música, pero entonces todo se vuelve tenso y noto que JiMin se aferra al asiento del auto con ambas manos. Todas las veces que se ha subido a mi auto, he notado que adopta esa posición, como si estuviera a la defensiva.
—Sí me gustó —contesta tartamudeando, detesto que hable así, luce más tonto—. Solo me sorprendí un poco, casi siempre pones metal o a Pink Floyd. ¿Él quién es?
—Sam Smith.
—Me gusta, se escucha bastante bien, realmente tienes gustos muy bonitos —ahora suena más seguro de lo que dice, pero mi lado inseguro siente que solo lo dice para agradar.
¿Por qué no puedes dejar de estar a la defensiva por una puta vez en tu vida? Das asco.
—Es un buen artista, deberías escuchar un poco más de él —intento ablandar mi modo de ser y vuelvo a poner la música, al menos para concentrarme en otra cosa que no sea la jodida culpa que siento por hablarle mal, cuando él se comporta con tanta bondad que me enferma.
Finalmente llegamos a su casa, necesito que salga inmediatamente de mi auto porque tengo sentimientos encontrados que necesito procesar en otro lado, a solas.
—Gracias por traerme y por lo de anoche también, YoonGi, siempre voy a estar en deuda contigo por lo que hiciste por mí.
—No hay problema, págame no alardeando ni diciendo en voz alta lo que sucedió, especialmente en la escuela, ¿bien?
—Bien —él sonríe y se ve hermoso, a pesar de lo ojeroso y pálido que está por la resaca.
Cuando estoy a punto de apresurarlo para que salga de mi vista, al pequeño idiota se le ocurre la maravillosa idea de acercarse y darme un beso fugaz en la mejilla. Lo cual me toma desprevenido y no sé cómo mierda reaccionar, solo siento mi rostro enrojecerse y mi corazón otra vez se acelera. Aunque quiero renegarle por atreverse a invadir mi espacio personal, no puedo.
Él también se pone rojísimo y me mira con una sonrisita boba. En silencio, se dispone a irse, pero un impulso estúpido me lleva retenerlo por la muñeca. No sé qué mierda pasa conmigo, pero ahora no quiero que se vaya. Odio la compañía, pero JiMin tiene algo que no puedo pasar por alto. Lo odio por desequilibrar mi constante estado de negatividad en el que me siento tan cómodo, pero siento curiosidad...
—JiMin, eh... ¿ya fuiste a ver esa película de Maze Runner?
El bobo se me queda viendo algo sorprendido cuando le hago esa pregunta. No me miren raro, yo tampoco sé qué jodidos sucede. La jodida película que se estrenó hace algunas semanas ni siquiera tiene qué ver con mis gustos. Min YoonGi estúpido, ¿en qué te estás metiendo?
—Este... Sí, ya fui a verla, ¿por qué?
—Solo quería saber, ¿es buena? —Genial, solo me estoy humillando yo solito.
—Sí, pero el libro es mejor.
Genial, otro niño único y diferente amante de la lectura adolescente... Patético.
—Bueno, es que quería ir a verla, pero no quiero ir solo —patético él, pero más patético yo.
—Yo puedo ir contigo, si quieres —noto que está sonriendo de más y es malditamente contagioso.
—Pero ya la viste, ¿no te vas a aburrir?
— ¡Para nada! Será divertido.
—Bien, ¿quieres ir mañana? Yo invito.
— ¡Claro! Terminaré mis pendientes de la escuela para estar libre.
Ñoño no, ñoñísimo, ¿quién jodidos hace tarea en sábado?
—Paso por ti a las siete.
Por un momento, tengo el presentimiento de que va a acercarse para besarme de nuevo, hay tensión entre nosotros. Tan solo sonríe y se despide con su siempre tierna sonrisa, no deja voltear cada segundo a verme mientras abre el portón y luego la puerta principal. Antes de desaparecer tras la puerta, me regala otra sonrisa y una despedida con su mano, la cual le correspondo tímidamente.
Me quedo viendo la puerta por algunos segundos que se sienten demasiado largos. Entonces tomo una larga respiración y recapacito sobre lo que acaba de pasar. ¡Maldita sea! ¿Qué he hecho? ¿Invitar a JiMin al cine a ver una película patéticamente genérica que seguro no va a gustarme? ¿En qué estaba pensando? Creo que acabo de invitarlo a una cita, ¿lo hice? ¿Qué pensó él dentro de su cabecita loca para terminar por darme un beso antes de salir? Espero que no empiece a hacerse historias locas en su cabeza sobre mí. Supongo que acabo de entregarle mi alma al diablo o algo así, porque por alguna razón siento que nada bueno saldrá de esto.
Sin embargo... una vocecita en mi cabeza pelea contra los pensamientos depresivos y me dice: a la mierda, es lindo, déjate llevar. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
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