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Capítulo 2 | Atisbo.

Los minutos pasan lentamente para Changbin, pero en un abrir y cerrar de ojos se da cuenta de que ya casi es la hora de sus medicamentos. Sabe que vendrán por él, aún así, no quiere despedirse, quiere conocer a Felix un poco más. Aunque no es realmente necesario, de alguna manera siente que su conexión está más allá de lo que es real o no.

一¿Estás hace mucho tiempo aquí?
一pregunta, dejando el piano por un momento, concentrándose en el otro.

Felix sonríe y, mierda, es encantador.

一Llegué hace unos días. Dicen que estoy loco, que probablemente me quede aquí mucho tiempo. 一Felix sonríe como sí estuviera contando una anécdota de la cual sentirse orgulloso, y es primera vez que Changbin piensa que tal vez estar loco no esté tan mal.

一Lo mismo me dijeron a mí. 一se sorprende diciendo, sonriendo también.

一Entonces seremos compañeros mucho tiempo. 一y ahí estaba nuevamente, esa terrorífica y agradable sonrisa.

Changbin nunca había visto tal expresión y era curioso, porque tampoco se había sentido tan atraído hacia la sonrisa de alguien, pero Felix tenía una manera única de hacerlo. Sus cortos dientes se mostraban perfectamente alineados en una gran expresión. Changbin era capaz de ver toda su dentadura y los hoyuelos de sus mejillas no hacían más que sofocarle la vida, porque joder, se conocían hace minutos y él ya sentía que estaban destinados.

Lo demás pasa muy rápido. La puerta del salón se abre, sin captar la atención de Changbin que veía cómo Felix se escondía debajo del piano, indicándole con uno de sus dedos que no dijera nada, que no lo delatara.

一Changbin-ssi. 一nuevamente su enfermera一. Es hora de sus medicamentos, debe comer algo. El desayuno lo dejó completo, sabe que no puede hacer eso... 一que sabe que tendrá problemas sí el doctor se entera, que no podía pasar muchas horas sin comer. Mil preocupaciones que se sienten tan falsas y que a Changbin no le importan realmente. Es cuando siente los pasos de la enfermera acercarse a ellos, que Changbin se levanta de su asiento, caminando hacia afuera.

一Vamos, tengo hambre. 一dice, provocando que la enfermera jadee. Changbin jamás le habla. La sonrisa de la muchacha no es correspondida cuando, emocionada, se dirige hasta la puerta con Changbin siguiéndole detrás. Antes de salir, gira su rostro, sonriendo cuando ve a Felix despedirse de él con una de sus manos.

一Te veo mañana. 一anuncia Felix, en una invitación que Changbin jamás podría rechazar.

El sabor de la comida de esa tarde no le parece tan insípido como las otras veces.
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Changbin de pronto se ve asistiendo más de lo normal a la sala de música. A veces la enfermera lo vigila desde el otro lado del vidrio y piensa que tal vez el chico pueda curarse, porque no recuerda haberle visto sonreír tanto mientras tocaba el piano.

Felix cada día llega a las 02:00PM después del almuerzo y se va a las 04:00PM, cuando la enfermera regresa por Changbin. Siempre con la misma rutina; escondiéndose bajo el piano, buscando no ser reconocido por la mujer de lacios y perfectos cabellos amarrados con una coleta. Los días se hacen semanas y ya es un mes desde que comparte con Felix.

一El doctor ha dicho que podré ir al patio, mañana por la tarde. 一Felix habla, mirándole con esa encantadora sonrisa que tanto le caracteriza mientras sus dedos juegan en las teclas de aquel piano que les acompaña desde que se conocieron. Changbin alza su vista hacia él, buscando más en sus ojos. Es de pocas palabras y Felix lo comprende a la perfección, así que responde一. Podríamos salir juntos. ¿Hace cuánto no sientes el césped húmedo, hyung? 一Changbin no lo recuerda. Felix sonríe, posando una de sus manos sobre las del mayor y lo que Changbin siente no lo podría explicar con claridad. Son fuegos artificiales, supernovas, explosiones cósmicas las que revientan en su estómago. El tacto le causa un escalofrío que le da miedo, un miedo que le congela el cerebro y hace que sus huesos duelan. Un miedo que, cuando despierte, se de cuenta de que en realidad nunca ha estado allí o que nunca estará.

