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⸻ 𝔹𝕀𝔼ℕ𝕍𝔼ℕ𝕀𝔻𝔸𝕊 ⸻
𖥸
¡¿ Estas 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒂 para 𝒍𝒂 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂 de tu 𝒗𝒊𝒅𝒂 ?!
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( ℳ ) malfoycherie presenta...
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➤ ❤ MARATÓN 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐀𝐒 𝟏𝟎𝟎𝐊 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐔𝐑𝐀𝐒
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—Y si yo te cuento un secreto... — murmuró él, sin saber si estaba diciendo lo correcto —¿Me dirás el tuyo?
Las palabras.
¿Qué secreto estaba decidido a contarle? No lo sabía, pero cualquier información sobre Malfoy era valiosa en ese momento, en aquel momento donde Eloise se encontró en su situación más vulnerable.
Su familia lejos. El mundo mágico en sus manos. La vida de su hermana, de sus padres. Información. Información. Información. Ella necesitaba... lo necesitaba.
Asintió con la cabeza.
Draco la miró como si fuera a morir en ese momento, la respuesta había sido tan espontanea. Casi se ahoga con el mismo aire.
Dejó escapar una respiración profunda y asintió.
—Tienes que decirme tú primero si quieres saber. — ella susurró.
Draco lamió sus labios y negó con la cabeza, inseguro, arrepentido de sus palabras.
—Promete que no vas a decirle a nadie.
Ella asintió, sus manos estaban temblando, apretando la tela del cuello del uniforme de Draco, sentía que podía dejar manchas de sudor sobre la tela que estaba apretando.
—Dilo.
—Malfoy, te lo prometo. — mintió.
Le estaba mintiendo de la forma más dulce, llena de terror, haciendo creer que ella sería incapaz. Prometo. Te lo prometo. No prometía más que puros engaños. Los engaños más dulces.
Draco no sabía que decir, no sabía lo que estaba sintiendo, pues ahora sus pálidas manos eran las que estaban temblando, ahora él arrugaba la tela de la falda de Eloise, sus ojos mostraban pura frialdad, pero estaba tan ansioso.
Y, se desahogó, sacó toda aquella adrenalina acumulada de la única forma en que sabía hacerlo.
La tomó por la cintura y la subió al escritorio, abrió las piernas de Eloise, para luego hacer a un lado la ropa interior. La besó con fuerza, lleno de lujuria y algún otro sentimiento sin nombre que habitaba en su cuerpo.
—Bésame tú, Granger. — susurró sobre sus labios, atrayendo su cuerpo más cerca.
Ella lo hizo, se inclinó y lo besó con fuerza, para luego gemir sobre sus labios, al sentir como Draco comenzaba a tocar su intimidad, haciendo que ella rápidamente se mojara por su toque.
Draco estaba metiendo los dedos hasta el fondo, ganando gemido tras gemido de la chica, sus besos jamás abandonaron sus labios... era la parte favorita del cuerpo de Eloise, la parte que más hechizaba a Draco.
Le gustaba mirar como sus labios terminaban hinchados y de un color intenso cada vez que él la besaba con locura, sacando sus problemas sobre la boca de ella.
Draco se separó de ella. Quería ver sus expresiones mientras la follaba con los dedos.
Y él tenía puestos los anillos, entrando tan profundo que ella podía sentir el frío material de los anillos de Draco, creando una sensación placentera.
Su cabeza cayó hacía atrás cuando Draco curveó los dedos antes de salir y luego volvió a entrar de golpe en ella.
—Más, maestro, por favor. — gimió Eloise.
Él jamás se había encontrado tan excitado al verla rogar por más.
Escucharla pronunciar de aquella forma el apodo que él le había pedido usar en él, le hizo preguntarse como sonaría entonces su nombre salir de los labios de aquella sangre sucia.
La sangre sucia que juró odiar cuando era pequeño, la sangre sucia que juró destruir, acabar con cada gramo de su felicidad, para que su sufrimiento pudiese ser su más grande alegría. Aquella sucia chica que su padre detestaba.
Los dedos de Draco entrando entrando con brutalidad la acercaban a su orgasmo cada vez más.
