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31. STAY

— Deberías buscar un hobbie diferente, ya sabes, algo que no sea pelearte con tu hermano ni revivir viejos traumas del pasado —le dijo Sanzu, intentando bromear y animarlo aún cuando la mente de Rindou volvía a revivir su discusión con Ran como un bucle.

— Lo se —suspiro, alejando sus pensamientos. Si Haruchiyo se esforzaba por mejorarle el día, entonces el también debía de poner de su parte.

— Te recomendaría la repostería, pero con ese horrible cereal con diabetes que comes tienes suficiente azúcar para todo un año.

— Igual podría intentarlo —se encogió de hombros—, aunque para ser honesto extraño un poco la escuela.

Sanzu lo miró curioso, como si no se esperará esa confesión. Ambos estaban en la recepción del hotel, Rindou con el brazo sobre la barra y la barbilla en la palma de su mano, desinteresado con todo lo que pasaba a su alrededor, y Sanzu delante de él al otro lado del mueble ordenando los papeles que Takeomi le había mandado.

— Bueno, nunca es tarde para intentar continuar. Estas a tiempo de entrar a una buena universidad, y si no terminaste el último curso de tu colegio hay muchas opciones para que-

— Si lo hice —lo interrumpió— de hecho, me gradué con honores.

— ¿En serio?

— Si, fui el promedio más alto de toda mi generación.

— No me jodas.

— En serio, lo juro.

— ¿Pero entonces por qué no aplicaste para la universidad?

— No lo se, —se encogió de hombros—no quise ir.

— ¿Por qué?

— Creo que al final me di cuenta que era tonto seguir intentándolo.

— ¿Intentando qué?

— Encontrar la aprobación de Ran —confesó— Me esforcé en la escuela y me gradué con honores porque creí que así se sentiría orgulloso de mi y volvería a prestarme atención, pensé que el problema era que no valía lo suficiente como para merecer su tiempo, así que creí que si lograba demostrándole que era bueno en algo volvería a quererme... pero evidentemente no funciono, ni siquiera asistió a mi graduación. Supongo que al final me di cuenta que intentar lo mismo en la universidad sería inútil.

— Eso es una mierda —admitió— pero quiero penar que este repentino plan tuyo de volver a la escuela no está motivado bajo esa misma idea, ¿cierto?

Rindou se encogió de hombros, —creo que esta vez quiero hacerlo por mi... aunque no se si en verdad lo haré.

— Sin importar lo que decidas, sabes que te apoyaré.

— Gracias... apoyarme para continuar la universidad es mas lindo que traerme flores.

— ¿Es una indirecta para que te traiga flores?

— ¡Por supuesto que no, tonto!

Sanzu rió y despeinó su cabello con cariño, recibiendo una sonrisa relajada de parte del menor.

Últimamente, cuando estaban juntos, las cosas parecían más fáciles.

Más lindas.

— Debo de admitir que parte de mi "nobleza y bondad" está impulsada por el deseo de verte en uniforme —confesó.

— Entonces debo avisarte desde ahora que en la universidad no se usa uniformé.

— ¿En serio?... entonces deberé patrocinarte uno de esos internados privados con código de vestimenta. Dime, ¿te gusta Suecia?

— ¿Piensas mandarme a Suecia?

— ¿Has visto los uniformes de sus colegios? Dios, Rin, no subestimes ni mis deseos ni mi tarjeta de crédito.

— Fetichista.

Sanzu fingió ofenderse por el apodo y la acusación implícita, así que se dedicó los siguientes quince minutos a explicarle a Rindou porque no era un fetichista mientras el menor lo ignoraba y jugaba Angry birds en el celular del mayor; juego que antes no estaba ahí pero Rindou había descargado después de aburrirse y darse cuenta que no había nada más divertido en ese celular que un montón de aplicaciones del banco y una foto de Takeomi con cuernos.

—... y por todas esas razones, soy mejor opción que un delfín.

Bien, tal vez Rindou se había perdido una gran parte de la conversación.

— Además, ¿donde encontrarás a otra persona que aguante tu adicción a los panqueques?

— Buen punto, me ganaste con eso.

— Lo sabía.

— Pero para tu información, tampoco planeaba irme con un delfín.

— ¿Ah, no? Entonces-

— Haruchiyo, ¿terminaste con los papeles? —interrumpió Takeomi llegando hasta ellos.

— Estoy en eso, hermano.

— Bien, apresúrate. Rin, ¿podrías ayudarme con algo?

— ¿Si lo hago me darás mi propia habitación?

— No, pero imprimiré tu certificado de constancia.

— Genial. ¿En que necesitas que te ayude?

— Primero, deja de quemarle las neuronas a mi hermano, el pobre las tiene limitadas; y segundo-

— ¡Hey, idiota, no te metas con mis neuronas!

— Desde que te caíste de la bicicleta con Mikey a los nueve años no sabes diferencias la b y la d.

— ¡El doctor dijo que era normal!

— ¡A los nueve años, Haruchiyo! ¡A los nueve años!

