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Eloise escuchó aquel sonido del agua de la regadera cayendo, pero pronto aquel sonido dejó de escucharse.

La puerta de aquel baño que se encontraba en la habitación del rubio se abrió, revelando a Draco con una toalla acomodada flojamente en su cadera, mostrando sus abdominales marcados, sus brazos llenos de venas y cuando Draco se dio cuenta de la mirada de Eloise sobre él, metió ambos brazos detrás de su espalda y su ceño se frunció.

—Por Salazar, me vas a matar de un susto —. escupió mientras caminaba a su escritorio por la camisa color negro —. Avisa si estás despierta, no seas imprudente.

Eloise se vio confundida, y negó con la cabeza. —No tendría por qué avisarte.

—Claro que si.

—Como sea. — resopló ella, para seguir mirando a Draco.

—Eloise si tienes hambre deja de comerme por los ojos y baja al Gran Comedor a desayunar algo. — dijo Draco de repente, haciendo que la chica se sobresaltara.

—Ni siquiera te estaba viendo a ti. Egocéntrico. — respondió mirando a otro lado.

—No sabes mentir. 

—Pues no estaba mintiendo.

Eloise solo podía escuchar los pies de Draco golpeando el piso mientras caminaba a ella, pues se sentía avergonzada por ser atrapada mirando. 

Pero, ella de pronto sintió el aliento caliente golpear contra su mejilla, la presencia de Draco muy cerca mezclada con su calor corporal.

—Bueno, ciertamente quiero desayunar ahora. — susurró en su oído, haciendo que la castaña atrapara su labio inferior de forma inconsciente.

Los labios de Draco asaltaron su cuello, haciendo que Eloise cerrara los ojos ante el contacto, un suave jadeo escapó al sentir como Draco la empujaba contra el colchón y la colocaba debajo de él. 

—Dime que lo quieres. — el chico susurró, mientras se acomodaba entre sus piernas.

Eloise cerró los ojos y asintió. —Lo quiero... realmente lo quiero.

Draco comenzó a besar su cuello, mientras su mano bajaba lentamente por el abdomen de la castaña.

—Solo cuéntame —. comenzó a susurrar el chico —, ¿qué haces conmigo?

Eloise apretó sus labios cuando sintió la fuerte erección de Draco presionar su centro. —No sé a qué te refieres.

Draco comenzó a mover sus bulto contra el centro vestido de la chica, obteniendo como resultando jadeos bajos de aquella impura que lo estaba hechizando.

—Maldita bruja —. gruño Draco en su oído —, mereces ser castigada de todas las formas posibles.

Ella gimió cuando el contacto fue más fuerte, haciendo que las uñas cortas de Draco se enterraran en su cintura, la cual aún estaba vestida.

Draco levantó su rostro al de ella, el cual expresaba puro placer, ambos cuerpos llenos de lujuria, deseos implacables, sucios y sádicos. Ambos sabían lo que el otro quería.

El chico elevó su pálida mano, la cual estaba llena de anillos, para acercarlos a los labios de la chica debajo de él. —Quítame los anillos. — ordenó.

Ella estaba a punto de estirar su mano y hacerlo, cuando Draco aprisionó ambas sobre su cabeza.

—Quítame los anillos con la boca, Eloise —. se encontró con los ojos sorprendidos de la chica —. Quítalos ahora mismo, porque te voy a follar tan duro con mis dedos, que estaré satisfecho hasta que te escuche rogar porque pare. 

Y ella así lo hizo, estirando su cuello un poco, separando unos centímetros de la almohada donde había estado reposando su cabeza y atrapar el dedo índice de Draco Malfoy entre sus labios.

Lo miró intensamente, mientras los ojos grises del chico se nublaban en pura lujuria, al sentir como ella apretaba contra su dedo.

Bajando lentamente su cabeza, para así arrastrar aquella joya con su boca, cuando al fin lo tuvo solo entre sus labios, Draco extendió la mano que anteriormente la había estado aprisionando y lo tomó entre sus dedos.

—Eres tan buena para mí, ¿no es así? — preguntó en voz baja, sus dientes mostrándose en el camino, demostrando la burla hacía la chica desesperada bajo su cuerpo.

—Si, mi señor. — respondió ella.

Draco llevó su mano hasta el cuello de ella, ejerciendo un poco de presión. —Esta vez, mi querida inmunda, quiero que me llames por mi nombre —. se lamió los labios, queriendo ocultar un poco la desesperación que tenía por soltar la última parte de su orden —, te quiero escuchar gemir mi nombre muy alto, que sepan lo bien que te hago sentir. 

Ella solo asintió, entonces continuó sacando el segundo anillo de su mano, para después admirar la sonrisa de satisfacción de aquel chico. 

Aquel ni siquiera le pidió rogar por más, cuando adentró su mano debajo de la ropa interior de la chica, pero ella necesitaba más. 

Lo habían hecho tantas veces con toda la ropa puesta, que esta era una de esas veces donde necesitaba sentir la desnudes de ambos. Aquella sensación erótica de sentir piel con piel. Aquellas partes que no permitía que otro más tocara con facilidad, que rozaran con la piel fría del chico rubio.

