﴾13. Destrozado﴿
Aviso para las personitas que están releyendo:
Quizá recuerden este capítulo diferente y encuentren que en esta ocasión la narración es más oscura. La razón del cambio es para darle más coherencia a la historia y conectar los hechos para que lo sucedido con Jin más adelante tenga suficiente fundamento y coherencia, ya que considero que escribí su historia con el qlo con tal de meter dramita y NamJin, pero ahora vamos con todo UwU
Pido su comprensión, ya que una versión muy inmadura de mí escribió este capítulo y ahora estoy haciendo estos cambios para darle a mi maravilloso primer fanfic la estructura que se merece, ya que es una historia MUY importante para mí y quiero pulirla para que brille con más esplendor que antes, pero les prometo que conservará su esencia hasta el final.
Para lxs lectorxs nuevxs: disfruten <3
Omnisciente
Pocas veces en su vida, SeokJin recurría a la impulsividad acumulada producto del hartazgo, la soledad, el exceso de trabajo y el cansancio de mantener su fachada de normalidad. Cuando el límite llegaba, cuando la desesperación y la ansiedad le cerraban el camino, la solución siempre estaba en pasar tiempo con sus amigos, no había mal rato que una noche de tragos, novelas o juegos de mesa no solucionaran, pero ante las recientes amenazas hacia su más bochornoso secreto, esas opciones estaban por demás descartadas.
No podía contarle a HoSeok, mucho menos a HongJoong, su buen amigo y colega en el restaurante, no era capaz de hablar sobre lo ahogado que se sentía. ¿Cómo podría contarles su secreto y seguir viviendo como si nada hubiera sucedido? Las cosas estaban empeorando.
Los correos y mensajes amenazantes comenzaron a llegar hace un par de semanas, con fotografías un tanto viejas, notas de periódico, información de su familia que solo él sabía. ¿Quién era tan cruel como para amenazarlo a él, quien luchó tanto por conseguir una vida decente a pesar de su pasado tormentoso? Ni siquiera había una razón para que alguien lo estuviera acosando, no le había hecho daño a nadie, solo era quien era: un chef que se construyó una reputación poco a poco, que si bien se sospechaba de su homosexualidad, nadie hablaba de ello porque había sabido ganarse el respeto de todos, tanto como para que nadie cuestionara nada sobre su vida, haciéndoles entender a todos que su comida, su trabajo, su arte, eran mucho más importantes que su vida privada.
Sin embargo, ahí estaba la duda constante que no le dejó dormir bien ni estar en paz por largos días y tormentosas noches. Si de por sí ya le comenzaba a costar disimular frente a HoSeok, el regreso tan inoportuno de JungKook a su vida empeoraba su situación. Todo parece desmoronarse poco a poco. Por eso es que ahora ni siquiera lo piensa dos veces, la necesidad de buscar una opción barata para liberar la presión, le lleva al lugar que juró no volver a frecuentar desde que su vida tomó aquel giro abismal, de la miseria a una vida acomodada y placentera.
Sí, había prometido estar en casa esa noche para seguir consolando a JiMin, para asegurarse de que todo estuviera bien en su hogar, para tener tiempo de calidad, incluso hasta se siente culpable de fallarles, pero ya no puede más. Le importa una mierda si HoSeok y Taehyung aprovechan la noche para revolcarse en el sillón y dejar la casa hecha un desastre.
De todas formas, nadie notará mi ausencia, soy una molestia, lo único que hago es actuar como una mamá enfadada todo el tiempo.
Con su mente nublada por sus pensamientos oscuros, bajó de su camioneta hacia aquel lugar de fachada discreta pero interior bullicioso. Ahí donde podía ser él mismo, donde no importaba quién pusiera un pie dentro, todos eran bienvenidos y era raro correr con la mala suerte de que alguien no le coqueteara.
Aunque se siente algo viejo y oxidado, se arregla un poco el cabello antes de entrar y finge unos aires de confianza bastante convincentes, pues el chico de la entrada le recibe con un semblante similar y le deja pasar, tras verificar su identificación.
