💛Jara-JiMin💛
Cómo casi todos los días, aparque el auto sobre el estacionamiento de aquel majestuoso e imponente edificio donde mi madre trabajaba como asistente. Entre a recepción saludando a los guardias y recepcionistas (ellos me conocían de sobra).
Una vez dentro del elevador, algo nerviosa, acomode mi bolso sobre mi hombro y arregle las apenas visibles arrugas de mi suéter. Luego de unos minutos las puertas se abrieron dándome paso hacia un enorme pasillo de paredes pulcramente blancas, y alfombra gris.
Caminé saludando en pequeñas reverencias a las pocas personas que se encontraban alrededor, deteniéndome al llegar a la puerta abierta donde marcaba “sala de vestuarios” y entrando de sopetón.
—Buenas noches hija, perdón que no salí, todavía teníamos algunas cosas que guardar —ni siquiera se detuvo a verme, se movía con parsimonia por toda la enorme habitación— anda, no te quedes ahí parada, ayúdame así nos iremos más rápido.
Asentí deshaciéndome de mi bolso en el suelo y comencé con algunas cosas, aunque en el fondo rogaba porque nada terminará y pudiera aunque sea cruzármelo. Y no era sorpresa que estuviera ahí, aparte de que siempre pasaba a buscar a mi madre luego de mis clases en la universidad, era la perfecta oportunidad para mis encuentros clandestinos con uno de los integrantes de una de las bandas más exitosas del mundo entero.
Acomodaba algunas prendas en un perchero cuando escuché ciertas risas masculinas detrás de mí, abarcándome los nervios al instante, volteándome fingiendo tranquilidad. Quiero gritar hasta quedarme sin voz.
—Oh, Jara-ssi, que gusto verte por aquí —pronuncio con algo más de entusiasmo el segundo integrante menor de Bangtan, y es que apuesto a que verme allí le suponía muy divertido, no era el único que sabía sobre mis encuentros clandestinos pero si el que más sabía detalles.
Cosas de soultmates. Rodé los ojos advirtiéndole a la vez que disimulara un poco.
—Gusto en verlos —salude en una leve reverencia a él y al mayor de ellos que terminaban de dejar algunas prendas que supongo habían sido usadas para algo de sus trabajos. Y en ese momento también entraban el menor de BTS y la persona por la que mis latidos terminaban en fuertes arritmias incontrolables y mis pulmones debían hacer un doble esfuerzo de trabajo para respirar con algo de normalidad.
Nos miramos cómplices intentando disimular. Se notaba algo nervioso y serio, al igual que yo. Sus compañeros seguían merodeando dejando algunas prendas y compartiendo algunas palabras con mi madre y la otra asistente.
Aún metida en mis pensamientos los vi salir por las puertas despidiéndose de todos, más él efectuó cierta mirada intentando decirme algo que no supe descifrar quedándome más boba con su belleza. En mi vida pensé que este chico se fijaría en mi y aquí me ves volviéndome loca y aceptando a todo lo que el me pida.
Sentí un suave jalón en el brazo divisando a mi madre con un rostro serio.
—Nena, tendrás que esperarme un rato largo, acaban de avisarme que todo el staff tendrá una breve reunión.
En estos momentos estaba saltando internamente de plena felicidad por aquello, riendo y gritando, bailando la coreografía de Idol y DNA, todo a la vez. Deje que se fuera dejándole tranquila de que le esperaría cerca sin molestar en la cafetería del edificio. Y se fue dejándome sola.
A los minutos, mientras revisaba de chismosa algunas prendas que llamaron mi atención, probándomelas, escuche la puerta ser abierta y cerrada en segundos.
—Omma, eso fue rápido ¿o que?
Lo próximo que pasó fue que unas manos posándose en mi cintura me hicieron girar para encontrarme con su enorme sonrisa surcando su rostro mientras sus ojitos se volvían pequeñitos al punto de ser rayitas. ¿He dicho ya que este señor me vuelve loca y derrite de amor?
Pues lo hace. Beso mi nariz en un acto de cariño y no pude evitar sonreír como idiota.
—Oye, ese saco te queda fantástico —dijo acariciando la solapa del cuello, me percate de que llevaba, justo, uno de las prendas que él había usado, seguro en alguna sesión de fotos— por lo visto mi perfume quedó impregnado porque no pude evitar ver cómo lo llevabas a tu nariz- No pude evitar sonrojarme el doble escondiendo mi rostro en su fuerte pecho.
—Que vergüenza, no debías ver eso —soltó una risita baja que me hizo estremecer y sentí sus brazos estrecharme con fuerza— en mi defensa, tu perfume me gusta. Se siente bien.
—Pues me gusta que te guste —pauso, suspiro y añadió— como me gustas tú.
Ahora no solo estaba gritando y saltando internamente, sino que bailaba las coreografías de “Fire” y “Mic Drop”.
Seguimos abrazados un par de minutos más cuando sentimos la puerta abrirse lo que hizo que nos separarnos y yo cayera al piso de traste. Quejándome y sintiendo las risitas de los menores. Me las pagarían luego.
—Hyung, Noona —reía el maknae— solo queríamos decirles que cerraremos la habitación con llave.
—Hasta nuevo aviso —le siguió divertido el segundo menor detrás de este señalando el celular.
Las puertas se cerraron y con ayuda de JiMin me levanté del suelo, coloqué en su lugar la chaqueta y enfurruñada me senté en un sofá que se encontraba a un costado, acto seguido él me siguió, queriendo decirme algo pero no lográndolo ya que su móvil sonó.
“No hay moros en la costa, cambio y fuera”
—Recuérdame vengarme lenta y dolorosamente de esos dos —exprese molesta sin moverme, JiMin soltó una breve risita y con algo de fuerza acabo mi cruzamiento de brazos para atraerme a su cuerpo en un abrazo. Deje caer mi cabeza sobre su hombro mientras él descansaba su cabeza sobre la mía, nuestras manos entrelazándose y disfrutando del silencio entre medio de caricias tiernas.
—Te he extrañado mucho Jara, no sabes cuánto —suspiro y sentí sus labios sobre mi frente— prometo que la próxima haremos otra cosa más que escondernos aquí.
—Yo también te he extrañado mi Jiminie, mucho —me removí un poco acercándome hasta casi quedar sentada en su regazo, depositando un beso en su mejilla, abrazándonos más— pero no me importa mucho si nos vemos aquí o en otro lado, mientras estemos juntos lo demás no me interesa.
Suspiró tomándome el rostro entre sus manos, nos miramos diciéndonos con la mirada los muchos sentimientos que compartíamos para terminar uniendo nuestros labios en un cálido y dulce beso.
—Mientras te quedes conmigo está noche. A mí tampoco me importa.
Nuestras frentes unidas, sintiéndonos y disfrutando del uno del otro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro