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21

Tres meses pasaron desde que Jungkook se volvió la musa de Tae. Era una tarde muy tranquila, tan tranquila que Jungkook empezaba a aburrirse por estar sentado casi dos horas en una silla frente a Tae. Comenzaba a dolerle el trasero de una manera increíble.

—¿Y si nos tomamos un descanso? Podríamos salir, saludar al sol y tostarnos un poco, ¿no crees?

—No te estoy obligando a que te quedes sentado, puedes salir si quieres —le contestó el peliazul.

Pero Jungkook no quería dejar solo a Taehyung. Eran los únicos que estaban en el club aparte de Jin que no les prestaba atención por estar en su mundo, por lo tanto, no lo dejaría solo.

Si bien Jungkook creía que se la pasaría el resto de la tarde estando aburrido, una llamada hizo que Taehyung dejara con rapidez todo lo que estaba haciendo para poder contestar.

—¿Mamá?

Era raro que sus padres lo llamaran en un día de semana. Particularmente lo hacían en los fines de semana solo para que Taehyung se concentrara en sus estudios cuando esté en semana.

—"Tae... ¿Hablaste con Taemin los otros días?"

No entendía muy bien a que se debía la pregunta, pero afirmó.

—"Y de casualidad, ¿no te dijo hacia dónde iría hoy?" —sonaba más nerviosa de lo habitual.

—¿Qué ocurre? —empezaba a sospechar de que algo no muy bueno había ocurrido.

Su madre suspiró pesadamente hasta que finalmente dijo:

—"Taemin se fue de casa."

De un momento a otro dejó de respirar, abrió sus ojos aun más por la sorpresa de aquel anuncio. Jungkook pensaba que algo le habían dicho porque se notaba un poco alterado aunque intentara calmarse.

—Iré hacia allá.

Sin esperar tanto empezó a recoger con prisa sus cosas, sin importar si su trabajo en pintura se estropeara.

—"¡No, debes de enfocarte en tus estudios!"

—No voy a hacerlo bien cuando sé que él no está en casa. Llegaré pronto.

Y así de rápido que atendió el teléfono, así de rápido fue que enganchó la llamada.

—Lo siento, tengo que irme —justo cuando cogió su gabardina para marcharse, Jungkook le cogió del brazo.

—¿Ocurre algo? —preguntó su mayor al notar la preocupación en su rostro—

Taehyung se mordió los labios, no quería preocupar pero aún así dijo:

—Debo de ir a Daegu ahora mismo. Mi hermano menor se fue de casa.

Entonces Jungkook lo había entendido por completo: a Taehyung no le importan la vida de los demás, porque mientras se tuviera a sí mismo y supiera que sus seres queridos estaban bien, él lo estaba.

Justo ahora, Kim Taehyung no estaba bien.

—Te llevaré.

—No hace falta, puedo ir en...

Pasó su mano derecha en el rostro suspirando fuertemente cuando se percató de que había un gran e importante problema en eso.

El dinero no era suficiente para ir en tren.

—Le avisaré a Jin, espera aquí.

Jungkook salió casi corriendo hacia Jin que estaba detrás de la recepción con unos audífonos puestos. Cuando vio al de mechas azules se quitó los audífonos para prestarle total atención.

—¿Puedes prestarme las llaves de la camioneta?

—¿Ves? Tienes tu propia licencia, debiste hacerme caso cuando te dije que te compraras tu propio vehículo —empezó a regañarlo.

—No estoy para que me regañes ahora mismo. Necesito llevar a Taehyung a un lugar con urgencia. Prometo que no le haré ningún choque.

El mayor observó por encima de Jungkook y pudo notar a un Taehyung que no paraba de moverse de un lugar a otro.

—Toma, solo es por que se trata de Taehyung —le hizo entrega de las llaves.

—¡Gracias, hyung! —volvió hacia el peliazul listos para salir.

—¡Vayan con cuidado! —exclamó Jin como última vez.

{...}

En todo el camino Taehyung no paraba de morderse las uñas. Jungkook jamás lo había visto tan preocupado como ahora. Debe de querer mucho a su hermano, porque Tae siempre se mantenía firme ya sea cualquier situación.

Este no era el caso.

—No sabía que tenías un hermano —comentó el mayor para romper la tensión.

—Tengo dos hermanos menores, soy el mayor —dijo—. ¿Sabes en donde queda Daegu?

—He ido varias veces con Yoongi, así que sí sé llegar —Taehyung sacó su teléfono para teclear sobre este.

—Dice que sigas derecho —desconfiaba un poco de su memoria.

—¡Te dije que sé llegar! —reprochó haciendo un pequeño puchero.

Tae le ignoró completamente en su pequeña escena de berrinche y se dedicó a observar el paisaje. Iba a ser un viaje extremadamente largo, incluso pensaba que tardarían un día completo en llegar.

Era obvio, cuando quieres a alguien, quieres ayudarlo, estás lejos y vas de camino, el viaje se hace cada vez más largo.

—Lo siento por enrredarte en esto —empezó diciendo el peliazul.

—No tienes que disculparte, es una urgencia, ¿no? —asintió lentamente.

Aún seguía pensando, ¿por qué su hermano se había ido de casa? Era algo increíblemente imposible de creer, porque él no solía hacer esos tipos de cosas ni de broma.

¿Acaso discutió con sus padre? No, descartó esa idea de su cabeza. Si hay una diferencia de opiniones, su familia era capaz de poder llegar a un acuerdo, incluso si se trataba de algo malo, siempre lo conversaban.

Entonces, ¿cuál fue la razón? Por más que intentaba buscarle las miles de posibilidades, aún seguía pareciéndole imposible que hiciera tal cosa.

Solo esperaba que se encontrara salvo y sano, que no le ocurriera nada.

{...}

Tras doblar en un par de esquinas y luego de tres horas de viaje, Jungkook y Taehyung finalmente lograron llegar a Daegu, específicamente; a la granja Kim-Eun.

Una vez llegaron, Taehyung se quitó el cinturón de seguridad y bajó de la camioneta como un rayo. Sus padres estaban fuera de la casa, aún seguían buscando a su hijo Taemin.

Su madre abrazó a su hijo mayor con todas sus fuerzas mientras lloraba en su cuello.

—¿Qué ocurrió? —preguntó el peliazul intentando mantener la compostura.

—Tae-Taemin estaba enojado, luego hablamos con él sobre eso hasta que se fue de casa —explicó su madre en medio de llanto.

—¿Por qué...?

—Estábamos hablando sobre los vecinos. No sé porqué se enfadó tanto.

—¡Oppa, buscamos a MinMin por todos lados pero no lo encontramos! —dijo su hermana menor aguantando las lágrimas.

Tae se agachó hasta quedar a la altura de su pequeña hermana y acarició su cabeza.

—Oppa lo encontrará —le obsequió una sonrisa—. Así que no estés triste porque haré lo que sea para encontrarlo, ¿sí? —acarició sus regordetas mejillas sonrojadas, la pequeña niña asintió.

Sus padres le dijeron que buscaron por casi todo el pueblo, incluso su hermana Taesoo ha buscado en lugares donde frecuentaban ir a jugar.

El bloqueo mental se había hecho presente en Taehyung después de meses. No sabía que dirección ir, que hacer, como encontrar a su hermano, en donde, o siquiera en donde empezar. Porque se encontraba perdido en él mismo.

—Taehyung —la mano de Jungkook tocó su hombro—, lo encontraremos pronto.

Sí, lo iban a encontrar pronto. Era su deber como hermano mayor cuidarlo y protegerlo, era su deber encontrarlo y abrazarlo fuertemente.

Jungkook y él se dividieron para poder buscarlo más rápido. Tae buscaba en los lugares donde únicamente iba con su hermano pero aun así no lograba encontrar ni una pista, ni siquiera los mismos vecinos sabían en donde estaba.

Era un pueblo pequeño, ¿cómo no iban a saber hacia dónde fue un niño de diez años?

Su pecho cada vez se oprimía más y más y estaba llegando hasta el punto de caer en la oscuridad, pensando que no encontraría a su hermano. Según lo que le había dicho su madre, había salido a las nueve de la mañana sin desayunar, eran las siete de la noche, es decir, diez horas desaparecido.

¿Tendrá hambre? ¿Tendrá frío? ¿Estará cansado y con sueño? Esas eran las preguntas que se hacía Tae consecutivamente.

Volvía a la casa abatido, sin una pista siquiera de donde podría estar, hasta que escuchó un grito llamándolo por su apodo.

¡Taehyungie!

Su hermano estaba sentado entre los hombros de Jungkook quien lo cargaba y sostenía de sus piernas para que no se cayera. Taehyung corrió con desespero hacia su hermano, lo cargó haciendo que se levantara de Jungkook y lo abrazó fuertemente, escondiendo su cabeza en el cuello del menor.

Estaba feliz porque había encontrado a su hermano. Estaba feliz porque después de tanto tiempo, al fin podía ver a su hermano pequeño.

Era tanta la felicidad que sin darse cuenta había derramado una pequeña lagrima.

Jungkook, quién miraba la escena, solo pensaba: "Taehyung en verdad es alguien muy realista". Amaba a su familia, incluso se podría decir que más que él mismo. Era lo normal cuando son una familia unida.

{...}

Taehyung aún seguía cargando a Taemin quien se aferraba con fuerza al mayor. No quería soltarlo, no aún.

Un pequeño ladrido llamó la atención del peliazul. Este giró y se encontró a un pequeño perro corriendo hacia donde él, dando vueltas en sus piernas, sosteniéndose de sus dos patas mientras que las dos delanteras estaban en sus piernas, y sacaba su lenguita por ver finalmente después de cuatro años a su amo.

—¡Yeontan!

Bajó a su hermano que aún no se despegaba de él y sostuvo entre sus brazos a su mascota para llenarlo de muchos besos.

Su niño interno al fin había salido —dijo Jungkook en sus pensamientos.

Los padres de Tae viajaron su mirada a Jungkook, este al notar tales miradas, se colocó derecho e hizo una reverencia formal hacia ellos.

—Lamento no presentarme antes. Mi nombre es Jeon Jungkook, un placer.

Sus padres estaban sorprendidos por ver a alguien al lado de Taehyung, muchos menos pensaban que sería alguien como él.

Por instinto propia Jungkook acarició su mano derecha en donde se encontraban la mayoría de tatuajes que tenía. Era justo como Tae decía: "Todos juzgan, de igual forma."

¿Ellos me juzgarían igual que los demás? ¿Pensarán que soy alguien de mala influencia solo por llevar unos cuantos tatuajes? —se preguntó.

—Tae, ¿por qué no se quedan por esta noche? Ya es muy tarde para tener que volver a Seúl —propuso su madre.

Tae observó a Jungkook con quien compartió miradas y que telepáticamnete se comentaron: "¿por qué no?"

—Está bien, nos quedaremos por hoy —contestó el peliazul.

—¡TaeTae se quedará! —gritaron de alegría sus hermanos mientras corrían alrededor de ellos.

La alegría rebosaba en Taehyung, tanto que no paraba de sonreír en ningún momento. Era como si el mismísimo girasol, girara hacia el sol que le estaba sonriendo. Era justo igual ahora.

Por alguna razón, Jungkook amaba ver aquella sonrisa resplandeciente en él. Porque en muy pocas ocasiones lograba verlo sonreír.

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