—Deshazte de tu ropa. — susurró ella.

Entonces Draco detuvo sus movimientos y la miró directamente. —¿Qué?

—Que quiero sentirte, quiero sentirlo todo... — dijo ella una vez más.

Y, Draco con nerviosismo comenzó a deshacerse de su camisa, para luego continuar con su pantalón, mientras la veía directamente a los ojos de una forma tan intensa.

Nuevas emociones comenzando a acumularse entre ambos estudiantes, los cuales se encontraban reunidos en una habitación, listos y deseosos de pecar de una forma tan grave, pero tan deliciosa.

Draco se acomodó entre sus piernas, se recargó en su codo, para así no dejar todo el peso caer sobre el pequeño cuerpo de la chica, entonces llevó su mano libre hasta los labios de Eloise, tirando de su labio inferior hacía abajo lentamente. 

Ella era capaz de destruirlo sin siquiera saberlo. Ella no era consciente del poder que tenía sobre él.

—Pídeme que te toque —. dijo Draco en voz baja, dejando que su mentolado aliento abanicara el rostro de la castaña —. Pídeme lo que quieras.

Eloise jadeo cuando sintió la mano de Draco envolverse en su garganta. —Quiero... te quiero a ti, Draco.

Y aquello fue suficiente para que él cayera en la completa locura.

Soltando el cuello de Eloise, para hundir dos de sus dedos en su cavidad bucal. Ella chupó con gusto, succionando los dedos de su compañero de pecados.

—Jamás me voy a cansar de esto. — dijo Draco, mientras veía a los ojos a la chica, admirando como ella era capaz de volver un momento grotesco y lleno de lujuria, un momento que estaba por volverse completamente sádico y descabellado, ella simplemente lo tomaría en sus manos y lo convertiría en algo más.

Cuando Draco sacó sus dedos de la boca de Eloise, comenzó a trazar un camino húmedo desde su barbilla, pasando lentamente por la pequeña separación de sus pechos, un largo camino por su abdomen, aquel que Draco amaba tocar con dulzura y ver como ella se retorcía. 

Hasta que entonces llegó a su monte de venus, acariciando por unos segundos, mirando la impaciencia de la chica recostada en el colchón.

Ella movió un poco su cadera, rogando en silencio que se diera prisa, que tocara donde ella quería.

Draco la penetro lentamente con uno de sus dedos, para así escuchar un suave jadeo por parte de Eloise, 

Los ojos de Eloise vagaron hacía el brazo que sostenía el peso del cuerpo del chico sobre ella.

Entonces lo vio.

El aire abandonó sus pulmones. —Draco...

—¿Qué ocurre? — preguntó él, besando su cuello.

Eloise entró en completo pánico, pero los dedos del platinado la seguían bombeando. Atrapó su labio inferior al sentir como el chico curveaba los dedos, justo donde ella lo necsitaba.

—Oh mi dios... — gimió —Draco, por favor... detente.

Él no lo iba a hacer. Ella debía usar su palabra de seguridad.

Pero ella tampoco lo iba a hacer.

Y, no fue cuando Draco levantó sus ojos y se dio cuenta de que ella lo había visto.

—Eloise... — el aire salió de sus pulmones en una exhalación infinita.

Ella lo sabía.

Draco se reincorporó y la vio sentarse en la cama.

—No... — ella negó suavemente con la cabeza.

¿Qué estaba sucediendo? Ni siquiera ella lo sabía.

Ella se inclinó hacía él, aplastando sus labios contra los suyos, pasando una rodilla a cada lado de su rodilla.

—Draco, no pares — murmuró sobre sus labios, entre besos las palabras sonaban diferentes. Se sentían distintas —. Jamás lo hagas.

Draco la besó con fuerza y ella llevó sus dedos hacía el brazo del chico, mientras él dejaba que el aterciopelado toque lo llenara de pura extasis.

—Jamás... jamás te detengas.

Ella elevó su brazo hasta tenerlo entre ambos, su cuerpo se sentía... ligero.

Sus ojos pegados a los de Draco, mientras llevaba aquella marca a sus labios.

No estaba segura... no sabía... pero nada se sabe. Nunca. Ella nunca estaba segura de su siguiente movimiento, en cualquier tipo de situación o contexto, jamás estaba segura de lo iba a hacer. 

Nunca. Ella nunca-

Sin pensarlo dos veces más, sin despegar su mirada del platinado, llevó la marca a sus labios, extendiendo la textura aterciopelada de su lengua hacía la marca que se encontraba impresa en la piel palida.

Extendiendo una larga línea invisible por el dibujo maldito.

Dejando al chico realmente sorprendido.

Ella estaba besando la marca de Draco, como si aquello le exitara, entonces Draco se sintió de la misma forma por la acción. Empujando el cuerpo de Eloise sobre el colchón una vez más, intentando no parecer más sorprendido por las acciones de la chica.

Draco la comenzó a follar...

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