Soltó un suspiro cansado mientras veía del otro lado de la arena al bicolor que aún miraba su pie fuera de la línea límite.

Desvío su mirada de él, para con ello mirar los tubos que tenían apariencia de lanza, pero que también tenía una utilidad para espada.

Los llevó a su espalda sujetándolos de nuevo a su lugar y de manera tranquila fue caminando para salir del campo, dejando paso para las próximas peleas.

—Puedes ir a cambiarte si lo deseas —habló Aizawa sin desviar la mirada del frente.

Ella siguió caminando hasta poco a poco ir retirándose del lugar, para así quitarse el traje y descansar un poco. Por alguna razón se sentía más cansada de lo normal.

Pero no contó con que alguien la estaba siguiendo.

—Esos movimiento... se parecen al asesino de héroes.

Frenó en seco al oírlo.

El silencio se formó por algunos segundos, siendo aquellos segundos en donde su corazón latía con fuerza. Se había puesto nerviosa.

Pero nuevo, retomó aquella apariencia serena. Parecida al chico quien le había dicho aquellas palabras.

—¿Piensas eso? —dijo con una leve sonrisa girando a verlo—. Bueno, a veces es bueno tomar todas las experiencias que tengas y usarlas a tu favor ¿no?

—Tú, verdaderamente ¿Estas bien? —preguntó directo—, puedo reconocer por tus expresiones, que ya todo en ti solo es una actuación. Estas cometiendo el mismo error que una vez yo también cometí.

La joven solo lo miró fijamente sin decir nada, en el fondo se podía oír los sonidos de golpes producto de la posible pelea que se estuviera aconteciendo en el campo junto a sus otros compañeros.

Tenía una presión en el cuello que le dejaba la respiración dificultosa, pero como quería mantenerse segura, su respirar era lenta y tranquila. Ahogándola.

—Podría ser —confesó con simpleza—. Pero me estoy esforzando, Shouto. Voy a seguir adelante.

Sonrió para el bicolor, girando sobre sus talones para con ello retomar su camino.

El joven, tenía de nuevo aquel sentimiento extraño que en el pasado lo molestaba. Al final, aun seguía encantado por aquellos detalles que irradiaban de ella.

Pero sin duda alguna, aquella sonrisa. Era falsa.

Era el receso y cada uno de los alumnos se iban retirando para poder conseguir algo de comida en su descanso.

Ella seguía sentada mientras sus compañeros iban saliendo. Se quedó mirando la mesa en donde sus manos reposaban y con tiempo fue observandolos.

Una ilusión traicionera la atacó, volviendo a su mente la imagen de sus manos con los restos de su preciada hermana.

Se mordió el labio y cerró los ojos, repitiéndose una y otra vez que... Todo estaría bien, aunque en realidad no lo estuviera.

Un amargo sabor inundó su boca haciendo que su malestar fuera aumentando.

Cada una de las acciones que realizaba iban haciendo que recuerde cada detalle del pasado, logrando con ello, abrir aún más la herida.

Lo que daría en este momento con tener aquel bento que su hermana le preparaba. No le importaría que tenga en el una imagen con su rostro en una pose rara, ni que sus compañeros dijeran algo ello. Ella lo comería con gusto.

Pero ahora, ya nadie le prepararía aquello.

Ahora... ya nadie podría hacerla sentir feliz.

—Oye...

Sus pensamientos se disiparon, haciendo que vuelva al mundo real.

—Toma, cómelo.

Una caja, envuelta con una servilleta, fue entregada a la joven. Alzó la mirada para verlo y solo pudo alcanzar a ver la rubia cabellera que se alejaba hasta salir por la puerta.

Miró de nuevo la caja y desató la servilleta de tela para luego con curiosidad, abrir la caja.

Había comida en él, le había preparado el almuerzo.

Sintió su cuerpo entumecerse y algo cálido surgir en su pecho. Con los ojos comenzando a cristalizarse por las lágrimas que querían escaparse, agarró los palillos que acompañaban a la caja y comenzó a comer.

No entendía cómo Katsuki sabía cuál era su comida favorita, pues eso es lo que le había preparado.

Por un momento, ella volvió a ser como fue alguna vez y sintió emociones más allá de la tristeza.

Cuando todos habían regresado, ella ya no estaba con los ojos llorosos. Se las había arreglado para evitar dejar rastros de que en alguna ocasión había llorado.

La clase continuó con normalidad, pero su atención fue dirigida al rubio.

Desde hace un tiempo, poco y nada era lo que hablaban. Pero en parte era por su causa, ya que siempre se apartaba del grupo y se encerraba en su cuarto.

Conociendo también el carácter del chico, sería muy difícil de que él fuera a buscarla a ella. O eso era lo que suponía.

Tal vez debería de hablar con él, pero no sabía exactamente qué decir. Las cosas en ella habían cambiado y ya no se sentía a gusto con nada.

Pero al momento de retirarse a sus cuartos, al menos fue hasta él y como era debido, le agradeció.

—Bakugou... —lo llamó mientras que el estaba de espaldas dirigiéndose a su cuarto— gracias...

Él frenó y giró para mirarla con una expresión ligeramente tranquila.

Este, comenzó a caminar hasta a ella sin decir nada. Llevó su mano a la nuca de la contraria y agachándose un poco, depositó un beso en sus labios.

Al separarse, la miró directamente a los ojos para luego volver a reincorporarse.

—Nos vemos.

Fue lo único que dijo para retomar su camino a su habitación.

La joven bajó su cabeza con el rostro rojo, se alegraba. Aun guardaba en el fondo una parte de su antiguo yo y Katsuki era el único que podía traerlo de vuelta.

Wooo, aproveché que me llegó la inspiración para escribir. Agradezcan a “Gravity of you” de Starset por la inspiración.

Siempre que me llega, algo se interpone para que no lo haga, pero esta vez salió todo bien. 7u7r

Hasta el próximo capítulo.  

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