ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4
Otro día más en la que tenía que despertar con los ojos rojos e hinchados.
Miró el techo sin preocupación con su llegada tardía a clases. Últimamente sentía perder interés con dichas clases. Se sentía como si ya no fuera lo mismo, o tal vez, ella ya no era igual.
Cerró sus ojos por última vez tomando voluntad para poco a poco y sintiendo el frío erizarle la piel al momento de destaparse, se levantó.
Buscó a ciegas con sus pies las chanclas que utilizaba para estar en su habitación. Cabe mencionar que le gustaban, aunque su diseño era de conejos, ya que su querida hermana se lo había dado.
Al encontrarlos y ponérselos, se dirigió al armario en busca de su uniforme. Este, no estaba planchado, por lo tanto se podían notar en ellas las arrugas que tenía. Ella solo bufó y las lanzó en la cama con desinterés para ir al baño y darse una rápida ducha para así asistir.
Hoy tendría el papel principal en su actuación.
Como lo esperaba, llegó tarde a clases, ya que al estar frente a la puerta, esta se encontraba cerrada.
En el fondo, se podían oír las voces de sus compañeros, alegres. Suspiró por novena vez y se decidió en tocar la puerta. Poco después, siendo abierta por el maestro Aizawa.
—¿Con qué estas son horas de llegar, eh? —habló con su voz áspera y vaga con la cual era conocido—. Entra de una vez.
Asintió rápidamente y a paso firme entró a la clase, notando casi todas las miradas posadas en ella.
Pero simplemente se fijó en dos.
Momo quien mostraba un rostro de entre alegría y alivio.
Bakugō quien a pesar de intentar disimularlo todo, tenía rastros de preocupación en su rostro.
En respuesta, simplemente sonrió. Tomando a casi todos por sorpresa.
Con algo de prisa fue a su asiento al sentir la mirada de su sensei en la espalda, la cual seguramente esperaba a que ella se siente para poder hablar. Y si, tenía razón. Ya que apenas tocó el asiento, de inmediato comenzó a hablar.
—Hoy tendremos un entrenamiento simple, combate uno contra uno.
Todos los alumnos, como siempre, saltaban y gritaban emocionados por lo que les tocaba hoy. Pero como no aprendían, al momento fueron silenciados por su arritado tutor.
—Muévanse y tomen sus trajes —ordenó por último caminado hacia la puerta.
Cada uno hizo caso, saliendo de su lugar para dirigirse a su entrenamiento. Pero en ello, algunos alumnos se acercaron a la joven.
—_______ ¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Uraraka al lado de Momo quien esperaba respuestas.
—Bastante bien —respondió sonriendo—. Hoy amanecí más animada, pero creo que un poco tarde.
—¿La psicóloga ayudó? —Esta vez preguntó Momo acercándose más a su amiga.
—Si, en verdad me ha sorprendido —mintió—. Es como si me hubiera cambiado la visión del mundo.
Una radiante y aliviada sonrisa se escapó de la de pelo negro, abrazando a su compañera en un impulso de alegría.
—De verdad... me alegro de que se encuentre mejor...
Por un momento se quedó sin palabras y se mantuvo mirando a la nada. Momo quien aún la abrazaba, se preocupaba por ella al punto de llorar por sus dolores. En su vida, había sentido algo así de alguien ajeno a su familia, su hermana. Por lo tanto, le era extraño.
Y más extraño aquel sentimiento punzante que tenía en el corazón, el cual le dolía.
Por fin tenía una mejor amiga y le estaba mintiendo...
Rápidamente retomó su pensar y sonrió instantáneamente, dándole leves palmadas en la espalda a su amiga.
—Momo, siento preocuparte —le dijo con voz suave—. Vamos... tenemos que ir al entrenamiento...
—No... no se disculpe —habló a duras penas separándose de ella—. Si, tiene razón. Debemos ir —también sonrió quitándose las pequeñas lágrimas que aún quedaban.
De puro reflejo, ella miró hacia un costado. Bakugou la estaba mirando fijamente.
Ella rogaba porque el no se diera cuenta de su farsa.
Cada uno de los alumnos, ya preparados con sus respectivos y mejorados trajes. Se encontraban parados frente a su maestro quien daba las reglas de lo que sería su ejercicio.
Rápidamente luego de explicarlo, dió a cada uno la pareja de pelea que tendrían en aquel momento.
Por suerte, ella si tendría uno, y no como el pobre de Katsuki quien se quedó sin compañero.
Su pareja de combate, sería Todoroki Shouto.
—Como ya dije, solo es necesario que lancen a su oponente fuera de la línea límite —volvió a repetir el mayor—. Daré la señal de comenzar.
Ambos se encontraban en una distancia considerable, mirándose fijamente esperando a la señal.
—Listos... —hizo una leve pausa mirando a ambos— ¡Comiencen!
La batalla inició, dando una revancha a lo que fue el festival deportivo para la joven.
Una revancha en donde podría ser esta vez, ella la vencedora.
Hoy no pensaba actualizar, pero como muchos lo habían pedido lo hice.
He estado muy ocupada y me habían cortado el Internet, es por eso que no había actualizado.
Siento por el capítulo tan corto.
Hasta la próxima.
Separadores de: Editorial: CaveCrew → Editor: @haku-ssx
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