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III

La fémina caminaba rápidamente, de vuelta a su hogar. Hyung-sik no se molestó en perseguirla, pues sabía que Yeji tenía poca paciencia y que lo mejor era dejarla en paz.

Saca sus llaves de su bolsillo y las adentra para abrir la puerta principal. Una vez abierta, entra con pasos sigilosos, como siempre hacía.

Camina directamente hacia su habitación, sin tener nada que hacer fuera de este. Agarra su celular, el cual descansaba sobre la mesa de noche y lo enciende, visualizando dos mensajes.

El primer mensaje logró sacarle una sonrisa, ya que se trataba de una compañera de clases que le agradaba un poco. Yeji se alejó de ella cuando confesó estar enamorándose, se sintió un poco dolida al ser rechazada, pero no podía obligarla. Finalmente, terminaron siendo amigas, llevando una relación más sana y cercana; donde no existen complejos entre ellas.

“Tontita, deberíamos vernos”

Rodó los ojos divertida, y optó por responder.

“Estoy ocupada en estos días, Lisa”

Sin siquiera esperar minutos, la contraria responde.

“Lo dejaré pasar esta vez, pero no perdonaré una próxima, Seo

“Te quiero”

Sonríe.

Tambien te quiero, pequeña”

Responde la contraria luego de segundos.

“¿Puedes dejar de molestarme por mi altura?”

La joven ríe.

“No, te adoro. Adiós.”

Con ese mensaje dieron por concluida la conversación. Así que Yeji decidió leer los demás mensajes, lo único que le pareció extraño fue que el número no estaba registrado.

“Hola, Yeji”

Sintió su piel enfriarse al leer aquel saludo. Luego de carraspear su garganta, decide responder.

“¿Quién diablos eres?”

“Tranquila, es Jeon Jungkook”

Al recibir la información que necesitaba, pudo respirar con tranquilidad. Pero inmediatamente una interrogante invadió su mente.

“¿Cómo tienes mi número?”

Unos segundos bastaron para recibir la respuesta del chico.

“Digamos que tengo habilidades, y que deberías ser más viva.”

“¿En qué momento tomaste mi móvil?”

“No puedo revelar eso.”

“Das miedo ¿sabes?”

“Te daré más cuando te diga que conozco tu dirección.”

Abrió sus ojos alarmada, posteriormente tragó en seco.

“¿Juegas conmigo?”

“No iré hoy, porque sé que no estás lista para eso. Pero que no te sorprenda verme algún día.”

Yeji, totalmente confundida por la intensidad tan repentina del pelinegro, decidió escribir un mensaje más.

“¿Por qué sigues intentando buscarme?”

“Quiero conocerte, Yeji.”

“¿Cómo es eso posible? No tengo encantos ni nada”

“Tienes más encantos de los que crees. Pero de todas formas, quisiera conocerte más a fondo.”

“¿Qué propones?”

“Mañana en la tarde, en la misma cafetería donde nos conocimos.”

Su respuesta sorprendió a la chica.

“¿Tan pronto?”

“No soy un hombre que juega a esperar para conseguir lo que quiere. Si quiero hacerlo, lo haré y lo más pronto posible. Considero inmaduro querer esperar para fingir que no quiero verte pronto. Pero ya queda sobre tí el aceptar o no.”

La pequeña, convencida por su madurez, optó por responder.

“Allí estaré.”

“¿Realmente?”

“Sí. Luego de salir de la universidad te veo.”

“Admito que me sorprendió tu afirmación.”

“¿Tan miedosa me crees?”

“Creo de tí lo que me das a demostrar, Yeji. Y ya, tengo cosas que hacer, hablamos mañana.”

“Adiós.”

Su despedida dió por concluida la conversación, ya que el varón optó por no responder.

• 살아있어 •

—Jung, ahora mismo no tengo el dinero conmigo, si tan solo pudiéramos hacer–

—Eso no va por mí, tendrás que hablar con Jeon, y sabes que no aceptará más tiempo, te matará o arruinará— advierte el castaño, mientras observa con lástima al pobre hombre.

—No, por favor, no con Jeon— ruega por su vida. Conoce cómo es el hombre, de serio.

—Sabiendo cómo es, no te convenía buscarte un problema con él, jóven.

—Juro que pagaré, me quedó muy clara la amenaza desde el principio— afirma nerviosamente.

Hoseok sonríe tristemente, sabiendo que las esperanzas de vida del varón eran escasas.

—Hablaré con Jeon, pero que te sirva de lección— coloca una mano sobre su hombro— ese hombre no tiene corazón, no le importaría acabar con tu vida. Vete.

Sale casi corriendo del lugar, dejando a Hoseok solo, liberó un suspiro cerrando los ojos, pensando en cómo se lo diría a Jungkook cuando llegara.

—¿Estresado?

Sintió esa voz tan familiar que lo hizo sobresaltarse en su lugar. Abrió los ojos encontrándose con el pelinegro recostado del marco de la puerta.

—Un poco— afirma, pero observa confundido al pelinegro cuando sonríe victorioso— ¿qué hiciste?

Él se adentra en el lugar, tomando asiento junto a su compañero, preparándose para contarle lo que lo tenía tan satisfecho.

—Mañana veré al cebo— informa mientras une sus dos manos.

—¿Tan pronto?

—No me ando con payasadas, Hoseok. Tú sabes que lo que más quiero es llegar a Park a toda costa— explica serio.

—Me queda claro. Pero recuerda que Park tiene un hermano menor que–

—Su hermano menor me importa un carajo, ¿para qué me das esa información tan irrelevante?

—No conoces a su hermano menor, Jungkook— niega— ven— indica para que vea lo que busca en su laptop— Park Jimin, veintitrés años, hermano de Park Hyung-sik, o sea, el objetivo— informa, pero Jungkook observa atentamente el rostro del mencionado en la pantalla, sintiéndose incómodo por su mirada tan penetrante e intimidante.

—¿Por qué debería preocuparme este chico?

—Porque es más peligroso que su hermano, es uno de los más conocidos delincuentes de Busan, es igual que tú en ciertos aspectos.

Jungkook lo mira ofendido.

—¿Ahora me comparas con el hermano del hijo de puta?

—Ninguno de los dos tiene corazón. A ninguno les importa la vida de nadie, su objetivo principal es el hacer dinero— lo observa— sí, los acabo de describir.

El pelinegro tensó la mandíbula al escuchar cómo lo acababa de describir su compañero. Realmente era la imagen que quería demostrar al mundo, para que las personas sintieran miedo y respeto, pero escuchar que alguien que realmente lo conocía hablara de esa manera le movió algo en su interior.

Alejó un poco su cuerpo de la mesa donde se encontraba el dispositivo y empuñó sus manos.

—Entonces, debemos tomar medidas.

—¿Qué hacemos?

Da una sonrisa malévola.

—Acabemos con ese tal Park Jimin.

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