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Park Sunghoon
Él es tan... interesante.
Su boca se mueve tan rápido que apenas puedo seguirle el ritmo. Me entero de su padre que es microbiólogo y el motivo de su mudanza. Su equipo está estudiando una nueva especie de organismos descubiertos en en el pueblo. Su madre es cirujana pediatra.
Tiene cuatro hermanos, todos menores. En su vieja escuela, hacía atletismo, estaba en el equipo de debate y en el consejo estudiantil. Cuando se gradúe de la secundaria, quiere ir a la universidad para estudiar ingeniería porque quiere convertirse en astronauta.
— Mamá dice que es imposible. Que debería convertirme en científico como papá o doctor como ella. — Sus labios suaves como si fueran de goma hacen un puchero, recordándome nuestro rápido beso en el baño — Piensan que debido a mi enfermedad, no puedo hacerlo
— ¿Puedes?
Se encoge de hombros.
— Técnicamente, tienes que gozar de una salud óptima, cosa que yo no tengo. Pero solo tengo dieciocho años. Supongo que para cuando termine las interminables cantidades de educación necesarias, se darán grandes pasos para la diabetes tipo 1. Y luego iré hacia Marte. — Su sonrisa es contagiosa, aunque una punzada de tristeza pellizca mi corazón.
No puedo imaginarme querer hacer algo pero ser físicamente incapaz. Siempre he dado por sentada mi salud. Jongseong también lo hacía.
— ¿Qué hay de ti? — pregunta — ¿Cuál es tu futuro?
Una fría sensación de terror me invade. No se suponía que debía llegar al almuerzo, mucho menos a dentro de diez años. Claro, una vez tuve sueños pero se convirtieron en pesadillas cuando perdí a mi hermano. Luego, se desvanecieron en nada. Hay un vacío negro donde se encuentra mi vida futura.
— No lo sé
Sus ojos se entrecierran, pelándome capa por capa.
— Todo el mundo sabe qué ama. Amo los misterios, la ciencia y lo desconocido. Quiero explorar y aprender. Cuando eras pequeño, ¿Qué les decías a todos que querías ser de mayor?
Jay quería ser policía.
Era la única vez que no queríamos hacer cosas juntos. La idea de conducir por la ciudad deteniendo a la gente era aburrido para mí.
— Profesor de música — admito, y el calor inunda mi cuello y mejillas.
— ¿Te gusta la música? — Sus ojos negros se iluminan y sus dientes brillan detrás de su sonrisa.
— Me encanta
— ¿Así que quieres enseñarla?
— En ese entonces lo hacía. Me gusta aprender sobre eso. Algo así como tú y el espacio, supongo. Me gusta entender las notas y los ritmos. Leer más allá de las letras. Ver poesía en notas musicales y compases. Es una especie de ciencia, supongo. Me interesa su mecánica
— Dr. Música. Me gusta.
Ahora que me hace hablar, el viejo yo sale a la superficie, ansioso por compartir algo sobre mi antiguo yo.
— Estoy enamorado de Trent Reznor. ¿Lo conoces?
Él se ríe.
— Sí, nos conocemos de hace tiempo
— Idiota — me quejo, pero para nada molesto porque el chico nerd es bastante hermoso de ver.
— Me gusta su música, así que sí, lo conozco.
— Es un genio — le explico, sentándome derecho mientras la emoción familiar arde a través de mis venas —. Él escucha notas y les da sentido como lo haría un científico con datos. Mezcla fórmulas y prueba los límites del sonido. Cada instrumento es una herramienta para que él amplíe su aprendizaje. Así que es un artista, pero está obsesionado con la ciencia de la misma. Y eso no es ni siquiera con respecto a sus letras
Me dan ganas de invitar a Sunoo para que conozca a mi padre. Había observado el amor de papá por la música desde antes de que pudiera recordarlo y me atrajo, encontrando ese amor yo mismo. Casi lo puedo ver. El rubio en nuestra sala de estar mientras papá toca acordes en su guitarra, charlando con nosotros sobre los mejores discos de todos los tiempos mientras mamá merodea, con una sonrisa en sus labios.
Me duele el pecho.
En el pasado, la otra persona siempre fue Jay, bromeando con papá por su amor por Nickelback solo para hacer que se enfade. Mamá hablando sobre Garth Brooks o Alan Jackson, haciendo que papá y yo nos avergoncemos.
Los recuerdos son crueles y la ilusión de un futuro como ellos es incluso más cruel.
Mañana no llegará. Todo lo que tengo es hoy.
— Realmente te apasiona mucho — dice Sunoo — Pero también te entristece. ¿Por Jongseong?
El nombre de mi hermano en sus labios es discordante. Lágrimas instantáneas pican en mis ojos. Me congelo, en pánico por la arremetida de dolor que me ataca desde todas direcciones. Emociones que había estado empujando cuidadosamente hacia los agujeros oscuros de quien soy, salen furiosas a la superficie. No puedo esconderlas ni esconderme de ellas. Todo lo que puedo hacer es quedarme quieto mientras me arrasan.
Todo en el comedor se vuelve borroso mientras las lágrimas que inundaron mi verano vuelven corriendo. No puedo hacer esto. No puedo estar aquí. Ya debería haberme ido. Mi mano se mete en el bolsillo y agarro el frasco de pastillas. Traquetea en mi mano mientras todo mi cuerpo tiembla. La acidez en mi estómago quema mi esófago.
Quiero ir a casa.
Quiero meterme en mi cama gemela y mirar la otra cama fingiendo que mi gemelo todavía está vivo. Maldición, lo extraño tanto.
Un brazo me envuelve, sorprendiéndome. Un chico de cabello claro inclina su cabeza en mi hombro, proporcionando calidez a mi alma dolorida y helada. Odio que una lágrima se deslice para que todos puedan verla.
Nadie mira. Mi dolor los hace sentir incómodos. He estado tan solo con eso.
Hasta ahora.
— ¿Tomas medicamentos? — pregunta Sunoo, su voz es suave y tranquilizadora. Otra lágrima se filtra cuando asiento. — ¿Los has tomado hoy? — Sus dedos suben y bajan por mi espalda. Cuando niego con la cabeza, dice —: ¿No crees que deberías?
Se suponía que debía tomármelos todos.
No uno.
Treinta.
— Supongo — me ahogo.
— Hazlo entonces. — Su tono es firme, animándome.
Temblando, saco el frasco y las píldoras resuenan. Los dedos del rubio rozan los míos mientras me lo quita. Como es un acosador entrometido, lee la etiqueta. Luego saca su brazo de alrededor de mí para abrirlo. Me entrega una.
Solo una.
— Toma tu medicina — instruye —. Y luego dime tu álbum favorito de Nine Inch Nails
Trago la pastilla, y los pensamientos sobre la música ya apartan la oscura tristeza por el momento. Me devuelve el frasco cerrado y vuelve la cabeza para mirarme.
Demasiado cerca, Sunoo.
Demasiado cerca.
Así de cerca, quiero acercarlo a mí y besarlo. En frente de todos. En frente de todos los chicos que hacen la vista gorda ante el chico que está destrozado más allá de toda reparación y tiene un pie fuera de la puerta de esta vida. Los mismos chicos con los que crecí, fui a fiestas de cumpleaños y bailes escolares. Chicos con los que tenía fiestas de pijamas y viajes de campamento.
Soy algo que no entienden ahora.
Algo que temen.
En lugar de amarme por defecto por Jay, se han olvidado de todo sobre su sombra constante. Soy una fantasía para ellos. Apenas existente.
Sunoo levanta el pulgar y limpia la lágrima que todavía se aferra a mi quijada. La limpia con mi camiseta, con una sonrisa burlona en su rostro. Su toque me calienta y me calma. Lo anhelo absolutamente.
Suena la campana, rompiendo nuestro hechizo. Sin embargo, no estoy desanimado porque conozco la próxima clase en la que el rubio también estará. Y las que siguen después. Después de la escuela, me acompañará hasta mi coche y me permitirá llevarlo a casa. Es como si estuviera reemplazando el aire muerto y estancado alrededor de mí con sol y manzanas. Para ser mi último día en la Tierra, él lo está haciendo bastante espectacular.
Gracias a él, podré comer pastel de carne. Tendré otra noche para pasar el rato con papá mientras hablamos de música. Sentiré a los gemelos moviéndose en el vientre de mamá.