Adentro, las luces de colores iluminan tenuemente los rostros de los extraños, la música alta alienta a los cuerpos a moverse y encontrarse los unos con los otros, la gente sonríe como si nada importara. A pesar de lo ridículo que se siente entre tanta gente más joven que él, se percata de que la música va realmente con lo que a él le gusta y el lugar luce similar a aquel bar en Gwanju que frecuentaba durante su juventud, donde pasó por su etapa más vergonzosa. Aunque recordar todo eso no es agradable, el sentimiento de nostalgia le reconforta y decide continuar su camino hasta la barra, atrayendo miradas que le hacen sentir como un trozo de carne fresca frente a una manada de lobos. Vulnerable, en peligro, tímido.
Las propuestas empiezan a llover a través de sonrisas, saludos y ademanes, pero SeokJin los ignora a todos, no porque no quiera aceptar alguna propuesta de ser azotado contra la cama esa noche, sino porque no se siente suficiente para nadie, ni siquiera para él mismo.
¿Cuándo fue que perdí mi brillo, mis ganas de ligar, mi vitalidad?
Casi se arrepiente de estar ahí, casi se siente decepcionado de que su impulsividad lo llevara a sentirse insatisfecho, así que decide solo alcoholizarse y seguir la corriente.
—Dame un whisky doble —exige al mesero casi con desdén—. Sin rebajar, lo quiero puro.
— ¿No es mucho alcohol para una princesa como tú? —pregunta el mesero con unos aires de superioridad que fastidian a SeokJin.
Enfadado, levanta la mirada y se encuentra con algo que no se esperaba. El chico tras la barra es realmente atractivo y la sonrisa que le muestra es provocativa. Su cabello pintado de rosa neón, una cara angelical, ojos enormes y labios carnosos. Para su sorpresa, siente una incomodidad deliciosa en su pantalón.
—Te asombrarías de lo que puedo soportar —lo mira de arriba hacia abajo y el otro nota claramente las intenciones sexuales, se muerde el labio inferior, mostrándole a SeokJin una señal de consentimiento.
— ¿Cómo te llamas, princesa? —sirve el whisky, pasándolo lentamente por la barra hasta llegar a las manos ajenas, tocándolas por encima y luego se retira.
—Kim SeokJin, pero si me llamas "princesa" una vez más, realmente voy a tener que castigarte, niño.
— ¿Kim SeokJin? ¿No eres el chef que le dio cinco estrellas al restaurante más esnob de Seúl?
—De Corea del Sur, cariño. Y sí, ese soy yo, pero esta noche quiero ser algo más. ¿Cuál es tu nombre?
—JungSoo, soy solo un bartender —pronuncia su nombre mirándolo con diversión y curiosidad—. ¿Y exactamente qué te gustaría ser esta noche?
—Tu perra, si es que no te molesta que te saque del trabajo para que cumplas mi deseo —de pronto, siente aflorar nuevamente sus deseos sexuales, como si el ambiente fuera capaz de borrar de su cuerpo los años de miseria.
Las miradas de ambos están tan cargadas de deseo, que ambos rostros se atraen, pero antes de que algo suceda, SeokJin se detiene ante la repentina cercanía y bebe de un solo trago su whisky, hace una mueca porque es demasiado fuerte. Aunque beber no es la mejor idea, siente que lo necesita para continuar con su acto tan osado. Entonces, toma de la nuca al bartender y le da un beso tan hambriento que el otro tiene que separarse a respirar bien cuando el contacto termina, pero sonríe impresionado y con ganas de más.
Nuevamente se miran después de haber unido sus lenguas con un desespero terrible, entonces SeokJin se da cuenta de que esto es lo que necesita: a alguien dispuesto, guapo, atrevido y agresivo, a alguien que a pesar de conocer su "impecable" reputación, lo quiera joder.
—Espera aquí, iré a buscar un reemplazo y en un rato estaré contigo.
Cuando JungSoo se retira, SeokJin apenas tiene tiempo para recapacitar sobre lo que está haciendo y sobre lo poco que le importa lo que sucede mañana, esa noche solo quiere deshacerse de sus inhibiciones.
