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🔹️CAP 17 - {II}

Kihyun se había referido a las amigas de su prima como Barbies, y pronto descubrieron que era una descripción adecuada. Las mujeres no hacían mucho por Jungkook de todos modos, pero diablos, esa explosión flagrante de todas las cosas falsas era algo completamente distinto. Era como la versión de Jersey Shore de Los Ángeles, y no era bonito ni entretenido.

Ni siquiera se molestó en tratar de recordar ninguno de sus nombres, porque las Candys, Tiffanys y Heathers se mezclaban todas juntas después de cinco de ellas. Taehyung era tan divertido como él, y los dos vigilaban de cerca al pelinaranja para asegurarse de que nadie lo molestara.

El instructor les dio un breve y dulce discurso inspirador sobre cómo cualquiera podía pintar. Sin embargo, no mencionó el grado de calidad, así que Jeon no estaba convencido de que él no fuera a apestar mucho en eso.

La pintura que les enseñó era una escena de playa áspera con olas rolando y un perro jugando en la arena. Jungkook sinceramente esperaba algo un poco más cultural, pero lo aceptaba. Sería feliz si alguien podía reconocer que era una playa cuando su obra estuviese terminada. Puntos extra por el perro.

Debía decir que añadir alcohol a un evento como ese era una gran idea. Absolutamente fantástica, de hecho. Había una razón por la que lo llamaban coraje líquido, y después de tres copas de vino, creía que su pintura era fabulosa.

—¿No es la playa más bonita del mundo?

Taehyung sonrió mientras estudiaba el dibujo del pelinegro con ojos sospechosamente claros.

—Seguro que lo es. La mejor playa que he visto en mi vida.

El azabache asintió con satisfacción. Sabía que había una razón por la que le gustaba lo suficiente el castaño como para llevarlo a casa a conocer a sus padres. De repente frunció el ceño. Bueno, no de esa manera. No exactamente. Además, no podía decirle eso a Taehyung porque se asustaría y se distanciaría de él. Tenía que mantenerlo ligero.

Jungkook extendió la mano y agarró el cuello de su camisa, luego tiró de él para darle un beso mojado. Dios, sus labios sabían tan bien. Siempre lo hacían.

—No aguantas mucho —Kim sonrió después de que rompió el beso—. Tres vasos de vino y estás como tres hojas en el viento.

El pelinegro asintió—. Un vaso por cada hoja —dijo solemnemente.

La sonrisa de Taehyung se ensanchó y le besó de nuevo.

—Empiezo a sentirme excluido —dijo Kihyun. Ambos deshicieron el contacto de sus labios, y el chico les miró con un adorable puchero.

—No podemos tener eso —concordó Jeon. Luego lo agarró de la mano y lo jaló hacia él. Era tan pequeño que cayó en su regazo fácilmente, y luego la boca del azabache estaba sobre él.

—Mmm —murmuró el pelinaranja con una mirada de ensueño cuando finalizaron el beso—. Besas tan bien.

—¿Mejor que yo? —preguntó Taehyung, antes de levantar a Kihyun del regazo de Jungkook y ponerlo de pie, procediendo a devorar su boca.

No fue hasta que el pelinegro los vio que empezó a preguntarse si había sido raro que besara a Kihyun. ¿Debería haberlo consultado con Taehyung? Nunca dijeron que eran exclusivos, y estaba bastante seguro de que incluso mencionar esa palabra llevaría al chico a un estado de pánico, pero, ¿debería haberlo preguntado de todos modos? El castaño estaba besando al pelinaranja como si se estuviera muriendo de hambre, ¿pero era porque estaba celoso o enojado con él?

Oh, maldición, Jungkook había bebido demasiado vino para pensar.

—¿Necesitan una habitación? —dijo una de las Barbies. Taehyung y Kihyun rompieron el beso y comenzaron a reír. El castaño envió al chico de vuelta a su caballete con una nalgada en el trasero.

Jeon terminó su pintura, mientras hacía un pequeño trabajo con su cuarta copa de vino. ¿O era la quinta? No estaba seguro.

—Eso no se ve tan mal —Una voz femenina le asustó. Jungkook tardó unos segundos en pensar a través del mareo por el alcohol. Mina.

—Gracias —dijo, decidiendo tomarlo como un cumplido.

—Me alegra mucho ver a mi primo tan feliz con ustedes dos.

Eso era muy alegre para una frase, pero el azabache decidió seguirle la corriente.

—Gracias. Me hace feliz. Nos. A los dos.

—¿Así que ustedes tres están realmente juntos? —preguntó, bajando la voz.

