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❄6❄

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Park Sunghoon


Sus ojos brillan de alegría. De todos los chicos que he besado, ninguno me ha mirado como si fuera especial, digno y único. Mi respiración se atasca cuando baja sus labios esponjosos a los míos.

Necesito la dulzura. Necesito sus labios.

Antes que me alcance, su sonrisa se arquea hacia un lado mientras sus dedos recorren mi cabello. Mi cabello, como el de Jay, es negro y ondulado. Mamá se metía con nosotros cuando estaba demasiado largo. El mío se cierne sobre mis cejas últimamente, curvándose ligeramente alrededor de mis orejas y en mi nuca, pero ella no se queja.

Mamá ya no se queja de nada cuando se trata de mí.

Antes que se me permita reflexionar sobre por qué, los labios de Sunoo están sobre los míos firmes y exigentes. Aunque es colorido, ruidoso y adorablemente tonto, es absolutamente mi tipo.

Confiado. Descarado. Energético.

Necesito a alguien que contrarreste todo lo que hay mal en mí. Alguien opuesto. Calor para mi frialdad. Luz para mi oscuridad. Bondad para mi... lo que sea que yo sea.

Siento como si estuviera tratando de consumirme. Me gusta. Tanto. Sus dedos se clavan en mi cabello, tirando y acariciando. Me hace querer tocarlo también. Paso mis propios dedos por el suyo, amando cómo sus mechones se deslizan una vez que se sueltan de mi agarre.

Él se aleja, con mi labio inferior atrapado entre sus dientes. Soy sorprendido por el escozor y abro mis ojos. Su sonrisa se ha ido, incluso después de que me libera de su mordisco. Ambos estamos jadeando fuerte.

— ¿Alguien te ha dicho alguna vez que tus ojos son tormentosos? — murmura dándome piquitos en mis labios, luego mi mejilla y luego mi nariz.

— Mamá los llama mis nubes sombrías. Ella dice que a cada nube sombría se le regala un arcoíris

Su sonrisa destella en su rostro, bañándome en su cálida luz. — Me gusta eso

— Me gustas tú — murmuro, tirando de él hacia mí de nuevo.

Nos besamos con urgencia durante lo que parecen horas.


— Este fin de semana. Quédate a pasar la noche

— Promételo — suplica.

Agarro su muñeca, tirando de él hacia mí.

— Lo prometo, Sunoo. Ahora bésame.

Cumple con mi pedido y me besa suavemente. — Tenemos todo el año, Hoon

Solo tenemos esta noche.

Bueno, y mañana porque su mamá quiere conocer a la mía.

Y este fin de semana porque se lo prometí.

— Tengo que irme — susurro, odiando cómo mi pecho se tensa —. Yo... yo tengo que irme

Antes que pueda salir de la cama, empuña mi camisa. — Sunghoon, quédate

Es como si supiera que tengo una fecha de vencimiento. Nadie lo sabe.

Entonces, ¿por qué se siente como si estuviera tratando de mantenerme atado al mundo al que ya no pertenezco?

— Es noche de pastel de carne — digo tontamente — Mamá se enojará si me la pierdo

Su sonrisa se desvanece y sus cejas se fruncen mientras me ve deslizarme fuera de la cama. Arreglo mi ropa y desarreglo mi cabello.


— Te enviaré un mensaje más tarde

Asiento y me dirijo a la puerta. Antes de irme, paso mi mirada por su cuerpo y la forma en que su camiseta se ha subido.

Él resopla — Está bien


Su respuesta me hace vacilar junto a la puerta. Finalmente, dejo escapar un suspiro y le doy un pequeño saludo. Me apresuro a bajar las escaleras. Su familia está toda en la cocina cocinando. Asomo la cabeza dentro y me aclaro la garganta.

— ¿Te vas, cariño? — pregunta Hwasa.

— Um, sí. — Me inquieto, incapaz de mirarla a los ojos —. Nosotros, eh, estudiamos mucho. Sunoo parece cansado. Tal vez quieras ver cómo está.

Ella sonríe, intercambia una mirada que no interpreto con Minho y luego se apresura pasando más allá de mí.

— Gracias, Sunghoon. Nos vemos mañana

El viaje a casa es como despertar de un sueño de Jongseong. En esos sueños, él se ríe y se burla de mí. Me empuja. Intenta hacerme sonreír. Pero cuando despierto, recuerdo que está muerto y que estoy solo. La mitad de un todo. Apenas respirando. Estaciono en el camino de entrada detrás del vehículo de mamá y salgo. En lugar de alcanzar mi frasco de pastillas, saco el pin que Sunoo me dio esta mañana. Todavía estoy estudiándolo cuando entro en la sala de estar.

La casa huele a pastel de carne y a recuerdos de una época mejor. Quiero volver afuera y correr lejos, muy lejos. En cambio, llevo mis pies hacia la cocina donde papá está trabajando en una ensalada mientras mamá se entretiene con un termómetro con la carne.

— Huele bien — retumbo.

Ambas cabezas se vuelven hacia la mía, varias emociones revolotean sobre sus rasgos. Entusiasmo. Tristeza. Alivio. ¿Por qué me miran de esta manera?

— Hablé con la Dra. Kim — dice mamá, y sus rasgos se tornan felices — Es una mujer encantadora. Muy amigable. Nos invitaron a cenar mañana en la noche

— No sabía que habías hecho un nuevo amigo — agrega papá —. Sin embargo me alegra oírlo

Ambos me observan con expresión expectante y esperanzada.

— Yo, eh — murmuro —. Él es agradable. Me gusta

— ¿Lo besaste? — Mamá se burla.

Mi piel arde al rojo vivo y le lanzo a papá una mirada exasperada. Él sonríe con suficiencia y se encoge de hombros.


— Nayeon, cariño, deja al chico en paz — dice papá finalmente.

— ¿Qué? — se queja, sosteniendo su vientre muy embarazado —. He estado esperando que encuentre un nuevo novio. El último fue Jaeyoon. Era dulce pero no lo suficientemente dulce para mi hijo

Jake y yo salimos hasta la muerte de mi hermano. Después de esa noche, lentamente lo aparté de mí junto a todos los demás.

— Sunoo no es mi novio. — Le frunzo el ceño, tratando de ignorar su expresión mareada — No lo es

— No mientas — reprende — Siempre me doy cuenta cuando mientes

Papá se ríe cuando mi cara vuelve a arder.

— ¿Estás usando su camiseta? Porque es un tamaño demasiado grande y bastante... colorida.

— ¿Ya podemos comer? — gruño mientras pongo mi mano sobre su estómago.

Los gemelos están activos, rodando y pateando como de costumbre. Me hace pensar si Jongseong y yo éramos así. ¿Rebotábamos alrededor de su útero como gatitos hiperactivos?

— Te amo — susurra mamá, cubriendo mi mano con la suya. Sus palabras me cortan de una manera que duele. Retrocedo y me alejo de ella, haciendo una línea recta hacia la mesa. Me acabo de acomodar cuando me doy cuenta que ella le lanza a papá una mirada impotente. Tiene los ojos llorosos y le tiemblan los labios.

No me gusta ver llorar a mamá.

Mirando la mesa, pienso en cosas más felices. Como la cara de Sunoo. Su bolso de colores. Sus labios esponjosos, color caramelo. La forma en que se hizo amigo de Lee Heeseung, de todas las personas.

— ¿Qué es eso, Hoon? — pregunta papá mientras deja la ensalada en medio de la mesa.

— Oh... — Le entrego el pin — Sunoo me lo dio en la primera hora. No paró de hablarme después de eso.

— Actitud positiva. — Papá vuelve a colocar el pin sobre la mesa con un plink — Palabras de sabiduría

Mamá trae el pastel de carne mientras papá trae los panecillos. Ella entrega los platos y cubiertos a continuación. Papá trae una jarra de té. Estoy hambriento.

Me sumerjo en el pastel de carne de mamá y decido que nunca ha sabido más delicioso. Y pensar que casi me lo pierdo. El arrepentimiento se agita en mi estómago, pero lo trago con más pastel de carne sabroso. Mis padres se están comportando de manera extraña esta noche. Quiero preguntarles qué está pasando, pero al final, decido hablar sobre algo que no sea yo.

— Sunoo tiene diabetes tipo 1 — les digo —. Tiene un monitor y una bomba de insulina. Si se sale de control, debe administrarse un bolo. — Rápidamente mastico otro bocado —. Tiene un tatuaje en el dedo medio. Una especie de símbolo de la diabetes que le informa a la gente sobre su condición. Mucha gente usa una pulsera, pero él no. No creo que a Hwasa le guste, pero Minho cree que es genial.

