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🔹️CAP 02 - {II}

Entrar a su papel de estrella porno siempre había sido algo sencillo, siempre que pisaba el estudio dejaba de ser Jungkook y se convertía en Rebel. Nadie conocía su verdadero nombre, excepto su jefe. No es que no les tuviese confianza a sus compañeros, sino que prefería mantener su vida personal fuera del trabajo.

Cuando entró al set pudo divisar a unos metros de distancia a un chico que jamás había visto antes.

Bear no estaba mintiendo. Pixie o como rayos fuera su apodo, era la cosa más linda que sus ojos habían apreciado. A simple vista podía saber que era mucho menor que él, era delgado, pero un poquito tonificado, cabello de un espléndido color azul, cara angular con una fuerte mandíbula, hermosos ojos nublosos bajo oscuras cejas, y frondosos labios, que estaba seguro, lucirían malditamente perfectos alrededor de su polla. Yummy.

—Hola —dijo el pelinegro acercándose al chico—. Soy Rebel.

Podía jurar que había visto un rubor subir a sus mejillas. Y se preguntaba dónde en el mundo Bear había encontrado a este adorable pícaro.

—Lo sé. Quiero decir, he visto tus videos. Tú eres... Sé quién eres.

Este era el por qué a Bear le gustaba emparejarlo con los nuevos. Algunos de los más experimentados hombres podían ser realmente gilipollas, pero él tenía paciencia infinita con los nervios y timidez.

—Bien. ¿Cuál es tu favorito?

Probablemente sería el trío que hizo con Brewer y Prez, quien dejó Ballsy Boys hacía unas semanas atrás. Brewer y el azabache tenían una química genial, y Prez, este masivo oso musculoso quien los folló hasta la mierda a los dos. El trasero de Jungkook dolió por días después de eso, pero maldición, resultó estupendo. Fue el vídeo más popular en el sitio los últimos meses.

—El tuyo y de Johan.

El pelinegro levantó sus cejas y lanzo una rápida mirada sobre su hombro para ver si Bear estaba escuchando. La grabación con Johan fue única, porque Bear quería hacer algo más y fue por un ángulo altamente romántico. Era todo lento, suave, un montón de besos y lánguido sexo. Una sorprendente elección que le daba la indicación de las preferencias de Pixie.

Cuando su mirada cruzó con la de su jefe, este último asintió para señalar que lo escuchó. Bien. Esto le ayudaría a sacar buenos libretos para usar bien al nuevo chico.

—Bear ha repasado contigo el libreto de hoy, ¿cierto?

El peliazul sacudió la cabeza en una afirmación.

—¿Y te preparaste de acuerdo con sus instrucciones?

Dio otro asentimiento. Más le valía estar usando un plug*, porque no tendría tiempo para preparar y estirar su interior. Y con la polla de Rebel, necesitaría preparación real.

—Comenzaremos con la entrevista. Trata de relajarte. Yo tomaré el liderazgo, así que mantén tus ojos en mí y simplemente ten una conversación conmigo, ¿está bien?

El chico mordió su labio. Dios, él estaba nervioso.

—Ellos pueden editar cualquier cosa. Sigue mi ejemplo, y estarás bien.

Diez minutos después, los dos estaban sentados en un cómodo sofá, ambos usando bóxers cortos. Usualmente, las pre escenas de las entrevistas eran hechas estando desnudos, pero con los nuevos, al jefe le gustaba comenzar más conservativamente.

Bear se sentó de piernas cruzadas en la silla en frente de ellos. Él siempre hacía unas cuantas preguntas, y las cámaras grababan las múltiples escenas de los actores al mismo tiempo.

El jefe asintió hacia el pelinegro para señalar que estaban comenzando el rodaje.

—¡Rebel, te hemos encontrado a otro nuevo para que lo presentes! —dijo Bear con una risa.

El azabache sonrió—. Me gusta presentar novatos —afirmó, mientras comenzaba a arrastrar un dedo por el hombro de Pixie. El otro chico tembló bajo su tacto, un sonrojo cubriendo su rostro—. Están tan ansiosos por complacer y son tan honestos en sus reacciones. Digo, en serio, este se sonroja... ¿Cuán jodidamente adorable es eso?

—¿Qué vas a hacer con él? —inquirió Bear.

—Me gustaría comenzar con trazar su cuerpo. Descubrir qué lo hace temblar, qué lo hace gemir... ¿Es él un chico que se pone todo débil cuando juego con sus pezones? O tal vez es realmente sensible alrededor de sus orejas... Quiero chupar su lóbulo y descubrirlo —Pixie tembló otra vez, ese exquisito rubor todavía manchando sus mejillas—. Definitivamente voy a pasar mucho tiempo besándolo, porque, hello, ¿has visto esos labios? Pero quizás Pixie tiene algunas ideas de lo que él quiere también, ¿no?

El peliazul tomó una respiración profunda, y luego levantó sus ojos para encontrase con los de Rebel—. Me preparé bien para esto, sabes —dijo suavemente.

El azabache se inclinó un poco hacia delante—. ¿Lo hiciste?

—Vi cada video tuyo al menos dos veces. Todo en nombre de la investigación, por supuesto.

El chico tenía sentido del humor. Genial.

—Mmm, puedo apreciar eso. ¿Qué aprendiste de mí?

El peliazul levantó su brazo y dejó su mano caer en los bíceps del mayor. Su toque era suave, casi tierno—. Todos siempre alaban tu polla.

El contrario sonrió—. Me han dicho que es uno de mis mejores bienes.

Los labios de Pixie se curvaron en una sexy sonrisa—. Oh, es casi malditamente perfecta, no me malinterpretes, pero personalmente, soy parcial de tus manos.

—¿Mis manos? —La sorpresa en el rostro del azabache no era falsa. No tenía idea de a dónde iba el chico con esto.

El peliazul dejó a su mano bajar por la piel pálida del brazo contrario, entonces se estiró por la mano de Rebel y la levantó—. Tienes manos hermosas. Largas. Agraciadas. No puedo esperar a sentirlas en mí, mirar que me toques.

Maldición.

El pelinegro no tuvo que mirar a Bear por permiso. Él los dejaba hacer lo que quisieran, siempre y cuando se apegaran al guión general.

—Ven aquí, diablillo. Vamos a ver si la realidad coincide con tus sueños.

El menor se arrastró hacia su regazo, descansando su cabeza contra el hombro del pelinegro.

Rebel colocó sus dos manos sobre su pecho, cubriendo sus pezones—. Mira mis manos. Creo que se ven bien en ti, ¿no? —comenzó a frotar sus pezones con los pulgares, y el peliazul dejó escapar un tembloroso gemido de sus labios—. ¿Dónde exactamente imaginaste mis manos, cuando nos imaginaste jugando?

—En todas partes. Dios, quiero que me toques por todas partes —Había una impaciencia en su voz que se sentía real. Interesante.

Mierda, presentar a Pixie iba a ser mucho más divertido de lo que había imaginado.

Los dos bromearon durante unos cuantos minutos, y luego sin problemas cambiaron a los besos. Se mantuvieron un tiempo jugando con la lengua del otro hasta que el azabache llevó sus manos al elástico del bóxer del chico.

—Corte —anunció Bear.

Ambos actores rompieron el beso.

—Lo estás haciendo bien —le animó Rebel.

Bear se acercó—. ¿Cómo lo llevas, Pixie?

El seguro y sexy chico de hacía unos minutos atrás desapareció, y se sonrojó de nuevo bajo la mirada de su jefe. Claro, se necesitaba algún tiempo para acostumbrarse a estar desnudo en el set, en su caso, casi desnudo ya que estaba todavía con ropa interior, especialmente cuando todos los demás menos tu pareja de rodaje estaban vestidos.

—Estoy bien... Sí, es bueno. Rebel es... agradable —balbuceó Pixie.

—¿Agradable? Que puto golpe a su ego —dijo Bear, dándole una nalgada al pelinegro.

—Hey —protestó el actor—. Manos lejos de la mercancía, jefe. O te demandaré por acoso sexual.

Joey, el primer camarógrafo, comenzó a reír—. Tú y ese pene tuyo son un acoso sexual por sí solos. Puto infierno, Rebel, estás dándonos a todos un complejo de inferioridad aquí.

El azabache le mostró el dedo medio y se giró hacia Pixie—. Momento de la siguiente fase. Vamos a empezar en la misma posición que estábamos, pero luego nos vamos a cambiar a tú chupándomela, ¿de acuerdo? Hazlo con calma, sin prisa. El objetivo no es que me corra, sino hacer que luzca sexy. Trata de hacer sonidos, porque a los espectadores les encanta oírnos, pero no demasiado exagerado.

—Dice el tipo cuyo apodo es el Gemidor —se burló Joey.

—Viejo, mis gemidos son una forma de arte. La gente ha puesto mis gemidos como tono de llamada. Desearías ser tan bueno en gemir... o en follar, para el caso.

Fue el turno de Joey para mostrarle el dedo medio, pero luego sonrió. La atmósfera en el set era siempre relajada, lo cual era otra razón por la que Jungkook amaba lo que hacía.

—Si yo estoy demasiado cerca de llegar, te daré unos golpecitos —le dijo a Pixie—. Esa es tu señal para reducir la velocidad, ¿de acuerdo? En cualquier momento que quieras cambiar a rimming, está bien. Joey va a estar muy cerca con la cámara para conseguir una buena toma, pero no mires a la cámara. Concéntrese en lo que estás haciendo o en mis ojos.

Pixie lo miró con una expresión seria y asintió en respuesta.

—Hora de perder el plug —dijo el pelinegro suavemente—. Acuéstate. Lo quitaré yo.

Jungkook no hizo un alboroto de ello, todo el mundo pretendió ver a otra parte, así que segundos más tarde, el plug salió libre. Se deshizo de él rápidamente y limpió sus manos con una toalla. Siempre había un montón de ellas tiradas por ahí.

Pixie se volvió a poner su bóxer, lo cual era bueno, ya que necesitaban la continuidad de escena.

Duraron una hora y media, con Bear consiguiendo casi todas las posiciones que les había pedido hacer. Pixie era súper flexible y felizmente dejó que lo follaran hasta ser un desastre de lloriqueos.

Con todo había sido una muy buena grabación, y Bear se veía feliz.

—Buen trabajo, Rebel. Tuvieron una gran química.

El azabache asintió—. Él es bueno. Ansioso.

Pixie se acercó con timidez, palmeando su cara con una toalla.

—Lo hiciste bien pequeño diablillo —El mayor lo felicitó.

Su cara se abrió en una gran sonrisa—. Gracias.

—¿Quién crees que sería una buena opción para él? —le preguntó Bear al pelinegro—. ¿Estaba pensando en Campy?

El contrario asintió—. Sí. Brewer funcionaría también. Tank no. Ese tipo puede follar por horas, y nuestro chico aquí no tiene la resistencia para eso todavía.

El jefe sonrió—. Estoy de acuerdo. Tank no es para principiantes.

Jungkook caminó a las duchas con un Pixie callado a su lado. Se vistió rápidamente después de un refrescante baño.

Cuando comprobó su teléfono, había un nuevo mensaje de texto. Parecía que Mark le había considerado digno de otra cita.

Hurra.

Plug: tapón anal.

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