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Una chica tan tonta... tan, pero tan tonta...
Eloise se había dejado enredar por el amor y el placer que Draco le proporcionaba día a día.
Eloise Granger había caído en su propio juego, se dejó enredar. Olvidando por completo, era tan buena mentirosa que hasta ella misma creyó su propia mentira.
Estúpida.
—¿Algo que decir? — preguntó Draco con un tono condescendiente.
Los ojos de Eloise se empararon por completo en lágrimas, aquellas gotas de líquido salado que humedecían de forma lenta y dolorosa la piel de sus mejillas, aquellas que Draco solía tomar para después plantar besos en ellas.
—Te engaño, esa es la única verdad. — gritó Hermione desesperada, pues si se quedaban un minuto más ahí quietos podrían asesinarlos a los tres sin compasipon alguna.
—Lo siento, Draco. — dijo Eloise entre lágrimas, mientras su corazón se rompía en mil pedazos.
Draco curvó sus finos labios en una sonrisa mezquina, la miró de arriba a abajo, para luego regresar a sus ojos y soltar una carcajada amarga. —Realmente eres una estúpida y mala mentirosa. Ni siquiera te atrevas a sentir pena por mi o algo parecido —. comenzó a hablar, para luego llevar sus finos dedos hasta la mejilla húmeda de Eloise —. Me usaste, buena jugada Granger, lamento informar que fuiste usada de la misma forma. Por cierto, gracias por reparar ese viejo armario.
Hermione llevó su varita directo al pecho de Draco, presionando con fuerza sobre la tela, sus ojos disparando dagas a los orbes grises. —Aléjate antes de que tire algún hechizo, Malfoy. Ella solo sigue ordenes de la Orden, no de un bueno para nada como tú.
—No eres mejor que yo, Hermione —. pronunció Draco con aquella burla cruel en su voz —. Prostituir a tu propia hermana, es asqueroso y un punto muy bajo, hasta para mí. — la sonrisa divertida en el rostro de Draco solo lograba revolver el estómago de Eloise.
La boca de Hermione se secó por completo, mirando fijamente y llena de sorpresa al chico que se estaba burlando de ambas. Draco Malfoy era un mago inteligente, capaz y un par de chicas no lograrían burlarse de él sin ayuda de una Orden.
Él lo sabía, por supuesto que él sabía sobre el plan de la Orden del Fénix, utilizó la legeremancia en Eloise en más de una ocasión, observando cómo es que esa chica se sentía al recibir la orden y el por qué lo hizo. Memorizó cada detalle en aquella reunión y la forma en que Eloise lo encubrió en más de una ocasión.
Draco frunció las cejas y miró a Hermione nuevamente con una sonrisa burlona. —¿De verdad creíste que iba a comer ese teatro tuyo? — su sonrisa se agrandó —Pobres ingenuas.
—Eloise proporcionó la suficiente información a la Orden, es por eso que-
—Eloise Granger proporcionó la información que yo le dejé saber. — Draco la interrumpió.
Hermione no volvió a decir nada, Draco le volvió a hablar. —Las Granger malas en pociones, ¿no es un poco estúpido? — los ojos de Draco fueron a Eloise una vez más e hizo pucheros de forma burlesca. —¿Qué ocurre? ¿Te gustó ser mi pequeño juguete, amor?
Eloise lo abofeteó, el grito ahogado de Hermione se escuchó detrás de ella.
Draco rodó la lengua en su mejilla. —¿No crees que es algo irónico? — la miró lleno de ira —Quien debería estar molesto soy yo, ¿no lo crees, pequeña mentirosa?
—Yo... Draco yo no quería... — Eloise comenzó a sollozar.
—Por supuesto que querías. Oh, cuanto anhelabas por un poco de aceptación de tu hermana, ¿no? — sus rostros ahora estaban demasiado cerca —Cuéntame, ahora que la tienes, ¿eres feliz? — ella no respondió, continuaba llorando —Por supuesto que sí.
—Vámonos, Eloise. — ordenó Hermione detrás de ella, tirando un poco de su brazo.
Y en un movimiento ágil, Draco la tomó del brazo y golpeó su espalda contra la pared de piedra, alzó su varita y la colocó justo en la garganta de Eloise. —Mírame directo a los ojos y dime que no sentías nada entonces.
—¡Déjala! — gritó Hermione detrás de Draco.
—Habla. — el rubio gruñó mirando directamente a los ojos de Eloise, aquel chico estaba realmente furioso. —Dime que no disfrutabas pasar el tiempo conmigo, que no disfrutabas ser follada por mí. Grítame en la cara cuanto asco me tenías porque eras obligada a acostarte con el asqueroso mortifago. Hazlo, porque será la última oportunidad que te daré.
Eloise no dijo nada, lo miró a los ojos sin decir ni una sola palabra. No pensaba decir absolutamente nada.
—Si me amas... entonces te vas a ir, te vas a ir sin mí.
La varita de Hermione ahora estaba apuntando el cuello de Draco. —Suéltala, ahora Malfoy.
Draco sonrió, dejando caer su varita al piso, para después levantar los brazos en símbolo de derrota. En aquel momento Hermione aprovechó el tiempo y tomó con velocidad a su hermana, lista para correr por los extensos pasillos y ponerlas a salvo.
Y ahí estaba Eloise Granger una vez más, sintiendo como sus pies golpeaban los pisos antiguos de Hogwarts con brutalidad, su respiración se volvía a agitar y sus mejillas se volvían a manchar en lágrimas de dolor, exhalando por la boca pues por la nariz ya no era suficiente.
Y ambas llegaron a uno de los jardines de Hogwarts, donde se comenzaban a reunir los estudiantes alrededor de algo, Hermione se hizo campo entre ellos en búsqueda de Harry y Ron, entonces fue cuando pudo ver a Harry Potter arrodillado frente a lo que era el cuerpo de su director.
Dumbledore estaba muerto.
—No... — exhaló Hermione junto a ella, caminando lentamente hasta donde estaba Harry gritando de dolor.
Dumbledore estaba muerto, Voldemort tenía la entrada tan fácil hacía Harry ahora.
Pronto fue cuando las varitas de todos comenzaron a alzarse junto a la chispa en su punta.
El shock fue impactante en el cuerpo de Eloise, mientras veía a su hermana intentar calmar a Harry, Ron se encontraba de pie junto a ella en un falso intento de consuelo para ambos.
Y si aquellos días habían sido tan oscuros y violentos en Hogwarts, se avecinaban peores tiempos. Se avecinaba un dolor inimaginable.
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