13
El calor llegaba de a poco y eso significaba una cosa bastante importante y peligrosa para Taehyung, solo que eso no impediría continuar con su vida.
Llegó a la cafetería para pedir un té frío y se sentó al lado de Jungkook. Este miraba fijamente una libreta con el ceño levemente fruncido y mordiendo sus labios.
Estresado estaba, de eso no había duda.
—Pensé que llegarías más tarde —dijo el peliazul sacando sus lápices y libreta de bocetos.
—Puedo ser puntual cuando quiero.
El mayor bajó un poco la mirada, notando un poco de piel expuesta de parte de Tae. Entonces se dio cuenta de que estaba en pantalones cortos al igual que andaba con sandalias.
Luego se preguntó, ¿acaso no sabe que el frío está llegando?
Si bien andaba con un abrigo que pronto se quitó por la incomodidad que sentía, debía tener cuidado de no enfermarse.
—¿Por qué tu piel está tan irritada? —dijo tras notar pequeñas hinchazones en sus brazos.
—Padezco de urticaria colinérgica —respondió una vez recibió su pedido por parte del dueño del café—. Significa que, al incrementar el calor corporal, mi piel comienza a hincharse y salir pequeñas erupciones.
—¿A qué se debe?
—Hoy hice ejercicio de más. No es algo de tener que preocuparse tanto.
Por esa y tantas razones más, no puede hacer ejercicio que pase de la hora porque su piel recibiría aquel daño. Lo mismo para bañarse con agua caliente, no puede ser tan caliente porque si no, su piel blanca se vuelve roja.
—Entonces no puedes hacerlo.
—¿Qué? ¿De qué hablas?
—Dices que tu enfermedad se basa en el calor corporal, con lo cual, no podrías tener sexo.
Hubo un silencio entre ambas personas. Tae, quien dejó de dibujar, lo miró estupefacto sin poder creer en lo que dijo.
—A no ser que seas precoz, ahí sería algo diferente. Lo más probable es que lo seas porque me habías dicho que nunca has tenido pareja.
—¿Estás cuestionando mi vida sexual? —con lentitud fue alejándose de él.
—Es que eres raro, Taehyung.
—No —negó de una vez—. Tú eres el único raro por estar cuestionando mi vida sexual más que yo. Y para tu información, no soy precoz.
—Oh, ¿lo sabes porque te has masturbado alguna vez?
A Tae le parecía tan raro e incómodo hablar de eso con alguien, más que sea con Jungkook.
¿Acaso no tiene vergüenza ni pelos en la lengua?
—Además, ¿como sabías que no he tenido pareja?
—Lo mencionaste la vez que te pregunté sobre si has experimentado cualquier sentimiento, y me respondiste que no sobre el amor.
—Pero nunca te dije si había tenido pareja o no. No puedes sacar suposiciones solo porque alguien te dice algo.
—Y la atiné, ¿verdad? —comentó con una sonrisa.
Taehyung omitió lo anterior para seguir dándole mente a lo que Jungkook dijo sobre su vida sexual. En verdad que él es un caso muy especial.
—¿Cómo rayos fue que acabamos en esa conversación? —murmuró para si mismo, pero Jungkook lo escuchó. ¿Cómo no lo iba a escuchar si estaba al lado?
—¡Pero fuiste tú quien dijo sobre el calor! Por eso te dije que no podrías tener sexo porque se suda mucho y el calor es increíble.
—Jungkook... —el menor lo miró—. Detente, por favor. Te dije eso porque es mi enfermedad, no porque tengo problemas hormonales en donde en momentos me siento el cuerpo caliente y en otros normal.
—¿Por qué? Es normal hablar sobre el sexo o hacer el amor como las parejas cursis lo llaman, que técnicamente es lo mismo; se basa en penetraciones, sin penetraciones y...
Taehyung creía haber muerto de la vergüenza antes, pero ahora era peor porque Jungkook seguía y seguía hablando sobre el mismo tema.
No pudo más así que optó en taparle la boca con sus manos.
—Ya entendí. Sé de lo que hablas, así que no sigas, por favor —rogó—
El mayor sonrió y sostuvo las manos de Tae para apartarlas de su boca.
Sus manos eran suaves, tanto que parecían algodones. Podías acariciarlas como querías y eso precisamente Jungkook hizo. Cosa que Taehyung ni cuenta se había dado.
—¿Avergonzado? —le preguntó el mayor.
—¿No tienes vergüenza?
—¿Qué es eso? ¿Se come? —el menor solo pudo negar consecutivamente sabiendo que es un caso perdido seguir discutiendo con él—. Jin estudia sexología, y desde que lo conocí se la pasa hablando de eso, porque supuestamente, me podría ayudar en el futuro y también para que no se le olvide. Lo peor es que tuvo razón —susurró la última oración.
De pronto la curiosidad invadió a Taehyung sobre la amistad entre ambos.
—¿Cuánto tiempo llevan conociéndose?
—Mmm —miró a la nada pensando en los años que lo conocía—. Creo que más de ocho años. Fue hace mucho tiempo. Es el padre ejemplar del grupo.
—Debes de quererlo mucho.
—Lo vez muy serio conmigo, pero en verdad me quiere mucho.
Jungkook era el típico niño travieso que escondía la mano cada vez que arrojaba una piedra, pero que, a su vez, su padre se daba cuenta de que era él, lo regañaba y aun así seguía igual.
No cogía cabeza, aunque le dijeran por su propio bien.
Sucesivamente Taehyung fue alejándose de él para continuar en lo que hacía. De hecho, no estaba haciendo su trabajo con Jungkook como normalmente hacía, estaba reponiendo trabajos atrasados por su recuperación de la mano. De su vaso de agua vertió un poco en un envase de plástico, mojó su pincel y la pasó en la pintura azul oscuro.
—¿Harás acuarela? —asintió—. Nunca he visto en persona cómo se hace. ¿Las pinturas las hiciste tú?
—Me proveyeron los materiales, así que sí, los hice yo —Jungkook arqueó las cejas en modo de sorpresa.
El mayor fue acercándose a él hasta sentir su aroma chocar sus fosas nasales.
No era incómodo tenerlo cerca, solo que extrañamente lo ponía nervioso.
—Taehyung...
—¿Qué pasa ahora?
—No te muevas.
No entendía lo que decía, aun así se quedó quieto sin mover tan siquiera su mano izquierda.
Y de repente sintió un manotazo que lo hizo gritan del dolor.
—¡AUCH! ¡Jeon Jungkook, eso dolió como no te imaginas! ¿En qué pensabas? ¿En sacarme la arteria carótida con un manotazo mágico?
—Tenías un mosquito pero se escapó.
—Sí, claro, un mosquito que ni sentía el pinchazo mas sí sentí tu mano —empequeñeció sus ojos.
El mayor abultó sus labios como normalmente hacía. Bueno, tal vez lo hizo con su segunda intención que en realidad no se daba cuenta de que fue así.
—Créeme que fue un mosquito.
Taehyung chasqueó la lengua y volvió a lo suyo. Una pequeña idea le llegó y a medio camino de su pintura de agua y giró disimuladamente a Jungkook.
—Oye, Jungkook.
—¿Sí...?
Al terminar la pregunta, la gran mano suave de Taehyung pegó con fuerza su cuello. Ambas partes estaban rojas, la mano de Tae y el cuello de Jungkook.
—¡LA MADRE QUE ME TRAJO AL MUNDO! —chilló—. ¿¡POR QUÉ HICISTE ESO?!
—Por la misma razón que tú. Había un gran mosquito en tu cuello. Era muy grande —comentó con seriedad al expandir sus brazos.
—¿Buscaste venganza? —no respondió.
—Tal vez sea el mismo mosquito que trataste de matar en mi cuello —enseñó sus palmas—, pero lastimosamente también se escapó.
—Tú de verdad...
—¿Estás enojado? —volvió a retomar su dibujo.
—¿Cómo crees que podría? —sonrió forzosamente—. Hiciste lo mismo que yo, es lo justo.
—Entonces, ¿es justo mentir solo por querer tocarme?
Otra vez volvió aquel silencio que anteriormente se había evitado.
—Era la verdad. No mentí para tocarte.
—¿Estás seguro? —volvió a girar frente a él—. Admito que no me di cuenta al principio, pero después supe que no dejabas de tocar mis manos.
Avergonzado, apartó la mirada del peliazul. Lo había descubierto sin siquiera pensarlo tanto.
—No me di cuenta.
—¿No te diste cuenta de lo tanto que amasabas mis manos como si fueran panes?
Su vergüenza ya estaba a otro nivel. Taehyung hacía ver las cosas de un modo bastante diferente a lo que era todo.
En vez de cómico, lo hacía ver como un pervertido en serie.
—O quizás sea que tienes un fetiche con las manos grandes y blancas.
—¡Para, detente. Entendí perfectamente lo que hablas y fue mi error, lo admito!
—¿Admites qué? —preguntó con una pequeña sonrisa burlona.
—Admito que toqué tus manos con una segunda intención y admito que toqué tu cuello solo por gusto en vez de querer matar a un mosquito inexistente.
—¿Entonces...?
—Pido perdón por eso...
El ladrón había sido agarrado de las manos y expuesto con toda la verdad.
—Si solamente querías tocar mis manos debiste pedírmelo en vez de hacerme pensar cosas que no son.
—Pero tú te dejaste.
—Corrección: estabas hablando del sexo, me envolviste en eso y bajé la guardia. No me di cuenta de cuándo fue que sostuviste mis manos hasta que las soltaste —explicó Tae agarrando firmemente el pincel—. Así que no me dejé.
—¿Estás diciendo que es mi culpa?
—Si eres un fetichista por las manos, probablemente.
—Kim Taehyung, te repito por segunda vez que no soy un fetichista con tus manos.
—¿Ahora específicas que son por mis manos que tienes ese fetiche?
El mayor echó un grito dramático porque en vez de arreglar todo, lo estaba empeorando.
Eso divertía enormemente a Taehyung.
—¿Podemos dejar esto hasta aquí? Creo que me está doliendo la cabeza.
—Claro, pero a la segunda vez que sostengas mis manos sin mi consentimiento te llamaré fetichista de manos. Lo dejo como dato importante.
Jungkook es ese ser que era un niño travieso haciendo maldades.
Y Taehyung es aquel ser que replicaba las acciones sin enojarse porque le divertía ver las reacciones de los demás al darle una prueba de su propia medicina.
Tal para cual y a la misma vez para nada igual.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro