XX. Hidden Things
Primer día de otoño en las calles de Seúl. Era la estación favorita de Hinode, el fresco las 24hs, los tonos naranja y amarillo de las plantas. El aroma suave de las calles, no hacia calor, pero tampoco podías salir de casa sin llevar una chamarra.
Era seguro que su jefe lo estaba buscando en ese momento. Pero le fue imposible resistirse a la idea de sentarse en un parque a observar los árboles, era parte de su paz interior, la cual podía conseguir pocas veces en su vida.
Tenía puesto una sudadera grande, la sensación tan placentera de la brisa acariciar su cabello lo tuvo en un trance en el banco de aquel parque, perdido en su paz observando las hojas de los árboles caer representando la nueva estación.
Mientras veía una hoja caer lentamente a centímetros de sus zapatos. Una imagen vino instantáneamente a su mente, inclinándose a tomar la seca hoja naranja admirando los colores acoplados con el amarillo.
Recordó a Kim Seungmin. El omega que le gustaba tanto como esa estación.
No sabía como pasó. Mentiría si dijera que comenzó el día en que tuvieron relaciones.
Él ya lo había estado observando desde antes, cuando Lee Minho se fue de viaje con su jefe. Debía ser en ese momento que toda su concentración se centró en ese tierno y amable omega.
Era hinoptizante. La amabilidad y dulzura. Su apariencia y la sonrisa. Cuando usaba lentes y cuando no lo hacía. Su cuerpo y aroma. Kim Seungmin podía ser fácilmente la definición de etéreo.
Para un omega tan hermoso, era casi imposible no desearlo. Él nunca había sentido eso, fijarse en la belleza casi siempre no le llamaba la atención. Y aún así, no podía dejar de perseguir a Kim Seungmin, para mirarlo y apreciarlo tanto como podía.
Suponía entonces que era algo como un hechizo, o algo que simplemente se le fue puesto en él camino, por eso aunque intentaba evitarlo, volvía a buscar al omega queriendo de su atención, de su risa tan encantadora y escucharlo hablar cada día de lo que aprendía para comunicarse con él.
Frotó sus ojos superado. Kim Seungmin era imposible, porque sin siquiera intentarlo terminaba por volverlo loco por el hecho de que el omega aprendía lenguaje de señas por él, solo por él.
Más no dejaba de pensar, definitivamente había algo oculto en esa fachada tan amable y tierno. Era imposible no notar que a veces Kim Seungmin parecía lejano de ese mundo, como si a veces un recuerdo pasado lo haga estar pensativo la mayor parte del día. Esas veces su concentración era inquebrantable.
Se había preguntado que recuerdo era el causante. Pero descubrió que no era un que, sino un quien. El alfa pálido y servicial que raras veces veía pasear por los pasillos. Había visto más de una vez a Kim Seungmin huir de aquel hombre que también observaba al omega con aires nostálgicos y pensativos.
Hinode no podía evitar pensar en esos momentos, que había una larga brecha en sus ilusiones. Que el corazón de Kim Seungmin aun faltaba mucho para dejar que él lo ocupe de un momento para otro.
Y aunque el sentimiento picoso estaba ahí. No podía hacer más, no iba a forzar nada y tampoco podía fingir que ese omega era todo lo que le importaba en ese momento.
Más allá de eso, mientras veía a lo lejos unos hombres cubiertos con estilizados trajes negros y expresión de piedra, supo que había peores asuntos que tratar aun. Porque lo estaban mirando fijamente a él y ya suponía a quien estaban buscando.
Soltó aire pesado y sacudió su cabello al ver las silueta comenzar a acercarse a él.
Como iban las cosas. Era obvio que todos tenían la mente nublada aún. Lee Minho no había abierto el sobre que le entregó. Y Kento Yamazaki no había abierto la boca aún. Un círculo donde el interior estaba lleno de secretos que prontamente pasarían a ser un gran problema.
Si solamente pudieran usar la voz para algo más que decir mierda. O para callar y no hablar con la verdad. Eso podría evitar tanta mala vibra a su al rededor.
Los hombres llegaron frente a él. Llamaban la atención de muchas personas por el traje y la altura, con sus imponentes equipos de comunicación y armas fundadas en sus pantalones. Lo observaron con desdén, de forma despectiva como ya estaba acostumbrado que lo hagan.
- Llevanos junto a tu dueño- Hinode ensombreció la mirada ante la definición de dueño.
Normalmente los hombres de la familia Lee solían verlo con un perro, ya que solo puede mover la cola obediente. No ladraba ni refutaba. Como un títere sin vida que podía ser controlado.
No había mucho que esperar realmente. Él permitía que los trate así. Simplemente porque no le afectaba sus comentarios poco entretenidos y cansados. Todo mientras no crucen la raya para él, mientras no agoten su paciencia todo iría bien.
Porque verdaderamente la paciencia era lo que le sobraba. La cosa era cuando alguien podía conseguir que le falte. Allí, en ese momento que perdía lo cuerdo, era difícil poder lograr que vuelva a ser un perro obediente otra vez.
Hinode se puso de pie y dándoles una última mirada volteó comenzando a caminar a dirección para salir del parque. Podía escuchar las sigilosas pisadas seguirlo de cerca mientras conducía sus pasos a donde estaba su auto.
Desactivando la alarma subió. Sin sorprenderse cuando los dos hombres lo hicieron también en el asiento trasero. Los miró por el espejo retrovisor y picoteó el volante pensativo.
Un día más, alejaría un día más a esos hombres lejos de Kento. Luego ya haría que su jefe solucione todo aquello de una vez por todas.
Encendió su auto y lo colocó en marcha. Planeando en su silencio como los haría desaparecer.
Seungmin observaba ensimismado las plantas altas y con grandes tallos frente a él. Ya rozaban el cristal que los cubría y se veían tan hermosos decorando el pasillo frente a su habitación.
Sentando en el suelo frente a ellas, no pudo evitar recordar cuando se sentaba ahí junto a Jeongin, por horas hablando una semana entera mientras platicaban de todo lo que había ocurrido durante sus cinco meses en coma.
Era sorprendente porque, todo había empezado con su mejor amigo, y ahora solo quedaba él. Estaba triste, pero no por eso dejaba de sentirse feliz por Jeongin, se había ido para ser feliz y estaba bien, pero aún así lo extrañaba.
Había noches en que pensaba más lejos de los habitantes de esa casa. Y se preguntaba que estará haciendo su tierno amigo zorrito, ¿cómo estará yendo su embarazo?, ¿cómo le va en la universidad?. Jeongin le platicó que serían clases virtuales antes de irse.
Eligió la carrera de Puericultura. Seungmin estaba más que seguro que le estaba yendo de maravilla.
También no debía dudar con Hwang Hyunjin a su lado. Ni siquiera necesitabas ser cercano a la pareja para ver el nivel de cuidado y amor que le entregaba el jefe mayor a su omega. Seungmin descansaba su corazón con pensar que para su ángel Jeongin solo había días felices.
Suspiró en medio del silencio y se puso de pie. Debería salir un poco de esas cuatro paredes si quería dejar de pensar tanto. Se dirigió a su habitación para colocarse una chamarra delgada por el ligero fresco que estaba haciendo.
Mientras tomaba su teléfono, se cuestionó volver a comenzar a trabajar. Se sentía demasiado inútil y monótono los días que llevaba encerrado allí. Ya había tenido tiempo para recuperarse completamente y también necesitaba aire fresco de las calles más veces de lo que admitía.
Sí, probablemente buscaría trabajo esos días.
Bajó las escaleras con pequeños saltos. Al salir de su casa se dirigió a la entrada principal tarareando bajito. No había más que el personal terminando de limpiar los pasillos para volver a casa antes de acabar el horario.
Al menos adentro. Porque al abrir la puerta contuvo el aliento al encontrarse de frente a Hinode que también se tenso evidentemente.
Solo fue una pequeña impresión porque su cuerpo comenzó a bajar de forma relajada, pareciendo ser por darse cuenta de que se trataba de él.
Sonrojándose sacudió la mano tímidamente intentando ocultar la emoción por verlo. Allí parado con su cabello ligeramente ondulado algo desordenado, cubriendo la tersa y pálida piel de su rostro. Una vez más y como era común cargando una sudadera negra y un short deportivo del mismo color cubriendo sus largas piernas.
- Hola- saludó y Hinode le hizo una reverencia como estaba acostumbrado a hacerle.
Y luego al enderezarse ofreció una diminuta y casi imperceptible sonrisa que hizo temblar sus sentidos. Hinode ni siquiera sonreía al mejor chiste del mundo, pero cuando lo miraba a él siempre hacía esa mueca en el rostro. Por más pequeña siempre aparecía.
- ¿De donde viene?- preguntó con curiosidad y Hinode se encogió de hombros haciendo las lentas y amables señas.
"Parque". Seungmin asintió comprendiendo, por eso la ropa deportiva y el cabello ya hecho un lío.
- ¿Fue a correr?- el alfa asintió y Seungmin rió algo avergonzado-. Normalmente no hago ni un poco de actividad física, debería seguir sus pasos, alfa.
Hinode pestañeó y pudo ver un brillo divertido en su mirada antes de responder. Quiso suspirar con un tonto porque parecía entretener al contrario.
"Es saludable". Respondió y Seungmin asintió de acuerdo.
Recordando sus posiciones saltó en su sitio haciéndose a un lado y abriendo aún más la puerta.
- Lo siento, no había notado que interrumpía el paso- murmuró avergonzado mientras Hinode avanzaba con pasos tranquilos ingresando al vestíbulo-. ¿Va a casa de Byungchan hyung?. Querrá ducharse cuanto antes supongo.
Hinode lo observó varios segundos. Una mirada que al tiempo lo puso nervioso e hizo latir a su corazón más apresurado. Confundido y nervioso al notar la mirada del alfa encogerse brillante un poco después. Dignándose a responder al final.
"¿Quieres acompañarme?". Seungmin se quedó congelado por un momento, desconcertado y con el corazón bombeando sangre de forma preocupante.
Acompañarlo...¿Qué significaba eso?. Absurdamente aunque Hinode no acotó más, ni tenía la habilidad de hablar. Seungmin pudo entender algo más con la sola mirada intensa y profunda del alfa. Como si tuviera una intensión que erizó su piel y lo dejó descolocado.
Hinode en serio era expresivo. Al menos con él parecía importarle poco ser un libro abierto.
Se sonrojó más fuerte, hasta sentir las mejillas arder mientras descendía la mirada avergonzado y lleno de nervios.
- Claro...vamos- sonrió sutilmente con nervios e iba avanzar más una voz los interrumpió.
- ¿Van algún lado?- Seungmin fue el único que saltó como si los hubieran descubierto cometiendo un delito. Sintiendo su corazón saltar espantado mientras volteaba al costado encontrándose con la silueta a metros de ellos.
Minho se cruzó de brazos mirándolos interrogante. Pero haciendo un énfasis en él como si le dijera, "Estoy viendo tus pecados, Kim Seungmin".
- N-nosotros...yo iba a acompañarlo...- ¿a bañarse?.
¡Eso era absurdo!. Pero técnicamente a eso iba, era lo que entendió con la mirada de Hinode, ¿o lo confundió todo?, ¿a caso era un raro pervertido?. Tal vez Hinode solo quería que lo acompañe para darse una ducha rápida y almorzar juntos.
Volteó hacia Hinode terriblemente avergonzado, pero para la calma de su corazón preocupado; pudo ver a Hinode sonreír de lado sutilmente como si estuviera disfrutando la situación.
¡Que cruel!. Definitivamente Hinode no era inocente para nada.
- N-nosotros...- Seungmin frunció ligeramente decidiendo desviar el tema-. ¡Hyung, no sea curioso!.
Minho le enarcó una ceja profundamente, diciéndole con su expresión que se daba cuenta de todo. A veces Seungmin podía llegar a odiar la perspicacia de Lee Minho, era aterrador y sobre todo vergonzoso en sus momentos.
El jefe finalmente se decidió a dejar de fastidiar al omega menor. Dando una mirada suspicaz a Hinode antes de señalar hacia atrás al omega. Que lo deje en paz con el tema no significaba que iba a permitir que se vaya con ese alfa solos, no frente a sus ojos.
- Byungchan se encuentra junto a Jisung, van a almorzar juntos. Deberías unirte a ellos, omega- enfatizó la mirada y Seungmin hizo un mohín refunfuñando al comprender la señal.
- Allá voy- murmuró entregándose a la resignación.
Volteando hacia Hinode suspiró ofreciéndole una afable y algo avergonzada sonrisa. Estirándose para desordenar con delicadeza la cabellera suave del alfa y sacudiendo la mano momento después.
- Nos vemos luego, alfa- se despidió y se volteó contento cuando Hinode le ofreció una reverencia de despedida.
Acercándose a Minho para pasar de él le arrugó la nariz al notarlo mirarlo con los ojos entre cerrados.
- Lo último fue innecesario- le susurró cuando se detuvo frente suyo y Seungmin le sacó la lengua infantilmente cruzándose de brazos y yéndose a pasos dignos de ahí mientras Minho se giraba a verlo huir como cachorro avergonzado.
Cuando estuvo lo suficientemente lejos se giró hacia Hinode mirándolo de forma juzgadora. El alfa pareció casi o nada interesado mientras le pestañeaba esperando que le diga que podía irse.
Carraspeando deslizó las manos en los bolsillos de su pantalón decidiendo preguntar.
- ¿No estabas con Kento?- el contrario negó y eso lo confundió-. ¿No?, que extraño...¿y no sabes donde está?- cuando nuevamente negó exhaló sin paciencia-. ¿Entonces donde mierda se metió?- se quejó en alto.
Hinode no pareció afectado, sin embargo si desvío un momento la mirada pensativo. Y Minho ya supo que sabía algo cuando sus ojos destellaron por un pensamiento varios segundos y luego controló la expresión volviendo a voltear hacia él.
- Sabes donde esta...- afirmó, sin dejar la duda para que pueda negarlo.
Aún estando acorralado, Hinode lo siguió observando impasible y sin emoción. Joder, con esa comunicación mejor debió retener un poco más a Seungmin y hacer que ese hombre le diga algo con el omega como manipulación.
- Como sea, puedes seguir tu camino- se rindió pasando del alfa que no estaba siendo de mucha ayuda.
El otro no insistió ni un poco y lo dejó ir. Llegando a la puerta de la entrada lo abrió de una vez con desgana, decidido a ir a trabajar ya que Chris lo esperaba junto a los de la organización, quería hacer todo lo pendiente lo más rápido posible para volver con su adorable ardillita y despegar a la sanguijuela de Byungchan de él.
Más ni siquiera pudo amagar a salir. Quedándose plantado en el marco de la puerta al chocarse de frente con varias siluetas que no fueron invitados a su hogar, a punto de atropellar su puerta con expresiones que fácil podía saltarles una vena en la frente.
Se sintió drenado de la irritación al sentir rápidamente que algo se iba a complicar en ese momento. Porque la presencia de su madre no podría significar más que problemas.
- Minjoo- saludó sin opción. Y ni siquiera recibió respuesta porque la mayor parecía colérica al igual que sus dos hombres detrás de ella.
Ambos hombres que se veían con el rostro destruido con golpizas. Frunció el ceño cuando notó que ninguno de los dos le prestaban atención a él, sino más bien echaban fuego por los ojos dirección más atrás a él.
Volteando solo encontró a Hinode con la misma expresión impasible. Pero como no notó ninguna emoción de confusión o desconcierto Minho ya iba deduciendo que ocurría allí.
- No sabía que tú también eras problemático- protestó casi con ironía y volvió la atención a su madre.
- Tenemos que hablar- decretó y Minho ya lo veía venir.
Evitando mostrar su descontento se hizo a un lado.
- Pasen.
Como lo predijo, un problema más se sumaba a la lista.
Minho observó a su personal beta temblar ligeramente hasta casi derramar el té sobre la mesa. Espantada cuando la fuerte bofetada rezonó por toda la habitación.
Exhaló con molestia al instante. Y no por la pobre beta. Sino por su agraciada madre que venía a hacer escándalo a primera hora de la tarde a su hogar.
- Puedes dejarlo y volver, gracias- decidió dejar que la mujer huya. Y no lo dudó porque hizo una pronunciada reverencia y huyó despavorida.
Finalmente volteó a la escena. Observando a Hinode parado de forma recta sin una pizca de mostrarse afectado por la reciente bofetada que se le fue proporcionado por Lee Minjoo. Sino más bien parecía estar esperando otro como lo más normal del mundo.
- No sé que te haz estado creyendo estos días, Hinode. No sé si mi hijo te ha alentado a comenzar a ser desobediente. Pero te advierto que no lo toleraré de un perro como tú- las palabras salieron fuertes y crudas, y aún así Hinode siguió tranquilo e inquebrantable.
Minho observó como los hombres que venían acompañados de su madre se comían vivo a Hinode. El hambre de querer matarlo brillando en sus ojos como fuego vivo.
- Será mi última advertencia para ti- Minjoo escupió despectivamente-. Luego olvidaré que Kento te tiene aprecio y te mataré de una vez, sucio perro- suspirando Minho rascó su frente.
Se compadeció realmente. Que Hinode sea tan inalterable solo significaba que ya había pasado aquello más de una vez. Parecía incluso que toda aquella escena era lo más normal que había vivido hace mucho tiempo.
- Sal de aquí de una vez y ve a preparar las cosas de mi hijo. Se irán conmigo- sentenció alizándose el cabello para finalmente acercarse a la silla frente a su hijo mayor y tomar asiento de forma elegante.
Todo ante la atenta y sagaz mirada de Minho. Casi quería reírse incrédulo y algo insultado. Aquella escena y la autoridad que le mayor quería imponer casi lo había dejado sin palabras. Que al ver a Hinode comenzar a moverse no dudó en hablar.
- Quieto- su madre pareció decolocarse cuando palmó la silla a su lado-. No vas a ningún lado, Hinode. Ven a sentarte aquí- ordenó.
- ¿Qué estás haciendo, Minho?, ese hombre no tiene nada que ver aquí. Que haga lo que se le ordenó- su madre alzó la voz mientras Hinode se acercaba y tomaba asiento.
- No irá a ningún lado- repitió severamente y la mayor tenso la mandíbula mostrando su molestia.
- Como quieras, no lo necesito alado de mi hijo de todas formas- la mirada de su madre se volvió repulsiva al pasar frente a Hinode.
Y Minho inevitablemente se sintió molesto en lugar del alfa a su lado que ni siquiera se tensaba por la muestra obvio de aborrecimiento.
- Kento tampoco irá a ningún lado- sentenció, decidido ya a no darle gusto a esa mujer que no intentó mostrarle un poco de respeto desde que entró a su hogar.
La expresión de Minjoo fue un poema de sorpresa, estupefacción y lleno de enojo.
- ¿Cómo?, definitivamente te estás equivocando, Minho. Además fuiste tú quien desde un principio me diste a entender que no querías a mi hijo a tu lado. No eres nadie para impedirme llevarlo ahora- atacó y Minho se encogió de hombros restándole importancia.
- Cierto, pero ahora cambié de opinión. Y aún así, si no lo hiciera, estoy más que seguro que tu hijo no querrá irse contigo. Así que no lo permitiré- enfatizó las palabras y Minjoo pareció cabrearse, perdiendo lentamente el compostura mientras respiraba pesadamente.
- No hagas esto, Minho- Minjoo pidió entre dientes y el alfa no pudo evitar fruncir el ceño ante la mención de su nombre-. Kento me ha desobedecido y necesito llevarlo junto a su padre para que de una vez se enderece- explicó pero Minho quiso arrancarse la oreja.
- ¿Sabes por qué creo que Kento no quiere irse con usted?- escupió la pregunta mientras la mayor se tensaba-. Por la misma razón de que usted sigue tratándolo como si tuviera 5 malditos años. Y te aseguro, Minjoo, que con el tiempo que lleva conmigo él se ha comportado más adulto que de seguro el tiempo que lleva a su lado como hijo.
La tensión vibrante de enojo se hizo más fuerte y la máscara de elegancia de la mujer cayó de una vez mientras pasaba golpear la mesa con la palma de su mano totalmente alterada.
- Solo estas diciendo mentiras, Minho. Y te recuerdo que soy tu madre, como tienes el descaro de faltarme al respeto- volvió a alzar la voz y Minho soltó una risa carente de gracia mientras ampliaba los ojos con incredulidad.
- ¿Y sabes quien soy yo, Minjoo?- se puso de pie y la mujer pareció perder firmeza mientras se inclinaba sobre la meza amenazante-. Soy tu jefe, lo único en común que tenemos tú y yo es la sangre que corre por nuestras venas. No seas descarada tú para querer venir a imponer el papel de madre que nunca tuviste- escupió las palabras con crudeza mientras el rostro de la mayor perdía color de la sorpresa y la indignación-. Y como miembro de la organización deberías conocer las reglas, si me vuelves a hablar de tú y usas mi nombre, no tendré remordimiento para arrojarte fuera de mi hogar en un pestañeo.
Tensa y completamente pálida Minjoo terminó con la boca cocida totalmente sin palabras. La escuchó pasar saliva mientras él la escudriñaba con crudeza enderezándose de una vez. Pasando a observar a los guardias de la mayor que se quedaron congelados en sus sitios y con la cabeza gacha.
Al ver que todo quedó en orden volvió a sentarse esta vez dejando de buscar solucionar eso de forma pacífica.
- No conseguirá nada más hoy. Puede irse porque no los llevaras, a ninguno- sentenció y la mujer se tensó con la mirada dilatada y gacha totalmente afectada. La analizó varios segundos, la reacción y sus expresiones, claramente había algo-. Ya estoy completamente seguro que tienes algo en contra de que ese hombre esté cerca mío- se refirió a Kento-. Así que por esa razón no lo dejaré ir, porque ya me ha dado curiosidad. No se irá hasta que me enteré que es lo ocultan con todo esta escena de sobre protección enfermiza.
Minjoo apretó bien fuerte los dientes conteniendo la ira. Y luego pareció que la mujer iba a agregar algo más pero pequeños toques la puerta la interrumpieron. Minho volteó a la puerta del comedor de invitados con el ceño fruncido.
- Entre- dio el consentimiento con irritación.
Más su cuerpo se volvió ligero y casi olvidó la presencia de cualquiera en la habitación cuando vio los brillantes y curiosos ojos de Jisung haciéndose notar en el marco de la entrada. Ingresando con cautela y buscándolo rápidamente con la mirada. Luciendo su linda corona como lo había estado usando desde hace una semana.
Pareció apenado apenas sus ojos se encontraron pero Minho solo podía agradecer que su medicina de antirabia estaba allí en el momento justo.
- Lamento si estoy interrumpiendo, Minho. Pero Chris llamó y dice solicitar tu presencia urgentemente, se cuestionó el por qué estás tardando- agregó haciendo una mueca y Minho volvió a recordar que se supone iba saliendo al trabajo antes de que Lee Minjoo se aparezca.
Iba a responder pero la voz de su madre se hizo escuchar, algo cautelosa y ronca por la tensión.
- ¿Minho?- repitió, no nombrándolo, sino recalcando como pregunta la forma que lo llamo Jisung.
Observó con desdén a su madre mientras se ponía de pie ignorando la expresión juzgadora y curiosa de la mayor sobre el omega menor.
- Estoy ocupado, Minjoo. Vuelve a casa y para la próxima no aparezcas sin antes avisar. Es una molestia- Minjoo se levantó intentando parecer aún digna aunque la expresión temerosa la delataba en su rostro.
Pasó la mirada por Hinode pareciendo querer borrarle la sola existencia por la dureza de sus orbes. Y luego lo miró a él, y aunque le tomó fuerza de voluntad se inclinó a hacerle una reverencia al igual que sus dos guardias detrás.
Y resonando los tacones se dispuso a salir de la habitación. Pareció querer irse despavorida mientras Jisung se apartaba de la puerta rápidamente dándole paso. Pero Minho decidió detenerla antes de que salga.
- Minjoo- la mayor se detuvo en seco y volteó a mirarlo tensa. No le importó el rencor que parecía estar generando por él.
Debería aprender a comportarse frente a su jefe. Más que todo si era luego de haber querido manipularlo.
- A él también- señaló a Jisung-. Haz una reverencia a mi omega. Muestra respeto al omega de tu jefe.
Minjoo pareció querer explotar mientras ampliaba la mirada como si hubiera sido golpeada, sudaba sutilmente de las emociones negativas mientras pasaba la mirada de Jisung a él totalmente incrédula. Escaneando casi de forma mecánica y sin disimulo a un Jisung algo nervioso.
Pero no le quedó alternativa. Volteó e hizo una pronunciada reverencia a un Jisung confundido e incómodo, quien solo asintió débilmente. Y enderezándose con tensión salió despavorida de la habitación con sus hombres pisándole los talones.
Minho suspiró con irritación y resignación masajeando sus sienes.
- No sabía que esa mujer era tan irritante- se quejó entre dientes mientras Jisung le pestañeaba cuestionándole muchas cosas con la mirada.
- Era su...¿madre?. Porque eran jodidamente idénticos- Jisung soltó impresionado mientras Minho arrugaba el entre cejo sin poder estar en desacuerdo.
- Sí, ella es- confirmó y Jisung no preguntó más porque el alfa no se veía con cara de querer que lo haga.
Minho volteó hacia Hinode que seguía sentado como estatua. Viendo el imperceptible rojo que comenzaba a tomar forma en su mejilla gracias a la bofetada. Exhalando no se animó tampoco a tocar más de lo sucedido con el contrario.
- Puedes irte, Hinode. Y ponte hielo en la mejilla- aconsejó y el alfa finalmente se puso de pie mecánicamente, haciendo una reverencia y desapareciendo de la habitación en segundos.
- ¿Lo golpeaste?- Jisung jadeó a su lado y Minho lo miró casi ofendido.
- ¿Por qué lo golpearía?- atacó y el menor se encogió de hombros.
- Por cometer un error, supongo- negando se acercó al omega a tomar su mano para poder salir del salón de invitados.
- No golpeo a nadie que no me busque a mí- hizo saber, frotando el dorso de la mano ajena-. Lo hizo mi madre.
- ¿Sabes por qué?- Minho hizo un ligero silencio.
Analizando la escena anterior, a los hombres de su madre y la rabia de Minjoo, el jefe ya podía deducir que han estado buscando a Kento por un tiempo. Y se habrán topado con Hinode en algún sitio de la calle luego de tanta búsqueda.
Era normal que ya estén buscando a su hermano. Kento le había dicho que mintió a su madre fingiendo que había vuelto a Japón. No era extraño que su madre se haya comunicado con él padre de Kento en algún momento y que este le revele que su hijo nunca llegó allí.
Pero, ¿por qué?...¿por qué buscarlo y querer apartarlo tan desesperadamente?, ¿a que se debe tanto empeño?.
- Supongo que puso la responsabilidad de Kento en sus hombros y como se decepcionó descargó su ira- decidió responder y Jisung asintió lentamente sin decir más.
Salieron de la casa finalmente. Minho encontró allí a su chófer y un guardia que ya llevaban esperándolo mucho tiempo junto al auto. Les dio un asentimiento indicando que ya iban y el chófer ingresó al vehículo automáticamente.
Volteando hacia Jisung suspiró resignado por tener que irse, se suponía que prontamente estaría de vuelta pero ahora apenas se iba.
Tomando el rostro del menor apretó sus mejillas juntas hasta hacer fruncir sus labios y a Jisung fruncir el ceño confundido. Comenzó a reír ante lo tierno y esponjoso que se veía.
- Pórtate bien, omega. Volveré pronto- volvió a despedirse pero con palabras que el omega rápidamente enrojeció de la vergüenza.
- N-no necesito una advertencia- habló pausadamente debido al agarre.
Dejando de aplastar sus mejillas esta vez dio un apretón en ambas lo más suave posible para que no duela, aún así sus mofletes estaban rojos y tan suaves que quiso morderlos sintiendo su corazón acelerarse atontado.
- Lo necesitas- contradijo y antes de que el omega se queje refutando se inclinó a dejar un pequeño beso en sus labios logrando el efecto de relajar su cuerpo tenso-. Dile a Seungmin lo que paso con Hinode- pidió alejando las manos finalmente mientras Jisung enarcaba la ceja curioso.
- ¿Por qué a él?, ¿no debería llamar a Kento?- Minho negó.
- Probablemente media población de Khangpae ya ha llamado a Kento y no responde. Debe estar ocupado- explicó comenzando a alejarse-. Solo dile a Seungmin, es el más cercano a él y pueden comunicarse bien.
Jisung asintió entendiendo rápidamente. Antes de que Minho pueda girarse le dedicó una mirada tristona mientras extendía los brazos.
- ¿Y mi abrazo?- hizo un puchero sugerente y quiso reír maliciosamente cuando Minho brilló de la felicidad y comenzó a acercarse de nuevo rápidamente.
Eso, ven a mí y déjame apoyarme en ese duro y gran pecho.
Fácilmente comenzó a ronronear cuando los brazos envolvieron su cintura y los sintió apretarlo con calidez y emoción. Cerrando los ojos al hundirse contra la ropa suave y con tan rico olor, frotándose contra el torso cómodo y grande mientras correspondía el abrazo rodeando el torso del alfa con fuerza.
Ah mierda, cada despedida estaba siendo más difícil que la otra. Jisung no solía ser así, pero ahora no quería ni siquiera soltar a Minho. Quería seguir teniéndolo cerca todo el tiempo y frotarse sobre él porque el alfa nunca se negaría a su contacto.
Le gustaba tanto que era capaz de meterse en el maletero e ir a todos los destinos de Lee Minho con tal de no alejarse de él.
- Nos veremos pronto, omega- Jisung se soltó a rastras cuando el mayor lo alejó. Acercando el rostro a la mano del alfa cuando dejó una caricia en la piel de su mejilla.
Se fue alejando con una suave sonrisa y terminó subiendo al asiento trasero del auto. Saliendo del patio segundos después y viendo a lo lejos la reja cerrarse.
Se acomodó la corona sonriendo para sí mismo con alegría. Ese día sería de Byungchan y él para ponerse al día. Considerando que Seungmin vaya junto a Hinode, o podrían ser los tres también.
Ya que Felix estaba trabajando ese día con Christopher y los de la organización. A veces era envidiable que sea el único omega de la casa que pueda realizar un trabajo real, teniendo aquella mente tan maestra.
Volviendo a su casa ingresó pudiendo olisquear el aroma de algo quemado salir de la cocina. Ingresando rápidamente se quedó plantado en el marco de la puerta al ver a Byungchan observar la olla de carne que había dejado hace unos minutos totalmente negro y seco, humeando de forma desagradable.
- ¿Cómo dejaste que se queme así?- se quejó y Byungchan volteó a mirarlo con ojos de cachorro abandonado.
- He estado muy distraído. Creo que esa carrera y perderme por la ciudad me ha traumado- dramatizó frotando su frente con cansancio-. Y Minnie fue al baño, me dejaron sin atención de un adulto.
Suspirando Jisung se acercó y tomó con unos guantes el recipiente ya arruinado y lo arrojó al fregadero. Volviendo hasta Byungchan colocó las manos en la cadera con un suspiro.
- Creo que pediremos comida china- dio la solución mientras Byungchan se encogía de hombros.
- Por mí esta bien, mientras no me quede sin comer. Estoy como para comerme una ardilla- insinuó y Jisung le apuntó con una espátula a la defensiva.
Luego de ordenar por teléfono se arrojaron al sofá a esperar como unos inútiles que quemaron el almuerzo a la primera de intentar ser independientes.
Seungmin bajó luego de unos minutos y Jisung recordó que debía avisarle sobre lo acontecido con Hinode.
- Oye, Minnie. Creo que deberías ir junto a Hinode- el menor bufó cruzándose de brazos.
- Eso iba a hacer pero Minho hyung me mando aquí- casi fue un quejido mientras Jisung le enarcaba una ceja curioso.
- ¿Por qué no querría que se reúnan?. Normalmente suelen almorzar juntos después de todo- Seungmin se quedó en silencio, aún no había dicho nada acerca de su extraña relación con Hinode a Jisung, así que no debería meter la pata justo ahora, sería vergonzoso cuando Byungchan estaba ahí.
- S-solo...no lo sé, sabes como es hyung, veces es un sí, otras un no- divagó y Jisung asintió de acuerdo sin estar enterado del contexto.
- Como sea, ahora si quiere que vayas. Me pidió que te le diga antes de volver aquí. Resulta que Minho aún no se había ido porque su madre llegó de visita- Jisung se encogió de hombros-. Creo que esa mujer estaba molesta con Hinode y lo abofeteó, Minho me dijo que debía decírtelo ya que pueden entenderse.
- Oh no- Jisung quiso reír enternecido al ver los ojos del menor hacerse pequeñas bolitas mientras la preocupación y tristeza abrazaba su mirada. Murmurando una torpe despedida antes de levantarse y salir de la casa despavorido como si Hinode se fuera a evaporar de su sitio antes de que pueda llegar a él.
- Nunca creí ver esa mirada- Byungchan soltó a su lado y Jisung pestañeó perdido.
- Bueno, es obvio que se iba a preocupar, son amigos- Byungchan lo repasó antes de reír palmando su hombro.
- Por primera vez me siento inteligente entre tú y yo, ya que puedo ver algo que tú no- Jisung lo observó indignado.
- ¿De que hablas?, no seas presumido y cuenta- Byungchan negó inflando el pecho con altanería.
- Te darás cuenta solo- lo molestó.
Pelearon por un rato pero Jisung no pudo sacar información a su amigo poste porque a este le divertía su primer momento de ignorancia entre los dos.
El omega suspiró retirándose la corona para jugar con él. Eran casos especiales en que se lo sacaba porque absurdamente a Minho se le ensombrecía la mirada cuando lo veía sin él. Así que no había de otra que usarla incluso para bañarse. Bueno, no precisamente así, lo metía al baño con él y salía de nuevo con este puesto para que el alfa pueda verlo y no piense que no era especial para el omega.
- ¿Entonces ya se acostaron juntos?- Jisung se exaltó por la pregunta volteando bruscamente hacia Byungchan quien lo miraba con picardía.
- ¡Me esta cortejando!, ¿por qué nos acostaríamos juntos ahora?- Byungchan solo se encogió de hombros.
- No lo sé, creí que lo hicieron y estabas en cinta. Por eso te esta cortejando, la mayoría de alfas son así- Jisung lanzó al alfa una mirada malhumorada y resentida.
- Minho no es como la mayoría- defendió con determinación. Volviendo la vista a la bella corona.
Acarició las hojas artificiales de forma distraída. Ensimismado en el tacto, en el brillo del anillo en su dedo del corazón. Dos accesorios que demostraban lo importante y afortunado que estaba siendo.
Muy pocos alfas llegan a hacer un cortejo. Ahora solo era gustarse, marcar y dormir juntos para toda la eternidad. El alfa ya no trataba de ganar al omega o buscaba maneras de consentirlo. Tampoco era culpa de ellos, también los omegas dejaban de esperar mucho de costumbres y solo iban al punto.
Jisung se sentía honrado porque para ser una mierda de persona, estaba experimentando uno de los momentos más hermosos y perfectos para un omega. Viniendo del alfa perfecto, eso sí era una bendición de la Santa Papaya.
- Pero no sabía que el jefecito fuera tan romántico- Byungchan se burló a su lado, también ensimismado en la corona en manos del omega.
Jisung sonrió inevitablemente, contento y satisfecho.
- Y eso qué solo es lo que tú ves- afirmó con un ligero sonrojo.
El Minho cuando estaban ellos solos era mucho más hermoso, romántico y odiosamente adorable. Sonriéndole siempre con su sonrisa perfecta y tratándolo tan suave como si fuera una pieza delicada.
Suspiró como un tonto mientras se volvía a acomodar la corona en su cabeza esperando recibir así al repartidor cuando llegue la comida.
Minho llegó cerca de la media noche. Terminó tardando más de lo previsto. Bajó del vehículo concentrándose en el profundo silencio de la noche, con insistentes sonidos de grillos y una fuerte brisa por la baja temperatura de esa madrugada.
