EPÍLOGO

Eloise Granger, 5 años después de la guerra mágica.

Eloise comenzaba a hacer su vida, trabajaba en una cafetería de Hogsmeade, trató salir de Inglaterra para olvidar a aquel rubio, pero no lo logró, su corazón apenas la podía mantener lejos de Hogwarts.

Pero ella no podía seguir estudiando ahí, simplemente terminó sus estudio y trató de conseguir un trabajo ahí, pero no lo logró. Funcionó los primeros meses, después sólo se le encontraba en las mazmorras de Slytherin llorando junto al fuego y Hermione simplemente pidió a la directora McGonagall que la retirara de su puesto.

Era poco sano para ella.

Cuando Eloise intentó buscar a los Malfoy después de la guerra, intentando asistir a su funeral, le habían informado que ya no vivían más en aquella mansión.

Eso la destrozó, ahora ni siquiera lo podría ir a visitar al cementerio.

—¡Señorita, por aquí! — la llamó un mago y ella salió de sus pensamientos para acercarse.

—¿Si?

—Quisiera un... — se detuvo en sus palabras —¿Qué me recomienda? — preguntó de forma coqueta hacia Eloise.

Estaba tan fastidiada de los magos que se acercaban a coquetear con ella. Eloise intentó interesarse en Luke el año pasado y no resultó, su primera noche juntos la hizo darse cuenta de que Luke no era el tipo de chico que le gustaba.

Salió a diferentes fiestas y se acostó con variedad de chicos, pero le parecían demasiado aburridos.

Ninguno era él.

En ese momento, Eloise tomó la orden del chico y se hizo paso adentro de la cocina para preparar su orden.

—Ese chico me pidió tu nombre. — dijo Odette, su compañera de trabajo.

—No me interesa en absoluto. — se burló ella.

—Wow — resopló Odette —Pues espero que tengas la misma suerte con el chico que acaba de entrar, está demasiado guapo.

Eloise soltó una risita mientras colocaba un poco de azúcar en el café que le habían pedido y giró sobre sus talones.

Tan pronto como empujó la puerta sintió un aroma tan cálido llegar a sus fosas.

Ella entonces escuchó aquella voz que logró cautivarla.

—Disculpa. — se refirió a Odette.

Eloise no quería mirar, sabía que su corazón se iba a destrozar al no ver al platinado que su corazón extrañaba cada dolorosa noche.

—¿Si? ¿Puedo tomar tu orden? — preguntó Odette.

—En realidad, yo buscaba a alguien.

Eloise se apresuró a dejar el café sobre la mesa del chico que le volvió a sonreír.

—Ah si, es ella. — escuchó la voz de Odette y Eloise se preguntó si era alguna de sus conquistas nocturnas, no le resultaría extraño que sonara igual al plagiando, pues normalmente buscaba chicos que se vieran y actuaran como él.

Recordaba la vergonzosa noche donde llamó a Luke "Draco" y sacudió su cabeza.

De pronto, Eloise sintió un cálido toque sobre su hombro y se sobre saltó asustada.

—Elle...

Ella lo miró, era Draco Malfoy. Su Draco.

Simplemente no podía creerlo y con los ojos expectantes tocó suavemente la fría piel, sentía que estaba soñando y su corazón comenzó a acelerarse tan rápido que apenas podía creerlo.

Se desmayó.
-

Eloise despertó en aquel tendido de cobijas que Odette solía hacer para dormir en sus ratos libres y sus ojos enfocaron a la cabellera negra de su compañera.

—Joder, Odette, no me vas a creer lo que soñé.

—Eh... — murmuró ella.

—No fue un sueño, Granger. — dijo Draco de repente.

Eloise no entendía que estaba sucediendo.

—¿Cómo es esto posible? — dijo asustada —Te vi morir, Draco.

—No es así. — murmuró él.

—¿Qué? — murmuró ella.

—Tengo que contarte algo pero nos llevará tiempo...

—

Draco había despertado en su habitación, un terrible dolor de cabeza invadía su cuerpo y su lengua se sentía adormecida.

—Draco, haz despertado. — dijo la suave voz de su madre.

En ese momento, los aurores fueron enviados por Hermione Granger, se le consideraba a los Malfoy una amenaza para el mundo mágico y si no abandonaban su hogar, serían sentenciados a pena de muerte.

Narcissa no dudó ni un segundo en proteger a su familia y los llevó lo suficientemente lejos de aquel lugar, intentando proteger a su hijo.

Draco preguntó un millón de veces por Eloise, aún vivía en él la imagen borrosa y el cálido tacto de la chica. La última vez que se vieron.

Su madre no le permitió buscarla, decía que Eloise sentía una enorme repulsión de él tras enterarse que era un mortifago.

"Madre, si tan solo supieras la verdad", pensaba Draco cada que ella le repetía aquella mentira.

Un día Draco simplemente decidió que era lo suficientemente mayor como para buscarla, sabía que ella no se iría del mismo lugar en que vivía, fue casi una tortura encontrar su casa en aquel mundo muggle, hasta que se encontró con un viejo amigo de la escuela, Theodore Nott, quien le aseguró a Draco que la encontraría en Hogwarts pero no fue así.

Hasta que después de años de búsqueda comenzaba a darse por vencido, creía que ella estaría casada y viviría en algún otro lado, pero no fue así, eso según las palabras de Ginny Weasley, quien le dio en secreto la dirección del lugar de trabajo donde ella estaría.

—-
Hasta que finalmente había dado con ella.

Draco sentía que su corazón iba a explotar, apenas podía creer que la había vuelto a ver, que era ella.

Eloise realmente no podía creer que estaba vivo, pero lo estaba.

Estaba con él una vez más.

—Eloise, si me lo permites una vez más, podemos volver a comenzar. — dijo Draco, quien se encontraba junto a ella, las tibias lágrimas resbalaban por sus mejillas.

—No sabes lo que daría por recuperar el tiempo perdido, amor mío. — suspiró ella intentando contener el llanto, pero fue imposible no llorar.

Draco y Eloise.

Malfoy y Granger.

Ambos chicos se pusieron en marcha, sus corazones volvieron a sonreír a sentir aquel fuego en su interior.

Podían comenzar de nuevo, dieron comienzo a sus nuevas vidas llenas de felicidad.

Se amaban por que él era de ella y ella era de él.

FIN.