— Voy a mi ritmo —hizo un puchero y le dio la espalda ofendido.

— Es lento —lo apoyó Rindou— pero ya sabe escribir su nombre.

— ¡Rin!

— ¡Intentó ayudarte!

— ¿Y ese te pareció un buen intento?

— Pues si...

— Ustedes dos me volverán loco —se lamentó Takeomi, presionando el puente de su nariz— Los amoríos en el trabajo nunca traen nada bueno, ¿no podían haber empezar a salir cuando me jubilara?

El mayor espero una respuesta sarcástica o infantil típica del dúo; sin embargo, lo único que recibió fue un sonrojo cubriendo las mejillas del rubio y la actitud evasiva de Haruchiyo.

Par de idiotas, pensó.

— ¿Por qué presiento que ustedes dos tiene algo de que hablar?

— Tal vez...

— Puede ser...

— ¿Y por qué presiento que lo están evitando?

— ¡No lo hacemos!

— ¡Claro que no!

— Solo no hemos tenido tiempo, es todo.

— Rindou estaba jugando Angry birds hace dos minutos.

— Bueno, eso no explica na-... ¿descargaste Angry birds en mi celular?

— Tuve que hacerlo, no tenias juegos.

— Porque se supone que lo use para cosas serias, no para atacar a puercos verdes con pájaros radiactivos.

— Era eso o Candy crush, agradece mi decisión.

— ¿En serio eran tus únicas opciones? Porque hay un montón de...

Takeomi rodó los ojos y le quitó los papeles que antes le había dado a su hermano; Sanzu lo miró confundido y él sólo le hizo una seña hacia el elevador.

— Vayan arriba y hablen, rápido, me aturden con esa vibra rara que tienen.

Ambos se negaron, pero al notar que el hombre se negaba a aceptar un no por respuesta no les quedó más que obedecer y subir a la habitación de Haruchiyo par aclarar por fin todas esas cosas que tenían que decir.

Solo es una platica... se repitió mentalmente Rindou, intentando tranquilizarse así mismo; ¿que otra cosa podría pasar?

Sus rodillas se clavaron más en el colchón mientras se estiraba hacia atrás para obligar a Haruchiyo a perseguir sus labios para continuar con el beso, con las manos del mayor rodeándole la cintura y las suyas tomándolo de las mejillas, acariciando casualmente las cicatrices a los costados de los labios con las yemas de los dedos.

No sabía como Sanzu había terminado sentado en la cama, o como él había terminado sentado en su regazo, o como ambos terminaron devorándose la boca, pero aún podía recordar cual era su misión inicial antes de perderse en el momento.

— Si queremos hablar necesito mi boca —le recordó, separándose a penas lo suficiente, con la respiración agitada y sin la más mínima intención de abandonar su lugar.

— Si, yo también necesito tu boca... aunque no precisamente para hablar.

Rindou se sonrojó y le golpeó el hombro, ahora si, separándose a una distancia considerada pero aún cercana. 

— Habló en serio.

— Lo se, lo se; no intento ser grosero, solo es un mecanismo de defensa; me pones nervioso ¿sabes?

— ¿Hablaremos o me seguirás avergonzando?

— ¿No hay una tercera opción?

— ¡Haru!

— Bien, bien —sonrió con diversión, antes de mirarlo más serio, pero sin perder el brillo de cariño que destellaba en sus pupilas—. Ambos sabemos que no hay nada de que hablar, ratón, solo una cosa que hacer oficial... al menos que hayas cambiado de opinión.

— Por supuesto que no, tonto... sigo queriendo estar contigo.

— Y yo contigo —confesó, besando la punta de su nariz, para después aclararse la garganta y volver a adoptar esa postura carismática y burlesca que lo caracterizaba— aclarando eso, supongo que podemos continuar con el siguiente paso, así que... pequeño ratón que estás sentado sobre mis piernas y descargo Angry birds ilícitamente en mi celular... ¿quisieras ser mi novio?... claro que no estás obligado a aceptar, aunque te advierto que si dices que no, borraré tu juego de mi celular.

Rindou rió, —¿Me estas amenazando?

— Tal vez.

— Te acusare con Takeomi.

— Aún así lo borraré.

— Entonces crearé una cuenta y guardaré mi progreso.

— ¿Puedes crear una cuenta en Angry birds?

— Encontrare la forma de hacerlo.

Sanzu sonrió, — ¿Alguna vez me dejarás ganar?

Si...

— ¿Cuando?

— Oh, no, nunca te dejaré ganar, de hecho, estaba contestando tu pregunta anterior.

— ¿Sobre si se puede crear una cuenta en Angry birds?

— No, tonto; sobre ser tu novio, si quiero.

— ¿En serio? Wow, eso fue rápido y confuso, pero muy nuestro estilo si me lo preguntas, me alegro, digo, ahora podemos tomarnos de las manos y ver Ladybug juntos y... ¿a quién engaño? Ven aquí, mocoso —rodeó la cintura del menor y lo tiro en la cama, para subirse sobre él y besarlo como si no hubiera un mañana.

Si, eso era muy "su estilo".

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