
0 3 5
Cuando Draco abrió los ojos, el punzante dolor en la cabeza lo hizo gemir de dolor.
—Por Merlín, has despertado.
La dulce voz pudo sanar el dolor en sus oídos. Era ella.
Pues, efectivamente, Draco se había desmayado tras vomitar hasta el cansancio por aquella poción, que al parecer era más veneno que afrodisiaco. Pero, eso Draco no tenía por qué saberlo, ¿verdad?
—¿Qué me diste anoche? — Draco preguntó por lo bajo, con una voz más gruesa de lo normal.
Eloise lo miró unos segundos, para luego decir: —Tal vez te ha caído mal la comida de anoche.
—Imposible.
—Nada es imposible.
—Claro que sí —. respondió Draco a la defensiva, intentando reincorporarse en la cama —. Jamás me había sentido así por la comida de aquí.
Eloise se encogió de hombros. —Siempre hay una primera vez, Draco.
—Cállate.
Eloise frunció el ceño. —¿Iremos a arreglar el armario? Encontré algunos libros que podrían ser de ayuda.
Distrajo la mente de Draco, pues sabía que era más importante para él ese armario que su propia vida, por alguna razón.
—¿Qué encontraste?
—Libros.
Draco rodó los ojos. —Sé que encontraste libros, me refiero a ¿qué tipo de libros?
Eloise separó sus labios para intentar explicar, pero le resultó imposible hacerlo, así que solo caminó al escritorio de Draco y llevó los libros hasta la cama, junto a Draco.
Draco los miró. Eran cuatro libros.
Eloise había pasado las últimas semanas escabulléndose en la biblioteca para encontrar libros que los pudieran ayudar, y después de buscar entre miles de libros, solo consiguió cuatro.
Draco se vio sorprendido, pues aquello si que no lo esperaba de ninguna manera.
Él simplemente se lanzó hacía ella y la besó con fuerza, estampó sus labios de forma agresiva, tomando la nuca de Eloise con su mano y enredando sus dedos entre los mechones de cabello castaños.
—Por Salazar, a veces adoro cuando no eres una estúpida. — Draco murmuró sobre sus labios, para volver a chocarlos.
La mano de Draco hizo que los libros cayeran al piso, para luego empujar el cuerpo de Eloise sobre el suyo, dejándola a horcajadas.
Ella jadeó al sentir la fricción fuerte de sus partes íntimas contra las de Draco. Y, sin poder evitarlo, comenzó a mover su cadera de adelante hacía atrás, mientras dejaba que Draco la besara de mil formas diferentes.
Las manos de Eloise se fueron a la parte trasera de la cabeza de Draco, jugando con los cabellos cortos platinados, tirando de ellos un poco y sumergiendo sus dedos allí.
Draco llevó su mano libre hasta la pierna de Eloise, comenzando a frotar delicadamente, ella empujó más duro su cadera contra el bulto de Draco, recibiendo un gemido del rubio.
Entonces, la puerta se abrió. Los ojos de ambos fueron directo a la puerta, donde se encontraban Theodore y Pansy, ambos chicos inmediatamente abrieron sus bocas en sorpresa y Eloise salió casi volando del cuerpo de Draco, cayendo en el otro extremo de la cama.
—Oh, por favor, sigan. — se burló Pansy.
Eloise mordió su labio en nerviosismo y negó con la cabeza, para luego ponerse de pie. —Tengo que irme.
Theodore sonrió en mera burla y caminó hasta ella, para negar con la cabeza, chasqueando su lengua en el proceso. —Creo que eso no será posible, Eloise.
—No, ya se los permitió una vez. Con eso es suficiente. — Draco se empujó sobre la cama y negó con la cabeza.
Pansy hizo puchero y caminó hasta donde Eloise se encontraba sentada en la cama. —Draco, por favor... sé que ambos quieren.
Eloise sentía que el perfume de la pelinegra la embriagaría cuando la sintió tocar su pierna con sumo cuidado.
Y no dijo nada cuando los labios de Pansy se conectaron en su cuello, en cambio, dejó caer su cabeza hacía atrás, cerrando los ojos y disfrutando del toque.
