22. STAY
— ¿Sabes cuánto tiempo vive una tortuga?
Es lo primero que dice Sanzu cuando aparece al otro lado de la puerta.
Rindou luce confundido y sorprendido por su visita; tiene un cigarro entre los dedos y Sanzu recuerda que el mocoso nunca fuma afuera de su habitación o lejos de la ventana o el balcón porque le da miedo que su hermano lo descubra y se meta en problemas; pero al parecer hoy está muy ansioso y no lo puede evitar... eso, o descubrió lo sobrevalorada que es la vida y solo es un acto suicida, quien sabe.
— ¿Disculpa?
— ¿Sabes cuanto tiempo vive una tortuga? —repitió.
— Claro que no, ¿porque sabría eso?
— No se, sabes cosas muy raras, como los capítulos de Ladybug y las canciones de One Direction.
El rubio rodó los ojos, sin molestarse realmente, —No se cuantos años vive una tortuga, ¿me dirás?
— Oh, no, yo tampoco se, me surgió la duda en el ascensor; ¿me dejarás pasar?
El Haitani se hizo a un lado y Sanzu entró. No sabía que diablos le iba a decir o qué tipo de conversación tendrían, Haruchiyo ni siquiera había planeado ir a visitarlo, simplemente sus pies y su cerebro confabularon contra él y lo llevaron al departamento del menor, seguramente prediciendo que si comenzaba a alejarse, tal vez Rindou podía malinterpretarlo.
— ¿Y... solo pasabas a saludar o hay una razón especial por la que viniste? —preguntó, apagando el cigarrillo en algún lugar y jugando con las mangas de su suéter de Plaza Sésamo.
— Si, yo... —rebuscó rápidamente la excusa que había pensado al subir por él elevador— mi hermana menor llega hoy para estar presente en la boda de Shin y Waka, pensé que como los dos tienen mentecitas criminales y pandilleras les gustaría conocerse.
— Suena bien, puedo sacarles historias vergonzosas sobre ti.
— ¡Pensándolo mejor-!
— No, ahora no te niegues.
— ¿No te basta con tener a Takeomi de tu lado?
— Takeomi no está "de mi lado" y es un hombre demasiado ocupado como para contarme tus desgracias infantiles.
— Como sea, Senju llegará en dos horas del aeropuerto, así que tenemos tiempo suficiente para ir a alguna cafetería y evitar que tu único desayuno sea una cajetilla de cigarros.
— ¿Quién dice que no he desayunado otra cosa?
Sanzu lo miró con una ceja enarcada, —¿Acaso desayunaste otra cosa?
— No, pero quería saber quién era tu informante.
— Te conozco mocoso —desordenó su cabello y rió por el puchero infantil que se dibujó en los labios del menor— Ve a ponerte algo bonito para irnos antes de que me arrepienta y te lleve al nutriólogo. Anda, rápido.
Rindou soltó un par de quejas pero de igual forma caminó a su habitación para cambiarse y poder salir a la juzgadora mirada de la sociedad.
No sabía si sentirse mal porque la actitud de Sanzu no había cambiado ni un poco después de todo ese "momento Disney" -como lo había nombrado en su llamada con Inupi y Wakasa la noche anterior-, o agradecido porque las cosas no cambiaron ni se volvieron incómodas.
Tal vez, debería de dejar de ilusionarse a sí mismo y aceptar que aquel momento con Haruchiyo no había sido más que un desliz como consecuencia de la atmósfera del festival; después de todo, si alguien conocía su largo historial de borracheras y acompañantes era precisamente ese hombre, y dudaba que una persona como Rindou fuera su prospecto de pareja ideal.
Por Dios, ni siquiera entraba en sus estereotipos, era el olvido de su propia familia y la diversión de otros hombre, ¿como alguien podía interesarse en el?
— Oye... —lo llamó, después de cambiarse y regresar a la barra que separaba la cocina de la sala donde Sanzu jugaba con una naranja— ¿Seguro que quieres que conozca a tu hermana?
— Claro, ¿por qué no? Los dos son dos masitas adorables y malvadas con mentecitas pandilleras.
— ¿Adorables y malvadas?
— Si, par de raritos.
Ambos sonrieron por la comparación y terminaron de tomar sus cosas para salir.
Si solo podía tener a Sanzu como el amigo que nunca tuvo, y el dolor de cabeza que le jodia de buena manera todos sus días, entonces lo aceptaría.
Por más que doliera, lo tomaría.
— Solo digo, que es mejor que te persigan dos perros a que te persigan un montón de ardillas.
— Deberíamos especificar la raza de perro.
— Cualquiera. Cualquier raza de perro es mejor que mil ardillas.
— ¿Hasta un par dé bulldogs?
— Por Dios, ratón, ¿has visto el odio en los ojos de las ardillas? ¡Solo están esperando el momento para descuartizarte con sus pequeños dientes asesinos!
