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VIII

El mensaje de la chica desconcertó por un momento a Jungkook, ya que él tenía en su mente que ella lo odiaba por haberle hecho lo que le hizo, o más bien, lo que no hizo.

Haciendo una mueca torcida, responde.

“¿Ahora sí quieres verme?”

En menos de dos minutos, recibió una contestación.

“Si no quieres, no hay problemas”

Sintiéndose retractado, negó rápidamente.

“Veámonos”

Jungkook aún no podía perder a esa chica, todavía no le había proporcionado toda la información que necesitaba, por lo que dejarla escapar sería no haber conseguido casi nada.

• 살아있어 •

—Listo, enviado— afirma.

—Perfecto, ahora el trabajo es tuyo.

—Seducirlo no será nada fácil— niega.

—Yeji, tienes el poder, sólo tienes que aprender a usarlo a tu favor.

La pelinegra asiente rendida, con una mueca torcida en su rostro.

—Vale.

• 살아있어 •

Faltando sólo minutos para el reencuentro de Yeji y Jungkook, el mayor decide ir a buscarla en el vehículo. Planeaban ir a un restaurante, donde había una planta VIP.

La soledad era lo que buscaban, al menos el hombre estaba harto de tanto tumulto y necesitaba privacidad, la que no aprovechó en su casa por estúpido.

• 살아있어 •

Se encuentra parado frente a casa de la chica, le envía un mensaje para que pueda salir.

“Estoy aquí.”

Ella lee el mensaje y no sabe cómo sentirse, sigue provocándole intimidación su personalidad, sin importar lo poco que ha pasado entre ellos. Su amiga pudo notar los nervios en su rostro.

—¿Llegó?

—Está abajo, Lis.

—¿Qué diablos esperas? ¿A que lo haga yo?

—Hazlo tú, por favor— suplica, sintiendo sus manos temblar.

—Amaneciste en su cama, Seo ¡Deja los nervios!— ordena.

—Estaba inconsciente.

—Mira, no me hagas lanzarte por la ventana, y baja a ver al hombre atractivo.

Haciendo una mueca torcida, responde con un lloriqueo.

—Lisa..

—Nada de berrinches, das vergüenza ajena.

Inmediatamente relajó su rostro y respiró profundamente.

—Iré.

Su amiga sonríe enorgullecida, y caminan hacia el living.

—Tranquila, todo estará bien, eres Yeji— anima su amiga antes de abrir la puerta.

La pelinegra con una media sonrisa, le da a entender a Lisa que no siente tantos nervios. Posteriormente, abre la puerta.

Al conectar sus ojos con los del mayor, sintió como las palabras de la pelirroja se fueron a la basura, ya que la intimación regresó, atrayendo su inquietud, y ganas de salir corriendo de la puerta.

—Hola— saluda, con la seriedad que lo caracteriza, pero con un tono agradable.

—Hola— imita su acción, pero decidió sonreír levemente, ocultando su inquietud.

Los luceros oscuros del varón se dirigen hacia la pelirroja, a la cual hizo una leve reverencia al sólo haber saludado fijamente a la pelinegra. Ella responde con una sonrisa amplia.

—Bueno, me voy— indica la misma, sin apartar esa expresión— cuida bien de mi amiga, Jeon Jungkook— advierte, señalándolo sin vergüenza.

El mayor alza una ceja, regresando la mirada a su cita, viendo cómo se acababa de sonrojar por culpa de su amiga.

—Así será, Manoban— contesta.

Su sonrisa inmediatamente desaparece. Yeji también pone una mirada de confusión.

—¿Cómo sabes mi apellido?— cuestiona atemorizada.

Él le dedica una media sonrisa.

—Conozco a todos, Lisa— afirma, y regresa la mirada hacia Yeji— ¿nos vamos?

Asiente insegura, y caminan hacia el auto, no sin antes despedirse de Lisa, la cual seguía estupefacta por la declaración del varón.

—¿Qué?— susurra para ella misma, intentando procesar la información.

• 살아있어 •

—Bien, ya estamos aquí— indica el mayor.

Ambos dirigen sus ojos hacia el lugar, antes de salir del vehículo y entrar.

—Nunca he venido antes— niega la chica, sin apartar la mirada.

—Yo sí, es más elegante por dentro— afirma y abre la puerta del auto, dejando salir a la chica.

—Gracias— agradece tímidamente.

—Vamos.

Se dirige hacia la entrada del lugar, donde se encontraba un hombre mayor.

—¿Reservación?

Asiente.

—¿Nombre?— pregunta sacando una libreta de apuntes.

—Jeon Jungkook.

Buscando el nombre, asiente y señala la segunda planta. Se despiden con una reverencia y caminan hacia el lugar indicado.

Yeji se encuentra impactada por la belleza y elegancia del restaurante. Pero su expresión se volvió un poema al subir a la segunda planta.

—¡Vaya!— exclama observando cada centímetro del lugar.

Jungkook voltea a verla.

—Por aquí.

Camina tras él, y terminan sentados en una mesa con vista hacia la ciudad. Él arrastra la silla por ella, lo cual le agradece en un tono bajo. Le parece una persona muy educada, y nunca la habían tratado de esa manera.

El plan de Lisa comienza a caerse, al Yeji sentirse intimidada ante Jungkook ¿Cómo iba a seducirlo?

Estando uno frente al otro, el varón habla.

—¿Qué pediras?

—Traigo dinero, al final, fui yo quien te pidió que vinieras— se defiende.

—Silencio— ordena seriamente, observando el menú.

Yeji aprieta sus labios, al no poder responderle.

—Si no te molesta, pediré vino tinto— alza la mirada— ¿bebes?

—Sí bebo, pero no es–

—No me contradigas y guarda silencio— regresa su mirada a las letras.

Ya frustrada por su intimidación, decide enfrentarlo.

—¿Te gusta mucho que sigan tus órdenes, Jeon?— cuestiona, con un tono retador.

Los luceros oscuros del varón quedan clavados fijamente sobre los ojos de la chica, causándole un temblor ligero, y ganas de haberse quedado callada. Baja la cartulina y junta sus manos, lentamente.

—¿Repites?

—Me escuchaste perfectamente, Jungkook.

—Lo hice. Pero ¿por qué siento que estás dirigiéndote mal hacia mí?

La chica, sin poder contenerse, deja escapar una risa chantajista, y desvía su mirada. Esto hace enfurecer al varón.

—¿Qué causa risa?

—¿Eres alguien importante acaso?

Muerde la pared interior de su boca al escucharla.

—¿Te atreves a decírmelo mientras me ves a los ojos?

Yeji, sintiendo inquietud, se plantea internamente si hacerlo o no. Llegando finalmente a no hacerlo, aún sabiendo que quedaría como una niña atemorizada. El chico ríe ante su actitud, y se acomoda mejor en la silla.

—¿Ves? Te falta mucho para enfrentarme, no vuelvas a intentarlo, Seo.

Yeji arrepentida de no haber reaccionado, muerde su labio, conteniendo su frustración.

—Ahora dime..

—¿Qué?— cuestiona curiosa, regresando su mirada hacia él.

Fueron interrumpidos por el mesero, quien se acercó con una botella de vino, como si le hubiera leído la mente a Jungkook. Comienza a servir el líquido en las copas, mientras un silencio se instala en el lugar, sintiéndose sólo el sonido de la bebida vertirse.

—Gracias— agradece la chica, deseosa de que se marchara de una vez.

Con una reverencia, se retira. Ellos continúan.

—¿Dime?

Luego de probar un poco de vino tinto, decide hablar nuevamente.

—¿Por qué quisiste volver a verme?

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