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34. STAY

Rindou se levantó con el sentimiento más puro vibrándole en el pecho; una extraña mezcla de vergüenza y felicidad que burbujeaba en sus venas y lo hacía sonrojar con la cara enterrada entre las almohadas de la cama ajena.

Quería quedarse ahí el resto del día... de la vida, tal vez; pero sabía por experiencia que el destino no escucharía sus súplicas y mandaría un jodido asteroide a levantarlo de la cama si era necesario.

Y aunque no fue un asteroide, si llegó su interrupción a su hermosa paz.

Una interrupción de cabellos rosas y más energía de la necesaria para una mañana tan perezosa como esa.

— Buenos días, ratón.

— Mmm... ¿por qué hueles tan bien y por qué sigues vivo después de despertarme tan temprano?

— Porque me acabo de duchar y porque me amas tanto como para dejar a mi gato huérfano.

Sintió un beso en su sien y sonrió, justo cuando un maullido llegó a sus oídos y lo obligó a abrir los ojos para explorar a su alrededor.

Sanzu lo miraba —efectivamente— recién duchado sentado a su lado en el colchón, su gato caminaba cuidadosamente sobre la mesita al lado de la cama, buscando la forma menos arriesgada de reunirse con su dueño.

— Takeomi lo trajo esta mañana —explicó la aparición del gato, como si pudiera ver dentro de la cabeza de Rindou sus intentos fallidos por unir los hilos— por eso me desperté antes.

— Dime, por favor, que no le dijiste nada vergonzoso sobre nosotros.

— ¿Hablas de algo como "oh, Takeomi, no te esperaba, déjame decirle a Rindou que se vista"? No, no le dije nada así.

— Haruchiyo Akashi, juro que si le dijiste eso, yo...

— Tranquilo, solo bromeaba —levantó las manos en señal de paz, dándole paso libre a su gato para saltar sobre su regazo y acurrucarse— míralo, ¿no es tan lindo?

— Lo es —admitió, incorporándose para acariciar la cabeza del felino— ¿te decidiste a dejarle el nombre de Garfiel aun siendo blanco y no naranja?

— Si, pero también decidí darle un nombre más completo.

— ¿Cómo cuál?

— "Garfiel Nugget Akashi"... Takeomi lo odia.

— No entiendo por que —dijo con sarcasmo.

— Es lindo; además, tiene que comenzar a aceptarlo, pienso seguir adoptando animales hasta que me confieses que quieres hijos y podamos tener una gran familia con niños con nombres feos.

— Suena como un plan horrible.

— Lo es, pero eso no impedirá que adopte un conejo.

— ¿Para qué quieres un conejo? Acabas de adoptar un gato.

— Pueden ser hermanos, no tienen que ser de la misma especie, como tú y esa cosa que tienes como hermano.

— No arruines el momento.

— Bien, no mencionaré el evidente problema familiar que gobierna esta historia.

Rindou suspiro y se sentó en la cama, apoyando la cabeza en el hombro ajeno.

— Tienes que solucionar eso —le dijo Sanzu.

— La ultima vez no salió bien... ¿Crees que debería dejarlo así? ¿Separarnos por el bien de los dos y dar por muerta nuestra relación?

— Creo que deberías dejarlo y venirte a vivir conmigo.

— ¿Te estás aprovechando de mi falta de paternidad y apego emocional a una figura de autoridad para hacerme creer que es correcto dejar mi casa y venirme a vivir a la tuya?

— Si, eso mismo.

— ¡Estoy hablando en serio, tonto!

Haruchiyo rió, acariciando con la mano derecha a su gato y con la izquierda a su ratón.

— En realidad creo que deberían volverlo a intentar, tener una conversación más justa esta vez y decidir al fin qué es lo que quieren; obviamente tú quieres que la relación con tu hermano vuelva a ser la misma y que todo mejore... pero si Ran no quiere eso, si él no puede darte eso, entonces deberían definir qué harán.

— Si Ran me dice directamente que me quiere fuera de su vida tendré que aceptarlo...

— Si, y seguramente dolerá y se sentirá como una mierda, pero si eso significa lo mejor para los dos, entonces valera la pena.

Rindou suspiro desanimado; pensar en alejarse por completo de su hermano, como si fueran dos extraños que no compartieran sangre ni recuerdos, sonaba extrañamente más doloroso de lo que debería ser.

— Pero descuida —intento animarlo Sanzu, aún acariciando su cabello— si ambos quieren intentarlo entonces encontrarán la manera de que funcione; así lo hicimos nosotros, ¿no? éramos un desastre sin dirección que decidió apuntar a una relación estable.

— Si... espero que así sea...

— Así será —le aseguró, besando su sien antes de levantarse de la cama— ahora, ve a ducharte porque Ladybug empieza a en quince minutos y no pienso perderme el capítulo de hoy.

— ¿Me repites cómo terminé contigo?

✨🌙✨

Sanzu manejo por las calles tranquilas del medio día mientras buscaba con la mirada el lugar de reunión en el que había acordado verse con el hermano mayor de su novio de manera clandestina.