Sin embargo, su realidad intenta jalarlo de golpe. En su bolsillo, su celular vibra repetidas veces, alterándolo. Es HoSeok, enviando al menos diez mensajes llenos de emojis y letras al azar para llamar la atención. Cuando SeokJin finalmente responde enfadado, HoSeok escribe: ¿Vas a llegar? Quiero que Tae se quede a dormir. Estando medio ebrio, responde rápidamente, lo único que puede pensar ahora es en perderse otra vez en la boca de su angelical y perverso bartender.
No llegaré esta noche. Cuida a JiMin y hazle almuerzo mañana. Cuidadito con mancharme el sillón o lo pagarán caro.
Una vez enviado, no se molesta en esperar respuesta porque realmente no le importa, así que apaga el maldito teléfono y lo deja en el bolsillo de su pantalón. Apenas alza la vista de la pantalla, ya tiene a JungSoo listo para la acción.
— ¿A dónde iremos? —el chico luce desesperado, pero más hermoso que antes ya sin su delantal, con su ropa completamente negra y el cabello colorido resaltando su piel blanquísima.
—No importa realmente, podemos alquilar una habitación en el motel que está aquí cerca, pero apresúrate.
—Vaya que andas caliente, nunca nadie me había pedido esto sin preguntar un montón de cosas antes.
—Yo no soy como el resto de tus ligues de una noche, yo soy Kim SeokJin —el otro sonríe victorioso ante la altanería del hombre, así que así con SeokJin sentado en el taburete, le abre las piernas y se mete entre ellas, tomándolo del trasero y comiéndole la boca.
Entre sus piernas, SeokJin siente las pulsaciones desesperadas de su miembro, pues así de intensa era la necesidad que su cuerpo tenía guardada de sentir una lengua ajena meterse en su boca, de percibir un cuerpo dispuesto a fundirse con el suyo. Las manos de ambos viajan de arriba hacia abajo, calentándose mutuamente hasta que sus erecciones los delatan, terminando por rozarse necesitados, como un par de animales en celo.
Nadie lo mira, nadie lo juzga, solo lo dejan disfrutar. Esa sensación de libertad (o quizá libertinaje) era lo que estaba buscando, la temporal anestesia ante la cuerda floja sobre la que su vida se balancea.
—Estamos en público, ¿no crees que debamos ir al motel ya? —sus inhibiciones intentan ganarle, pero el otro resulta ser más descarado.
—No —se queja el chico mientras baja su cabeza para darle besos en el cuello—. Vamos a entrar en calor aquí por un rato. Me excita mucho exhibirme. Haz esto conmigo y te prometo que te daré una noche inolvidable, te haré mi perra, tal y como querías.
—Pero... —los labios del otro logran seducirlo, convencerlo de que aquello es correcto—. No puedes hacerme tu perra aquí, todos están mirando.
—En este lugar se puede hacer de todo, SeokJinnie —muerde ligeramente el cuello de SeokJin, haciéndolo retorcerse y gemir, buscando más de ese contacto al balancear su cadera contra la de JungSoo.
¿Con tan poco te vuelves loco? Eres patético.
—Ven —se separa de SeokJin y lo jala de la mano hacia el oscuro pasillo que da a los baños.
La música y el murmullo de la multitud se escuchan más lejanos, la luz amarillenta y opaca los rodea. El pasillo es caluroso, ¿o es que SeokJin está de más de cliente? Quién sabe, ya nada importa realmente.
El chico abraza a SeokJin por la cintura, mientras este le acaricia el pecho con ansiedad y busca sus labios. Las manos inquietas del mayor rodean ese cuerpo delgado, el cual ahora lo mantiene acorralado contra la pared. Ansioso, SeokJin busca la entrepierna del otro, encontrándolo erecto y tibio. En su cuerpo también siente las manos ajenas meterse bajo su ropa, desabrochando los botones de su pantalón y haciéndolo vibrar de gusto en el momento que su intimidad es invadida por una mano habilidosa que le masturba delicadamente.
Sin embargo, el alcohol se le ha subido rápido a la cabeza, por lo que esa posición se vuelve aburrida, ya que la necesidad se encuentra en otra parte de su cuerpo. Sin pensarlo dos veces, se da la vuelta y restriega sus nalgas semidesnudas contra la erección de JungSoo.
—Hazlo, conviérteme en tu perra —susurra con la mejilla pegada a la mugrienta pared. El chico se sorprende ante tal disposición, pero no duda en aprovecharse de la situación. Nota que claramente SeokJin está borracho por la voz arrastrada, nada le excita más que la sensación de tener el control de un cuerpo ajeno.
—Ya lo eres, maldita perra asquerosa y desvergonzada —suelta aquello contra su oído y baja sus manos para sacarse la erección. Baja un poco los pantalones ajenos y comienza a frotarse contra él.
SeokJin ni siquiera puede pensar en cuidarse, en lubricarse o prepararse, solo necesita que algo o alguien lo liberen momentáneamente del dolor interno que está sintiendo. Su mente embriagada no puede diferenciar entre el peligro y la seguridad, ni siquiera le importa su propio placer. Y el otro toma ventaja de su vulnerabilidad.
Su cabeza da vueltas, siente un par de dedos querer meterse entre sus carnes, lo cual le genera incomodidad pero está tan borracho que no puede decirle al otro que pare. Sin embargo, una voz familiar irrumpe en sus oídos y todo lo que estaba tratando de hacer para escapar momentáneamente, se derrumba.
— ¿Jin hyung? ¿Eres tú?
Al ser reconocido, se ve en la bochornosa necesidad de alejarse de su cita improvisada de la noche, empuja a JungSoo lejos de ahí, haciéndolo enfadar y decir cosas que no entiende por lo borroso que todo se siente alrededor.
—Solo lárgate, nunca me viste aquí, lárgate —ordena SeokJin con su voz arrastrada y a duras penas se sube la ropa. El decepcionado bartender se retira, indignado pero no sorprendido de lo que acaba de suceder.
—Jin hyung, ¿está todo bien? —el otro se acerca poco a poco, tratando de descifrar lo que acaba de ver.
— ¿Y tú qué mierda haces aquí? —Escupe furioso, tambaleándose hasta recargarse en la pared— ¿Tienes idea de cuántos días estuve intentando contactar contigo? ¿Por qué le rompiste el corazón a JiMin? ¡Confiamos en ti y lastimaste a nuestro nuevo amigo! ¡Si ibas a volver a ser el mismo imbécil de siempre, mejor ni te hubieras molestado en volver a nuestras vidas, hijo de perra traicionero!
Luego de soltar preguntas y reclamos, sea abalanza sobre JungKook con intenciones de golpearlo, mas no logra alcanzarlo como quería, ya que todo le da vueltas y termina arrodillado frente a él, adolorido de las rodillas, llorando a mares y maldiciéndolo entre balbuceos y sollozos que solo le generan culpabilidad al menor.
—Hyung, estás muy ebrio, déjame llevarte a casa para que descanses.
— ¡No! Aléjate. ¿No ves que me has hecho suficiente daño ya? Te odio, eres lo peor que me pudo pasar, ojalá nunca te hubiera conocido.
—Si no vienes conmigo, te llevaré a la fuerza.
—No iré contigo a ningún lado, puedo arreglármelas solo.
—Jin —le habla con severidad y lo obliga a mirarlo a la cara—. Estabas a punto de coger con un extraño, por lo que vi el tipo ni siquiera tenía puesto un jodido condón y probablemente te iban a vetar del bar o a arrestarte si te atrapaban así. Solo ven, hablaremos mañana cuando estés sobrio. Los chicos deben estar preocupados por ti.
—Hipócrita, ¿ahora es que te preocupan ellos o yo? No quiero hablar contigo ni ahora ni nunca, eres un traicionero de mierda, eres un desconsiderado de lo peor —reniega y se sienta con torpeza en el frío suelo, la gente pasa al lado de ellos, mirando la escena con algo de lástima, humor o solo vergüenza por ver a un pobre borracho llorar tirado en el piso.