Jadeos. Gemidos. El sonido de los dedos entrando en ella, sus dedos llenos de humedad.
—Si... justo ahí. — gritó Eloise, apretando los ojos al sentir como Draco daba justo en su punto dulce.
Y él golpeó un par de veces más y ella se derritió sobre sus dedos, apretando sus paredes alrededor de los largos pálidos dedos decorados en anillos de plata.
Y un fuerte gemido la abandonó cuando Draco la folló con fuerza durante su orgasmo.
El silencio se hizo presente cuando ella terminó, solo sus respiraciones agitadas.
Malfoy llevó los dedos a su propia boca, saboreando los jugos de Eloise, los que él encontraba exquisitamente buenos, su propia droga.
Después, él se inclinó a ella y aplastó sus labios contra los de ella.
—¿Ahora vas a hablar? — susurró Draco sobre los labios de Eloise.
Ella apretó sus labios en una firme línea, sintiendo como su nariz rozaba la de Draco y negó con la cabeza.
—Ya te dije que no. — murmuró ella.
—¿Por qué?
—Quiero lidiar con ello sola, Malfoy.
Draco asintió. Porque de alguna manera él creía entender, como si se encontraran en la misma situación.
Y Eloise salió volando del escritorio de un salto, al escuchar los golpes en la puerta.
Era Slughorn.
Draco tiró un hechizo no verbal a la puerta, dejando que esta se abriera.
—¿Por qué la puerta estaba cerrada? — señaló él con las cejas juntas, señal de confusión, por supuesto.
Malfoy resopló, rascando su nuca como si estuviera molesto. —Los amigos de Granger no dejaban que ella pudiera concentrarse y estábamos haciendo una poción.
Slughorn asintió. —Se entiende, ¿puedo ver la poción?
Malfoy asintió y caminó hasta el vial que Eloise había dejado sobre el escritorio donde preparó la poción. Tomó el pequeño frasco entre su pulgar y su índice, para luego levantarlo y dejar que Slughorn lo viera.
El hombre parecía contento cuando miró a Eloise ahora. —¡Es un gran trabajo para ser el primero! — exclamó con mera felicidad.
—Gracias, profesor — dijo Eloise un poco tímida —. El joven Malfoy me ha estado enseñando bastante bien. — la sonrisa de coqueteo se dibujó en su cara al topar con los ojos grisáceos.
—Ya lo creo. — dijo el hombre asintiendo con felicidad. —Yo cuidaré de esta poción, pueden irse a descansar.
Eloise cogió sus cosas y salió del salón de clases, pero ella escuchó los pasos detrás de ella, seguido de aquello la mano fría de Draco sobre la parte trasera de su cuello.
Ella se sobresaltó, a pesar de que sabía que había alguien detrás.
—¿Joven Malfoy? — cuestionó Draco con diversión.
—Eso eres, ¿no?
Draco se reclinó hacía atrás, sin perder esa sonrisa divertida en su rostro.
—¿Entonces tú quien eres? — cruzó los brazos sobre su pecho y la vio encogerse de hombros.
—¿Quién quieres que sea? — preguntó ella, bajando su tono.
—Serás la señorita Granger, entonces.
Eloise frunció los labios con un poco de disgusto. —Cuando me dicen Granger siento que hablan de mi hermana.
—Entonces solo señorita. — dijo Draco, ahora usando su sonrisa, pero no cualquier sonrisa, sino aquella que lograba que cualquier chica que lo viera se derritiera en cualquier instante.
—Entonces seré la señorita.
—Mi puta señorita correcta. — dijo Draco entre dientes, para luego lanzarse a Eloise como si fuera su presa y empujarla contra la pared.
Los labios del rubio comenzaron a atacar el cuello de Eloise, pero un salto lo hizo alejarse cuando escuchó la risa de un grupo de estudiantes que se dirigían en su dirección.
Eloise se dio media vuelta sin decir nada y caminó a la sala común, esperando que Draco hiciera lo mismo, ella lo escuchó girar sobre sus talones y caminar al lado, algo que le había parecido extraño, pero se encontraba tan embriagada por el perfume de Draco que ni siquiera cuestionó esa acción.
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