一¿A qué hora? 一pregunta y Felix sonríe tan amplio y brillante, que Changbin siente que ha quedado ciego por un par de segundos. ¿Cómo puede ser tan jodidamente encantador?

Esa noche, dormir le fue difícil. No por las voces, no por los medicamentos. Felix no deja de aparecerse en sus pensamientos y recuerda su sonrisa, la dibuja en su mente entre óleos y acrílico bajo un manto oscuro. Amarillos, verdes y naranjas; cálidos, como era Felix.
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一Hyung, no tengas miedo. Es sólo pasto. 一Felix dice con un divertido tono de voz, cuando al día siguiente ve que el mayor, quien no parece querer salir de la vereda de cemento que adorna el gran patio del hospital. Es la primera vez que sale en meses, lo que alegró a su doctor ante su petición. El hombre está atento a su comportamiento desde el otro lado del monitor, donde las cámaras de seguridad le dan a conocer cómo se encuentran los internos. Su ceño se frunce un poco al ver que Changbin permanece estático sobre el cemento, sin querer salir de ahí.

›› ¿Hyung? ¿Estás bien? 一el preocupado tono de voz de Felix vuelve a Changbin a la realidad. Ambos tienen veintitrés años, pero Felix es menor por un par de meses y de manera insistente le sigue llamando de aquella forma, alegando que es divertido decirle así. Changbin sonríe, dando un pequeño paso que permite que sus descalzos pies toquen por fin el césped. La sensación es abrumadora. Está frío, pero al mismo tiempo tibio, producto de los rayos del sol一. ¿Ves que no era tan terrible? 一habla Felix, tomándole la mano, ayudándole a que se lance de espaldas en el césped y Changbin no sabe sí realmente se encuentra sobre la tierra o es que flota, porque Felix le provoca tanto que no sabe cómo reaccionar一. Sólo debes confiar en mí...

Sólo en mí...

Porque nadie te cuidará como yo...

Siente cosquillas en su oreja ante aquel susurro.

Y nadie te querrá como yo...

Nadie merece tu cariño...

Nadie...

Los ojos de Changbin se abren luego de escucharlo en su oído y gira su vista a él, sonriéndole, afianzando el entrelace de sus manos. Una felicidad momentánea, pero enriquecedora.

Changbin es de pocas palabras, incluso sí se trata de Felix, pero parece como sí éste tuviese una habilidad especial para saber qué está pasando, pues siempre responde a las preguntas que tiene en su cabeza sin Changbin tener que decir algo al respecto. Se pregunta sí es posible tener una conexión tan fuerte con alguien. No obtiene respuesta, otra vez.

Lo cierto es que cada día que pasa, el corazón le crece lleno de sentimientos hacia el menor y por mucho que quiera negarlo, Felix le es necesario. Necesita de él. Lo necesita desesperadamente al punto de volverse aún más loco.

Es un día de invierno que abre los ojos y ve el techo de su habitación, de pronto encontrándole algo diferente. Hay un aroma, uno que puede identificar muy bien.

一¡Hyung! 一es Felix, sentado en la cama contraria con una enorme sonrisa一. Me cambiaron de habitación, ¡Ahora somos compañeros!

Changbin se pregunta sí es posible morir de amor.
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Es una noche de tormenta que Changbin piensa que sí, que tal vez sí se pueda morir de amor. No tiene idea qué hora es, porque el ruido tampoco ha dejado que pegue un ojo en lo que lleva de la noche, por eso está muy despierto cuando siente un peso extra a un lado de su cama. No es necesario abrir los ojos para saber de quién se trata.

一Tengo miedo... 一Felix confiesa, tratando de pegarse un poco al cuerpo del mayor sin tocarlo del todo. El corazón de Changbin se descontrola一. Odio las tormentas. 一y es cuando mira a los ojos del menor, que le cree sin ápice de duda. Puede observar el miedo en su mirada, un miedo que lo siente hasta propio.

一Tranquilo. 一Changbin habla con suavidad, ubicándose de costado para así mirarle con mayor comodidad. La ventana de la habitación permite que vea su rostro a la perfección, detallando cada facción. Es primera vez que le ve tan de cerca y reafirma su postura; Felix es la persona más hermosa que sus ojos jamás han visto一. Nada te pasará. 一le tranquiliza nuevamente y tambalea un poco de alzar su diestra hasta el rostro de Felix, acariciándole por primera vez, explotando su estómago en fuegos artificiales que él cree saldrán hasta por su boca. Morirá一. Estoy aquí contigo y nadie te hará daño. Nunca. 一enfatiza lo último, llevando el rubio flequillo del menor hasta detrás de su oreja, mientras éste se acerca un poco más a él en una peligrosa cercanía.

一Siempre estaremos juntos, hyung... 一no es una pregunta. Changbin tampoco la rebate.

一Siempre...

一¿Aunque busquen separarnos?

一Aunque busquen separarnos.

一¿Aunque te digan que no soy alguien para ti?

一Aunque me digan lo que sea, Felix. No me alejaré.

Felix sonríe y es en ese preciso momento en que Changbin confirma que sí, que es posible morir de amor.

Nunca podrás apartarte de mí, hyung, es lo que Felix susurra cuando sus labios están rozándose y no importa cuánta agua caiga del cielo o cuántos árboles partan los árboles esa noche, Changbin es capaz de oír su propio corazón retumbarle en las orejas, porque nunca se sintió tan vivo con un simple beso.

Sus labios son tímidos e inexpertos 一a diferencia de los de Felix一, no buscan poseer el poder de la acción, al contrario, sólo busca disfrutar. Un zumbido retumba en sus oídos y escucha una voz que le dice que está mal, pero no le importa. A Changbin le importa muy poco todo cuando las manos de Felix delinean su mandíbula, y él tampoco se queda atrás. Quiere tocar más, necesita más de Felix. Necesita todo de él. Es cuando escucha un pequeño quejido desde los labios del menor, que el zumbido de sus oídos desaparece y sabe que no hay vuelta atrás. Felix tampoco está dispuesto a separarse.

La piel les quema y Changbin se da cuenta, ya se encuentra besando el cuello del menor y es maravilloso. Todo ahí es maravilloso. Changbin se siente más vivo que nunca, más vivo que nunca...

一Me gustas, hyung... 一Felix jadea contra el oído del mayor, causándole un estremecimiento increíble, delicioso, casi celestial. Changbin ni siquiera es realmente consciente de las palabras que fueron dichas por Felix, porque su cuello se le hace tan apetitoso que, como sí se tratara de un vampiro, no deja de morder y marcar一. Binnie... 一escucha y todo, absolutamente todo, deja de tener sentido.

La tormenta de la noche sigue tan fuerte y fría como hace unas horas, pero los besos no se detienen, están más presentes que nunca entre respiraciones irregulares y palpitaciones rápidas. Felix sabe a gloria, a sensatez, a realidad y le encanta demasiado, después de todo es fácil caer por Felix cuando se trata de Changbin.

Muchas mañanas, Changbin despertaba con el cuerpo completamente rígido, impidiéndole respirar. Muchas mañanas deseó no abrir los ojos nunca más, no volver a despertar y escuchar aquellos susurros en su oreja que le atormentaban tanto, pero ahora, con Felix gimiendo su nombre debajo de su cuerpo mientras los dedos de éste se enterraban en su sudorosa espalda, piensa que tal vez estar loco no es tan malo... No sí eso le permitía estar con Felix. Con su Felix.

Se pertenecían, ya no había vuelta atrás.

一Me vuelves más loco, Felix... 一Changbin jadea contra su oído cuando el placer le es demasiado y las sensaciones se arremolinan en el abdomen en cada movimiento. Al menor le es imposible no reír ante el alcance de la palabra, después de todo ambos están locos, más locos que nunca. Cuando el final se acerca, sus respiraciones se agitan un poco más y no hay espacio para besos, porque el aire se les hace escaso, buscan su mirada y la mantienen en la cercanía. El aire que salía constantemente de sus labios, rebotaba en los contrarios, volviendo el momento íntimo. Sus ojos se cierran, disfrutando hasta el último atisbo de placer y Changbin nunca pensó que su nombre se oyera tan bien en los labios de otra persona. Al abrir sus ojos, una cansada sonrisa alimenta sus almas y esa cálida sensación en su pecho los hace besarse nuevamente. Changbin no quiere que esa noche termine jamás.

Y quizás sí le hubiese mirado un poco más, sí los besos hubieran sido más eternos, tal vez, sólo tal vez, las cosas hubiesen sido distintas.
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