—Lo sé —resignado, se agacha para intentar razonar con él—. Todo lo que has dicho de mí es verdad y estoy dispuesto a hablar contigo sobre todo lo que pasó, pero necesito que vengas conmigo, que me dejes cuidarte y mañana hablaré con JiMin para aclararlo todo, merece saber la verdad.
—No confío en ti.
—Sé que es difícil para ti, pero recuerda que nunca te dejé solo en una borrachera, siempre te cuidé, hyung, déjame cuidarte como en los viejos tiempos, ¿sí?
El corazón de SeokJin es tan débil y fácil de manejar, se odia por ser así, pero sabe que no tiene opción, el alcohol se le subió demasiado rápido, fue imprudente, quedó humillado y ahora solo necesita a alguien que lo cuide. Se levanta del suelo a regañadientes, apoyado del menor. El perfume de JungKook es tan dulce y suave como siempre, le provoca llorar nuevamente porque aquel olor le remonta a los recuerdos tan bonitos que ahora se sienten dolorosos. ¿Por qué todo tuvo que terminar tan mal? ¿Por qué nunca ha podido ser feliz de verdad en el amor?
— ¿Traes tu camioneta? —ambos salen del bar, JungKook mira a su alrededor, en la calle inhóspita solo hay leves ruidos de más bares a lo lejos y el murmuro de los autos.
—Sí —saca las llaves de su bolsillo, el otro las confisca inmediatamente a pesar de que su mayor reniegue.
—Vamos, te llevaré a tu casa.
—No —se detiene en seco, pero se tambalea un poco—. No puedo llegar así a casa, no puedo permitir que los chicos me vean así. Además hueles a alcohol también, ni loco te voy a soltar mi camioneta, imbécil.
—Está bien, nadie va a conducir esta noche. Iremos al motel de aquí cerca.
—Ni de chiste voy a dormir contigo, no vas a aprovecharte de mí.
—Jin, ya basta, no voy a hacer nada de eso, dormiremos en camas separadas. Es eso o te arrastraré en taxi hasta tu casa, elige —suspira frustrado, pero sabe que no merece menos, el corazón roto de SeokJin es el que está hablando.
—Está bien, vamos al jodido motel.
Resignado, se deja arrastrar un par de cuadras hasta que las luces neón del motel le incomodan la vista. El menor pide la habitación prometida, dos camas, una jarra de agua y algo barato para cenar.
Colgado del hombro ajeno, SeokJin balbucea y solloza sin parar. Su cara y su ropa están hechas un desastre, reflejando cómo se siente por dentro. Afortunadamente, la habitación que les tocó está en la planta baja, por lo que no necesitan caminar demasiado para refugiarse en esas cuatro paredes poco iluminadas, pero suficientes para mantenerlos a salvo por una noche.
SeokJin se deja caer en una de las camas y ahí suelta más de ese llanto ensordecedor que no puede contener, JungKook le quita los zapatos y deja los propios lejos de ahí, se arrodilla frente a la cama de su amigo, acariciando su mano hasta que la cena y el agua llegan. El ramyeon está caliente y huele bien, acerca un plato para SeokJin, pero este lo rechaza, así que solo lo deja en la mesita al lado de la cama, quizá para más tarde.
JungKook nunca había visto a SeokJin en tan mal estado, es la primera vez que se percata de lo frágil que es ese hombre tan fuerte que conoció, ese que luchó contra las preferencias de su familia para salir adelante y se construyó un nombre en completa soledad, ese que solo buscaba amor y nada más. Ese hombre hermoso al que destrozó sin piedad.
—Necesito que comas, te hará bien algo más que alcohol en tu estómago.
—Lo siento —se levanta letárgico para sentarse en la cama, alcanza el plato, pero no logra darle más que un sorbo, sin embargo, lo mantiene en sus manos y observa las verduras nadando en el caldo, enredadas entre los fideos, mientras un pensamiento gracioso pasa por su mente: mi vida está tan enredada como estos jodidos fideos.
