┊PROLOGUE┊
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Una azabache se encontraba corriendo a la estación del tren. Iba cargada, un bolso con su laptop que llevaba colgando y en sus manos su cuaderno de anotaciones junto su lapicera y el libro nuevo que estaba leyendo, se suponía que el tren salía en cinco minutos, pero claro, al estar en una nueva ciudad, no midió los tiempo y asumió que llegaría en hora.
—(Felicidades Marcy, primer día laboral que tienes en Los Ángeles y ya lo arruinas así)—Pensó para sus adentro, bufando frustrada mientras se aproximaba cada vez más—(Si llego tarde van a cederle mi puesto a alguien más y la oportunidad de presentar mi novela será desechada a la basura, no puedo dejar que tres meses de trabajo se vayan a la mierda)—Siguió apurando su paso, dando pequeños golpes en su cabeza.
Se calmó más al ver que, milagrosamente, aún estaba a tiempo de subir. Sacó el tíquet lo más veloz que pudo y subió a un vagón al azar, el segundo si no había visto mal. Tomó asiento en el primer asiento disponible que observó, tratando de recobrar la compostura y calmar su agitada respiración.
Sería un viaje largo, aproximadamente unos 45 minutos, por ende, conecto sus auriculares a su celular mientras se ponía a leer el libro que llevaba entre sus manos.
Con cada parada que pasaba, el tren se iba llenando cada vez más, no fue hasta la tercera en donde notó aquella cabellera rubia ingresar al mismo vagón que ella. Simplemente se quedó parada junto a la puerta, observando su celular y ocasionalmente fijando su vista en el paisaje. Marcy desconocía el motivo, pero no podía despegar sus ojos miel de ella. Sentía la necesidad de conocerla más, ¿Cuál sería su nombre? ¿A dónde se dirigía? ¿Tendría pareja? Son respuestas que ella jamás conseguiría, después de todo, solo coincidieron un día al azar en el mismo vagón, seguramente no volvería a verla.
Estuvo tanto tiempo así que no se percató que su vista aún seguía fija en la rubia, cosa que la tomó por sorpresa al ver como los ojos azules conectaron con los de ella. Fueron los segundos más largos para Marcy, no podía dejar de verlos, estaba hipnotizada ante ella. La chica le dedicó una dulce sonrisa mientras guiñaba su ojo izquierdo. Con tan solo sentir el calor en su rostro supo que se encontraría roja cuál tomate. Volteó rápidamente la vista al libro entre sus manos, aún sintiendo unos ojos sobre ella.
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Tronaba los dedos de sus manos a medida que bajaba las largas escaleras de aquella elegante editorial. Fue una larga mañana y tarde para la joven Wu, quien apenas comió un sándwich y bebió una lata de Monster para mantenerse animada. Salió conforme del lugar, no habría comido, pero al menos su idea pareció impresionar a los ejecutivos de la empresa.
—¡Marbles!—Aquello la tomó por sorpresa, observó a una chica un poco más baja de estatura aferrase a ella con dulzura, la reconocería donde fuera.
—¿Annie? ¿Qué haces aquí? No me avisaste que vendrías—Correspondió al abrazo de su amiga apenas reaccionó—¡Te extrañé tanto!—
—¡Yo igual! Tres años sin verte fue una tortura, me quedé con tanta pena de no poder asistir a tu egreso de la universidad por ese viaje familiar.—
—¡Dije que no te hicieras problema con eso! La ceremonia fue aburrida, lo interesante era la fiesta después de que te entregan el diploma y ya eres un titulado—Ambas se alejaron, aún con una gran sonrisa en sus rostros.
—Me hubiera gustado ir, además, ¡Me hacías mucha falta Mar! Ya no tenía con quien bailar o hacer los trabajos—Comenzaron a caminar ya entre risas, dirigiéndose al auto de la tailandesa—¿Quieres venir un rato a casa? Mañana no tengo clases.—
—¡Con todo gusto! ¿Cómo están tus padres? ¿Y Dominó? ¿Va bien el restaurante? Ahora que vivo aquí tenemos mucho tiempo para ponernos al día, ¡Ya quiero que conozcas mi departamento!... ¿Y tu carrera universitaria?—
—Más lento Mar-Mar—La azabache soltó una risa nerviosa, su amiga le sonrió—Mis padres y Dominó genial, ¡Ansiosos por verte de nuevo! Al restaurante tampoco le ha estado yendo nada mal, los fines de semana me toca trabajar ya que está bastante lleno—Ambas hicieron una pausa a su charla para poder subir al auto, continuando con su charla.
