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「 𖦹‧₊˚ ⋆ᡣ𐭩 ˚₊‧ 」

Aproximadamente, dos meses habían pasado desde que Marcy había llegado a la ciudad de Los Ángeles.
En este tiempo debía de ir de Lunes a Viernes a la editorial, desde las nueve de la mañana, para así seguir el proceso sobre si aceptarían o no su idea. Era agotador, no eran más que juntas sumamente aburridas con otros escritores que, al igual que ella, esperaban su idea fuera aprobada. Finalmente, aquel viernes sería el día en donde le informarían en si tomarían su idea o no, teniendo en cuenta cómo sería recibido por el público y demás detalles.

Asimismo, en estos meses estuvo ayudando a los padres de Anne en el restaurante, librando así a su mejor amiga para que se concentre en los estudios y ganando dinero para seguir pagando la renta de su departamento. Pese que los señores Boonchuy le habían insistido más de una vez en que viviera con ellos, Marcy quería ser independiente, así como tampoco querría ocupar la casa de su mejor amiga.

Allí estaba, subiendo al tren mientras tomaba asiento en el que ya parecía ser su lugar, siempre se sentaba en el mismo. Aquel día el tren iba más vacío que de costumbre, cosa que la alegraba. En la tercera parada la volvió a observar, durante aquellos dos meses siempre se la terminaba cruzando a ella, "La misteriosa chica linda del Tren" Como Anne solía apodarla para molestarla.

—(Las ganas de hablarle constantemente me sobrepasan, pero sería incómodo, digo, si a mi me hablara una chica cualquiera no me sería incómoda, pero a lo mejor a ella sí)—Durante aquel periodo de tiempo, siempre hacía lo mismo, debatirse el si debería de hablarle o simplemente seguir como estaban.

Era casi rutinario, sentarse con la música al máximo, esperar a que ella suba y quedársela viendo con la mayor sonrisa tonta que tenía hasta que la rubia volteara y fingiera como si no llevara minutos viéndola fijamente. Seguramente Anne le diría que parecía una idiota con aquella sonrisa, incluso ella a veces llegaba a pensarlo.

Aquel día fue algo diferente, al verla de reojo, notaba que aquellas hipnotizantes orbes azules ya estaban clavados en ella, cosa que la ponía nerviosa y hacía que volviera la vista al frente, perdiéndose en la música que escuchaba.
Todo aquel viaje fue así, como siempre, sin intercambiar palabras, pero sí que más de una mirada.

Para tratar de ignorar aquello, cerró sus ojos y se reclinó sutilmente contra el asiento, la noche pasada no había podido conciliar bien el sueño. Para su mala fortuna, esto no funcionó, al abrirlos solo noto que la siguiente era su parada, así como aquellos ojos azules seguían cada mínimo movimiento que daba.

Era curioso, solía bajarse un par de paradas antes que la de ella, pero prefirió no pensarlo mucho y simplemente prepararse para bajar.
Noto que debería de pasar a su lado, después de todo, la rubia siempre se quedaba parada a un lado de la puerta. Evitándola y tratando de hacer el mínimo contacto visual posible, sintió a alguien tocarle sutilmente el hombro.

—Disculpa Jovencita, ¿Es esta tu parada?—Una señora de una edad bastante avanzada sonreía dulcemente a Marcy, parecía estar cargada con una bolsa algo pesada.

—¡Así es! ¿Puedo ayudarla en algo señora?—Le regaló una pequeña sonrisa, viendo la parada aproximarse.

—¿Te molestaría ayudar a una anciana como yo? Ciertamente los dolores me dificultan mucho el moverme.—

—¡Claro que sí! No tengo problema alguno—Marcy la tomó del brazo y cargó su bolsa, regalándole una sonrisa mientras la ayudaba a bajar junto a ella.

Sintió como algo le jalaba débilmente su cabello azabache al bajar, prefirió ignorarlo, a lo mejor había sido la brisa otoñal sorprendiéndola de golpe.

—Muchísimas gracias dulzura, ¿Podrías regalarme tu nombre?—Marcy asintió, dejando la bolsa a un lado de la mujer.

—¡Fue un placer ayudarla señora! Mi nombre es Marcy Wu—Continuó firme con su sonrisa, perdiendo la noción del tiempo—¿Necesita ayuda con algo más? ¿Cómo a llevar esta bolsa a su casa? Creo aún estar a tiempo.—

—No hace falta llamarme señora, Croa está bien tesoro—Comenzó a rebuscar en su bolso—Y no te preocupes más, vivo a un par de cuadras de esta avenida, llegaré en un parpadeo—Marcy dejó escapar de sus labios una pequeña risa—¿Puedo compensarte invitándote a algún lugar? ¿Dándote dinero?—Negó apenada.

—¡Por favor! No hace falta alguna, con tal de ayudarla me quedo satisfecha—La mujer no parecía muy complasida ante la respuesta.

—Bueno, Marcy, te invito a la casa de esta humilde anciana para hacer un rico Pie, ¿De qué sabor te gusta?—

—¡De lo que sea está bien señora Croa! Pero tristemente tendremos que dejarlo para otro día, me agarró yendo al trabajo y tengo que estar en—Volteó a ver su celular—¿¡7 MINUTOS!?—

—Está bien belleza, no te atraso más, ¿Tomas este tren todos los días?—Asintió con cierta curiosidad—Bueno, estaré pendiente de volver a verte y agendar nuevamente para hacer un pie.—

—¡Nada me haría más feliz! ¡Hasta otro día señora Croa!—Suponía que, a lo mejor, jamás volvería a verla, pero era lindo saber que aún había gente así de amable—(Si no me apuro más, no habrá duda de que van a tirar mi idea por el caño).—

Corrió lo más rápido que pudo, nunca había corrido tanto como aquella mañana, ciertamente los deportes jamás habían sido su fuerte. Al entrar a la recepción, escuchó una risa detrás del mostrador.

—Parece que no fue una buena mañana para ti, Mars—La menor le dedicaba una sonrisa.

—¡Buenos días Madd! Tuve algunos percances y me terminé atrasando, por favor no me digas que ya me llamaron.—

—Aún no—Liberó un suspiro, escuchando una pequeña risa por parte de Maddie—Tal parece que la cita con el joven antes de ti se aplazó más de lo previsto.—

Hacía años que conocía a Maddie, estudiaban en la misma secundaria, incluso fue ella la que le consiguió la oportunidad con esta editorial tan prestigiosa. Pero claro, Maddie era dos años menor, por lo que había conseguido aquel trabajo mientras continuaba estudiando.

—¡Se arrepentirá de no haber tomado mi idea!—Un chico bastante molesto se fue pisoteando lo más fuerte que podía, incluso cerró con tanta fuerza la puerta de cristal que por poco la rompe.

—Marcy Regina Wu, es su turno de pasar—La voz grave de aquel hombre le puso los pelos de punta.

—¡Ve con todo Mars!—Maddie le regaló un pulgar arriba con una de aquellas sonrisas confortantes que daba.

Marcy liberó un suspiro mientras entraba en la oficina, encontrándose nada más ni nada menos que con la cabeza de aquella empresa, Andrias Leviathan.

—Toma asiento por favor—Obedeció a la petición.

—Antes que nada, si hay algo que no le gusto de la trama, ¡Déjeme decirle que puedo cambiarlo!—El miedo se apoderaba de ella, esperaba no correr la misma suerte que el chico antes de ella.

—No te adelantes Marcy—Soltó una risa, haciendo que la azabache tuviera que acoplarse, avergonzada—Antes que nada quiero saber más sobre tu vida, ¿Que fue lo que te impulsó a ser escritora?—Parpadeó un par de veces, desconcertada.

—Bueno, desde que tengo uso de la razón la escritura y dibujo son dos cosas que me apasionaron, mi madre siempre solía decirme que tenía una especie de "Don" en lo que hacía—Liberó una pequeña risa—La idea en sí de ser escritora comencé a planteármela a mis 14 años, teníamos que hacer una redacción sobre nuestro trabajo soñado y fue allí donde comencé a preguntarme qué era lo que yo realmente quería para mi futuro, y bueno, acá me tienen, 8 años después—Una sonrisa algo nostálgica se mostró en su rostro.

—Así lo veo, ¿Tuviste alguna motivación en particular? Ya sabes, alguien que te impulsara a seguir tu sueño—Hizo una breve anotación ante las palabras de la azabache, dejándola curiosa.

—Bueno, la persona que sin lugar a duda fue la que más me ayudó en esto y lo sigue haciendo es alguien muy especial para mí.—

—¿De quién se trata? ¿Alguno de tus padres? ¿Tu novio?—Aquello último solo la hizo sentir más incómoda.

—Bueno, no es familia como tal, pero cuando yo tenía 6 años mis padres le pagaban a una niña de 14 años por cuidarme, su nombre es Olivia y a día de hoy la quiero como mi "Madre adoptiva"—Una sonrisa se formó en su rostro al hablar de la de cabellos azulados—Nunca me hizo sentir mal por desear algo "poco común", dijo que si le ponía empeño podría lograr esto y más, me recomendó cursos para mejorar mi redacción y fue ella la que aplicó para que pudiera asistir a la universidad en donde me terminé graduando con honores.—

—La familia son todos aquellos que tú consideres, no necesariamente deben de estar unidos por lazos sanguíneos.—

—¡Es verdad! Ella siempre fue mi soporte, en más de una ocasión, la considero más familia que a nadie—Una pequeña sonrisa se escapó de sus labios—También conté con el apoyo de mi mejor amiga y de Maddie.—

—Ya veo, que lindo a decir verdad—Aclaró su garganta—Y si, Maddie fue la que te recomendó aquí para que te diéramos la oportunidad de presentarte, pero volviendo al asunto, ¿Utilizas alguna técnica al escribir? ¿Algún método que hayas aprendido? Debo de reconocer que lo haces de maravilla, digno de admirar—Sintió sus mejillas calentarse al final, ciertamente se ponía así por el más mínimo halago.

—¡Muchísimas gracias señor! Nunca utilicé alguna técnica como tal, solamente lo dejo fluir, escribir lo que siento en el momento y con más de una leída irlo perfeccionando a mi gusto—Andrias continuó con aquellas anotaciones tan misteriosas, Marcy cada vez se impacientaba más en saber que era aquello que tanto escribía.

—Para ir finalizando, ¿Ya habías presentado ideas antes? ¿Cómo fue que llegaste hasta esta idea? Quiero decir, no a cualquiera se le ocurre una historia tan fuerte pero emotiva a la vez, haciéndote amar e identificarte con los personajes.—

—Bueno, justamente a mis 14 publiqué en formato virtual una serie de cómics con personajes inventados, no era la mejor artista ni la mejor trama, pero los que lo consumían parecía gustarles—Recordó aquello con una sonrisa nostálgica, había logrado mucho—Con respecto a mis ideas, muchas veces se me ocurren viendo series o películas, me encanta verlas, y normalmente pienso cosas como "Serie mejor si sacarás estoy le agregarán esto y aquello", se podría decir que de ahí van surgiendo—Se notaba nerviosa, lo cierto era que esto último no era más que una pequeña mentira, pero no podría decirle que las ideas le venían mientras se duchaba y cantaba a todo volumen.

—Muy bien Marcy, creo que es la hora de revelarte por lo que haz venido, ¿No?—Su mirada reflejaba emoción.

—Cuando usted quiera dígalo señor Andrias, sea cual sea la decisión la aceptaré, sin hacer ningún gesto inmaduro—Mentía si decía que no estaba nerviosa, ella creía haberse esforzado lo suficiente en su idea, merecía una oportunidad de ser presentada a la sociedad.

—Bueno, después de un largo análisis en cuanto a cómo podría ser recibida por el público al que va dirigido esta obra, la originalidad de la historia y bastantes cosas más, en base a este análisis llegamos a la conclusión que podría llegar a ser un total éxito—Sus ojos se abrieron de golpe, brillando más que de costumbre.

—¿Habla en serio?—Quería saltar allí mismo, el dolor de estómago a causa de los nervios desapareció con tan solo escuchar esas palabras.

—Más que nunca Marcy, la relación de personajes principales que tu historia plantea, el desenlace de acontecimientos, problema y cierre es inigualable, por eso pregunté tanto acerca de tu formación, es una maravilla, deleitaría a cualquiera que la leyera.—

—Muchas gracias! En verdad, yo... Me dejó sin palabras, no es que pensara que fuera mala o algo por el estilo, se lo mucho que me costó, pero no puedo dejar de estar impresionada—Andrias soltó una pequeña risa, acercándose a la menor.

—Nos gustaría asociarnos contigo, Marcy Wu, para dentro de dos meses necesitamos la novela completa, así como si quieres agregar alguna ilustración puedes hacerlo, pero es importante que prometas cumplir con el plazo acordado—Extendió un contrato, la azabache se tomó sus minutos de leerlo antes de firmarlo—¿Qué dices?—

—¡Sería un placer!—Firmó, entregándole la hoja mientras estrechaban las manos—¡Muchísimas gracias señor Andrias por la oportunidad! ¡Estoy segura que no se arrepentirán de su decisión!—

—Eso esperamos, que tengas linda tarde Marcy—Se retiró aún descolocada.

—¿Qué pasó allí dentro? ¿Marcy?—Su mirada era indescifrable, la curiosidad de Maddie crecía con los segundos.

—Adivina a quien vas a seguir viendo por estos lados—La menor saltó a abrazarla, siendo correspondida de inmediato.

—¡Felicidades Mars! ¡Sabía que lo lograrías!—Marcy no podía creerlo, daba pequeños saltos aún aferrándose a su amiga—Pero, ¿Por qué debes de seguir viniendo?—

—Por lo que entendí en el contrato, es para poder ir avanzando de a poco en la historia con profesionales que puedan sugerirme cosas, pero se redujo mi horario, ahora solo son unas dos horas diarias.—

—Sigue siendo mucho—Bufó—Igual, mejor así, ya no aguantaba tenerte más de tres horas por aquí—Bromeó, sintiendo el codazo de la azabache.

—¡Vamos! ¡Soy quien te alegra las mañanas y te salva de estar aburrida en esa silla!—

「 𖦹‧₊˚ ⋆ᡣ𐭩 ˚₊‧ 」

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