—No creo que tú debas disculparte conmigo, creo que es al revés —discute JungKook, comiendo silenciosamente.
—No debí gritarte así, no debí perder la compostura, ese no soy yo.
—Sabes que me merezco todo lo que quieras decirme, nunca me había dado cuenta del daño que te hice, hasta que el tiempo pasó y me di cuenta de lo malo que soy para lidiar con esto de los sentimientos.
— ¿Por qué? —Sin poder parar de llorar, deja el pobre plato en la mesa y se recuesta otra vez—. ¿Por qué nunca te disculpaste conmigo? ¿Por qué jamás te diste cuenta de eso cuando me dejaste?
—Porque era un niño inmaduro —contesta con seguridad, pero apenado—. Sé que no es justificación suficiente, pero esa es la razón. Era inmaduro, todavía lo soy, pero cuando te llené de ilusiones y traicioné tu confianza, lo fui más. Para empezar, me di cuenta de que lo nuestro nunca debió ser. Yo era... demasiado chico.
—Lo haces sonar demasiado mal, no eras un jodido menor de edad, tenías diecinueve.
—Y tú veintiséis, pero no te estoy reclamando nada, estoy tratando de decirte que fui un inmaduro idiota, saliendo de la adolescencia y con miedo al compromiso, tienes que entenderme.
— ¿Sabes por qué me he reprochado lo que pasó por tanto tiempo? Sigo sintiendo que me aproveché de ti al ser más grande, que fue mi culpa decepcionarme de ti, pero no puedo dejar de odiarte por lo que me hiciste, en mi propia casa.
—Creo que... que ambos somos responsables de esto. Pero yo jamás te podría culpar por odiarme, tienes todo el derecho de hacerlo. Contigo yo me sentía bien, protegido y amado, pero tenía miedo de ser poco para ti, de decepcionarte. Trataba de estar a tu altura, pero parte de mí tenía miedo de estar con alguien mayor, los chicos de mi edad me tentaban y... lo siento.
—Entre más lo hablamos, peor suena —detiene su argumento, cansado de recordar lo sucedido.
—Pero creo que es necesario hablarlo —el menor toma un suspiro enorme, deja su plato de lado y se acerca para tomar su mano—. Yo voy a entenderte perfectamente si decides no perdonarme por lo que te hice. Tú solo querías amor y yo no tuve la madurez suficiente para decirte que no estaba listo, todo me parecía tan fácil antes, hacía las cosas sin pensar en las consecuencias, por eso cuando me di cuenta de lo mucho que te había lastimado, de lo enojado que estabas conmigo, ni siquiera tuve el valor para acercarme a disculparme o aclarar las cosas. Por eso me siento muy arrepentido, por dejarte de esa manera, por no decirte que no me sentía listo para algo serio.
SeokJin lo mira a través de sus lágrimas y no puede creer que escucha esas palabras tan maduras de JungKook, quien jamás tomó algo de manera seria, quien nunca fue capaz de hablar profundamente de algo, ni siquiera de sus sentimientos. Está sorprendido y conmovido, pero más que nada, extrañamente enorgullecido de ver un cambio en él.
—Me sorprendes en verdad —vuelve a incorporarse, su cabeza da vueltas pero se siente un poco más lúcido—. Nunca imaginé que te sintieras así. ¿Por qué jamás fuiste sincero conmigo? Pudimos haberlo parado desde que nos dimos cuenta de que algo pasaba.
—Porque no quería decepcionarte —confiesa dolorosamente, ahora es él quien llora—. Por un lado, te admiraba y te quería porque me acogiste en tu casa, me cuidabas y procurabas mis estudios y mi bienestar como nunca nadie lo hizo por mí. Creo que... que mezclé el amor con la necesidad que tenía de que alguien me cuidara. Pero por otro lado... quería ser libre porque en Busan jamás lo fui. Estaba en conflicto completamente, pero eso no quiere decir que nunca te haya amado de verdad. Lo hice, fuiste mi primer amor y eso jamás lo voy a olvidar, Jinnie hyung.
