XIV
—No está aquí— niega el rubio.
—Mierda— maldice Hyung-sik al no haber llegado a tiempo— te juro que llego a descubrir quién es ese hijo de puta y de esta no sale limpio.
El hermano menor de Hyung-sik se encuentra callado, observando cada detalle de aquella casa, buscando alguna pista aunque no decía nada.
—Hey— lo llama y este último lo observa— vámonos, no hay nadie.
Da una última mirada, y se retira con su hermano y el compañero.
—¿Dónde vamos, Park?
Este ignora por un momento a Yoongi y saca su celular.
—Llamaré a ese estúpido.
El celular de Jungkook se encontraba fuera de servicio –obviamente, era inteligente–.
—No lo coge, imbécil— maldice nuevamente mientras apaga el dispositivo.
—Teníamos que haber rastreado a la chica— recuerda Yoongi, sabiamente.
—Cierto, no sabía que la secuestrarían— habla frustrado el castaño.
—De todas formas, ¿por qué es una chica tan importante para tí, Park?— indaga el rubio.
Dirige su mirada hacia su hermano menor y este la enfrenta, causándole un ligero temblor al mayor.
—Eso no viene al caso, Min. Sólo haz tu trabajo adecuadamente— evade el tema y camina, dejando atrás al mencionado.
Este mira a Jimin, quien tiene su característica mirada seria sobre él.
—Tu hermano es muy raro ¿no?
Este lo observa intensamente sin mencionar palabra alguna, y camina.
—Mira con quién hablo, con el aterrador delincuente mudo— susurra para sí mismo y camina tras los hermanos Park.
• 살아있어 •
—Jungkook— llama Yeji.
—¿Sí?— habla perdido.
—¿Qué puede mantenerte tan distraído? ¿Tan ocupado?
Este evade su mirada rápidamente y piensa en alguna excusa para salvarse.
—Pues, el trabajo.
—Nunca me mencionaste en qué trabajas.
—Negocios— resume.
—Hay muchos tipos de negocios, cuando no das más información puedo pensar que se trata de ganar dinero sucio— bromea y este se tensa.
—¿Cómo crees? Soy un hombre serio.
Ella se acerca divertida, y se sienta sobre una de sus piernas.
—No estaría mal enamorarse de un traficante— juguetea, ganándose toda su atención.
—¿Por qué dices eso?— finge confusión e inocencia.
—Nada— rodea con sus brazos los hombros del varón— no me gustan esas cosas, pero siempre lo he visto atractivo, no sé porqué.
El pelinegro comienza a relajarse cuando la chica hace caricias sobre sus hombros y cuello, así que la toma por la cintura.
—¿Te parezco atractivo?— ya decide relajarse, quiere desconectar y disfrutar del momento.
—Mucho, Jungkook— afirma, en un susurro sensual, y este termina de juntar sus labios, creando un beso profundo, lleno de pasión y lujuria, el cual fue creciendo a medida que se acariciaban sus pieles.
• 살아있어 •
—Mierda— maldice ella, luego de lograr estabilizar su cuerpo.
El varón suelta un suspiro largo y cansado, para posteriormente acostarse a su lado.
—Eso estuvo bien— afirma ella, mientras acaricia el pecho descubierto del pelinegro.
Él está callado, observando el techo. No puede evitar sentirse culpable, ya siente como Yeji comienza a depender de él, y desgraciadamente siente cómo ese sentimiento logra a ser mutuo.
—Yeji..— habla inconscientemente.
—¿Qué pasa?— lo observa atentamente.
Traga en seco antes de continuar.
—¿Qué es esto?
Frunce el ceño confundida.
—¿Qué es qué? ¿A qué te refieres?
—¿Por qué diablos estoy así? ¿Comportándome como un hombre débil? Ya no soy ese niño del pasado, yo soy alguien diferente, no volvería a pasar por lo mismo, no quiero. Por eso estoy aquí, quisiera ser como las personas que tienen alexitimia. Pero desgraciadamente no es así, soy humano, tengo sentimientos y me odio, por ser débil, por seguir siendo débil.
En realidad, más que una conversación, era un monólogo, un desahogo con sí mismo que logró perder a la chica desde la primera oración.
—Jungkook, no estoy entendiendo nada— confiesa, creyendo que todo estaba bien con él.
Él aparta su mano de su pecho y se levanta de la cama, comienza a vestirse mientras la chica lo observa sin entender nada.
—¿Jungkook?— la ignora— ¡Jungkook!
—No puedo seguir con esto, Yeji— finalmente la atiende.
—¿Es eso acaso? ¿No soy suficiente para tí?
—Yo no soy suficiente para tí— rectifica para continuar vistiéndose.
La pelinegra no puede evitar sentirse molesta, principalmente por no entender la conducta del varón.
—¿Querías usarme para consolarte?
—No— niega sin observarla.
—¿Entonces? ¿Por qué me dejas sin explicaciones? ¿Acaso he hecho algo mal?
—Estoy sintiendo cosas por tí, Yeji, verdaderas— toma su rostro delicadamente entre sus manos.
—¿Y cuál es el problema? Podemos hacerlo, yo también siento muchas cosas por tí.
Jungkook se maldecía internamente por lo que estaba a punto de hacer, pero no podría vivir en paz si no lo hablaba.
—Yeji, las intenciones principales contigo eran diferentes a las actuales— confiesa.
—¿Cuáles?
Endurece sus facciones al sentir su pecho encogerse. Respira profundamente para continuar.
—Quería usarte.
Los ojos de la chica perdieron el brillo natural que contenían, dando a entender lo terrible que le había caído escuchar aquella confesión.
—Usarme..
—Sí, era necesario para llegar con otra persona.
—Encima eso..— procesa la información, desviando la mirada, reteniendo todas las ganas de llorar.
—Yeji..— habla suplicante.
—No— aparta sus manos y lo observa finalmente a los ojos, los cuales están listos para derramar lágrimas— no puedo permitir algo así— se aleja para agarrar sus pertenencias.
—¿Dónde vas?
—Es obvio que a un lugar donde no puedas encontrarme, Jeon— se defiende, manteniendo una sonrisa aunque el dolor era notorio en sus ojos.
—Yeji, te pido que me escuches.
—¡¡¿¿Qué te escuche??!!— exclama desprendiendo toda su rabia interna— acabas de decirme que fui carnada para que llegaras a otra persona, me mentiste, me manipulaste, y aún así ¿quieres que te escuche?
Toma sus manos, desesperado.
—Si no me importaras no te habría hecho esta confesión, y habría continuado con el trabajo sin importarme una mierda lo que sientes. Lo cual debería ser así, ¡pero soy un maldito débil!— exclama frustrado.
—No quiero verte, Jungkook— niega para luego zafarse de su agarre y correr hacia la puerta.
Él vuelve a detenerla, acorralándola a esta.
—Yeji, por favor, escúchame.
—No quiero escucharte— ya ella llora, con su mirada en el suelo, no quería mostrarse débil ante él, pero no podía evitarlo.
El chico no pudo evitar sensibilizarse de igual forma.
—Yeji— toma suavemente su rostro, conectando sus ojos inyectados en sangre quienes se observaban transmitiendo emociones diferentes— yo verdaderamente te quiero.
Ella lo observa con rabia, le duele mucho haber escuchado la verdad y aunque una gran parte de ella sigue sintiéndose atraída alocadamente por Jungkook, no puede seguir viéndolo.
—Yo no. Yo te odio— expulsa con rabia y sin dejar de seguir derramando lágrimas.
—No lo haces— un sollozo escapa de su boca— no me odias.
—Déjame ir, Jeon. No quiero verte más.
—Perdóname, Yeji. Tenía que decírtelo, no podría vivir en paz si no lo hacía.
—Jungkook, basta, déjame irme— suplica.
—No me dejes, no sabes lo feliz que me hace estar a tu lado, eres la luz que podría sacarme de la oscuridad en la que vivo.
—Húndete bien profundo en tu agujero, Jeon. Esto se acabó— declara y abre la puerta principal para marcharse.
Jungkook quedó paralizado en su lugar, sintiendo su pecho encogerse y su corazón doler, justo como hace unos años atrás.
Vió una luz al final de la habitación donde estaba encerrado por todos estos años, finalmente una escapatoria de aquella vida que creía que lo hacía feliz, pero realmente lo hundía cada vez más. Una oportunidad de vivir como siempre ha querido, pero se ha sentido aterrado, pues no quiere recibir un episodio del pasado que podía afectarlo de la misma forma, o peor.
Todas sus esperanzas se desvanecieron. Creería que ella lo entendería. Cierto que se molestaría al descubrir sus verdaderas intenciones pero ¿prefería una mentira? Luego de tantos encuentros no había marcha atrás, si no le contaba la verdad, rompía con ella definitivamente, y si había algo que le aterraba era separarse de la chica que lo hacía sentir protegido, que le aportaba paz y aún podía hacerse la idea de que era una buena persona. Su estado emocional dependía de ella, y si no estaba, no podía sentirse bien.
Ahora lo que siente es temor de volver a ser el chico del pasado que dependía de una chica. No quiere revivir ese episodio, y se negaba a obsesionarse con la fémina, pero su mente es más poderosa que su deseo de no sentir. Ahora está perdido, y no puede hacer nada al respecto.
La puerta de aquella habitación donde se encontraba atrapado, volvió a cerrarse sin esperanzas de abrir nuevamente.
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