Draco y Eloise se encontraban calientes, pues habían sido interrumpidos en su sesión, lo que los estaba haciendo caer fácilmente en la petición de Pansy y Theodore.
—Vamos, Draco... — comenzó a decir Theodore —ella lo está disfrutando, deberías apoyar sus decisiones inteligentes.
Theodore caminó lentamente hasta donde estaba Pansy, quien no se había detenido ni un segundo, besando los labios de Eloise.
Pansy empujó el cuerpo de Eloise contra el colchón, dejándola recostada, entonces la castaña abrió las piernas al sentir el distintivo toque de Theodore en sus muslos.
Eloise giró su cabeza en el colchón y pudo apreciar la pulcra imagen de Draco, parado junto a ellos, sus brazos cruzados sobre su pecho y sus ojos sobre ella.
—¿Qué quieres verme hacer, Draco? — preguntó Eloise con voz inocente, sonriendo mientras sentía a Theodore bajar el pantalón de chandal que ella llevaba puesto. La tela quedó hasta sus rodillas.
—Te quiero sobre mí, Eloise —. escupió Draco —. Te quiero para mí sola.
—Pues tendrás que aprender a compartir, mi amor —. Eloise sonrió, pero sus labios se separaron al sentir los dedos de Theodore jugar con su entrada, Pansy sobre su cuerpo, frotando su coño contra el abdomen de Eloise, sin dejar de besar su cuello y clavículas —. Si no quieres hacerlo, entonces limítate a mirar, amor.
La sonrisa burlona en la cara de Eloise hizo que Draco explotara.
—Bien, entonces dejen de tocarla antes de que los mate.
Pansy lo miró con molestia y confusión. Theodore detuvo sus movimientos.
—¿Y ahora que te sucede? — preguntó Pansy, para luego ponerse de pie.
Eloise se sentó en la cama, sin cerrar sus piernas, dejando que Theodore tuviera esa vista exclusiva que cualquiera mataría por tener.
—Theo... — Eloise lo llamó —no detengas tus movimientos. — la sonrisa coqueta que Eloise le brindó lo convenció por completo.
Y Theodore volvió a masajear su clítoris, ella lo miró con una sonrisa de satisfacción.
—Ahí... Dios, justo ahí. — la voz de Eloise resonó en la habitación al sentir como Theodore sumergía dos de sus largos dedos dentro de ella.
Eloise se meció sobre los dedos del castaño, dando señal de que ella tenía el control de aquella situación.
Draco estaba intentando ocultar su prominente bulto, al ver a Eloise mecer su cadera contra los dedos de Theodore y jadear sobre el movimiento.
Draco no lo evito, él simplemente no podía resistirse a ella.
Caminó hasta quedar sobre sus rodillas detrás de ella. —Si quieres un orgasmo, lo tendrás por mí, tonta sangre sucia.
Sus manos se movieron por su cuerpo, hasta llegar al dobladillo de la blusa de Eloise y sacarla por su cabeza, dejando al descubierto sus pechos.
—Vamos, Theo —. habló Draco —. Si quieres un espectáculo déjame darlo a mí.
Theodore se movió y entonces Draco la hizo ponerse de pie, él quedó sentado sobre el colchón.
Eloise sacó sus pantalones con los pies, quedando completamente desnuda frente a los tres chicos en la habitación.
—Resulta... que me apetece follar ese maldito coño tuyo frente a ellos.
Eloise levantó ambas cejas. —No veo que te detiene.
—Te recuerdo, maldita sangre sucia... que yo soy quien tiene el maldito control.
Eloise sonrió, con toda aquella intención de provocarle.
Entonces Draco sacó su propio pantalón y tiró de su cuerpo hacía él. La hizo sentarse a horcajadas sobre él, como estaban hace unos minutos, antes de ser interrumpidos.
—Hoy te voy a follar sobre ese maldito sofá, así que quiero que te inclines ahí mismo para mí. — Draco susurró sobre sus labios.
Eloise asintió y se puso de pie, para luego caminar hasta el respaldo del sofá y, como si de algo ensayado se tratara, Pansy y Theodore caminaron a la cama donde estaban ellos hace unos segundos.
Pansy se colocó a cuatro patas sobre el colchón, mirando en dirección a Eloise.
Ella estaba tan desesperada por ser follada ahora mismo.
—Draco... — Eloise lloriqueó al sentir como el rubio se colocaba detrás de ella, tomando su cadera con fuerza, pero sin penetrarla
—Cállate.
Y entonces, Theodore se colocó de la misma forma en la que Draco estaba, pero detrás de Pansy, la diferencia era que el chico sí que la penetro.
Pansy gritó al sentir como Theodore estiraba las paredes de su vagina, los jadeos de ambos se escuchaban dentro de la habitación. Y Eloise apenas podía quitar la mirada de ellos.
Draco movió su cara hasta quedar junto al oído de la castaña y movió su cabello hacía el lado derecho. —Pansy está siendo follada, porque ha acatado mis órdenes.
Eloise cerró los ojos en mera desesperación y empujó su cadera hacía atrás, buscando un poco de fricción, pero en lugar de eso, recibió una bofetada en su culo.
—Te he dicho, que seas una buena niña. — Draco dijo entre dientes, apretando su agarre en la cadera de Eloise.
—Yo seré una buena niña. — Eloise lloriqueó ante el desespero de ser follada.
Eloise mordió su labio al ver como Theo tomaba por el cabello a Pansy y la jalaba hacía atrás, uniendo su cuerpo y dejando una vista más explícita a sus miembros, apreciando con detalle como Theodore la follaba con una fuerza brutal, los gemidos de Pansy haciendo todo más caliente.
Su centro dolía cada vez más y ni siquiera podía apretar sus piernas, pues Draco se estaba encargando de mantenerla inmóvil.
—Draco, por favor... te lo suplico.
Draco lamió su labio inferior, mientras una sonrisa victoriosa se formaba en su rostro.
—¿Qué me suplicas?
—Hazlo, por favor, Draco... — ella sabía lo patética que se estaba escuchando, pero la necesidad de ser follada como si fuese un objeto podía más con ella que cualquier otra cosa.
Aquello fue suficiente para que Draco comenzara a follarla con fuerza, entrando sin siquiera dejar que ella se acostumbrara a su tamaño, estirando con fuerza y sin cuidado, justo como a ella le gustaba.
La cadera de Eloise golpeaba fuertemente contra el material donde estaba siendo inclinada, pero si cerraba los ojos era capaz de ver estrellas.
Pues la forma en que Draco la tocaba y la conocía, aquello era simplemente de otro mundo.
Adoraba la forma en que Draco chocaba contra ella, sintiendo su calor corporal, ella se estaba derritiendo sobre él, sin haber pedido permiso, aquello no le importaba lo suficiente.
Pues, ella podría correrse para él cientos de veces más si eso es lo que él quería.
—Por Salazar... — gimió Draco al sentir como el líquido tibio se mezclaba entre ellos.
Ella estaba siendo sobre-estimulada, su cabeza cayó hacía abajo exhalando puro placer.
—Como me encantas. — entre la euforia y la lujuria ambos soltaban palabras al aire, pero estas estaban tan llenas de verdad como de sí mismos.
Eloise elevó sus ojos y pudo ver como Pansy soltaba un par de gemidos más, para así correrse sin decir una palabra más, después de aquello la cabeza de Theodore se fue hacia atrás, exhalando de la misma forma en la que ella había hecho hace unos instantes; se corrió sobre la espalda de Pansy.
Y, Draco no duró mucho más tiempo, al correrse al mismo tiempo que Eloise al obtener un orgasmo más.
—Merlín... — se escuchó la voz agitada de Pansy —que mañana tan fuerte.
Eloise asintió dandole la razón, mientras su cuerpo yacía rendido sobre el material suave de los muebles de Draco.
—Y ni siquiera te acostumbres, Parkinson. — dijo en un tono duro el rubio que ayudaba a Eloise a reincorporarse.
Theodore acomodó sus pantalones, para ser seguido por Pansy. Cerraron la puerta detrás de ellos.
—Parece que no quedan satisfechos nunca. — murmuró Draco.
Eloise asintió estando de acuerdo, y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al sentir los pequeños y suaves besos de Draco esparcirse sobre su cuello.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro