Caminé por el pasillo que aún seguía iluminado por las farolas de las paredes a pesar de la hora siendo de madrugada. Me detuve frente a la puerta con el cartel de “The Genius Lab”, como bienvenida, ahogue una risita, baje la mirada al suelo dónde la alfombra con el dibujo de un gato blanco levantando los dedos anulares y la frase “Go Away” , se hacía como presentacion, tan él.

Di un par de toquecitos a la puerta más no obtuve respuesta, volví a tocar está vez con un poco más de fuerza y a los segundos la puerta se abría de manera brusca, pero su rostro que estaba ofuscado paso a uno de asombro al verme ahí frente a él.

Acomode la correa de mi bolso en mi hombro sintiéndome algo intimidada ante su mirada gatuna y que no decía nada.

—Ehm, me dejarías pasar —susurre colocando un mechón suelto de mi cabello detrás de mi oreja, no obtuve respuesta— si nos descubren…

Sentí su mano sobre mi muñeca y ser lanzada al interior en un parpadeo. Paso a mi lado rápidamente cuando cerró la puerta, se sentó otra vez en su silla y comenzó a teclear en la consola. Me quedé estática en mi lugar sin saber que hacer o que decir. A veces es raro cuando estamos juntos o cerca dado que los dos somos de pocas palabras o mejor dicho tímidos.

Me acerco un poco dejando mi bolso en un sillón negro de cuero, me agachó un poco poniéndome a su altura para ver qué hace, una canción, está en medio de la producción de una canción y puedo ver en una de las esquinas de la pantalla que es para Bangtan. Sonrió un poco y me doy cuenta de su mirada intensa sobre mi; volteo a verle, nuestras miradas se encuentran, estamos a centímetros el uno del otro.

Sonrió ampliamente y beso su nariz, frunce su entrecejo y vuelve su vista a la pantalla haciendo que suelte una risa fuerte; era fácil saber cuándo Min Yoongi se sonrojaba, su piel pálida era un traicionero delator. Me daba mucha ternura.

—¿No tienes cosas que hacer? —me pregunto inmerso en la pantalla y consolas. Negué un poco viendo también la pantalla, escuche su suspiro y de vuelta tenía su mirada en mi- no quiero que te prohíban la entrada.

Eso había sido nuevo. Él muy pocas veces decía lo que sentía y a pesar de que llevábamos un tiempo juntos, aún era difícil sonsacarle palabras bonitas. Sus acciones y gestos lo decían todo. Me decían mucho.

—No lo harán, recuerda que ya lo he hecho y no nos han descubierto.

—Mira, por favor —volteo entero con la silla a mirarme, sus manos entrelazadas, su ceño fruncido y sus delgados labios en una fina línea, estaba algo irritado. Yo sabía cómo hacerlo cambiar de parecer.

Me puse derecha, chasquee la lengua y con paso rápido tomé mi bolso a punto de salir de la habitación, pero su mano sobre mi muñeca aviso sobre que mi plan había funcionado, sonreí tontamente sin que me viera, voltee poniéndome sería sin mirarlo.

Mire mis botas como si fueran lo más importante y cerré los ojos al sentir su mano sobre mi mejilla acariciando al igual que su cercanía, su calor atravesando mi piel, erizándome cuando mi ojos captaron su minuciosa sonrisa. Es que no podía dejar de mirarlo.

Con su otra mano enredo en su dedo uno de mis mechones rojizos y sentí su aliento chocar mis mejillas, mi frente y luego mis labios, dónde se detuvo por un segundo.

—Yoongi-yah ¿Estás ahí?

Automáticamente me tapo la boca apresándome con su cuerpo, su nerviosismo subió al mil. No era ninguno de los chicos, los conocía muy bien a todos. Nos miramos por un segundo.

—Si, ¿Qué necesitas Sejin ? —hablo lo más seguro que pudo.

—Solo quería saber si necesitabas algo.

—No, solo silencio, tengo lo necesario, necesito concentrarme, estoy en algo grande —me miro como reprochándome, intente sonreír con su mano todavía tapando mi boca.

—Muy bien, me iré, nos vemos mañana. Todos se han ido a descansar, descansa tu también, por favor.

—Aja —respondió y esperamos unos minutos en silencio en nuestros lugares.

Su mano fue bajando lentamente sin apartar su mirada de la mía.

—Pensé que nos…

Me interrumpió. Su boca danzaba sobre la mía en un beso dulce pero apasionado, sus manos acariciando mis mejillas, las mías en su cintura, era unos centímetros más baja que él, pero perfectos.

Apenas nos separamos para respirar nuestras frentes estaban juntas.

—Perdón Yoonie, debería irme así no te causo más problemas.

Sus brazos me atrajeron encerrándome contra su cuerpo de forma posesiva, mi cabeza descansando sobre su hombro.

—Quédate esta noche conmigo, Mira.

Asentí sonriendo más que contenta. Abrazándome a él, cerrando mis ojos, dejándome hacer por él un momento.