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3

Los colores pasteles fueron ahora sustituidos por colores fuertes, el rojo oscuro opacaba al rosa en una línea vertical.

El cuadro estaba repleto de muchos colores que ahora se lograban distinguir lo que era el dibujo.

Taehyung estaba hecho un desastre, no había llevado ropa de repuesto por lo que tendría que salir con su ropa llena de manchas de pintura.

—Mírate nada más. ¿No te molesta llenarte de pintura? —le preguntó Jimin quien acababa de dar algunos retoques en su lienzo.

—Un verdadero artista debe de amar la pintura, aún si está manchado.

Para él, pintar ya no tenía ningún significado, para otros, su arte era la quinta maravilla del mundo.

Y se preguntaba, ¿de verdad están tan ciegos para no ver el significado de mis pinturas?

La belleza del arte solo era externa, la interna no importaba.

El mundo pensaba igual, nadie se salvaba de sus pensamientos, aunque fueran personas muy diferentes con comentarios diferentes a su hablar, pensaban igual que los demás.

Es por eso que Tae se aislaba de la gente. Sus pensamientos eran tan similares que lastimaban a una persona telepáticamente.

Sus compañeros rodearon a Taehyung, este ya estaba acostumbrado puesto a que, según otros, era el mejor de la clase, algo que él decía que no.

Cansado de tantos halagos decidió ordenar todo y dejar su cuadro a secar. Salió de la universidad directo hacia aquella cafetería que tanto frecuentaba ir.

—¡Buenos días, Taehyung! —dijo el dueño del lugar.

—Buenos días señor, Jung.

—¿Lo mismo de siempre?—asintió.

Esperó pacientemente su pedido. Este era uno de los pocos lugares que podía llamar cómodo, aunque solo llamaba "cómodo" tres lugares.

Recogió su pedido y con lentitud comenzó a digerir mientras leía algunos párrafos de una lectura que debía de memorizar para un examen. Su memoria era fotográfica con lo cual no sería un problema, solo que a veces eran tan tediosos tener que memorizar que ni lo hacía.

—¡Buenos días!

Esa voz la reconocía perfectamente Taehyung, Jung Hoseok acababa de llegar con su inigualable sonrisa y ánimos.

—¡Buenos días, Tae! —saludó y se sentó frente a él.

—Buenos días, Hoseok —de reojo observó que no traía su mochila—. ¿No fuiste a practicar?

—¿Recuerdas que hace una semana me fracturé el brazo? —el peliazul ladeó la cabeza—. Me llamaron temprano de la academia informándome que debía tomarme otros días más de reposo. ¡Es como si se quisieran deshacerse de mí ¿Acaso no saben que soy el mejor bailarín de la academia?

Tae solo escuchaba atentamente lo que decía. Aunque no le gustaba escuchar como la gente se quejaba de su vida diaria, con Hoseok era diferente. Diferente porque hablaba con sinceridad y sin exagerar...

Bueno, de exagerar solo un poco, un poquito.

—¿Y tú? ¿Estudias para un examen? —asintió—. Para todo hay que tomar exámenes. ¿No es mejor que quiten esa modalidad? ¡Incluso en artes debes de hacerlos!

—Los exámenes en arte solo sirven para ver que tanta memoria tienes de recordar los más importantes, al igual que aprender de técnicas y de cosas que no deberías hacer—respondió—. Es tedioso, a decir verdad —resopló—

—¿Ves? Incluso tú lo dices —de pronto se había callado, al parecer recordó algo que también quería compartir—. ¿No tienes más clases ahora?

—No, ¿por qué lo dices?

—Quiero llevarte a un lugar —Taehyung observó los ojos de Hoseok, sabía que eso lo haría incomodar, pero uún así lo hizo—. ¿Por qué me miras así...? ¿Piensas que te voy a raptar o algo por el estilo?

—¿Hacia donde me quieres llevar?

—¡Si vienes conmigo lo vas a saber!

{...}

Y aquí volvían a estar otra vez.

Taehyung no había vuelto puesto a que no quería seguir causando problemas.

El club estaba completamente vacío, esta vez las luces estaban encendidas y la batería que había visto la última vez seguía ahí. Es decir que...

—Jungkook tocará hoy —informó Hoseok.

—¿Por eso me trajiste?

—Querías verlo, ¿no es así? Ya tienes tu oportunidad.

—De hecho, ya me lo encontré una vez.

Y no de la mejor forma —dijo en su mente.

Justo cuando Hosoek estaba por responderle, un gran grito se escuchó por la espalda de ambos. Hosoek se agarró de Tae y este se sorprendió al sentir sus brazos más el gran grito.

—¡Kim Namjoon, no hagas eso! —le replicó el asustado.

—¿Hobi? ¿Estabas aquí?

—¡Por supuesto que sí!

—¿Es que no se pueden callar por un rato? Me duele la cabeza, no quiero estar repitiendo lo mismo miles de veces. Se supone que soy el menor y ustedes los mayores, ¿no pueden hacer eso siquiera?

Jungkook, la preciada musa de Taehyung, estaba ahí haciendo lucir sus extensos tatuajes que parecían no tener ningún fin. Este observó al peliazul al lado de su amigo y seguido lo observó a él.

—No sabia que conocías a mi acosador.

Taehyung estaba dispuesto a irse, tampoco estaba con ganas de decir lo mismo una y otra vez, aunque fuese para hacerlo molestar cuando en realidad lo único que no quería hacer era incomodar.

—¡Tae, espera un momento, Jungkookie lo dice de broma! —dijo Hoseok con el fin de detener sus pasos—. ¿Verdad?

—¿Y si lo digo de verdad?

—De igual forma me iría —contestó Taehyung.

Abrió la puerta del local y antes de este irse, Jungkook le preguntó:

—Tu nombre es... ¿Tae?

—Kim Taehyung —respondió fuerte y preciso.

Y tras aquella conversación algo extraña, Tae se fue. Quería llegar a casa y poder descansar un poco, aunque eso sería claramente imposible mientras tuviera pintura, lienzo o un lápiz de carbón.

Jungkook estaba confundido por su voz puesto a que pensaba que sería una no tan gruesa. Las últimas dos veces lo había escuchado hablar tan bajo que era casi imposible de escucharlo. Ahora, pudiéndolo escuchar mejor, su voz no combinaba para nada con su rostro.

¿Cómo puede ser que un chico de apariencia delicada tenga la voz demasiado gruesa?

—Kim Namjoon llamando a Jeon Jungkook —Namjoon pasó su mano frente al rostro del menor—. ¿Te quedaste embobado con él?

—¿Acaso no escucharon su voz? —señaló la puerta en donde se había ido el peliazul.

—Es cierto de que gruesa es, pero después te acostumbras —comentó Hoseok.

¿Acostumbrarse? Incluso él, Jungkook, quien no creía en el destino, ahora pensaba que se lo volvería a encontrar innumerables veces.

Pero, ¿por qué?

{...}

El cansancio se acumulaba más en Taehyung, no cansancio de cuerpo, sino que mentalmente. Estaba tan cansado de pensar qué haría para conseguir una musa, o más bien, para decirle al chico de tatuajes que fuera su musa.

Llevaba una semana y media sin saber nada de aquel chico, y la verdad es que no le estaba dando tanta mente a eso ahora, porque...

Estaba más que hastiado al ver cómo llovía sin control alguno, eso significaba dos cosas:

Uno: Taehyung detestaba la lluvia, no porque no le gustara, era porque la mayoría de sus papeles estarían blandos y fácilmente podrían romperse al pasar un lápiz.

Dos: tendría que irse a casa a pie porque había perdido el último autobús y no esperaría bajo la lluvia en la estación por otra hora más.

Paró debajo de una carpa estando empapado de agua, planearía esperar ahí hasta que la lluvia cesara aunque sea un poco. Verificó la hora en su teléfono y eran más de las ocho de la noche. Había salido demasiado tarde hoy.

De lejos escuchaba unos leves bullicios, trató de no prestarle atención y no pude ser así cuando escuchó a un chico alzar la voz.

—¡Quiero darme un tiempo! ¿Es eso mucho pedir?

—¡Jungkook, entiende que no puedes! ¿Qué te está pasando? Tú no eres así.

El corazón de Taehyung empezó a latir con rapidez, era más que obvio que quedarse bajo esa carpa no era una opción duradera.

Tenía una discusión con otro chico que también reconocía por su voz, solo que su nombre no llegaba a la cabeza del peliazul.

Justo cuando pasó frente a la puerta, esta fue abierta y Tae fue empujado hacia fuera de la carpa, nuevamente sintiendo las gotas de agua sobre él.

Estaba afuera, Jungkook había salido y había chocado contra Taehyung.

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