—Y aun así nunca fui suficiente para ti.
—Lo fuiste —llama su atención apretando un poquito su mano—. Siempre lo fuiste, pero yo no lo valoré. Creo que parte de mí no podía entender lo que era amar a alguien en serio, por eso huía de las conversaciones serias, por eso tuve que irme de tu lado sin decir nada y no sabes cuánto me arrepiento de eso.
—Quiero que sepas que... que jamás me decepcioné de ti mientras estuvimos juntos, también te amé muchísimo hasta el día que te encontré con ese chico en la casa. Estaba tan enfadado, aún lo estoy, pero... pero todo tiene que ver con que yo tampoco sé tener un amor maduro y lamento mucho haberte orillado a sentirte así. No manejé la situación como un adulto maduro y me dejé llevar por mis pasiones, tenía tanto tiempo sin sentir amor real.
—Si te hace sentir mejor, el amor que tuvimos fue lo más hermoso que viví y yo tampoco te culpo de nada, siempre fuiste suficiente, pero no estábamos listos —sonríe genuinamente, ahora sosteniendo sus dos manos con cariño.
—No entiendo cómo puedes decirme estas cosas tan maduras ahora, después de que lastimaste el corazón de JiMin.
—Bueno, es que estoy borracho —ríe con descaro, pero SeokJin no aprueba su chistecito—. Lo sé, no es excusa. Es que... la verdad es que todavía me cuesta decir las cosas de frente. A veces lo único que quiero es sexo, pero no sé cómo decirlo de frente sin hacer que los chicos me odien o les dé asco.
—Kookie, por favor, cualquiera querría acostarse contigo, solo te has hecho más guapo con los años, no seas idiota.
—Puede ser, pero sí sigo siendo un idiota.
—Pues ya no lo seas, duh —obvia el otro, dándole un empujón en el hombro, ambos ríen y el ambiente se torna más ligero y amistoso.
—Créeme que lo intento.
—Pues al menos estás empezando a dejar de serlo ahora, hablando conmigo las cosas de frente.
—Eso me hace sentir mejor —suspira, sus pulmones se sienten más ligeros y su corazón también—. ¿Crees que podamos volver a ser amigos?
—Hey, alto ahí, no cantes victoria —suelta las manos del menor y se cruza de brazos—. A mí todavía me va a costar perdonarte y asimilar todo, pero puedo aceptar que lo sucedido ya quedó en el pasado. Realmente me hacía falta hablar contigo para sanar la herida, te agradezco que al fin lo enfrentaras después de haber desaparecido por dos años.
—Sé que nuestro reencuentro no terminó bien por el asunto de JiMin, pero déjame acercarme a él para hablar y amistarnos de nuevo. Realmente me agradó mucho como amigo, también extraño a Hobi y a Taehyung y... y a ti.
—Nunca te he prohibido hablar con ellos, eres un adulto y ellos también lo son, no seas ridículo. Por una vez, toma una jodida decisión seria. ¿Realmente quieres que volvamos a ser amigos?
—Sí quiero —las palabras de SeokJin le duelen, pero sabe bien que son ciertas.
—Entonces mañana me vas a acompañar temprano a casa y vas a disculparte con JiMin, vas a ser honesto con él y no vas a jugar con los sentimientos de él ni de nadie. Si quieres sexo, solo tienes que pedirlo y aceptar cuando te dicen que no. Son reglas básicas de consentimiento. ¿Entendiste?
—Sí —asiente como un perro amaestrado.
—Pues más te vale. Y por los demás chicos, yo solo estaré de acuerdo con volver a ser amigos si ellos lo aceptan, no voy a ponerlos en una situación incómoda, te recuerdo que te esfumaste y jamás te despediste de ninguno cuando te mudaste.
—Aceptaré cualquiera que sea la decisión, porque te respeto y te quiero, a ellos igual.
—Espero que así sea, porque ya no puedo soportar más dolor —agotado, termina por acurrucarse en la cama, apenas puede hablar coherentemente—. No tienes idea de lo que se siente estar en mi lugar, JungKook, ya no puedo más...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro