XVII
—Realmente no me creo que me hayas perdonado, tengo en cuenta el daño que te hice, perdón de nuevo— habla arrepentido mientras caminan de vuelta a sus hogares en medio de una agradable noche, y sin aglomeración urbana.
—Dejemos eso atrás, Jungkook, somos otros.
—Sí, y este Jungkook te quiere y no te lastimaría nuevamente— sonríe sintiendo la alegría invadir su alma.
—Esta Yeji quiere confiar cien por ciento en el nuevo Jungkook pero.. no lo consigue.
Jungkook se detiene.
—Es normal, necesitas tiempo, te daré todo el que necesites. Esperaré pacientemente a que confíes.
—No vuelvas a lastimarme, Jeon— ordena.
Toma su mano y la acerca a ella.
—No lo haré, es una promesa, Seo.
Yeji, al escucharlo, no puede evitar sonreír. Se siente extraña por haber cambiado su forma de ver a Jungkook tan repentinamente. Hace unas horas no quería saber nada de él, por haber roto su corazón. Al parecer necesitaba, en lo más profundo de su corazón, volver a hablar con él. La hacía feliz, no podía evitarlo.
—Yeji..
—Sí.
—¿Besarte sería demasiado lanzado?
Se lo piensa unos segundos y vuelve a sonreír. Acerca su mano a su nuca, y junta sus labios, creando un beso suave. Podían sentir cuánto se habían extrañado en ese tiempo sin verse.
—No— niega en un susurro, luego de deshacer aquella cercanía.
—Te quiero.
—Yo más.
El contacto visual hace que ambos se pierdan en sus pensamientos. Pero de igual forma, el varón recuerda algo que había traído con él.
—Oh, cierto.
—¿Qué pasa?
Busca en su bolsillo, y de este saca un papel doblado, el cual le entrega en sus manos a la fémina.
—Pues, no tenía la total certeza de que pudieras perdonarme hoy, lo cual habría entendido y aceptado. Pero no te dejaría marcharte sin darte esto— explica.
—¿Qué es?— indaga sin abrir el papel.
—Es..— rasca su cabeza avergonzado— no sé, siento que pierdo un poco mi personaje de chico duro al decirlo.
La chica ríe al escucharlo.
—Tú y yo sabemos que eres algo más que sólo un chico duro, Jungkook.
Hace una mueca torcida, negándose a confesar lo que había escrito para ella. Finalmente termina rindiéndose.
—Vale. Es una carta donde..— se detiene.
—¿Donde..?
—¡Ay Yeji! Donde expreso todos mis sentimientos por tí— responde frustrando, con sus mejillas coloradas de la vergüenza.
—Eso no era tan difícil de decir, Jungkook— bromea con una sonrisa pequeña. Aprovecha la situación para acariciar su cabello negro— y no es vergonzoso, es lindo de tu parte.
El mayor baja la mirada, sintiéndose aún avergonzado. La última vez que hizo algo así rompieron su corazón, por lo se juró no repetir esta cursi acción, pero no pudo evitarlo, estaba desesperado al ver que podía perder a su chica.
A ella le parecía muy tierno verlo de aquella forma. Recuerda cómo en un primer momento tenía una imagen del pelinegro más seria e intimidante, así que verlo tan tímido e inseguro le hacía ver su verdadera personalidad. No podía evitar sentirse más atraída aún por él, y más, ahora siente que está siendo sincero.
—Gracias.
—¿Por qué?
—Por ser sincero conmigo. Y perdón por no haber pensado las cosas antes. Es cierto que me lastimaste, fueron tus intenciones principales, pero noto un cambio en tí que me está convenciendo poco a poco que estás siendo sincero conmigo y que en un futuro no tan lejano podría comenzar a confiar en tí nuevamente. Espero no hacerte esperar mucho.
—Repito, esperaré el tiempo que sea necesario, y te demostraré lo dispuesto que estoy en serte sincero y fiel, realmente quiero cambiar esta vida, no me está haciendo bien.
Yeji vuelve a sentirse confundida y esta vez no duda en preguntar.
—¿Qué quieres cambiar, Jungkook? ¿Quieres contarme algo?
—Es algo que nadie sabe, Yeji, no debería contarlo a nadie.
—Es entendible si no quieres.
—Pero si vamos a entrar en confianza, deberías conocerme completamente. Pero prométeme que no me juzgarás, ni verás con otros ojos.
La chica hace que el contacto visual se vuelva más intenso entre ellos.
—Lo prometo, Jungkook.
—Te lo contaré, pero no aquí. Es algo no muy fácil de digerir.
—Escucharé con atención y te aceptaré como seas.
Sonríe.
—Eso me da demasiada alegría.
—Venga, vamos, niño feliz.
Continúan caminando en medio que aquella boca de lobo, hasta que una llamada entrante interrumpe su caminar.
—Espera, Yeji— indica y se aleja.
La chica asiente y espera, no tan pacientemente, al pelinegro.
La llamada tomó menos de dos minutos, así que regresa con una mirada de intranquilidad.
—¿Qué ocurre?
—Tengo una urgencia— explica, sintiendo el nervio invadir su cuerpo, tanto que hasta la chica notó su inquietud.
—¡Pero corre y ve a ver qué ocurrió!
—No te dejaré irte sola a tu casa.
—Hey— toma entre sus manos su rostro, tranquilizándolo— estaré bien, mi casa no está tan lejos, ¿vale? Tú estás mal, estás nervioso, algo ocurrió. Llamaré cuando llegue para que sepas que estoy bien, y tú harás lo mismo cuando resuelvas tu problema ¿ok?
Jungkook, rendido, finalmente asiente. No se siente seguro ni cómodo, pero la noticia le pareció sumamente importante y tenía que apurarse.
—Cuídate mucho, Yeji, por favor.
—Tú igual, Jungkook. Dale.
Con un último asentimiento, se retira por el lado contrario. Yeji retoma su camino hacia casa de su amiga, pues aún no ha querido regresar a su propia casa, traumatizada por las palabras de Jungkook.
Caminando por las oscuras calles, siente incomodidad por el silencio tan perturbador que se encontraba instalada. Observa a los lados, sintiendo aquel miedo de ser raptada, violada, o asaltada. Pero luego, ríe internamente, sintiéndose idiota por ser tan asustadiza en la vida. Así que continúa su camino tranquilamente, con esa sonrisa pintada en su rostro recordando el lindo comportamiento de Jungkook con ella.
Pero..
Repentinamente, una persona salió de aquella gran sombra a su lado, cubriendo su boca y llevando una navaja a su cuello, por si se le ocurría gritar.
Yeji sencillamente no supo cómo reaccionar ante aquel movimiento tan inesperado, pero sí sabía que gritar por ayuda no serviría de nada.
—Ni se te ocurra, porque no me importa si eres mujer u hombre, te picaré el cuello— amenaza una voz masculina que hizo erizar su piel de los nervios. Ella gira un poco la cabeza para intentar ver su rostro, encontrándose con un chico que aparentaba ser menor que ella, con un cubrebocas color negro sobre su rostro. Pero esa mirada intimidante y atemorizante hizo que rápidamente desviara su mirada hacia otro lado, no quería seguir viéndolo.
Poniéndose a pensar lo que podía ocurrirle no pudo evitar llorar en silencio, estaba asustada, se sentía débil.
—Te soltaré la boca, ya te advertí sobre qué ocurrirá si se te ocurre decir una palabra. No me hagas repetirlo porque esto acabará de la peor forma para tí— advierte nuevamente, manteniendo aquel tono demandante. Lentamente descubre su boca, y ella la mantiene cerrada, él la observa inexpresivo y la empuja hacia adelante para que comience a caminar.
Yeji aprieta los labios, sintiéndose amenazada, no quiere soltar ni un quejido, porque siente que eso podría, literalmente, costarle la vida. Ese chico le da muy mala espina y se pregunta qué habrá hecho para que la trate específicamente a ella de esa forma.
Caminan hacia un auto. El varón abre la puerta trasera y la empuja hacia dentro, haciéndola soltar un jadeo del dolor por su brusquedad, lo cual no le importa. Posteriormente, se sube al asiento del conductor y comienza a conducir a una velocidad alta, pero no tanto como para ser perseguidos por la policía.
Yeji no había mencionado una palabra por todo el camino. Al llegar a su destino, el joven detiene el auto, abre la puerta trasera y jala del brazo de la chica para sacarla del vehículo, casi lanzándola al suelo por la fuerza aplicada.
Están en una calle desolada, sin muchas casas, sólo una gran oscuridad los rodea.
—¿Qué es este lugar?— le pregunta asustada al chico que la secuestró.
—Mi hermano menor no habla, mejor pregúntame a mí— habla una voz detrás de ella que reconoce. Incrédula se gira lentamente, encontrándose con aquel chico intenso que la traía aburrida por su insistencia.
—Hyung-sik..
—El mismo— afirma tranquilamente, mientras se acerca.
—¿Por qué me trajeron aquí? ¿Qué es esto?
—Resulta que.. ese chico que dice quererte mucho me amenazó con asesinarme a mí y a mi hermano. Así que decidí que jugáramos al mismo juego.
—¿Vas a matarme?
—No. Yo te quiero, Yeji, ¿me creerías capaz de eso?— quiere tomar su rostro, pero ella se aleja.
—¡Me secuestraste y me piensas usar ¿y así me quieres!?— golpea su rostro— hipócrita.
Jimin se acerca a ella con pasos firmes y agilizados, sin pensarlo dos veces le devuelve el golpe en la mejilla derecha, dejándola casi en el suelo por la fuerza. La chica no puede evitar llorar, se sentía aterrada y ahora humillada por el menor, a quien no se atrevía de ponerle una mano encima por sus amenazas.
—Está bien, hermano, lo merezco. Perdóname, Yeji, pero no puedo dejar que nada le pase a mi hermano. Así que sé una buena chica y dame tu celular para acabar rápidamente con esto— pide en un tono tranquilo el previamente golpeado.
—No te daré mi celular ¡No dejaré que nada le pase!
Ella ve detrás de Hyung-sik cómo el menor saca una pistola y la apunta fijamente, acción que la hizo callar automáticamente.
—No seas desobediente, no quiero lastimarte.
Sin saber qué hacer, estira su mano sacando su celular, pero se arrepiente pensando en qué pueda pasarle a Jungkook.
—No lo haré.
Jimin se acerca y vuelve a golpear su rostro, un golpe que la hizo sangrar y casi dejó inconsciente. Este aprovecha su estado para tomar su celular y entregárselo a su hermano, la observa con desprecio.
—Puta— susurra para él y se aleja, verificando que nadie haya visto la escena.
Yeji siente cómo cada vez está más débil, y se le hace imposible mantener sus ojos abiertos, por lo que comienza a cerrarlos. Quiere proteger a Jungkook, aunque no tenga ni la menor idea de lo que esté ocurriendo, y porqué quiere asesinar al hermano de Hyung-sik. Sin duda tendría demasiado que explicar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro