💙María-NamJoon💙
Escribía en la libreta mientras esperaba que mi padre terminará su reunión con aquella gente, haber viajado con él había sido algo repentino. Me aburro. Resoplo mirando a mi alrededor, no entendí mucho de lo que hacíamos en este edificio, pero bueno.
Tome mi bolso guardando mis cosas, acomode mi falda y comencé a caminar, era muy noche por lo que el edificio o por lo menos ese piso andaba algo vacío. Seguí caminando hasta toparme la puerta de una sala de reuniones abierta, desde mi lugar en aquel pasillo se podía ver las luces de la ciudad de Seúl y era maravilloso.
Corrí hasta adentrarme sin fijarme en nada, lance mi bolso en el enorme escritorio de madera, como una niña en una dulcería exclamé sorprendida por ese hermoso paisaje.
Detrás de mí una risita me hizo paralizar, quise golpearme. Voltee lentamente encontrándome con un chico de hermosa tez canela, ojos rasgados, mirada penetrante pero amable, sus labios curvados en una sonrisa dulce haciendo que se formarán hoyuelos en sus abultadas mejillas.
—Lo siento —me disculpe haciendo una reverencia en noventa grados, y hablando en coreano lo mejor que podía.
—No te preocupes —parecía estar escribiendo algo importante porque tenía papeles hecho bolita a su alrededor sobre la mesa— ¿Te puedo ayudar? ¿estás perdida?
—No, es que me emocioné con la vista —señalo, vuelve a sonreír— mi padre está en una reunión con el CEO y staff, yo solo me infiltre.
Rio un poco mostrando una sonrisa hermosa, Dios, este chico. Se levantó de su asiento acercándose a mi. Me tendió su mano sorprendiéndome.
—Hola, mi nombre es Kim NamJoon, encantado —se presento en un perfecto ingles-
—Go, María Go. Perdón por interrumpir.
—No te preocupes.
Volvió a su asiento en la punta de la mesa para tomar su lápiz y volver a lo suyo, me senté a su lado y saque un libro que he estado leyendo para seguir aprendiendo coreano. Sentí su mirada sobre mi, así que me atreví a enfrentarlo. Me gustaba la forma en como me miraba.
—¿Te gusta ese libro? —pregunto con entusiasmo. Asentí.
—Lo he estado leyendo en su versión japonesa, pero para aprender más coreano decidí comprar este.
—Puedo… —se lo entregue y ojeo un poco deteniéndose en algunas páginas, leyendo, sonreía debes en cuando. Este hombre me estaba llamando demasiado la atención. Tiene un aura intelectual pero admito que también corre sensualidad por él— en japonés la letra Q y el 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, ¿lo sabías? de manera que 1Q84, es sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación en la grafía refleja la sutil alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela, que es, también, sin serlo, el Japón de 1984.
Creo que me enamore, su manera de hablar y describir el libro “1Q84” de Haruki Murakami y sus personajes hace que mi pecho sienta sensaciones que no había sentido antes. Y es que es difícil encontrar una persona que ame leer, sea así de elocuente y no se ponga a competir por el IQ que tienes.
Sonreí embobada.
—Te gusta leer ¿no es cierto?
—Si, en mis tiempos libres intento leer de todo un poco o lo que llame mi atención —dice jugando con el lápiz en sus manos.
—Y ¿Qué haces? ¿En qué trabajas aquí?
Me mira algo incrédulo, entrecerrando los ojos, siento que he dicho algo blasfemo y no me he dado cuenta. Ríe apenas observando su libreta y cuando me mira puedo ver diversión en sus ojos.
—No escuchas mucha música o ¿Si?
Dudo si responder. No sé a dónde quiere llegar. Niego un poco.
—Muy poco, solo algunas. ¿Por qué?
Sonríe en grande, niega y escribe algo más.
—Ok, no me has respondido.
Me mira y abre sus brazos como mostrándome algo, entre sus dedos sigue el lápiz. Y es cuando caigo en cuenta. Alrededor de la sala está llena de fotos con su cara y la de seis chicos más. Discos de oro, platino y no se que más. Caigo en cuenta que mi padre invertirá en la compañía dónde ese chico ha crecido como artista.
Me tapo la boca con mis manos ante mi sorpresa. Hago una reverencia y en el intento mi cabeza da contra la mesa. ¡AUCH!
Él me ayuda acariciando un poco la zona y nuestras miradas se conectan, juro que sentí quemar mi piel por su mano. Nos separamos algo avergonzados.
—Siento no haberte reconocido. Escuche muchas canciones de BTS y hay una que me ha encantado. Su letra es hermosa —no lo miro, pero se que él lo hace— se llama “forever rain”.
Parece que lo sorprendí, ríe mostrando esa dentadura perfecta y esos hoyuelos hermosos. Ya estoy embobada. Y creo que enamorada.
—La escribí yo —me sorprendo— me alegra que te haya gustado.
Nos miramos en medio del silencio y siento una cierta tensión en el ambiente. Se siente muy cómodo el silencio, conversar, todo con él.
Mi celular suena sacándome de mis pensamientos, lo tomo y veo la notificación de un mensaje. Es mi padre.
“María, hija, tardaré más de lo esperado, por favor, pídele a Charlie que te lleve al hotel. Yo llegaré después, cena y ve a descansar. Mañana te lo recompensó”.
O seguro que lo hará. Pero otra idea se me cruza en mente.
—Es mi padre, dice que la reunión tardará más tiempo, así que debo quedarme un rato más, supongo que hasta tarde de la noche —lo miro algo dudosa y avergonzada por lo que diré— ¿Te molesta si me quedo acompañándote?
No responde al instante. Deduzco que me pedirá amablemente que me largue de su vista, de hecho lo he molestado y no lo he dejado avanzar con su trabajo, el cual me di cuenta, estaba escribiendo la letra de canciones.
—No me molesta tu compañía.
Lo mire sorprendida y feliz.
—Entonces te haré compañía esta noche —dije volviendo a tomar el libro.
—Pues, entonces, quédate conmigo está noche.
Supongo que no debo decir que aquello fue el inicio de algo totalmente avasallante y atronador que nos llevó a los dos a estar viviendo algo maravilloso, llena de sensaciones que compartíamos mutuamente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro