37. STAY
Para cuando su conversación terminó habían pasado casi tres horas y Sanzu era ahora muy amigo de la anciana loca que vivía en el departamento de al lado.
Al principio Haruchiyo pensó que la mujer estaba lunática porque lo había confundido con unos de sus nieto y luego lo había atacado con una manzana porque sus nietos le debían dinero, pero después de razonar y prometerle que no compartían ningún lazo sanguíneo descubrió que la anciana era bastante agradable en realidad; a ambos les gustaba maldecir, contar sus desgracias y criticar sus vidas y la de los demás, era divertido conversar con ella y enterarse de las desdichas familiares que protagonizaban sus parientes y las deudas más escandalosas de sus familiares ¡e incluso lo invitó a su casa a ver fotos de la boda de su hija y su yerno alcoholico!
Y Sanzu era muy gay (en serio, pregúntenle a Takeomi), pero en ese momento pudo jurar que amo a esa mujer.
— ¡Ya te lo digo, todos son unos idiotas! —se quejó por milésima vez en la conversación.
— ¡Lo se! Hace apenas un año decidí dejar mis pastillas felices y sobrellevar esa adicción que tenía con ellas; dure todo el primer mes limpió con los peores síntomas de abstinencia que he sentido en mi vida ¿y sabes qué pasó? ¡A nadie le importo porque "es Sanzu y eso no le durará" ¡Oh, pero cuando Senju consigue una buena nota en su volcán de plastilina todos enmarcan la foto de como la lava falsa mata a los pobres dinosaurios y la cuelgan por todas partes!
— Te entiendo querido, lo mismo me pasó con la yerba, ¿a quien le importa si la abuela dejó de fumar cuando el pequeño Kenji dio sus primeros pasos?
— Bueno, en realidad eso sí parece más importante en ese momento.
— Cállate, te cambiaron por un volcán de plastilina, no puedes opinar.
— Touché.
La puerta que tenían en frente se abrió y Rindou miró confundido la escena, parecía cansado y tenía los ojos rojos del llanto pero eso no evitó que sintiera curiosidad por el extraño duo que conversaba cómodamente apoyados en la pared del pasillo.
— ¿Ese el el ratón del que me hablaste?
— Si.
— Es lindo.
— ¿Verdad que si?, sabía que tú me entenderías.
— De hecho se parece a un vecino que tengo, un jovencito bastante agradable en realidad, deberías conocerlo, tal vez si las cosas no funcionan con este chico puedas invitarlo a salir.
Sanzu rió porque era obvio que la mujer estaba confundiendo a Rindou con el propio Rindou, pero no tuvo ganas de contradecirla.
— Me encantaría, trata de conseguirme su número para la próxima.
— Claro querido, solo si me prometes que estaré invitada a la boda.
— ¿En serio? ¿Te perdiste la boda de tu propia hija y su esposo alcoholico pero quieres venir a la mía?... ¡ya te quiero más que a mi madre!
La mujer se rió y le despeinó el cabello antes de decirle que fuera a hablar con su novio porque "a un lindo jovencito nunca se le deja esperando" y luego marcharse a su departamento asegurándole que la próxima vez que regresará a visitarla tendría el número de su atractivo vecino para el.
— ¿Ahora eres amigo de mi vecina loca? —preguntó Ridnou viendo como la mujer desaparecía detrás de la puerta.
— Oye, no la culpes, sus nietos le deben dinero.
— Claro, eso lo explica —rodó los ojos.
— ¿Como te fue allá adentro?
Rindou suspiro, recargándose en la puerta del departamento justo como Sanzu en la pared, quedando uno frente al otro.
— Creo que pudo haber sido peor...
—No escuché gritos así que supuse que todo iba bien.
— Lo fue, creo —se encogió de hombros—, arreglamos asuntos importantes y hablamos de un montón de cosas.
— Si dijo algo idiota como la última vez dímelo ahora y entraré a romperle la cara.
Rindou sonrió cansado, — no... no en realidad él fue muy comprensivo y maduro; creo que la última conversación que tuvimos sólo actuó impulsivamente por el enojo.
— Me alegra que esta vez haya funcionado.
— Si...
— Y siento no haberte avisado sobre esto, no quería tenderte una trampa pero sabía que tendrías miedo de hablar con tu hermano y lo pospondrías por un tiempo.
— Aún así me hubiera gustado saberlo.
— Lo sé y lo siento de verdad.
— No estoy enojado contigo Haru, solo... me sentí tan estupido y traicionado porque contigo confío en todo ciegamente y saber que usaste eso en mi contra para planear todo esto me sorprendió y me hizo darme cuenta que eres la única personas de la que nunca espero nada malo.
— Y no cumplí con eso, lo entiendo...
— Y ya se que lo hiciste con buena intención pero de verdad me sentí muy mal por un minuto.
— Lo se, y por eso me gustaría decirte que nunca lo volveré a hacer y que todo esto se acabo y lo que sigue es color de rosa... pero necesito hablar contigo sobre una última cosa.
— ¿Ahora de que se trata?
— De nosotros.
— ¿Nosotros?
— Si... en la mañana hablé con tu hermano —comenzó a explicar el origen de sus dudas— él me preguntó cómo carajos habíamos terminado juntos y luego dijo que no sabía que habías visto tú en mí y al final mencionó algo sobre que tú dijiste que era lo mejor que te había pasado en mucho tiempo y eso me dejó pensando en algunas cosas...