Estaba listo para ir a casa para morir en la cama junto a Jisung, si es que el omega aún no dormía. Ya que normalmente lo solía encontrar viendo el teléfono hasta altas horas de la madrugada. Él sabía que veía el aparato para no caer rendido y esperarlo despierto, más sin importar el regaño el omega siempre esquivaba con la excusa de que a él le gustaba dormir tarde y no porque lo esperaba a él.
Se detuvo en el comienzo de las escaleras cuando un aroma llegó a él. Buscando la fuente de éste al instante, fruncido ligeramente el ceño ante la conocida fragancia. Era el aroma de cigarrillo, y sabía que se trataba de la misma marca que siempre solía consumir Changbin.
Devolviéndose en sus pasos se quedó plantado en su sitio al ver la silueta culpable de ese curioso aroma. En cuclillas observando el suelo y abrazando su estómago mientras con la otra mano sostenía el cigarro.
Chasqueando la lengua se acercó sin hacer sonar sus pasos, y llegando junto al mayor se estiró a tomar la colilla y arrojarlo al suelo para pisarlo.
Kento rápidamente se exaltó volteando a mirarlo bruscamente decidido a quejarse. Más apretó los labios al verlo y encontrar su ceño fruncido mientras se cruzaba de brazos.
- En esta casa no se fuma, por si no sabías- avisó y Kento hizo una mueca.
- Pero si no hago daño a nadie- se quejó como niño pequeño peleando por un cigarro, abrazándose esta vez con los dos brazos, tal vez por el frío ya que solo llevaba una camiseta suelta y delgada.
- Sí lo haces, vuelves el aire tóxico y eso puede dañar a los habitantes de esta casa- refutó y suspiró volteando la mirada-. Y también te dañas a ti.
Deslizando sus manos en los bolsillos de su chaqueta se puso de cuclillas también observando el cielo con pocas estrellas de esa noche, sintiendo la mirada de Kento quemar sobre su rostro y luego su risa resonó contra sus oídos.
- ¿Te estás preocupando por mí, hermanito?- tarareó con toda la confianza y felicidad.
- No, me preocupo por no tener que enterrar un cadáver- bromeó secamente y Kento bufó a su lado.
- Esto no puede matarme, no tan rápido.
- Pues yo si puedo hacerlo, si vuelves a fumar aquí- contraatacó y Kento guardó silencio rendido.
Se rodearon en un profundo silencio, con el sonido de los grillos y el aroma del reciente cigarro emanando de Kento. Podía verlo de reojo golpetear su abdomen con sus dedos de forma distraída, estaba algo pálido y su cabello mojado por suponía Minho, agua.
- ¿Pero en serio quieres morir?- gruñó con exasperación-. Sales en plena madrugada fría, vistiendo una delgada camiseta, el cabello húmedo y fumando. ¿No quieres mejor que te adelante el trabajo y te dé un tiro?- Kento soltó una risa entretenido por el insistente sarcasmo.
- Ni siquiera siento el frío, sé que parezco imprudente pero en serio estaba necesitando tomar este aire- Minho apretó los labios impaciente.
Sin avisar acercó la mano al brazo contrario, sintiendo el cuerpo tensarse y tiritar, y junto a eso el frío helado de la piel contraria acarició las yemas de sus dedos. Minho no tuvo compasión y como castigo dio un golpe en la cabeza contraria escuchando sus quejidos altos e indignados al segundo.
- ¡Oye!, ¿cómo te atreves a golpearme?, ¡se supone que yo soy el mayor!- Kento se quejó indignado-. ¿Ni siquiera tienes un poco de respeto por tus mayores, eh?. ¡¿Qué harás si yo voy y te golpeo solo por ser un poco imprudente...-
La voz de Kento murió cuando sintió el suave tacto de una tela caer sobre sus hombros. Volteando en silencio para encontrar a Minho sin su chaqueta. Y el calor de la prenda comenzó a calentar su piel gracias a que el menor lo había estado usando antes. Su corazón ablandándose cuando vio al menor, tan idéntico a él pero con un aura más madura y confiable no devolverle la mirada con la vista puesta en el cielo nocturno.
- No grites, hay gente durmiendo- le advirtió.
Kento bajó la mirada para apreciar la prenda abrazando sus hombros, cambiando su temperatura a uno más cálido. Con suavidad deslizó los brazos dentro de las mangas y se ajustó la prenda a su cuerpo tiritando levemente por el calor de la tela contra su piel helada.
Volviendo hacia Minho hizo un pequeño puchero antes de abrir los brazos en grande.
- ¡Yo también te quiero, hermanito!- Minho se exaltó tenso por el grito y maldijó sin aliento cuando el cuerpo del mayor se estrelló contra el suyo obligándolo a caer sobre su trasero, con los largos brazos aferrándose a su cuerpo y la cabeza enterrándose en su cuello hasta casi subirse sobre él.
- Mierda, te dije que no grites- gruñó irritado mientras intentaba apartar al mayor aunque este seguía enterrándose más y más contra su cuello-. En serio te mataré si no me sueltas en 3 segundos, ¡tu cuerpo esta helado!- se quejó rindiendo sus extremidades y dejando que Kento lo zarandee un poco más emocionado por su contacto.
Apretó los labios sin decir algo más pero tampoco demostrando que no estaba molesto por el contacto. Es que como se iba a seguir quejando si Kento estaba helado, su cabello y rostro estaban congelados. Sentía el tacto de sus manos abrazando su hombros totalmente fríos. Así que se rindió con un gruñido bajo y gruñón mientras aguantaba la felicidad del mayor por tenerlo cerca.
- Minjoo vino hoy- comenzó la conversación. Kento se tenso contra él pero no lo soltó.
- ¿Dijo algo?- Minho frunció el ceño.
- ¿Algo cómo qué?- extendiendo un pequeño silencio Kento suspiró contra su hombro.
- Solo, algo como llevarme- divagó y Minho ya supo que no era lo que preguntaba.
Aún así lo dejó pasar. Debía esperar que él mayor tenga la iniciativa de confesar que mierda estaba ocurriendo.
- Sí, vino para llevarte. Pero no estabas- contó sintiendo la respiración chocar contra su piel-. ¿Se puede saber donde estabas esta mañana?.
Kento hizo una mueca riendo con inocencia.
- Solo me reuní con unos amigos- Minho supo que era mentira. Si hubiera sido así Hinode no hubiera tenido problema de decirlo-. ¿Entonces dijo que volvería otro día?.
- No, le dije que no se irían a ningún lado, ni tú ni Hinode- Minho frunció el ceño-. ¿Acaso tu amigo no te lo contó?.
Kento suspiró de forma dramática y con melancolía.
- ¿Cómo podría?, si llego y lo encuentro durmiendo junto a ese...omega con cara de cachorro- mencionó con un rencor receloso haciéndolo sonreír de lado sutilmente.
- ¿Estás celoso de un amigo?- se burló y Kento bufó apretando el agarre contra sus hombros.
- Ese omega quiere robarme a Hinode, yo lo sé, y mi amigo es tan hermoso y puro que no se da cuenta- Minho rodó los ojos por la absurda conclusión decidido rápidamente en defender a Seungmin.
- Además de tonto, ciego- atacó escuchando el jadeo indignado del mayor-. Es tu amigo quien siempre anda persiguiendo a Seungmin, no pasa un día en que no lo busca para almorzar. Es Minnie quien es tan puro para no rechazarlo- relató con convicción y Kento gruñó en desacuerdo.
- Mentira, Kim Seungmin persigue a mi Hinode porque le gusta.
- ¿Quieres que te arranque mi chaqueta?.
- Por eso digo que es Hinode quien persigue al omega.
Minho asintió conforme. Moviendo los dedos sobre sus rodillas con distracción.
- Deberías desde ya advertirle a tu amigo- murmuró ya que estaban en eso-. No tendré compasión porque sea cercano a ti, si veo a Seungmin derramar una lagrima de tristeza por su culpa, lo destrozaré yo mismo.
Kento pestañeó.
- ¿Te gusta ese omega?- Minho hizo una mueca incrédula negando con desaprobación.
- En serio deberías ordenar esa mentalidad. ¿Cómo va a gustarme cuando estoy cortejando a otro omega?- Kento soltó una risa comprendiendo.
- ¿Entonces es por qué te importa mucho?.
- Sí, es por eso- concordó.
- ¿Y no tendrás compasión de Hinode?- Minho soltó una ligera risa casi divertido con la pregunta.
- Ni un poco.
- ¿Y de mí?- Minho rodó los ojos pero no supo refutar sin lastimar al mayor.
- A ti podría matarte sin tortura- dio solución justa escuchando al contrario bufar.
- Entonces darías la vida por Kim Seungmin- confirmó el mayor y Minho asintió sin convicción.
- Daría la vida por todos lo que habitan esta casa.
Kento parpadeó somnoliento. Ya estaba con una temperatura cálida a excepción de su cabello, era seguro que pronto le dolería la cabeza por traerlo húmedo. Pero se sentía bien porque estaba teniendo una conversación normal y tranquila con Lee Minho.
- ¿Y darías la vida por mí?- el menor se quedó en un pequeño silencio, con un sentimiento incómodo en su pecho por la pregunta profunda.
No lo sabía, ¿daría su vida por Kento?.
- Tal vez, dependerá del clima- se burló escuchando al mayor reír contra su cuello.
- Yo si daría la vida por ti- Minho se sintió entumecido por las palabras, la sorpresa lo dejó unos segundos callado procesándolo.
Remojando sus labios se decidió responder calmando su alerta.
- ¿Por qué lo harías?, no somos lo suficiente cercanos para eso.
Kento sonrió un poco, tenía razón, no eran cercanos para dar la vida por el otro. Pero aún así él lo haría, ¿qué otra opción le quedaba?, si tuviera eso como única opción; Kento pensaba hacerlo.
- ¿Por qué más?, eres mi hermano menor y el único que tengo, que cruel de tu parte que tengas que dudarlo- soltó indignado.
Minho hizo una mueca por la respuesta dudosa. Aún así era Kento, y normalmente toda su existencia era dudosa y a veces solo quedaba ignorarlo para no estresarse.
- Como digas. Espero que si llega el momento no te pongas de gallina entonces.
Después de que el alfa mayor volvió a quejarse y a refutarle un poco más. Minho se cercioró de la hora en su teléfono. Ya eran cerca de las dos de la madrugada, le sorprendió que había hablado por más de una hora con Kento, y no habían estado en desacuerdo en muchas cosas.
- Entremos de una vez, porque mañana no quiero escucharte lloriquear por un resfriado.
- ¡No será así!, el abrigo ayudó mucho- aseguró contento.
Minho no pudo siquiera amagar a levantarse, porque Kento no lo soltó aún cuando ordenó para entrar ya. Indeciso se quedó en su puesto sintiendo la cabeza hacerse más pesada en su hombro.
En serio...¿quería quedarse dormido en esa posición y en esa fría noche?.
- Kento...- llamó impaciente y el mayor soltó un murmullo avisando que lo escuchaba-. Entremos.
- Vamos...¿te aburriste de mí?- Minho no pudo responder.
Bien, tendría que quedarse porque era lo suficiente terco para no admitir que no estaba aburrido. Pero también tenía el corazón ablandado para arrastrar a Kento adentro cuando se notaba que no quería hacerlo.
- Respira aire un poco más y entremos- soltó vagamente.
Kento sonrió un poco. Su estómago temblaba por el frío, y dolía un poco pero estaba bien. Había hecho que Minho ceda por él.
¿Podría ser que logre conseguir un poco de cariño del menor antes que sea tarde?.
Juju volví. No tan tarde, ¿supongo?.
VIERON QUE SKZ COMEBACK EN ABRIL. MAMÁ ME VOY A ALTERAR PORQUE SE VIENEN NUEVOS CONCEPTOS Y NUEVOS ESTILOS AKSUWJFAKFKFK.
Y luego me pondré a llorar porque se sumará un nuevo álbum más a la lista que no podré tener. 😻
Nada. Cap algo corto(? Pero espero les haya gustado. El próximo capítulo es aire juju. Para los que conocen este tipo de cortejo seguro ya saben que se viene.
Gracias por los lindos comentarios todos los día y el gran apoyo. Los tqmmm ❤️🩹.
Buenas noches o días dependiendo de que hora lo lean, cjau ♡.
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