Quiero agradecerle, pero se va de su asiento para deshacerse de la basura de nuestro almuerzo. Aprendí mucho sobre su enfermedad en poco tiempo. Es como si tuviera mucho que decir y tiene que hablar rápido para poder decirlo todo.
Sunoo me espera con la mano extendida. Necesito absolutamente su toque. Con gratitud, tomo su mano mientras me lleva a nuestra próxima clase. Ya que sé a dónde vamos, lo guío con gestos con las manos por el camino. Los estudiantes nos miran, intrigados por el agarre de nuestras manos, pero nadie se burla de nosotros.
Todos en el instituto saben que soy gay.
He salido con algunos chicos a lo largo de los años con los que tengo clases.
Kim ya anunció a la clase su sexualidad.
Supongo que no es una sorpresa para nuestros compañeros, aunque sí es una sorpresa para mí.
Cuando nos acercamos a nuestra clase, ve a una de las animadoras, Harloe, y la saluda.
Ella me da una mirada confusa antes de devolverle el saludo.
— ¿Tu hermana está bien, Harloe? — pregunta, deteniéndose frente a ella.
Sus gruesas pestañas pintadas con rímel revolotean con fuerza, y un pequeño ceño frunce la cara normalmente sonriente de la animadora.
— Ella está mejor. ¿Cómo supiste sobre mi hermana?
— Acosador, ¿recuerdas? — susurra su amiga, Yeri, en voz alta — Heeseung dice que sabe todo sobre todos
Sunoo asiente rápidamente, respondiendo a la amiga no tan callada, haciendo que su cabello se mueva salvajemente con la acción.
— Lo hago — asiente. — Estudié a todos en el momento que supe que nos mudaríamos aquí. Incluyéndote a ti, Yeri.
Quiero decirle que está siendo espeluznante, pero sé que no le molestará. Está en su naturaleza. Desarma a la gente.
Harloe sonríe.
— Apuesto a que encontraste todo tipo de trapos sucios de todos
— Principalmente cosas buenas — dice él —. Tu hermana te idolatra. Vi la imagen que publicaste de ustedes dos haciendo jet ski este verano
— Esa foto fue... — Los ojos de Harloe se llenan de lágrimas —. Fue antes de que ella cayera debajo. — Su labio inferior se tambalea y me lanza una mirada devastada —. Ella casi muere
Siento el dolor en sus palabras. El horror y la angustia. El alivio. Seguro, yo perdí a mi hermano, pero no le deseo eso a nadie. Estoy agradecido que su hermana haya sobrevivido al accidente. Había visto la publicación hacía una semana, el fin de semana anterior a que empezara la escuela, y me sentí destrozado por ella.
— Pero la salvaste. Todos esos años de salvavidas ayudaron, ¿eh? — dice el rubio con orgullo en su voz.
Yeri la abraza, asintiendo rápidamente.
— Lo hizo. Mi mejor amiga es una heroína
Mi cabeza cae. Ojalá pudiera haber sido un héroe solo una vez para Jongseong. Sin embargo, no fui al baile de graduación y él fue declarado muerto en la escena.
Harloe me da un abrazo rápido e incómodo que me asusta.
— Siento mucho lo de Jay — susurra — Nunca tuve la oportunidad de decírtelo en el funeral y no quería mencionarlo en caso que te entristeciera.
Me encuentro con su mirada, tragándome la emoción.
— No quiero olvidarlo. Hablar de él me pone triste, pero no hablar de él me hace sentir aún más triste
La comprensión parpadea en sus ojos.
— Estoy, eh, aquí si necesitas hablar
— Gracias — murmuro y lo digo en serio.
— ¿Qué aprendiste sobre mí? — Yeri le pregunta a Sunoo — ¿Algo bueno?
— Finalmente lograste la vuelta completa. ¡Ese video fue increíble! — exclama, levantando su mano para que ella le choque los cinco.
Ella chilla y golpea su mano.
— ¿Sabes lo difícil que fue? Literalmente tuve que hacer quinientos abdominales al día para conseguir que los músculos de mi abdomen estuvieran listos. Harloe todavía no puede hacerlo.
Las chicas se burlan entre sí, pero ambas están sonriendo. Sunoo hace esto.
Es una infección. O tal vez sea una cura.
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