Realmente se había puesto en contacto con Ran el día anterior antes de celebrar la nueva nueva graduación de Rindou, cuando le envió un mensaje a su número celular (que encontró anotado en un post it pegado al refrigerador) con el texto de: "Hey, soy ese sujeto que sale con tu hermano y con el que discutiste en los baños de la boda de Wakasa... si, suena tan horrible como fue. Da igual, estoy invadiendo un poquito tu casa en este momento, así que si apareces tomaré este mensaje como una prueba de que te avisé, y por si te lo preguntas, lo estoy haciendo por Rin; lo que me recuerda que este mensaje en realidad solo tiene la misión de recordarte que eres un hijo de puta por dejarlo solo en su graduación, ¿acaso te pusiste a pensar en cuantos traumas le ibas a generar y cuanto trabajo me iba a costar repararlos todos? Amigo, yo también tengo vida, acabo de adoptar un gato, ten consideración.
Pero supongo que no se puede hacer nada ahora; así que ten un lindo día y por favor no llames a la policía, te recuerdo que tengo un gato que cuidar"

Admite que no fue la decisión más inteligente que había tomado en su vida, pero en ese entonces creyó realmente necesario recordarle al hombre lo idiota que era por perderse un día tan importante para Rindou; sin embargo, lo que empezó como una pequeña provocación al Haitani sin sentido ni futuro, terminó con un mensaje de parte del contrario con una dirección y un horario que Sanzu claramente no esperaba.

"Recuérdamelo en persona" decía el texto debajo de todos los detalles de su cita, sin nada más agregado.

Así fue como llegó a ese momento, después de dejar a Rindou en su casa para que pudiera encargarse de sus propios deberes, se dirigía al punto de encuentro con Ran.

Al llegar a lo que parecía una cafetería normal y concurrida se encontró al mayor de los Haitani sentado en una mesa revisando su celular; el hecho de que no se viera como alguien con intenciones de cometer un asesinato en medio de un Starbucks le dio la suficiente seguridad para terminar su camino y tomar el lugar vacío frente a él.

— Pensé que no vendrías.

— Y yo pensé One Direction en verdad regresaría pero la vida es injusta.

Ran lo miró con una ceja enarcada, — ¿One Direction?

— Si, Rin me lo explico; mira, ¿conoces a Zayn? Bien, él decidió que-

— Espera, espera —lo detuvo, confundido y mareado por la información casi absurda que estaba escuchando— No vine a hablar sobre One Direction.

— Que bien, porque aún no entiendo todos los hechos; es decir... ¿Harry y Louis si estaban saliendo de verdad? ¿Y por qué nadie recuerda a los verdaderos ganadores de X Factor?

— ¿Cómo fue que mi hermano terminó contigo?

— ¡Eso mismo me preguntó él esta mañana!

— Veo que es una pregunta recurrente.

— No somos una pareja muy convencional —se encogió de hombros— A menudo no entendemos como llegamos a donde estamos.

— ¿Y en realidad como llegaron?

— ¿No quieres escuchar como One Direction se separó pero si quieres escuchar como termine saliendo con tu hermano? Que descortés de tu parte, Haitani.

— Tengo curiosidad —se encogió de hombros, recargando su codo sobre la mesa y su mejilla sobre la palma de su mano— comencé a unir los hilos por mi cuenta y durante una discusión Rindou me confirmó muchas cosas que sólo sospechaba, pero en realidad no logró entender como es que ustedes dos lograron funcionar.

— Bueno, es porque en verdad no funcionamos, solo tropezamos el uno con el otro y nos reímos cuando estamos en el piso.

— ¿Y no te molesta todo lo que ha hecho? —preguntó astuto. Una pregunta que hizo enfadar un poco a Haruchiyo— La gente de mi edificio me avisaba frecuentemente que lo veían salir por las noches y llegar por las mañanas, incluso un vecino que se reunía con su amante en el bar donde trabaja Kakucho me aviso un par de veces que lo vio acompañando de alguien mayor, y tomando en cuenta su relación contigo y tu hermano, no es difícil pensar que acudía más veces de las esperadas al hotel que manejan. Si pude deducir todo eso con poca información, dudo que tú no sepas que Rindou nunca busca nada serio y que tu no has sido su único compañero.

— Lo se —confesó— yo mismo le asigné la habitación más de una vez; de hecho, teníamos este estupido juego donde yo evitaba que escapara por la mañana y lo avergonzaba frente a sus citas. Y claro que no me molesta, porque no era mi novio en ese entonces y porque ahora si lo es, lo que significa que, de alguna manera, me eligió y yo también decidí elegirlo.

— ¿Y por qué te elegiría a ti sobre todos esos demás hombre?

— ¿No es obvio? ¿Donde más va a encontrar a otro idiota que lo escuche hablar una hora sobre la separación de One Direction? Es un ratón astuto, aunque no lo creas —Sonrió, casi de manera retadora— ¿o acaso crees que me eligió por el dinero? Digo, sería halagador que me eligiera sobre todos esos hombres con fortunas millonarias, testamentos redactados y posibles ataques cardíacos, pero lamentablemente ese no es el caso.