—¡Me alegra escuchar eso!—Anne encendió el auto, dejándolo unos segundos en reposo antes de arrancar camino.
—Y la carrera bastante bien podría decir, la universidad no era tan mala después de todo.—
—Yo te dije, era cuestión de que te organizaras bien, es linda una vez le agarras la costumbre.—
—¿Y a ti futura escritora millonaria? Sé que te graduaste con honores por las fotos que me enviaste, ¡Además que tus libros son increíbles! Tu novela en donde la chica al final moría me rompió el corazón, bajé con los ojos hinchados de tanto llorar y mis padres me estuvieron interrogando lo que pareció una eternidad—Soltó una risa, dejando su mano en la palanca de cambio mientras arrancaba el auto.
—Hasta yo la pasé mal con ese libro, recuerdo cuando me llamaste después de leerlo, parecía que te habían golpeado—Las risas seguían llenando aquel ambiente, solo se reía así cuando estaba con ella—¿Y ya le hablaste a la chica linda de pelo azul? ¿Cuál era su nombre? ¿Kelli?—
—Terri—El rubor se esparció por su rostro.
—¡Ella! ¿Si le hablaste o no?—Asintió nerviosa, los pequeños chillidos de Marcy se hicieron presentes.
—Lo mínimo, ocasionalmente coincidimos en la biblioteca e intercambiamos algunas pocas palabras, por lo que se está estudiando para ser científica—Se encogió de hombros, aún sonriéndole a su amiga.
—Bueno, por lo menos es un avance, mejor eso a que no hablar.—
—¿Y qué hay de ti? ¿Aún nadie llama tu atención Marbles?—
—Annie, llegué hace una semana, mi cabeza estuvo metida en otras cosas, como organizar todo y acabar la idea de mi libro, no es como que el conocer a alguien esté en mis ideas principales—Le dirigió una risa—Además, sabes que el amor nunca fue lo mío.—
—¡Vamos Mars! Jamás en tu vida te enamoraste, ¡La atracción que sentías a algunas chicas nunca pasó a más! Solo estabas metida en los videojuegos y tus libros de ficción—La morena sonrió divertida.
—¡Y me alegra haberlo hecho! No como cierta persona que conozco que cada semana tenía un nuevo amor—Rodó los ojos mientras le daba un pequeño codazo a la menor—¡Ojos al frente y manos al volante que vamos a chocar Anne!—
—¡Ay no exageres Mar-Mar!—La mencionada rodó los ojos, negando.
—Aunque, si te soy sincera, hoy en el tren había una chica muy linda.—
—¿Le hablaste?—Negó—¿Por lo menos le pediste su número? ¿Algo?—
—¡Ya sabes que la vergüenza me gana! Además seguramente ni volvía a verla—Escuchó a su amiga liberar un suspiro—Pero hicimos contacto visual y Dios santo, ¡ERA UN ÁNGEL! ¡TE LO JURO!—
—¿Cómo era?—Dió una mirada curiosa a la taiwanesa, se colocó una mano en el mentón mientras recordaba.
—Alta, tés clara, tenía un lindo cabello rubio por encima de los hombros y unos ojos azules hipnotizantes—Al finalizar ya se encontraba roja de pies a cabeza, Anne solo comenzó a reír.
—Bueno, habrán sido 40 minutos pero de que te enamoraste no hay duda—Marcy negó avergonzada, haciendo que la morena solo riera—Aunque con esa descripción se parece mucho a una de mis compañeras de universidad.—
—Hay mucha gente rubia de ojos celestes Annie, sumado a que vivimos en Los Ángeles, no uno de esos pueblitos alejados donde se conocen entre todos.—
—Tienes razón, bueno, ¡Ya llegamos! ¡Mamá y Papá van a morirse cuando te vean! Ya extrañaban cocinarle a su fan número 1.—
—¡Y yo los extrañaba a ellos y esa rica comida Tailandesa que preparan!—
「 𖦹‧₊˚ ⋆ᡣ𐭩 ˚₊‧ 」
¡Nueva historia!
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