14. Disculpas y Sorpresas
Narra John
-¿Paul?-la voz de Linda y golpes en la puerta me despertaron.
Paul estaba casi acostado sobre mí, con la respiración acompasada al tictac del reloj, lo moví un poco para hacerlo despertar y conservar nuestras vidas.
-Paulie...-susurré y lo sacudí-Paul, cariño, despierta-Paul abrió los ojos y frunció el entrecejo, pasado un par de segundos reaccionó.
-¿Paul, estás aquí?-gritó Linda de nuevo.
-En seguida voy, Lily-le contestó McCartney un poco aturdido y la rubia dejó de tocar.
Agradecía que la esposa del pelinegro tuviera tanto respeto a su privacidad, bien pudo abrir la puerta y encontrarnos desnudos, dormidos en un sillón.
Paul se sentó en el sillón, se giró un poco y me miró a los ojos esbozando una tímida sonrisa.
-Johnny...-acarició mi rostro con su pulgar, reí de alegría.
Retiré su mano de mi rostro y la besé con delicadeza, después lo jalé sobre mí para besarlo. Acaricié su espalda desnuda y pude sentirlo estremecer ante mi tacto, sé que-igual que yo-extrañaba que esto sucediera.
-Debemos salir, Paulie-dije en voz baja, Paul me dio un beso corto en los labios y se separó de mí para comenzar a vestirse.
Cuando los dos estábamos lo suficientemente presentables para salir, fuimos a nuestras habitaciones. Afortunadamente Yoko seguía dormida, sólo tomé una ducha y cambié mi ropa, todo con una sonrisa estúpida en el rostro, no pude dejar de pensar es la noche tan maravillosa que pasé con Paul.
A pesar de que me moría de cansancio, llamé a Yoko para que fuéramos a desayunar.
Ya en la mesa, Linda hablaba y reía con sus hijos, Yoko y Sean también intervenían de vez en cuando, los únicos que estábamos en silencio éramos Paul y yo. Metíamos comida en nuestra boca, nos mirábamos, sonreíamos y masticábamos, el mismo procedimiento se repitió durante todo el desayuno.
-¿Qué sucede, Paul?-preguntó Linda al notar que su marido no había hablado en absoluto.
-No sucede nada, cariño, es sólo que he estado pensando y...creo que John y yo podríamos intentar volver a escribir juntos.-Paul alternaba la mirada entre su esposa y yo esperando una reacción por alguna de las dos partes.
-A mí me parece una buena idea-mencioné antes de meter un pedazo de fruta a mi boca y sonreír.
-Supongo que están seguros de lo se están haciendo-el tono de voz de Linda delataba algo de molestia.
-Sólo es una canción, Lin-dijo Paul con dulzura.
-Opino lo mismo que Linda. John, esto puede ser mas conflictivo de lo que parece.
-Deben tranquilizarse, señoras, es sólo una idea.-sonreí burlón, lo que las hizo enojar más, Paul rió y acarició la mano de Linda que estaba sobre la mesa, bajé la mirada y no volví a verlos el resto del desayuno.
Mi estancia aquí me ha hecho sentir extraño, no sólo por Linda, era todo. Nadie, absolutamente nadie comía carne, la leche era de soya y el tōfu es la cosa más desagradable que he probado jamás. Nos iremos a casa tal vez en dos o tres días, pero sin dudarlo puedo decir que seguiré viendo a Paul.
Ya eran las 2 de la tarde, Sean y yo salimos al jardín a jugar como era costumbre desde que puedo caminar. Sean me dejó sólo cuando James salió con Arold, el perro que Paul le había regalado, es nieto de Martha, me agradaba, pero definitivamente lo mío son los gatos.
Estaba sentado en el pasto cuando sentí que alguien estaba a mi lado, al voltear me llevé una sorpresa.
-Linda, ¿Qué se te ofrece?-Intenté ser amable, aunque me duela reconocerlo, ella no me había hecho nada.
-¿No te encanta ser padre, John?-preguntó mirando a mi hijo correr con Arold.
-Es hermoso tener en tus brazos a un ser que es fruto de tu amor con otra persona-Miré mis manos-. Eso es lo que pasó con Paul y contigo, lo haces increíblemente feliz.-La rubia sonrió levemente-Pero...eso me duele, ¿sabes? Él nunca debió irse, pero lo hizo, te encontró y ya no sé como soportarlo.
-No puedes venir y cambiar todo en nuestra vida, no sería justo-asentí sin más que decir al respecto.
-Perdón.
-¿Por qué?
-Por todo; por las cartas que les mandé hace años, por las cosas tan desagradables que pude haberte dicho, por lo que pasó antes de que saliera del hospital-suspiré con pesadez
-Todos estaban enojados, John, además tú y yo nunca fuimos los mejores amigos, fueron arrebatos, nada más.-me miró a los ojos-Estás perdonado-me dijo pasando una mano por su cabello para después dármela, sonreí y estreché su mano.
El sonido del timbre interrumpió el izar de la bandera blanca, Linda y yo nos levantamos, a lo lejos podía ver a alguien, pero está de más decir que no distinguía quien era.
Llegamos a la entrada, un escalofrío me recorrió.
Era Julian.
Linda lo dejó entrar y sin espera alguna se abrazaron, esta mujer siempre se ha llevado bien con todos menos conmigo y las fans de Paul.
Cuando se separaron Julian no dijo nada mientras me miraba, pasaron algunos segundos, pensó bastante, pero al final me abrazó, nos abrazamos.
Quería preguntarle dónde estaba Cynthia, qué había pasado con ellos, sí sabían de lo que hubo con Paul, pero no era el momento, sólo éramos nosotros, estábamos juntos, y por primera vez pude transmitirle a Jules amor en un abrazo.
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