— ¿Que cosas?
— Eso, ¿que fue lo que viste en mi?
Rindou rodó los ojos, — no comiences con esto, Haru, no importa lo que haya dicho Ran para asustarte, tú de verdad me gustas y estoy contigo porque quiero.
— ¿En serio?
— ¿Que demonios insinúas?
— Que soy un idiota... —admitió— Rindou, te conocí en un momento muy vulnerable, te escuché cuando nadie más lo hacía, te acompañé cuando te sentías solo, estaba contigo molestándote noche y día, te dije que me gustabas y el día de tu cumpleaños cuando nos besamos interpreté eso como que correspondías mis sentimientos... pero ahora no puedo evitar preguntarme si de verdad estás enamorado o sólo te volví dependiente a un lugar seguro que no conocías.
— ¿Que tratas de...?
— Las preguntas de Ran me dejaron pensando en cuanto aproveche tu vulnerabilidad para desarrollar esta relación; no hay otra forma de que te hayas enamorado de mi, no hay nada que vieras que podía llamarte la atención, peleábamos todo el tiempo y te avergonzaba cada que podía, tú sentías que las personas no querían estar contigo por más de una noche y yo estaba ahí dispuesto a acompañarte toda una vida... sin saberlo fue como ofrecerte droga después de una larga abstinencia; te gusto la sensación de vivir esa atención de nuevo y tu cerebro inconscientemente juro hacer lo necesario para no perder su placebo de nuevo.
— ¿Crees que soy dependiente de ti? ¿Que no me gustas y solo estoy contigo porque mi cerebro piensa que eres la única forma de sentirme querido otra vez?
— ¿No es así?
— ¡No! Bueno, no lo sé pero estoy bastante seguro de que me gustas y me gustas de verdad.
— ¿Por qué?
— ¡Porque si, idiota! ¡Porque eres lindo y amable y quiero estar contigo todo el tiempo y me haces panqueques y... y siempre prestas atención a lo que digo y... y...! —su voz comenzó a traicionarlo y un nuevo nudo se formó en su garganta— y me tratas bien y te quiero ... te quiero mucho y tú nunca te alejas... y no necesito acostarme contigo para que me quieras...
— Rin... —se acercó y lo abrazó; Rindou se aferró a él y sollozó sobre su pecho incapaz de creer que las palabras de Haruchiyo fueran reales— no me gusta esto más que a ti, créeme que para mí es igual de jodido.
— No, no, no puede ser, esto no es real, ¡mi cerebro no pudo inventar todo lo que me haces sentir!
— El mío tampoco, lo sé porque cada neurona se desconecta cuando te veo... pero no podemos confiar en eso, quiero que vayas con un profesional, Rin, no puedo tolerar pensar en que te obligaré a vivir en una relación en la que solo estás por miedo de dejar de ser amado.
— Lo haré, Ran ya había dicho que iría al psicólogo.
— Eso es bueno, es un gran paso...
— Pero...
— ¿Pero...?
— Pero si él confirma lo que dices...
Sanzu no tuvo el corazón para mirarlo a los ojos y decirle que las personas siempre debían alejarse de su droga por su bien, dejar lo que los ataba al suelo para volar libres por el cielo, dejar atrás lo que creían amar para poder amar de verdad; en cambio lo abrazó más cerca y dejó un beso sobre su cabeza.
— Estarás bien, trabajarás con tus sentimientos y no te verás obligado a depender de nadie más... y tal vez encuentres a alguien que ames de verdad.
— No, no por favor, no rompas conmigo.
— No lo haré... soy tan idiota y egoísta como para querer vivir esto hasta el último segundo... —se intento alejar pero el rubio se lo impidió, aferrado a su pecho como si Sanzu fuera a desaparecer en cualquier momento— Rin mírame... Rin por favor.
— No me dejes...
— No lo haré... eres mi ratón, no hay manera de que alguien cambie eso. Amare a mi ratón hasta el último día.
Otro sollozo roto salió de sus labios y Sanzu tomos su mejilla para verlo a los ojos; besó su frente y le sonrió tranquilo, aunque sentía su pecho doler y las lágrimas acumularse en sus ojos también.
— No te dejare, Rin, estaré contigo en este proceso; si tu terapeuta determina que esta relación es producto de tu estado emocional entonces lo hablaremos y tomaremos una decisión, si ese no es el caso... bueno, entonces será una buena anécdota para contarle a nuestros hijos.
—¿Ya piensas en tener hijos conmigo?
— Ya pienso en tener una vida contigo.
Rindou sonrió con las pupilas dilatas en tristeza y lo abrazó de nuevo; por más que doliera sabía que Haruchiyo tenía razón, no podía dudar de su amor pero tampoco de sentirse dependiente a él, de pensar que era la primera y la única persona que lo amaría y qué tal vez no tendría la suerte de encontrar a alguien más que decidiera quedarse con él por el resto de su vida.
Sabía que lo amaba, pero también sabía que dolería para siempre obligarse a estar en una relación que solo fue producto de un cerebro roto.
Y también sabía que sin importar lo que pasara no tenía que tener miedo, porque aunque doliera, estaba seguro de que Sanzu mantendría su promesa... y él siempre sería su ratón.
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