— Lo se, Rindou no necesita dinero, es mi asunto encargarme de todo lo que necesite, no el tuyo.

— Aunque en realidad yo también puedo hacerlo; ya sabes, tengo un hermano mayor al que le gusta mantener hermanos menores... Bueno, no lo ha dicho explícitamente pero me mantiene a mi, así que supongo es un hobby que lo mantiene entretenido —la mirada de Ran intentando descifrar si hablaba en serio o trataba de tomarle el pelo casi le hizo reír, pero se contuvo porque sabía que ya estaba jugando bastante con su suerte— Bromeó, hombre, en realidad tengo una licenciatura en administración; le ayudo a mi hermano con los asuntos de su hotel y todo eso.

— ¿Y aún así tienes tiempo para meterte con tus cliente? Increíble.

— Trato de hacer espacio en mi agenda —le guiño un ojo— pero, por sí te lo preguntas, jamás fue mi intención intentar nada con Rindou; lo que terminó pasando eventualmente no fue esperado ni mucho menos provocado por ninguno de los dos, solo fue algo que se desarrolló sin nuestro permiso... y evidentemente también sin el tuyo, de otra forma no estaríamos aquí esperando a ver quién muerde primero.

— ¿Siempre eres así de desesperante?

— Usualmente.

— No entiendo que vio Rindou en ti.

— Bueno, una noche en la cárcel, un par de hamburguesas de McDonalds y una pila de panqueques convence a cualquiera.

— ¿Estuviste en la cárcel?

— Culpa de tu hermano.

Ran parpadeo un par de veces.

Cuando pensaba en Haruchiyo Akashi pensaba en un idiota de ego alto y poca vergüenza, pero lo que tenía enfrente —a quien tenía enfrente—, era alguien completamente diferente.

Un idiota, si, pero no esa clase de idiota.

Idiota del tipo torpe, casi infantil, casi como Rindou cuando era niño y sonreía ante los malos momento con un "Podría ser peor, ¿no, niisan?"

Un idiota que definitivamente —en otro universo— no le molestaría ver a lado de su hermano.

¿Pero como confiar en su propio criterio? Si los Haitani siempre tuvieron malos gustos.

En especial Rindou y esa cosa de pelo rosa que tenía como novio.

— Está bien, terminemos con esto —suspiro cansado— Se que ahora no lo ves, pero conozco mejor a mi hermano que cualquier persona; es un desastre consigo mismo y eventualmente con todos los demás, intentar estar junto a él solo significa que cuando todos sus problemas lo sobrepasen y lo aplasten, te arrastrara consigo y terminaras pagando cosas que no te corresponden.

— Lo se, tanto como sé que yo soy el mismo desastre que él y que él lo sabe y aún así decidió quedarse —la imagen de Rin en su casa, despertando en su cama discutiendo el nombre de su gato casi lo hizo sonreír— Tal vez te sorprenda, pero no me da miedo que los problemas de Rin me caigan encima, me da miedo que se estén desbordando y no logre darme cuenta; entonces sería realmente un idiota.

Ran lo miró fijamente, la mirada feroz de una serpiente siseando por su alma buscando cualquier agujero para escabullirse e inyectar su veneno. Analizó su respuesta en silencio, notando que su voz no titubeó ni una sola vez en toda la conversación.

Sabía que sin importar que le ofreciera o cuanto desmeritara a Rindou, ese idiota no cambiaría de opinión.

Los idiotas eventualmente se unen, pensó, con una sonrisa interna.

— Está bien, se me hace tarde, debo irme.

— ¿Eso es todo?

— ¿Quieres que te ofrezca dinero para que termines con mi hermano?

— ¿Escuchaste la parte donde confieso que mi hermano mayor me mantiene?

— Entonces eso es todo.

Ran se levantó de su asiento y Sanzu lo miró confundido.

Esperaba un intento de soborno o alguna amenaza violenta de parte del mayor. No esperaba que todo fuera tan facil.

Fácil...

— Hijo de perra —murmuró, cuando se percató de lo que en verdad sucedía.

Un detalle pequeño pero importante.

— ¿Me estabas poniendo a prueba?

Ran sonrio, tal como sonríe una serpiente.

— ¿Por qué lo haría?

— No lo se, respóndete tú mismo.

— Bueno, él dijo que eras lo único bueno que le había pasado en años... necesitaba ver si en verdad eras tan impresionante como lo dicen sus ojos cuando habla de ti.

Y si por primera vez Sanzu se quedó sin palabras ni nada sarcástico que decir; culparía a los Haitanis por tener ese jodido don.

Ran tomó su abrigo y se dirigió a la salida, sin intenciones de seguir la conversación ni mirar atrás.

— Eres un idiota, Akashi, y dices cosas muy raras, pero mi hermano está enamorado de ti y estoy feliz de que Rin al fin esté sintiendo esa clase de sentimientos, así que asegúrate de no arruinarlo... por favor.

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