— Exageras —rió, dejando su mejilla sobre la cabeza del mayor. Otra vez, había perdido en él piedra, papel o tijera -porque seguía creyendo que la opción "perro" era válida y ganadora- así que lo había llevado cargando hasta el hotel.
— No, tu no dimensionas el poder de los animales pequeños aún siendo uno de ellos.
— Hijo de-
— ¡Haru!
Ambos giraron a donde el grito provenía. En la esquina de la recepción una chica de estatura baja y cabello albino se acercaba corriendo emocionada, mientras Takeomi la seguía de cerca disculpándose con un par de huéspedes que casi atropella.
— Ah, Senju, llegaste antes de lo previsto.
Rindou bajo de la espalda del mayor, sonriendo cuando su hermana lo abrazó y Haruchiyo casi cae por la fuerza.
— El caminó fue más corto de lo que esperábamos; ya quería verte, nunca tomas mis llamadas.
— Porque me llamas a las tres de la madrugada.
— Take-nii si las toma.
— Porque es un anciano que no duerme —Takeomi lo fulminó con la mirada desde atrás y ambos menores rieron cómplices— Por cierto, Senju, quería presentarte a alguien, seguro se llevarán bien.
— ¡Ah, si, lo supe desde que los vi entrar! —de pronto, ya se había abalanzado al chico rubio de mechas azules, sorprendiéndolos en el proceso pero no incomodándolo.
Hasta que...
— ¡Ya quería conocer a mi cuñado!
Senju no pareció entender su propio error, Rindou se sonrojo, Sanzu casi se ahoga con su propia saliva y Takeomi se rió.
— Hay que comer juntos, quiero conocer todo de ti ¡y te contaré muchas historias sobre Haru-nii! Como la vez que lo persiguió una botarga de-
— Senju, Senju —se apresuró el mencionado a interrumpirla— No cuentes nada y suelta a Rin, él no es lo que crees.
— ¿Rin? ¿Te llamas Rin? ¡Es fácil de recordar!
— R-Rindou, en realidad, pero-
— ¡Rindou, que lindo! —lo abrazó aún más, como si fuera un oso de felpa gigante y suavecito— Take-nii, ¿puedo llevarlo conmigo a la escuela? Quiero enseñárselo a mis amigas.
— No es un juguete, Senju.
— Pero a mis amigas le encantarán, ¡es tan lindo!
— Okay, niña, alto ahí —lo interrumpió Sanzu, jalando de un brazo al rubio hacia el— Suéltalo ya, este es mi Rindou, consíguete el tuyo.
— No veo tu etiqueta por ningún lado, este podría ser mi Rindou.
— ¡Tu no tienes un Rindou!
— ¿Cómo sabes?
— Porqué el único en existencia lo tengo yo —logro que la chica soltara su agarre del menor y esta vez él lo rodeó por la cintura.
— ¡No es justo, yo también conseguiré uno!
— No tienes tanta suerte —le mostró la lengua infantilmente. Senju lo miró desafiante y volvió a abrazar a Rindou por enfrente mientras el mayor se quejaba y la intentaba separar.
Takeomi volvió a reír y se alejó del trío de mocosos, mientras sus hermanos peleaban y Rindou apenas si procesaba todo lo que pasaba.
Al final, Haruchiyo logró "ganar" esa discusión, siendo amenazado por Senju pero ignorándola mientras arrastraba al Haitani con él al elevador.
— Entonces... —comenzó Rindou, mordiéndose la mejilla para no reír al ver como el mayor intentaba acomodar su cabello después de que su hermana lo jalara— Te peleaste con una niña.
— No, yo solo demostré mi valía.
— Peleándote con una niña...
— ¡Es un pequeño demonio! Luce adorable pero en realidad esta poseída.
Rindou rió bajito, aún con las mejillas sonrojadas por todo lo sucedió pero feliz por aquel ambiente tan tranquilo. Sanzu también sonrió, porque Rindou se veía bonito con ese rosa en las mejillas y las inseguridades a un millón de millas.
— Deberías sorprenderte —comentó, pasando un brazo por sobre sus hombros para acercarlo más a él y caminar juntos cuando las puertas del ascensor se abrieron— Tienes a dos Akashis peleando por ti. Decídete por uno o múdate de país, no hay otra opción.
— Bueno, no hay mucho que pensar, ya se a quién quiero... —admitió, causándole un leve sonrojo al mayor— pero Transilvania siempre me pareció bonito.
— ¡Rindou!
Logré salir de mi bloqueo, muchas gracias a todos por sus mensajitos tan bonitos, en serio ayudaron mucho a notar un montón de cosas que yo misma ignoraba de mi propia historia.
El siguiente capítulo tenemos la boda de Waka y al fin, una aparición más de Ran Haitani, espero leerlos pronto. 💛
Cuídense mucho ✨
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