— Un rebelde, ¿eh? — pregunta papá, flexionando su bíceps para lucir toda su manga de tatuajes.

Mamá se ríe.

— Onew, tú no eres un rebelde. Eres contador

— Un contador que toca en una banda de covers de Led Zeppelin. — Le guiña un ojo y me hace la señal de rock-n-roll con los dedos —. No puedo evitarlo si soy responsable y rebelde

— Trata de no presumir demasiado en la cena mañana por la noche — lo regaña mamá—. No queremos ahuyentar al novio de nuestro hijo.


— Él no es mi novio — refunfuño, pero una sonrisa se asoma. Quizás lo sea. Por esta semana. 


— Olvidaste llevar tu mochila a la escuela — dice mamá, sin encontrar mi mirada —. Intenta no olvidarla mañana

La mirada de papá es inquisitiva mientras espera mi respuesta.

— La llevaré mañana — le aseguro.

Mis padres se relajan.

Muevo mis ojos de un lado a otro entre ellos, tratando de leer sus miradas tácitas. ¿Qué es lo que están pensando?

Una vez que termino de comer, me levanto para agarrar mi plato, y mis pastillas suenan en mi bolsillo.

— ¿Cómo está la medicación? — pregunta mamá, mordiéndose el labio inferior — ¿Funcionó?

— El médico dijo que tardaría hasta dos semanas en introducirlas en su sistema — le recuerda papá, con una advertencia en su tono.

— No lo sé. Quizás ayudaron un poco. Es difícil decirlo. — Me encojo de hombros mientras hago mi camino hacia el fregadero —. ¿Puedo pasar la noche en casa de Sunoo este fin de semana?

— Sí — gritan mis padres casi con demasiada emoción.


Frunzo el ceño, estudiándolos a ambos.

— Podría ser mi novio para entonces — desafío, queriendo ver su reacción.

— Eres un joven inteligente y responsable — dice papá, arqueando una ceja — ¿Cierto?

— Sí — murmuro.

— Es bueno tener a alguien con quien quieras pasar el tiempo, ¿verdad, Nayeon?

— Absolutamente — coincide mamá.

Están siendo tan extraños.

— ¿Quieres ayudar a tu madre a limpiar la cocina? — pregunta papá — . Entonces podríamos jugar con ese nuevo amplificador que tengo

— A los bebés les encanta el bajo — dice mamá con una sonrisa —. Son como ustedes dos

Asiento hacia mi papá mientras mi teléfono vibra en mi bolsillo. Lo saco, y una sonrisa tira de mis labios cuando veo la cara de Sunoo.


-Gato trajo una rata gigante.

-Tampoco estaba muerta todavía.

-Mamá gritó tan fuerte que estoy seguro que todo el vecindario pensó que alguien

estaba siendo asesinado. Jungwon quiere quedársela como mascota. 

-Papá no se ha movido de su sillón reclinable porque está buscando en Google formas de sacar a

la rata de la casa. 

-Mientras tanto, mamá no ha dejado de gritarle a papá que mueva

el culo para matarla.

Me río con solo imaginarlo.


-Suena intenso.


-No tienes idea.

-¿Cómo estuvo el pastel de carne?


-Increíble. Creo que es la mejor versión que ha hecho. 

-Estoy contento de no habérmela perdido.



-Yo también, Hoon


Cuando levanto la mirada, mi mamá está llorando, pero está sonriendo. Solía sentirme mejor cuando era niño en cualquier momento que ella me sonriera. Yo decía que era su magia de mamá. No estoy seguro, antes de esta noche, cuando noté la última vez que sonrió.

Le devuelvo la sonrisa y luego lavo los platos.

Saber que tengo toda la semana hasta el fin de semana para disfrutar de sus sonrisas me hace sentir bien de mi decisión de prometerle a Sunoo una fiesta de pijamas.

Pronto, Jongseong.

Hoy no porque él me distrajo.

Mañana no porque me va a decir lo que le dijo a Heeseung y luego cenaremos con sus padres.

Este fin de semana no porque prometí quedarme a dormir en su casa y él prometió besarme.

Siempre está la próxima semana.

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