Otro día más en casa, no ha sido fácil adaptarme a mi nuevo entorno en tan poco tiempo pero al menos he conseguido trabajo y hogar más rápido de lo que pensé.

Ya estaba lista, comiendo unos hotcakes que había preparado para luego salir de camino al trabajo.

(...)

_ Buen día - saludé al entrar -

_ Buen día.

Llegué a mi despacho y solté mis cosas, busqué encima de la mesa los documentos que hoy necesitaría pero recordé algo.

_ ¡Claro! ¿Cómo pude olvidarlo?

Salí hacia allá... Segundo piso, a la izquierda, cuarta puerta.

Debe ser aquí ~ pensé~ Para luego tocar la puerta.

_ Pase.

_ Ah hola, mi nombre es Marin... - fui interrumpida -

_ Si ya sé, aquí están los documentos que usarás.

_ Bien - los tomé y al ver su indiferencia dispuse a tratarle igual, pero no me esperaba que hablase de repente -

_ Soy Elena, un gusto - mencionó sin apartar la mirada del computador -

_ Igual.

_ Espero que nos llevemos bien, si necesitas ayuda en algo ya sabes aquí estaré.

_ Gracias, eres muy amable - sonreí sin mostrar los dientes para luego irme -

No estuvo tan mal, es cierto que no debes juzgar a las personas con una primera impresión. Vaya al fin conozco a alguien, además de aquel chico de ayer.

Flash Back

Tocan la puerta.

_ Entre.

_ ¿Necesitas ayuda en algo?

_ No, gracias.

_ ¿Haz terminado con los reportes escritos de hoy?

_ Sí.

_ Mandalos a mi ordenador para comprobarlos y después los imprimiré.

_ Enseguida.

_ Ah disculpa - pasa su mano por su frente-  ¿Eres la nueva cierto? ¡Qué descortés soy! Mi nombre es Tadeo - me extiende su mano -

_ Un gusto Tadeo, yo soy Marinet.

_ Bonito nombre.

_ Gracias. Ya lo he enviado.

_ Bien.

Fin del flash back.

Ambos me caen bien hasta ahora, se ve que son muy profesionales. Aunque no tengo nada que envidiarles, reconozco que están en un puesto superior al mío... De todos modos no es algo que me preocupe o que me incomode, estoy agradecida con trabajar aquí. También hay que reconocer que me han aceptado porque tengo  experiencia laboral, si no hubiese sido así sería más difícil conseguirlo.

Sin más comencé con lo que tenía que hacer. Hasta llegar la hora de descanso e ir directo a tomar el elevador pero justo antes de cerrar la puerta alguien la detiene.

_ Disculpa, también voy a abajo - habla Tadeo -

_ Pues vamos.

¿Otra vez tú? ~ me pregunté mentalmente-

_ ¿Cómo te ha ido tu día hoy? - se dirige a mí -

_ Normal.

_ Ah me alegra, ¿quieres ir a tomar un café?

_ Claro. ¿Cómo negarme?

Las puertas del elevador se abrieron, habíamos llegado al primer piso.

_ Espera, antes de ir debo hablar con él - menciona señalando a un señor -

_ ¿Perdona?

_ Hmm ¿qué ocurre?

_ ¿Por qué debería esperarte?

_ ¿Para tomar un café o no?

_ Espera - solté una risa irónica - Creo que no haz entendido, yo iré a tomar un café pero nunca dije que lo haría contigo.

_ Bueno haz lo que quieras - dice para luego irse -

¿Qué se ha creído? Apenas me conoció ayer, sé que no debo ser tan extremista pero no pienso entablar una amistad con cualquier persona, ni tampoco darle una sola pizca de confianza así de fácil.

Sin pensarlo mucho fui a por mi café y unas empanadas para luego regresar y trabajar hasta el final de la jornada.

(...)

Una vez acabé, salía del lugar y estuve trocando mi cuello ya que me había comenzado a doler de estar mucho tiempo frente a la PC.

Llegué a casa y preparé algo para la cena. Se me hacía muy aburrido que todos los días fueran iguales - suspiré -

Estuve pensando en leer, ver televisión, tal vez dormir. Pensé que convivir con otra persona sería fatal estaría metiéndose en todo lo que hago y un tanto incómodo. Sin embargo ahora en vez de sentir paz estoy cansada de esto, siento que cada día se repite una y otra vez. Esta tranquilidad que me inquieta, el silencio es presente a todas horas, una vez más puedo decir que la soledad es mi mejor amiga. No soporto más esto.

En este momento sentí el sonido de algo en la cocina que indicaba que ya estaba lista la comida. Fui hacia allá para desconectarlo, ni siquiera comí, busqué mi abrigo y a pesar de que ya debería ser de noche decidí salir para tomar un poco el aire.

Salí de casa sin destino alguno simplemente a caminar y ver a otros pasar. Miré hacia arriba para contemplar las estrellas pero apenas se veían. Lo único que estaba al alcance de mi vista eran las luces de la ciudad y aquí estoy una vez más cuestionandome todo. ¿Qué hago aquí? ¿Hay algo que me impide continuar? ¿Será tu recuerdo?... Quisiera saber si este será fugaz o duradero.

_ A pesar de encontrarme lejos, mi corazón se quedó junto contigo y por eso es que ahora me siento así. - expresé para mí misma al pensar en él -

¿Cuándo te dejaré de pensar? ¿Acaso me piensas? Preguntas inútiles que nunca tendrán respuesta.

¿Por qué al caer la noche nos deprimimos tanto? Está claro que no puedo ser exclusivamente yo quien se sienta así. ¿O será que soy muy melancólica?

Creo que se debe a que al llegar la noche, cuando se siente la presencia de la soledad y llega el tiempo de pensar... Es el peor momento de tortura que recibimos en el día, es cuando tu mente se apodera de tus emociones.

Volviendo en sí, no creo que sea bueno que continúe aquí. Me siento extraña entre tantas personas, todas van hacia algún lugar con un objetivo... Quizás a ver a alguien o a buscar algo. Luego de esas personas me encuentro yo, que no tengo objetivo alguno. Nada más importante que lo que suceda en mi propia vida.

Nunca pensé que diría esto pero... Quisiera tener alguien por quién preocuparme.

Sin darme cuenta ya había vuelto a casa, frente a mi puerta. Negué varias veces para tratar de sacarme todo de la cabeza por un momento, como si eso ayudase en algo.