Jungkook parpadeó un par de veces porque la chica se le acercó más y eso le asustaba. Se inclinó lo más atrás que pudo en la silla, pero había una mesa detrás de él, así que no pudo ir mucho más lejos.

—Emm, ¿sí?

La mano manicurada y con barniz rosa de la mujer voló hacia él, arrastrándose desde su mejilla hasta su... No supo dónde terminaba su movimiento, en algún lugar de su pecho. Estaba bastante seguro de que, incluso en su estado de ebriedad, se suponía que debía ser sexy, pero para él era espeluznante como el demonio. ¿No recibió ella el memorándum de que gay significaba no estar interesado en las mujeres, al menos no sexualmente?

—¿Cómo funciona eso, con tres chicos, quiero decir? ¿Cómo mantenerlo... igualmente satisfactorio para todas las partes involucradas?

Estaba bromeando, ¿verdad? Ella en serio no acababa de preguntarle sobre sus actividades sexuales con su primo, ¿o sí? Oh, ella lo iba a conseguir ahora.

—Oh, cariño, hay todo tipo de formas. Hemos hecho un trío de sesenta y nueve, lo que es fabuloso, pero también existe la opción clásica de usar su agujero para una polla y su boca para otra. Ya sea la de Tae o la mía, porque somos chicos equitativos de oportunidades, con otros chicos al menos.

Mina dio un paso atrás, pero él se inclinó hacia adelante porque apenas estaba empezando.

—Cielos, niña, hay todo tipo de cosas deliciosas que nos hacemos el uno al otro. El rimming es una de mis favoritas.

El castaño intervino, colocando una mano sobre el hombro de Jungkook—. Es un experto en eso —le susurró falsamente a la mujer—. Su lengua en mi trasero, es cielo puro.

—No tan bueno como su polla en mi culo —dijo Kihyun, estacionándose en el regazo del pelinegro. El chico frotó su trasero un poco, y Jungkook dejó salir un alegre gemido. Era un pequeño provocador, pero a Jeon no le importaba. Especialmente no cuando veía a Mina aún más pálida.

El azabache mordisqueó un poco la oreja del chico, para beneficio de Mina, obviamente—. Uno de estos días, convenceremos a nuestro pequeño bebé de que tome nuestros miembros al mismo tiempo.

Kihyun dejó salir un pequeño gemido frotándose otra vez sobre el regazo de Jeon—. No puedo esperar.

Bueno, tampoco Jungkook. Su polla no había recibido el memo de que todo eso era un juego para traumar a la prima sangrona del chico.

—Todo eso es... fascinante —dijo Mina, y luego abandonó toda pretensión y se largó de ahí casi corriendo.

—Que te vaya bien —exclamó Taehyung—. Es hora de llevarte a un hotel, Re- Jungkook. Necesitas dormir.

El pelinegro suspiró. Probablemente el castaño tenía razón en que era mejor irse antes de que sus inhibiciones desaparecieran por completo, y empezara a follarse a alguien ahí y ahora.

—¿Podemos al menos llevarnos a este diablillo? —sugirió.

Kihyun se bajó de su regazo y le besó suavemente—. En cualquier otro momento, hubiera ido felizmente, pero estás ebrio. Pregúntame de nuevo cuando estés sobrio, ¿de acuerdo? Puedo apreciar un buen sándwich de hombre.

El azabache hizo un puchero, enviándole a Taehyung una mirada suplicante—. De verdad estoy caliente, y quiero follar algo.

Kim le tomó por los bíceps y tiró de él para ponerlo de pie, luego colocó su brazo alrededor de Jungkook para mantenerlo firme porque estaba titubeando un poco. ¿Quizás fueron seis copas de vino?

—Lo único que te follarás esta noche será tu propia mano, aunque dudo que seas capaz de hacerlo. Vamos, Señor Ligero. Hay un Marriott justo al lado del centro comercial. Conseguiremos una habitación allí.

Kihyun los acompañó al hotel, ya que el castaño necesitaba ambas manos para mantener a Jeon firme y no podía llevar las pinturas. Taehyung consiguió una habitación, y diez minutos después, estaban dentro del dormitorio más aburrido de la historia. Kim dejó a Jungkook suavemente sobre la cama king size y procedió a quitarle los zapatos.

—Muchas gracias, chicos. Me dieron la mejor noche que he tenido en mucho tiempo —dijo Kihyun—. Eres un acto de clase, Jungkook. Un puto aficionado cuando se trata de beber, pero un acto de clase. Diviértanse en su viaje a Las Vegas.

El pelinegro estaba roncando antes de que el chico siquiera saliera de la habitación.

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